Archivo de agosto, 2015

Capítulo 32 de #Mastín: Gente como nosotros

imageNuevo capítulo de mi folletín animalista. Quiero hacer una buena novela juvenil, que guste a adultos y con el marco de la protección animal de fondo para dar a conocer la problemática existente.

CAPÍTULO 32:

Una carta, algo anacrónico para anunciar el futuro. No dejaba de tener su gracia. Las únicas cartas que recibían eran las publicitarias, unas pocas facturas, alguna comunicación oficial y poco más. Su abuela seguía mandándoles una postal desde la playa todos los veranos. La costumbre había empezado cuando Martín tenía tres años y le hacía una ilusión tremenda tener algo para él en el buzón. Ahora esas postales le despertaban ternura, porque era su abuela la que esperaba ilusionada su llamada diciendo que había llegado. La de este año tenía que estar al caer.

– ¿Te ha gustado? – preguntaría ella.

– Mucho abuela – contestaría él, imaginándosela rebuscando la que le pareciera la mejor entre las postales del chiringuito, con las gafas de ver que no le gustaba llevar puestas en la punta de la nariz.

Estar con ella y con su tristeza le deprimía, las dos semanas que pasaban en su casa se le hacían más largas cada verano, decía algunas cosas que le sacaban de quicio, pero era su abuela, la madre de su padre, con su misma caída de hombros y las cejas definidas y espesas que recordaba en él. “Somos una familia muy pequeña, no podemos descartar miembros alegremente por cuatro tonterías”, le había dicho una vez su madre.

Entró en casa seguido de Logan, alegrándose de que su madre no estuviera en casa. Quería estar solo cuando abriera la dichosa carta. No sabía a ciencia cierta qué camino y menos aún su reacción.

¿Habría logrado Manu entrar en Biología? Seguro que sí. No podía concebir que se torcieran unos planes que tenía tan claros. Tal vez aún no le había llegado la comunicación. En el grupo de Whatsapp de los de clase, entre coñas varias, quedadas y fotos de las vacaciones, unos cuantos ya habían dicho si les habían dado la carrera que querían. Ella estaba en el grupo, pero llevaba muda desde que rompieron. Tampoco es que escribiera mucho antes. Resistió el impulso de preguntar por privado y se dirigió a su cuarto seguido por el pitbull.

– Bueno. Vamos allá. Es de imbéciles prolongarlo por más tiempo – dijo al viejo perro mientras rasgaba el sobre.

Y ahí estaba. Lo que se supone que quería, lo que se suponía que no tenía futuro. Lo que imaginaba que pasaría sin estar seguro de si quería que pasara.

Miró la carta largo rato, sin acabar de creerse lo que ponía. ¡De qué manera tan absurda estaba encauzando su futuro! Tras esa carta estaban varios años de estudios, un buen puñado de amigos a los que aún no conocía, tal vez algún enemigo, por dónde buscarse después la vida para tener un trabajo. Tras esa carta estaba el adulto que sería. Si pusiera Derecho, Informática, Económicas o Teleco acabaría convirtiéndose en otra persona.

Cogió de nuevo el móvil decidido a ser uno de los que anuncian la carrera obtenida en el grupo. Luego lo puso en su muro de Facebook y en Twitter. Una única palabra: Historia.

Y luego se fue a la nevera a calentarse el trozo de lasaña que su madre le había dejado preparado.

***

– ¡Alucino contigo! Me tengo que enterar por Facebook de la carrera que te han dado. ¿No podías llamarme para contármelo? O al menos mandarme un mensaje –

– No es para tanto mamá. Sabía que poniéndolo ahí lo vería todo el mundo. Y haz el favor de cerrar la puerta, que me estoy vistiendo –

– Claro, y yo me voy a escandalizar de ver a mi hijo en calzoncillos. O tú de que yo te vea así –

– Hoy voy a salir, me quiero arreglar tranquilo. Voy a ir por ahí con Mal y algunos de sus amigos – soltó Martín, aunque había decidido previamente no dar ninguna información a su madre y dejarla creer que iba con los del instituto. Casi funciona. La vio entrecerrar los ojos, abrir la boca, como si fuera a preguntarle al respecto, y luego cambiar de idea.

