Sí, somos los locos de los perros y los gatos

Sabemos lo que ese compañero de trabajo, nuestra hermana, el viejo amigo que conservamos desde el instituto o el vecino que nos pide sal piensan de nosotros, hemos desarrollado la capacidad de leer en cómo nos hablan, en cómo nos miran, que nos consideran el loco de los gatos, el loco de los perros, el loco de los animales en general. Ellos nos tienen en esa consideración, nosotros lo sabemos, nadie dice nada (o al menos nada hiriente) y seguimos con nuestra relación, compartiendo oficina, cenas familiares, cañas y salero.
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A veces no es así, a veces nos lo dice alguien con intención de reírse de nosotros más que con nosotros, de poner distancia, incluso de herirnos directamente. De ser así reaccionamos de manera diferente. A veces lo ignoramos, en otras ocasiones nos enfrentamos con distintos tipos de humor más o menos sano o ponemos el grito en el cielo. En algunos casos las relaciones se oxidan, se congelan o incluso se rompen definitivamente.

¿Pero sabéis qué? Que sí, que somos los locos de los perros, los locos de los gatos. Que lo sabemos y lo asumimos, que defendemos nuestra sana locura. Todo el mundo es el loco de algo: del fútbol, de los videojuegos, de la Semana Santa, de los juegos de mesa, de los vinos, de la ropa, de sus hijos, de las motos, del running, de las series.. Incluso los hay que tenemos varias locuras simultáneas.

La nuestra es una locura sana, una locura que ayuda a otros seres vivos, que deriva en una mayor sensibilidad y empatía. Y mientras esa sana locura no cruce los límites de vivir integrados en sociedad, sin dañar a nadie y felices en nuestro pellejo (y ya no me estoy refiriendo solo a la locura por los animales, también por el fútbol, el running, los vinos y las series), ¡qué vivan los locos!.

Una vez me dijeron que si llenaba mi cuenta de twitter de perros y gatos no me iban a tomar en serio como escritora y periodista. De aquel comentario, que añadí en la descripción de mi perfil tan ufana, ha nacido este post.

He hablado con algunos amigos a los que, como a mí, muchos podrían tachar de locos de los perros o de los gatos. Les he hecho dos preguntas. La primera es si les constaba que hay gente en su entorno (amigos, compañeros de trabajo o familiares) que los consideraban así, la segunda es qué les parece.

Ruth tiene tres gatos y tres perros propios, también un gato acogido. Ríe cuando se lo pregunto y me confirma que “me consta” y que “les digo que en mi opinión, lo lícito es actuar conforme a mi conciencia y no en base a qué dirán. Que salvar una vida es para mí mucho más importante que la opinión de las personas que no hacen nada por el resto. De todas formas… me muevo en un entorno donde «intento coger un gato» genera decenas de WhatsApps con frases como «¿dónde estás? ¿Llevo lata? Llego en 5 minutos».

María me dice “ahora tengo solo tres gatos”. Para añadir a continuación “Estaba pensando en mi respuesta de ‘ahora solo tengo tres gatos’… La gente que no es de este mundo lo dice al revés: «¡¿Qué tienes tres gatos?! ¡¿Estás loca?!”. María me explica que sabe que hay gente que “no entiende porqué quiero dedicar mi tiempo y esfuerzo a un tema tan duro (la protección animal) y que no me aporta, pero un día me dijeron una frase y se me quedó grabada: “somos lo que defendemos”. Y nuestra empatía, capacidad de ver, sentir y luchar hace que no podamos quedarnos indiferentes ante el maltrato y abandono del tipo que sea. Somos personas altamente sensibles sin duda, hemos dejado de ser ciegos a ese sufrimiento y no podemos evitarlo ni queremos. La gran mayoría, cuando lo gestionamos bien, logramos convertirlo en parte esencial de nosotros. No es un hobby o un pasatiempo, es mi elección”.

imageAndrea es psicóloga y vive con dos perras labradoras y una gata en Asturias, amante de los animales pero sin la intensa vinculación de Ruth o María en la primera línea de la protección animal: «nunca me lo han dicho directamente pero sé que algunos lo deben pensar solo por lenguaje no verbal. Yo les contesto en todo caso que solo aquellos que han tenido la oportunidad de convivir con un perro pueden entenderlo. Por ejemplo mi padre no entendía muy bien lo de tener un perro, sin embargo cuando lleve a la mía a casa aprendió que se podían perder horas de caminata o de baños en el río. Su cambio de opinión me encantó, e incluso cuando me independicé, me dijo que echaba de menos a la perra. Vaya, que esto es cuestión de vivirlo y decidir si te gusta o no».

