El escritor de novelas policíacas y político de Chesús Yuste (Zaragoza, 1963), uno de los rostros más reconocibles de la Chunta Aragonesista, es el portavoz de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Animales (APDDA), una organización que integra a parlamentarios de diferentes fuerzas políticas preocupados por la protección de los animales, que arrancó cumplirá diez años en diciembre y a la que Yuste se unió en 2012.
¿En qué posición estaría España respeto a Europa respecto a protección y maltrato animal?
Posiblemente no hay ningún país en Europa que tenga el nivel de maltrato animal tan institucionalizado que hay en España. Siempre lo atribuyo a que la Ilustración en España no pudo culminar su proyecto y la reacción fue brutal. Prácticas bárbaras que fueron erradicadas en todo el continente, en España han sobrevivido. Y es un problema.
¿Diría que en materia de protección animal está habiendo un cambio a mejor?
Sí que invita al optimismo, pero yo reconozco que soy optimista. Creo que objetivamente en los últimos años ha habido un avance enorme en un montón de cosas, la sociedad está avanzando a pasos agigantados. Es enormemente estimulante ver cómo están cambiando las cosas, cosas que antes parecían impensables y que ahora parece que se pueden conseguir.
Está habiendo noticias positivas de todos los puntos cardinales. En unas comunidades autónomas se avanza en unas cosas y en otras, en otras. Y de distintos colores políticos que es lo que a mí me parece más interesante. Pero también de todas las comunidades nos llegan noticias desastrosas. Soy optimista, pero sabemos dónde estamos y lo mucho que queda por avanzar. El trabajo es inagotable.
¿También en un plano político?
Estamos en una legislatura interesantísima por el hecho de que estemos en una legislatura abierta, sin mayoría absoluta, que obliga a la gente a ponerse de acuerdo. La protección animal se ha incluido ya en la agenda política de una manera muy potente que yo creo que ya no tiene vuelta atrás. Hay varios grupos parlamentarios que tienen su propia agenda en cuanto a presentar iniciativas relacionadas con el bienestar animal, con la protección animal, con erradicar el maltrato animal… y que haya varios grupos tanteando iniciativas de este tipo es tremendamente interesante porque estamos hablando de un asunto muy transversal y eso va a obligar a la gente a ponerse de acuerdo.
Se han logrado cosas interesantes como el acuerdo unánime de la reforma del código civil, que se puede decir que va de suyo porque lo pide el tratado de Lisboa, pero hasta ahora no estaba tan claro que hubiera una mayoría en esa dirección. Yo creo que ahora sí hay una mayoría como para aprobar una ley marco de protección animal, como para aprobar el sacrificio cero. Que incluso en comunidades con mayoría del PP estén planteándose mejorar las leyes de protección animal que tienen creo que demuestra que estamos en un momento de cambio.
¿Qué debería tener esa ley marco?
Esa ley seguro que va a abordar el sacrificio cero, seguro que va a abordar el tema de las campañas de adopción. Regulará o no la prohibición de venta de animales de compañía en función de si hay una mayoría que lo permita. Pero en el índice de contenidos de ese proyecto de ley estarán el 90% de cosas que se reclaman, como el registro de perros de caza. No creo que haya una mayoría para la prohibición de la caza con perro, pero todo eso entrará en el menú, en el índice de esa ley marco de protección animal.
¿Cuándo cree que será una realidad?
Yo espero que en esta legislatura. Depende de si la legislatura es larga para que haya tiempo para debatir estas cosas, de si Rajoy saca los presupuestos ahora en junio.
Hace tres años ya hubo una propuesta del PP de hacer una ley nacional que quedó en nada.
Hubo un amago cojo, solo de perros y gatos, de tenencia y compraventa, y avanzaron dos medidas muy potentes, no sé si como globo sonda, que eran el registro de los perros de caza y la prohibición de venta en tiendas. Y los dos recibieron, por supuesto, la reacción airada de los lobbies respectivos y el Gobierno decidió al final meter el tema en un cajón. Vamos a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Ahora el gobierno no tiene mayoría absoluta y el Gobierno además de tener en cuenta la presión de los lobbies implicados tendrá que tener presente la de los otros grupos parlamentarios y la del movimiento animalista, que cada vez es más amplio y organizado y tiene una capacidad de influencia social enorme porque va con el signo de los tiempos.
Esa ley se centraba en los animales de compañía. ¿Diría que serán los impulsores de esta mayor sensibilización?