– No me cambies de tema – dijo ella sentándose en la cama. – Solo has puesto Historia, sin más explicaciones. ¿Estás contento? ¿Te doy la enhorabuena? Si te la han dado es porque tú la pusiste, pero no sé si era tu primera opción. ¿Querías antes otra y vas a reclamar o a intentar alguna otra cosa? Sé que la Historia te gusta como asignatura, pero también sé que no lo tienes nada claro –

El chico suspiró, sabiendo que la batalla estaba perdida. Se puso la camiseta que casi había ya elegido cuando ella llegó y se sentó a su lado.

– Estoy contento sí. Ya me ves que no doy saltos, pero es lo que me dice el corazón que estudie. No tengo ni puta idea de si lograré ganarme la vida estudiando eso, pero tampoco sé si lo haré estudiando otra cosa –

– ¡Esa boca! –

– ¡Mamá, que no tengo doce años! –

Su madre soltó el bolso en el suelo y le dio unas palmaditas en la rodilla.

– Me alegro entonces. No le des más vueltas, que te conozco. Si cuando estés dentro descubres que no es lo tuyo o que hay algo más que te gusta más, tienes margen de maniobra de sobra –

Martín sacudió la cabeza.

– No mamá. No quiero tener veintisiete años y seguir estudiando. Quiero aprender, pero también quiero trabajar pronto, tener ingresos y ser independiente. Por eso tal vez tengo esa relación de amor-odio con Historia –

– ¿Qué acabo de decirte? ¡No le des más vueltas, coño! –

– ¡Mamá, esa boca! – dijo Martín con su mejor sonrisa de Bruce Willis. Sabía que su madre no iba a poder evitar la carcajada.

– Te quiero y me gustas, pero tienes que ser más crío. Piensa en pasarlo bien y estudiar, no te compliques tanto, que tiempo tendrás de hacerlo cuando crezcas y la vida se te complique sola, No quieras correr antes de andar –

Martín se limitó a sonreír. ¿Qué se podía contestar a eso?

– Lo que me lleva a algo que habíamos dejado antes pendiente – continuó su madre – ¿Qué es eso de que sales con Mal? – inquirió suspicaz.

– No salgo con Mal – contestó el chico elevando la vista al techo de su habitación y alegrándose de nuevo de no ver a Buzz Lightyear. – Voy con ella y con sus amigos a dar una vuelta, todo seguro y tranquilo –

– Son gente de casi treinta años… –

– Ella tiene veintiséis – puntualizó él.

– Me da igual. Son bastante mayores que tú. No voy a soltarte ninguna charla, pero mira bien dónde te metes. Lo suyo es que salieras con gente de tu quinta –

– ¿Y de mi color de piel, mi religión y mis inclinaciones sexuales? – atacó él.

– ¡Vete a la porra! Ya sabes a qué me refiero – protestó su madre.

– No, no lo sé ni me interesa. Es una amiga con la que me entiendo bien y me apetece ir con ella y sus amigos. No veo el problema. Y me alucina que lo veas tú con lo moderna que se supone que eres – Martín echó un vistazo rápido al reloj del móvil – Y me tengo que terminar de arreglar en dos minutos, que he quedado con ella a en punto en el portal. Así que si no te importa… –

***

Allí estaba, con un vestido corto de verano, como si tal cosa, como si no fuera una chica perfecta y preciosa. Y estaba esperándole a él con una sonrisa.

Martín salvó el descansillo en dos zancadas y abrió la puerta para que ella saliera.

– ¡Vaya! Se te ve contento Mastín – dijo ella mientras salía a la calle.