María José Rodríguez, autora de Galgui, tiene tres perros: «sé que hay gente que lo considera y no me lo dice, en la parte de abajo de una de las baldas de mi mesa un amigo colocó un cartel «despacho de chuchos» y él se colocó otro «departamento de informática» por que todo el mundo le iba a preguntar cosas de ordenadores a él y cosas de animales a mí. Están los que lo piensan y no te dicen nada. En esos casos yo no me meto a no ser que directamente pregunten o comenten. Si no quieren tener relación conmigo por el tema, pues vale, tampoco necesito que la tengan. Si preguntan, respondo amablemente. Si acusan de que me preocupo más por los animales que por las personas, amablemente les he comentado que el que me preocupe por los animales no implica que no pueda preocuparme también por otras causas, y les informo de que soy socia de Ayuda en Acción (con dos niños apadrinados), Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja y la parroquia de mi barrio. Luego está mi madre, que es la única que me ha soltado varias veces que estoy loca, a lo que la contesto «pero soy feliz», y me quedo tan ancha, y ella me mira, se ríe y punto. Luego es la que daba los biberones a Leia e Indy cuando me tenía que ir a trabajar, saludaba a Tico antes que a mí al llegar a casa… Pienso que puede ser relativamente normal que haya gente que no entienda nuestra actitud, porque no ha habido hasta ahora educación sobre el tema en un país en el que matar toros haciéndolos sufrir públicamente era la tradición más popular. Y pienso que a la gente se le hace pensar hablando con ella, pero sin sentirse ofendido, sin hablarles mal, transformando esa posible irritación que te puede acarrear la pregunta en humor, en amabilidad y en sarcasmo e ironía. Tú no puedes obligar a alguien a que cambie su pensamiento y opiniones, y si le hablas atacándole, no va a plantearse ni por un momento lo que tú estás contando. Para que se pare a pensar hay que llegar a esa persona de otra forma, con sensibilidad e intentando no juzgar ni sentirse superior. Ser la loca de los perros, amar a los animales y considerarlos iguales, respetarles y despreciar a quien no lo hace y ayudarles activamente me hace feliz. Eso les digo, y también he dicho alguna vez algo así como «y eres afortunado, por que que yo tenga empatía hacia los animales me hace una persona en la que sabes que puedes confiar, por que probablemente me hace tener también más empatía por ti». Creo que los animalistas somos cada vez más, y debemos hablar de temas animalistas sin miedo.

Yolanda está entregada a los gatos, sobre todo a aquellos que más lo necesitan por tener lecemia y/o inmunodeficiencia. ¿Con cuantos animales vive ahora? «Pues siempre tengo de límite cinco pero tuve que traerme a una leucémica que querían matar por tener un tumor (ahora está mejor que yo) y a Elvis. Así que tengo siete y luego está Curro, un inmuno en una casa de acogida. Vamos que ahora tengo más de mi límite. Tengo suerte, realmente solo hay un amigo que me considera la loca de los gatos, pero es gaditano y siempre anda de coña, así que con ese no me siento mal.  Por Facebook si que tengo un ex-compañero de trabajo que a veces me pone la foto de la loca de Los Simpson, pero paso de contestarle… La verdad que molesta un pelín, porque considero que lo nuestro es pasión por los gatos y lo de la loca lo asocio más a síndrome de Noé, personas que realmente comienzan ayudando y se les va  de las manos el tema y al final acaban dañando a los peques».

Lola también está en primera línea de protección animal, es la presidenta de Amigos del Perro: «en casa tengo seis perros y una gata casera. Hay otra gata salvaje que duerme en casa. Además cuido en mi jardín una colonia de unos cinco gatos, todos castrados. Pues no me consideran la loca de los perros porque aunque no están todos con el tema de protección animal, si les gustan lo suficiente como para entenderme. ¿O será que mis elecciones tienen que ver con la sensibilidad de las personas hacia los animales? Mi familia me ve como un poco rarita pero en general valoran lo que hago».

Rebeca tiene ahora mismo dos perros y dos gatos con leucemia en acogida permanente. «Afortunadamente me rodeo solo de locos de los animales así que en ese entorno, no. En el trabajo estoy segura de que piensan eso o algo similar sobre mí. Y mas siendo vegana. Pero yo no hablo mucho de mis cosas personales. Nunca han hecho algún comentario ofensivo».

Paula tiene una empresa de turismo con perros por Galicia y vive con seis perras, un perro, una gata y tres periquitos. «Estoy tan cansada de comentarios sobre mi vida que ya me autodefino como tal. No soy políticamente correcta, cuando me hacen comentarios suelo responder: ‘¿te he pedido tu opinión?’ El comentario que más me hacen es que los perros me atan mucho (para irme varios días tengo que hacer ingeniería), y en ese caso, si tienen hijos, respondo: ‘igual que tu hijo, ¿no?'»

