¿Cómo enseñar a nuestro gato a usar rascadores?

Esta misma semana os contaba que un gato vale más que cualquier mueble. En aquel post salió el tema de cómo enseñar a un gato a usar rascadores en lugar de sofás, sillas o librerías y varios me pedisteis que escribiera al respecto.

Pues allá vamos.

Lo primero que quiero destacar es que, por muy bien que hayamos enseñado a nuestro gato a rascar las uñas allí donde nosotros queremos, sigue siendo más que probable que encontremos enganchones en cortinas, tapicerías y maderas. Y debemos mentalizarnos de que no pasa nada. Si queremos compartir nuestra vida con uno de estos animales más nos vale asumir que las cosas son menos que un ser vivo y que ningún gato, por bien educado que esté, es un soldado prusiano.

Mi madre siempre decía que las casas estaban para vivirlas, no para exhibirlas. Se refería a dejar jugar a los niños, pero la filosofía viene a ser la misma. Y si no vamos a estar dispuestos a renunciar a vivir en una digna de revista de decoración, mejor no sumar un animal a la familia.

Ahora sí, vamos al lío: ¿Cómo enseñar a nuestro gato a usar los rascadores?. Pues la regla de oro es tener mucha paciencia y mucha constancia.

Es imprescindible  observar al gato porque:

  • Es recomendable ubicar los rascadores en los lugares que hayamos localizado que le gustan para afilarse las uñas, no en aquellos que nosotros creamos que quedan bien o estorban poco. Si le gusta un lateral del sofá, ahí debe ir.
  • Fijaos también en los materiales que prefiere para rascar. Si es de los que se pirrar por el sillón de cuero artificial, buscad un rascador de consistencia y material semejante.
  • Por último  hay que tomar nota de la postura. Muchos gatos gustan de superficies verticales, pero otros se las buscan en ángulo, y no pocos tiran de superficies horizontales.

Es decir. Mirad bien cómo se comporta y él mismo nos dirá lo que prefiere. Suelen preferir rascadores estables. Y elegir el mejor tipo de rascador, pese a toda la observación, es prueba y error. Pero hay todo tipo de rascadores muy baratos. Yo no gastaría un dineral en el súper  rascador a menos que tuviera clarísimo que es del tipo que a mi gato le encanta.

También podemos fabricarlos nosotros; el típico rascador casero es un cartón de los del papel de cocina envuelto en cuerda. Pero a poco que busquéis en Internet veréis muchas ideas, que además son manualidades divertidas de hacer con niños.

Y hay cosas que no son rascadores pero a muchos gatos les encantan a tal efecto, como los felpudos o determinados tipos de cajas, cestas, alfombras o esteras baratitas.

¿Cómo enseñarles? Siempre desde el refuerzo positivo y nunca con el castigo. Asociando el sitio del rascador al juego y a las golosinas. Estar ahí afilándose las uñas tiene que molar. Si me llevan desde el sofá que tanto me gusta en volandas y entre gritos al rascador es poco probable que le coja gusto.

Sí que es buena idea cuando le vemos rascándose en el sofá decirle que no, con calma, y llevarle al rascador, pero una vez allí tenemos que jugar con él, con las plumitas o cascabeles que cuelguen o hayamos añadido al chisme, y premiarle.

A veces funciona que nos vea a nosotros rascar con nuestras uñas, aunque os cueste creerlo, o frotarlo con algo que tenga el olor de nuestro gato o con hierba gatera.

Paciencia y constancia como os decía. Y también mucha calma y premiar el comportamiento que queremos.

Es cierto que es más difícil limitar hábitos adquiridos que enseñar de nuevas, pero los gatos adultos también pueden aprender. Y los más mayores tienden a ser menos rascadores que los que están en la infancia y la adolescencia. Otro punto a favor para adoptar un adulto.

¡Ah! Y si tenemos más de un gato es más que probable que cada uno necesite su propio rascador, incluso que se parezcan poco en sus gustos de rascado.

Si tenéis más trucos o consejos, son bienvenidos en  los comentarios.

Estos ocho pequeños fueron abandonados este jueves en una clínica veterinaria en Ocaña. Se necesita para ellos acogidas y adopciones urgentes en Madrid y Toledo.

Difusión por favor.

Contacto: 678462894 y 687085875

12 comentarios

  1. Dice ser Ignotis parentibus

    Con las dos patas delanteras y también puedes enseñarle a abrocharse los zapatos, poner la tele, mear haciendo el pino y bailar un tango.