– Sí, estoy contento – contestó él, sin atreverse a confesar el verdadero motivo por el que estaba exultante. En su lugar, decidió anunciar aquella otra noticia que empezaba a asimilar y convertir en una alegría sorda, como un agradable ronroneo lejano. – Me ha llegado la carta. Me han dado Historia –

– ¡Enhorabuena! – Mal le miró a su manera intensa e inteligente – Es una opción interesante. ¿Por qué Historia? –

Martín se encogió de hombros. – Me gusta. No tengo ni idea de qué podré trabajar, pero si tengo que dedicar cuatro, cinco o seis años de mi vida a estudiar algo, decidí que fuera a algo que me gustase –

– Bien – se limitó a decir ella crípticamente, sin dejar de mirarle. Martín aún flotaba, se sentía un gigante e incapaz de estar callado.

– Me gusta imaginar como vivía la gente en épocas pasadas. Creo que cuando nos enseñan Historia, con sus guerras, sus fechas, sus cambios de sistema de gobierno y formas de vida, se olvidan de contarnos que eran gente como nosotros. Puede que les tocase combatir y morir, tener hijos y envejecer prematuramente, pasar hambrunas y plagas, pero en el fondo eran igual que tú y que yo. Se enamoraban y desenamoraban, disfrutaban del primer sol de la primavera, se cabreaban como monos con sus cuñados y le hacían el cucutrás a sus bebés.

– Piensas mucho, ¿sabes? Y piensas bien – dijo ella, dándole alas. Jamás había hablado Martín sin filtros de su afición por la Historia hasta ese momento. Incluso él estaba sorprendido por la pasión con la que hablaba. Tal vez la estaba descubriendo justo en ese instante. Solo sabía que no podía parar de hablar.

– A veces me gusta imaginarme cómo sería mi vida si estuviera en otra época y en otro país, con la misma edad que tengo ahora. Seguro que tendría muchas más responsabilidades, que sería considerado como un adulto. Fantaseo con qué tendría que hacer al levantarme, que seguro que no sería rascarme la barriga sin ninguna obligación a la espera de empezar la universidad como me pasa ahora –

Entraron en el vagón de metro, que estaba prácticamente vacío. Se notaba el verano.

– Se me ha ocurrido un juego. ¿Te apetece intentarlo? – dijo Mal.

– Claro – contestó él, preguntándose qué tendría ella en mente.

– Uno elige un país y el otro la época histórica. Y nos inventamos cómo estaríamos tú y yo entonces –

– Vale. Elige lo que quieras –

– Me quedo con el país, dejo la elección del periodo histórico al futuro experto. Elijo Francia –

– Es obvio, la revolución francesa – dijo él sintiéndose obligado a jugar a ser el historiador que aun no era.

– Vale. ¿Qué serías tú y qué yo? –

– Bueno, en mi caso lo mas probable es que estuviese labrando o cuidando animales. Tal vez ambas cosas. Y con muchas posibilidades de pasar hambre a rachas. Puede que incluso ya estuviese casado y tuviese algún hijo. También habría opciones de que anduviera batallando por unos o por otros. Eso, siendo un hombre de casi dieciocho años, es posible en cualquier país y cualquier época pasada –

– ¿Y yo? –

– Casada y con varios hijos. También campesina. Me temo que siendo mujer y con veintiséis años es la opción más probable –

– Y me temo que también en cualquier país y cualquier época. Me da que voy a tener que darle alguna vuelta a este juego para hacerlo más interesante –

No tardaron en llegar a su destino. Martín siguió a Mal hasta una terraza en la que ella pronto localizó la mesa en la que estaban sentados sus amigos. Había otra chica, pelirroja y con unas tetas enormes en un escote vertiginoso. Martín procuró mirarla a los ojos mientras Mal se la presentaba. También un par de tipos, uno pequeño, con barbita y aspecto cordial, otro prematuramente calvo y de risa fácil. Irene, Mario y Fran. Se sentaron a tomar una caña y a esperar al único que faltaba charlando. El chico habló poco y observó mucho, aún inseguro en compañía de aquellos desconocidos.

Antes de ver venir a ese único colega que faltaba, vio que a Mal se le iluminaba la cara.

Era delgado, fibroso y moreno, como un ciclista; aparentaba unos treinta años. Mirándole, Martín se sintió un crío blanco y blandito. Mal le saludó efusivamente y les presentó: – Mastín, este es Lobo. Lobo, Mastín es un amigo de la protectora –

“¡Qué tipo de imbécil se llama lobo!”, pensó Martín al sentarse, volviendo a pisar tierra.

