Hoy arranca y se prolongará durante diez días el conocido como Festival de Yulin, que se ha hecho tristemente famoso en muchos países en los últimos años. En Yulin celebran la llegada del solsticio de verano de una manera terrible. Se calcula que unos 10.000 perros y gatos, aunque no hay números exactos, son devorados por gente que cree que algo así les va dar buena suerte.
Sí, pese a que los perros son las presas mayoritarias, en el hashtag #stopYulin veréis de todo, también que los gatos también son víctimas de este festival.
Hay gente que cuando muchos ponemos el grito en el cielo por esta carnicería nos acusa de hipócritas, de mirar hacia otro lado cuando las matanzas son de pollos, terneras o corderos. Que las condiciones y el trato a los animales en las granjas y los mataderos occidentales distan mucho de ser humanitarias. Tienen razón y por eso muchos de los que protestamos por Yulin no comemos carne y también intentamos que eso cambie, pero no eso no quita que lo de Yulin sea una vergüenza que pone los pelos de punta de cualquier persona con un mínimo de sensibilidad.
Lo de menos es que se los coman. Puedo entender mucho más al que cría en China un perro para carne igual que nosotros críamos cerdos, conejos o caballos y luego se lo come, que al occidental que suma un perro a su familia, dentro de su hogar, para acabar luego abandonándolo o maltratándolo.
Pero lo de Yulin no es una cría y sacrificio para consumo realizada con unos mínimos controles. Todo se lleva a cabo con unas condiciones de insalubridad totales, sin control ninguno, golpeando a los perros, transportándolos hacinados en pequeñas jaulas sin agua ni comida, asesinándolos de cualquier manera, sin miramientos… Proceden de todas partes para satisfacer la alta demanda puntual, con un origen desconocido y con frecuencia son perros robados, animales que eran las mascotas de alguien.
Ni siquiera se pueden escudar en que sea una tradición, hay disparidad de teorías al respecto de su origen, pero es solo desde 2009 cuando esta matanza cobró alas.
Cada año hay más protestas, más concentraciones, más peticiones de boicot e intentos de rescatar animales. Y no sólo desde fuera de las fronteras chinas. La mayoría del activismo contra Yulin procede del mismo país. Si tenéis estómago para bajar y ver las fotos lo comprobareis.
La imagen que veis es del siete de junio de este año. En ella aparece Carrie Fisher, la celebérrima princesa Leia, con su perro Gary y acompañada del veterinario televisivo Marc Abraham, el diputado laborista Rob Flello, y la modelo y presentadora Lucy Watson, con su perro Digby, entregando once millones de firmas en la embajada de China en Londres para odiar que se detenga este festival.
Las fotos que vienen a continuación son muy duras, todas de 2012. Lo advierto para que no sigáis a menos que seáis conscientes de lo que vais a encontraros. Estuve dudando mucho si traerlas aquí, pero acabé decidiendo que era algo necesario. Y que conste que no he escogido las peores.
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