Con el tema de los animales de compañía posiblemente va a ser más fácil alcanzar mayorías en las instituciones que cuando hablamos, por ejemplo, de la tauromaquia. Lo que pasa es que estoy convencido de que en el momento en que cambie el paradigma, en el que las administraciones se pongan del lado de la sociedad, del lado de reconocer los derechos de los animales y que los animales, todos ellos, son seres sintientes y por tanto tienen derecho a la protección de las leyes, eso evidentemente irá encaminado a cuestionar que haya animales en circos, que se maten herbívoros en espectáculos públicos después de unas torturas brutales, etcétera. Hay gente que comenzará convenciéndose de que no puede ser que en las perreras se mate alegremente a perros y gatos solo porque están abandonados, y de ahí pasará a que tampoco hay porque matar a otros.
El problema de la agenda animalista es que es inabarcable. No tiene final. Por eso el propio ente animalista ha atendido mucho a la especialización y a que haya asociaciones de temas muy concretos. Y tiene sentido que así lo sea porque la complejidad de todo lo que estamos hablando es enorme. Nosotros tenemos que tener una visión global de todo y aprovechamos el trabajo de los que saben, de los centenares de asociaciones que trabajan con los centenares de casuísticas concretas relacionadas con los animales.
Como la causa es enorme a veces tenemos la sensación de que se consiga lo que se consiga, cada vez que tenemos una pequeña victoria, somos muy críticos y parece insuficiente. Cabe ese análisis y es legítimo, pero yo creo que las pequeñas victorias hay que celebrarlas.
¿A qué se refiere?
Por ejemplo, el hecho de que el Toro de la Vega ya no se pueda celebrar como se celebraba es un avance. Todavía es una barbaridad y al toro le acaban torturando y lo matan después, esa es la pequeña venganza que les queda, pero han perdido. Dentro de la lista de mayores barbaridades que hay que enfrentar, pues el Toro de la Vega ya no es la primera. Ahora hay que ir a por el siguiente. La batalla es larga y los objetivos son muchos. Alegrémonos de lo que hemos conseguido.
Los problemas son mil y nos llegan los mil problemas. Hay algunos que son de ámbito municipal, otros autonómicos, otros son cuestiones sociales. Intentamos servir de altavoz para todo y el formato de pregunta parlamentaria nos da mucho juego, pero realmente nuestro objetivo es trabajar en el ámbito propio que tenemos: Código Civil, Penal, Ley Marco de Protección Animal en la que encajarían la mayoría de propuestas que se nos hacen. Nuestro objetivo fundamental son una serie de asuntos que entendemos que son los que mejor pueden resolver todos los problemas que hay encima de la mesa, pero no hablamos todo el rato de todos los problemas que tenemos encima de la mesa. Desde la regulación de exóticos hasta la tauromaquia.
Antes hablaba de los lobbies de cazadores y taurinos, ¿les nota más preocupados?
Que el adversario esté preocupado es muy buena señal. Antes no lo estaban porque los animalistas eran una minoría extravagante.Ellos de repente se dan cuenta de que están perdiendo la batalla, van para atrás.
Pero el enemigo también juega. En estos momentos en que las corridas están en regresión estamos asistiendo a una proliferación de festejos populares con vaquillas. Y todo porque el empresario taurino que no logra vender reses para corridas lo que hace es vender vaquillas muy baratas para crear esa afición en los pueblos. Y es una tragedia que se está extendiendo mucho y que va a ser el siguiente problema que tenemos que afrontar.
Imagino que en los diez años de existencia de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Animales también ha vivido en primera persona ese cambio de paradigma.
En el embrión de la APDDA estaba Curro Garrido, uno de los padres fundadores, diputado verde por Sevilla. Defendía el Proyecto Gran Simio en la Cámara y se le ridiculizaba, y en la prensa más conservadora le dedicaban dibujos como la caricatura de Darwin. Y hace tres años el Gobierno del PP traspone la directiva europea relacionada con la investigación con animales y en su primer artículo lo que dice que esta prohibido experimentar con grandes simios porque son los más parecidos a los seres humanos. A mí lo que más me impresionó fue que lo describe “dícese de los primates no humanos”. Es decir, que reconoce que somos primates. Y aquellos mismos medios que se reían de Curro Garrido ahora aprueban sin ningún problema que nosotros somos primates y no se puede experimentar con ellos. Ese salto tremendo se ha producido solo en diez años.
¿Cuántos integrantes tiene ahora APDDA?
En el momento fundacional de la asociación había siete diputados, la mayoría catalanes y que provenían del mundo político verde, y ahora tenemos más de setenta y gente de todos los partidos. Y en todos los partidos hay gente preocupada por los animales y todos los grupos parlamentarios tienen en mente iniciativas relacionadas con los animales. Si en general los políticos tienen más preocupación de los animales es posiblemente porque ven esa preocupación en sus electores y ven que tienen que corresponder.
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— APDDA (@apdda) 9 de mayo de 2017