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Rumbo apareció sin rumbo y sin chip en Madrid. Tiene ocho años y es cariñoso, casero y tranquilo. Es de tamaño pequeño y está castrado. Necesita una buena familia.

Contacto: adopta@animalrescuespain.es

Si puedes ser casa de acogida, no lo dudes

Las protectoras están hasta los topes. Las que tienen una concesión municipal y están obligadas a coger a todo animal de su ámbito de acción no son capaces de ubicar y dar salida a todos sus gatos y perros. Las privadas, aunque pudo decir que no, también acogen a todo animal que pueden y a alguno que no pueden para sacarlo de la calle.
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Acoger. Esa es la palabra clave. A ese verbo se dedican perreras y protectoras, o es a lo que deberían dedicarse: a tener durante un tiempo a los animales en el proceso de encontrar un buen hogar. Pero hay por ahí una gran red de hogares que también acogen, que abren sus hogares a animales ancianos, convalecientes, cachorros o, simplemente sin hueco. Un gran número de particulares que juntos son, sin duda alguna, la protectora mas grande de España. Ojalá fuera todavía mayor.

Adopción. Otra palabra clave. Es ya sabido que cuando se adopta se dice que se salvan dos vidas, la del adoptado y la del que ocupará el hueco que ese animal con suerte deja. Es cierto. Pero las adopciones y las acogidas flojean durante el verano y las camadas abundan.

Camadas de cachorros, tanto de perro como de gato, que tienen a acumularse en primavera y verano, justo cuando esas adopciones flojean, justo cuando menos casas de acogida hay.

Es sencillo ser casa de acogida, basta con abrir las puertas y el corazón durante un tiempo, el que sea, ya se traten de pocos días o meses, a un animal que lo necesita. Los gastos corren a cuenta de las asociaciones protectoras. Los animales acogidos suelen tener mas suerte y adoptarse antes, no solo la protectora les busca hogar, también sus familia de acogida.

Es una experiencia enriquecedora y que no se olvida. Os lo aseguro y os recomiendo intentarlo, hablar con la protectora mas cercana y ofreceros, os recibirán con los brazos abiertos.

Dos de los tres animales que tutelo tuvieron la suerte de tener casas de acogida: Maya y Troya. Si tuvieran capacidad para ello, os dirían algo así:

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Los cachorros que veis, de tres camadas diferentes, están en la Protectora «El buen amigo», en Los Palacios y Villafranca (Sevilla). Necesitan sacarlos del refugio, necesitan con urgencia adoptantes y familias de acogida.

Los perros que aparecen juntos en la primera imagen aparecieron al lado de una carretera metidos en un agujero, son todos machos talla pequeña/media, tienen aproximadamente 3 ó 4 meses.

Los otros dos son Bobby (macho marrón) y Shady (hembra negrita) de otras dos camadas, talla pequeña, tienen unos tres meses.

Contacto: adopcioneseba@gmail.com

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Capítulo 31 de #Mastín: Estás en tu salsa cuando sales a defender a los que lo necesitan

imageNuevo capítulo de mi folletín animalista. Quiero hacer una buena novela juvenil, que guste a adultos y con el marco de la protección animal de fondo para dar a conocer la problemática existente.

CAPÍTULO 31:

Había estado toda la mañana limpiando cheniles con Miguel. Y llevando a algunos de los perros mas acuáticos a que se refrescasen en una piscina plegable que les habían donado un par de años atrás. Estaba algo roñosa y parcheada, pero muchos perros agradecían darse un baño sin echar cuentas en ello. Martín se había sentido tentado de acompañarles, pese a los pelos flotantes y el barro acumulado al fondo. Ese año estaba haciendo un calor infernal. Al final se había conformado con mojarse la cabeza y el cuello con el agua fría que salía de la manguera y con sentarse un rato a descansar en una de las esquinas del techado en el que guardaban el pienso, que estaba estratégicamente situada en el camino de una mínima corriente de aire. Allí estaba, con uno de los perros que se habían estado bañando tumbado panza arriba a su lado, cuando llegó Mal y se sentó al otro lado del animal con las piernas extendidas, sin importarle el olor a perro mojado y a varias horas de trabajo al sol.