    17 junio 2017 | 14:33

  2. Dice ser avestruz

    A mi me funcionó haciendo que me rascaba las uñas en el vertical, hace 7 años ya 🙂

    17 junio 2017 | 14:46

  3. Dice ser Ignotis parentibus

    HACE TIEMPO UN CHUCHO, EN EL BLOQUE DONDE VIVO, SE PARABA SIEMPRE A LADRAR Y SE ESTABA TIEMPO Y TIEMPO. UN DIA SALI A LA PUERTA Y COMO SEGUIA ALLÍ LADRANDO LE METÍ UN PIE ENTRE LAS PATAS Y LE EMPOTRE EN LA PARED. VOLÓ UNOS CINCO METROS Y CUANDO CAYÓ AL SUELO CORRIÓ AULLANDO POR EL DOLOR DEL HOSTION RECIBIDO. NO VOLVIÓ A LADRAR.

    17 junio 2017 | 15:08

  4. Dice ser Para el 1

    Muchach@, creo que como nick te pegaría más intelligentia ignotum, visto tu comentario… ¡De nada!

    17 junio 2017 | 15:11

  5. Dice ser Ignotis parentibus

    A

    Para el 1

    Ya veo para que te ha servido la intelligentia esa de q hablas.

    17 junio 2017 | 15:22

  6. Dice ser Joaquín

    Demasiado artículo para un problema tan pequeño. Él gato usará como rascador lo que le sea más cómodo y, a su vez, lo que huela a él. El primer problema ya está solucionado (un rascador está diseñado específicamente para esa función). El segundo problema (que huela a él) es muy sencillo de llevar a cabo.

    A todos los gatos les gusta perseguir cuerdas para jugar. En plena “cacería” solo hay que pasar la cuerda por el rascador y permitir que el gato la atrape. Ya habremos conseguido que deje su olor en el rascador y en muy pocos días se habituará a rascar ahí.,

    17 junio 2017 | 17:34

  7. Dice ser Asun

    A mi gato le pirran las alfombrillas de limpiarse los pies, así que compré varias en la tienda de los chinos y se las tengo repartidas por la casa. Mano de santo.

    17 junio 2017 | 21:29

  8. Dice ser Carmen

    Es por personas (?) como Ignotis parentibus (de padres desconocidos) que este país aún anda plagado de parásitos virtuales que o bien no aportan ni a la sociedad en general ni vía Internet o bien se dedican las 24H a trolear con el fin de ridiculizar las opiniones ajenas que no encajan en su microscópico cerebro. O quizás simplemente busca putear una y otra vez no se sabe exactamente con qué fin: ¿realizarse como persona, ser más rico, más guapo, más alto, más gracioso, ganar atención inmerecida? Todo una incógnita.
    El problema con estos tóxicos parásitos virtuales es que tanto creen que caen en gracia como que son graciosos. Pues no, ni lo uno ni lo otro. Y es que incluso para causar gracia hay que tener inteligencia. Para molestar hay que tener ingenio y sentido de la sátira.
    Si no estás de acuerdo con dar segundas oportunidades a un animal, no lo hagas. Nadie está obligado a ello. Y la libertad de expresión no es libertad de humillación. No te olvides.

    18 junio 2017 | 9:50

  9. Dice ser Me

    Muy bien escrito Carmen, tolerancia cero a los trolls…..

    18 junio 2017 | 10:03

  10. Dice ser melon

    no estaria mal que te pegaran una patada a ti en los huevos ignotus a ver si aprendes algo de respeto y dejas de ladrar.

    18 junio 2017 | 12:10

  11. Dice ser jose

    Importante educar a nuestros gatos desde bien pequeños para que luego no nos llevemos sorpresas cuando revisemos los muebles o cortinas…

    19 junio 2017 | 15:20

  12. Dice ser Carla

    Mi gato se afila las uñas en la puerta del frigorífico, he tenido que poner un pestillo para que no lo abra, los sofás ni tocar.

    @ Dice ser Carmen

    Todo el mundo sabe lo que significa «Ignotis parentibus»
    Tú, las segundas oportunidades las has agotado todas, pero sigues siendo muy divertida, Carmen, tú si que eres troll, pero te crees inimputable, Carmen. 😉

    20 junio 2017 | 0:19

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