Eva es periodista y artífice de la web En el nombre del gato: «Si hay alguien, seguro que es alguien nunca ha vivido con gatos, que no los conoce. ¿No saben que en España ya viven cuatro millones de gatos y que los felinos ya superan en número a sus compañeros los perros en EE.UU. y Francia? En todo caso, resulta triste referirse a alguien a través de un prejuicio solo porque hayan visto a una señora con bata que vive con gatos en alguna película mala. ¿No crees? Por fortuna, la conciencia de respeto y amor por los gatos crece, y es imparable. El perjuicio de «loca de los gatos» no solo está trasnochado y oculta un profundo desconocimiento, sino que, como no puede ser de otro modo, hay millones de hombres que disfrutan de los gatos, y los quieren. Es más: los gatos en España necesitan nuestra ayuda urgente contra su abandono, por su adopción y cuidado, una sociedad más informada e involucrada en su defensa. ¿Más? Vivir cerca de gatos desestresa, nos hace reír, nos recuerda que no somos el ombligo del universo, nos obliga a aprender y a comprometernos con el cuidado de un animal tan divertido como exigente que está dispuesto a repartir amor, a su felina manera».

Termino con Antonio, que hay más hombres de los que parece contagiados de esta sana locura. Antonio vive con dos perros grandes en su piso, uno de ellos adoptado, y sabe que también hay quien le toma por el loco de los perros. «Supongo que las cosas que hemos escuchado todos: dinero (en pienso, en veterinario), los pelos (que si es un coñazo, que si la ropa, que si tendrás que pasar la aspiradora todos los días…), el espacio (¡cómo puedes vivir con dos perros grandes en un piso! Yo pensaba que tendrías un chalet) y el tiempo (qué coñazo llegar a casa y sacarles, con el frío que hace!!). Pues que sí, que es dinero… claro. Pero que uno lo tiene en cuenta y ya. Cuando uno quiere a un ser vivo, eso no tiene precio. Que los pelos son un coñazo, claro. Pero que al final uno se acostumbra a qué ropa ponerse y a tener siempre un rodillo a mano. Que en casa los perros están genial. Que ser grandes no tiene nada que ver con el espacio que necesitan. Que tienen que salir, simplemente. Y sí, a veces sacarles es un coñazo, hay que asumirlo. Pero también te ayuda a moverte cuando no tienes ganas, te hace conocer gente, (re)descubrir tu ciudad… Y que los momentos en los que te tumbas y ellos se acurrucan buscando tu amor no tienen precio.

 

Stewie lleva tiempo esperando en la protectora de Palencia, nadie pregunta por él y los voluntarios son incapaces de entenderlo. Tiene menos de un año, pesa doce kilos (tiene el tamaño de un cocker) y es cariñoso y juguetón.

Necesita un buen hogar definitivo.

Contacto: gestion@protectoradepalencia.org defensaanimalpalentina@gmail.com 667849696

10 comentarios

  1. Dice ser MiMiga

    Me identifico con muchos de los comentarios. Totalmente de acuerdo con MariJose en cuanto a la herencia española de divertirse con el maltrato animal en fiestas varias dificulta el respeto hacia los animales.

    Para alguien que creció en un país, donde el bienestar animal goza de un una lugar privilegiado en la sociedad, resulta especialmente chocante. No hace falta amar o convivir con animales para respetarlos.

    Estoy con María en que cualquier persona sensible, que comparte su vida con compañeros animales, se verá en algún momento confrontado con el tema de protección animal y la elección de complicarse voluntariamente la vida y luchar por cambiar las cosas – hacia una sociedad en la que los raros no somos los que amamos a los animales sino los que no los respetan y maltratan.

    25 febrero 2016 | 11:53

  2. Dice ser Mireia

    Yo tengo dos gatos y un perro, el perro lo compramos pero los gatos uno lo adoptamos en la perrera de Madrid y la gatita apareció por mi casa, en el jardin, muy delgada y con hambre, no puedo explicar lo que me aportan, sobretodo la gatita, me hace muy feliz y me encanta observarla, es un cielo, mi padre decía que quien no quiere a los animales no quiere a las personas..

    25 febrero 2016 | 13:44

  3. Dice ser gema

    Hola:

    yo convivo con 4 gatos y dos perros, sí, me han llamado loca de los animales más de una vez. Sí, me han dicho en broma más de una vez que acabaré viviendo sola rodeada de gatos… pero se equivocan en algo, no estaré sola, si no que siempre siempre tendré la compañía de los que nunca me fallan y me dan todo.
    Sí, mi casa suele estar llena de pelos, tengo que barrer más que la media, tengo que tener cuidado de dónde coloco la ropa limpia, abrigos etc Cambio el arenero a diario, pero soy feliz y yo no me meto con las «locuras» del resto, dícese videojuegos etc.