– Mira que te gusta que te rasquemos la barriga Percy, eres de los más rápidos aquí en colocarse patas arriba. Y mira que los tenemos rapidísimos. Deberíamos hacer un concurso y grabarlo en vídeo. Seguro que sería un viral – dijo Mal al mestizo de labrador, que en ese momento estaba en la gloria con dos humanos haciéndole carantoñas.

– Espero que este sea de los que encuentra un hogar pronto, es todo mimos –

– Yo también lo espero Mastín. Parece muy labrador. Y es de color dorado. Puede que tenga suerte, pero ya a partir de septiembre. Julio y agosto son meses terribles para lograr adoptantes –

– ¿Qué tal esa pareja que has atendido a primera hora? –

La chica resopló y elevó los ojos al cielo. – ¡Qué paciencia! Unos que venían pretendiendo encontrar un cachorro de alguna raza mini de moda. «Nos da igual que sea chihuahua, yorky, bichón maltés… con que sea pequeñito y tenga pocos meses nos vale». Les solté la charla de que no van a encontrar un cachorro de raza en una perrera, les hablé de lo maravillosos que pueden ser perros como éste, adultos, grandes y mestizos, les enseñé nuestros cachorros y nuestros perros pequeños. Ya sabes, lo de siempre y tan amable como fui capaz, pero estaba claro desde el primer momento que no les iba a cuadrar lo que vieran. Venían buscando un complemento a la moda, no un perro. ¡Ellos se lo pierden! Les dije al irse que al menos buscaran a un buen criador, que no compraran sin ver a la madre y asegurarse de que estaba bien tratada. En su conciencia queda lo que hagan –

-Al menos no fueron como los del sábado pasado – rió el chico – «No me extraña que los hayan abandonado, pobrecitos, son tan feítos todos»- terminó imitando la voz atiplada de la señora que Mal había tenido que aguantar pocos días antes.

– Calla, calla, que me tuve que contener para no decirle que ella no era precisamente Sharon Stone, pero menos delicadamente –

– No sé cómo no pierdes la fe en el género humano. Yo no podría atender a la gente que viene a adoptar. A mas de uno lo mandaría directamente a la mierda. Tienes mucha paciencia –

– Lo que yo no sé es qué haría si llega el día en que no pueda reír de todo esto – suspiró Mal. – En fin… Cuéntame qué tal anoche, anda –

Martín recordó la cena del día anterior. Se veía obligado a reconocer que no había estado mal.

– Nada que destacar. Cenamos sin prisa y volvimos a cada pronto. Es un tipo amable, listo. Iba con pies de plomo conmigo y no hubo ninguna metedura de pata. Ya te he dicho que es listo. Tiene una voz que acojona un poco, eso sí. Todo un vozarrón de sargento, da igual lo que diga o como lo diga. Y me dio la impresión de que es de los que tiene que saber de todo mas que nadie. Pero parece buena persona y que se entiende bien con mi madre, que es lo importante. Poco pinto yo en lo que ellos tengan. Fuiste tú la primera que me dijo que mi madre era mayorcita y tenía derecho a hacer lo que le viniera en gana. Y es cierto – concluyó encogiéndose de hombros.

Mal le observó con una de esas miradas suyas que parecían radiografiarle.