    25 febrero 2016 | 13:52

  4. Dice ser tranqui

    cada uno vive como quiere o como puede,con animales,con niños,solo totalmente o como sea.no hay que hacer caso de comentarios,cada cual se ha de ocupar de lo propio.además,hay mucha gente con animales,es muy corriente,no llama tanto la atención,veo gente paseando grupos de perros y nadie dice nada.pero a mi muchos me miran como a una delincuente cuando voy con mis hijos(tengo seis),eso si que está mal visto y muy criticado,y cualquiera se permite hacerme comentarios jocosos,hirientes y si pudieran algunos me insultarían abiertamente parece.si tuviera que tener eso en cuenta me hundiría en una depresión.mi vida es así y no quiero mal para nadie pero tampoco me gusta ni necesito comentarios de otros, y de mis hijos me ocupo yo,así que ni caso de la gente.

    25 febrero 2016 | 14:18

  5. Dice ser Roberto

    Esta visto que las ciudades generan mucha soledad y mucho aislamiento en sus habitantes pese a estar rodeados de gente.Esa soledad, ese aislamiento lo suplen ciertas personas con los perros y gatos, algunos/as se rodean de muchos de ellos.Todo ello no es más que la evidencia de que estas personas están más solas que la una en cuanto a relaciones sociales con seres humanos.
    Y lo digo sin acritud y sin ánimo ni de insultar ni de faltar, es simplemente una constatación más que evidente.
    Suelo viajar mucho y fuera de las grandes ciudades no veo yo esas carencias afectivas que padecen los habitantes de las grandes urbes, en el mundo rural es rarísimo encontrar actitudes como las de los «locos de los perros y gatos». En el fondo creo yo que es una actitud de autodefensa para creerse que uno/a no está solo/a. A mayor dificultad para relacionarse con los de su especie mayor acercamiento a perros y gatos.

    25 febrero 2016 | 15:22

  6. Dice ser JM

    Solo tengo una perrita desde hace un año y medio (parecida a Stewie, por cierto, al que seguro que le llega la suerte en nada). No soy en absoluto un «loco», sólo un amante. Pero os digo una cosa: quiero un mundo loco de los animales, de las plantas, de los derechos humanos y de toda cosa viviente. Y no quiero lo que hay: un mundo loco del dinero, de los aparatos que no sienten ni padecen, de jugar en la bolsa, de las aficiones que mueven millones y bilis, del sexo sin control, de los excesos… Así que no cejéis en vuestro empeño.

    25 febrero 2016 | 16:21

  7. Dice ser El Andoba

    Lo que es deprimente es que como dice Melisa, hayan locos de perros y gatos, mas que locos majaderos, con todo la parafernalia por artilleria para estos animales y que millones de personas esten sin comer en España.
    Ahora llamadme demagogo …y vosotros seguiis siendo locos de perros y gatos.

    25 febrero 2016 | 17:32

  8. Dice ser gema

    En respuesta a tu comentario Roberto, no estoy de acuerdo con tu comentario, si viviese en el campo tendría los mismos e incluso más animales si pudiese. No siento ninguna soledad, simplemente me gustan y para mí son una parte más de mi familia.

    25 febrero 2016 | 19:10

  9. Dice ser Helena

    Roberto que mensaje «más inteligente», te habrás quedado relajadito…
    Yo también soy una loca más de los animales. Y no por soledad, sino solidaridad. Hasta que no seamos un país responsable y sensible con los seres indefensos, muchas personas tendremos que seguir cediendo nuestro tiempo, dinero y preocupación. ¡¡¡No puedo con el sufrimiento!!! Gracias a tantas personas que hacen la vida a otros seres un poco más fácil.

    25 febrero 2016 | 20:01

  10. Dice ser Toni

    Completamente de acuerdo con Roberto. Este rollo de las mascotas (en plural porque siempre son muchas) me parece una manifestación de la actual clase media urbana decadente, aburguesada e individualista hasta el extremo de prestar más atención a seres de otras especies antes que a los de la nuestra.

    Recuerdo el testimonio de unos inmigrantes en Ceuta o Melilla que se quejaban de que la gente los miraba peor que a los perros y a los gatos. Dan ganas de irse a vivir a los pueblos para no tener que aguantar tanta tontería.

    Tanto que habláis de empatía por otros seres vivos… ¿Por qué preferís gastar tiempo y dinero en perros y gatos antes que en voluntariados sociales? Porque os creéis tan perfectos que pensáis que la «gente chabacana» u ordinaria merece menos atención que cualquier otro mamífero. Os volvéis anti-humanos al no saber aceptar a cada persona con sus virtudes y defectos y preferís la compañía de un animal que podéis manejar a vuesto antojo. Pues que os den morcilla.

    Miserias del mundo «desarrollado». Qué manera de perder el norte.

    11 enero 2017 | 13:35

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