– No, ya veo que no debió ir mal. Me alegro. Si tu madre quería presentártelo es porque es importante para ella que lo conocieses y que la cosa fuera bien. Tu madre mola, ¿sabes? –

– Mi madre no está mal para ser una madre – reconoció Martín – pero a veces se pone muy pesadita y me toca los cojones. También tenemos nuestras broncas. Tú también las tendrías si tuvieras que vivir con ella –

– Toma, claro. ¡No te jode! Todos los que viven juntos tienen broncas. Mas o menos, mas fuertes o mas suaves, pero no se libra nadie. ¿Qué te habías creído? –

– Vale, vale – dijo él alzando las manos y riendo. Decidió no contarle las dudas que su madre tenía respecto a su entrega como voluntario en la perrera. Ya bregaría él con ello.
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De nuevo aquella mirada escrutadora. Martín se estremeció. Estaba muy guapa, con la piel dorada y las mejillas encendidas por el calor. Como le pasaba con frecuencia, se percató de lo pequeña que era a su lado, aunque no lo parecía: irradiaba algo que parecía dotarla de mas centímetros.

– También me alegra verte mejor a ti Mastín, llegaste a tenerme bastante preocupada. Pero ya no eres aquella alma en pena sin afeitar que me encontraba paseando a Logan entre partida y partida a la consola y que no levantaba casi la vista de suelo. ¿Estás quedando de nuevo con tus amigos? –

– No estoy saliendo a ningún sitio, la verdad. Alguna partida con Juan o con Andrés, poco mas. Por las noches, nada. La mitad de mis colegas no están y la otra mitad… – se detuvo intentando encontrar las palabras exactas para expresar aquello que sentía, esa mezcla entre el deseo de romper con todo lo anterior y la pura desgana sin parecer un capullo.

– ¿La otra mitad te odia a muerte? – bromeó ella. Le miraba divertida, con la cabeza inclinada. Se había cortado el pelo con la llegada del calor y varios mechones escapaban de su pequeña coleta. Martín contuvo el impulso de recogérselos tras la oreja.

– Solo un par, con los que me pegué por defender a Juan, ya sabes – contestó con lo que su madre consideraba su mejor sonrisa de Bruce Willis. Volvió a acariciar a Percy, que se había entregado a un sueño ligero.

– Estás en tu salsa cuando sales a defender a los que lo necesitan. He sido testigo. Creo que eso es lo que más me gusta de ti – dijo Mal con una sonrisa cálida.

Martín se concentró en el suelo, confuso. Nunca había sabido cómo reaccionar ante los halagos, ni siquiera cuando alguna amiga de su abuela saltaba con el «¡qué guapo y qué mayor está!» de compromiso. Le costaba creerlos, dudaba qué responder. En este caso le agradaba cualquier juicio positivo que partiera de Mal, pero también le turbaba cualquier paso que la inteligente, complicada y deseable Mal diera fuera de la zona de seguridad que ambos habían establecido sin palabras. Ella sabía que a él le volvía loco, él no podía evitar recordar aquel beso que ella dejó morir pero en el que había creído detectar un destello de entrega, y, en cualquier caso, ambos tenían claro que no había nada que hacer, que para ella él era un crío. No, no era tan simple. No era solo la diferencia de edad. Ahora que la conocía mejor sabía que Mal estaba convencida de que no era buena para él, que le acabaría haciendo daño. Martín querría poder decirle que no era tan tierno, que estaba dispuesto a correr el riesgo y seguro que sobreviviría si las cosas salían mal; no era tan sencillo, aquello también estaba fuera del carril que habían establecido por puro instinto para seguir tratándose con normalidad.

Martín cerró los ojos, queriendo salir de aquella hiedra de pensamientos que se extendía aferrándose a su estómago. Y para poder hacerlo volvió a lo que ella había dicho: «Estás en tu salsa cuando sales a defender a los que lo necesitan». Algo le decía que no era un cumplido hueco, que Mal estaba diciendo lo que veía y que había visto en él algo que tal vez a Martín se le había pasado por alto, algo que tal vez era importante.

– ¿Con Manu tampoco has vuelto a coincidir? –

El chico sacudió la cabeza.

– Pues puedes llamarme metomentodo, pero creo que deberías hablar con ella Mastín. Era amiga tuya desde que erais muy pequeños. Sería una pena perderla – Mal se detuvo un segundo y cuando volvió a hablar su tono era muy distinto – No me hagas caso, no tengo ni idea de si sería una pena o no. Haz lo que mejor creas. A veces hablo demasiado –

– No te preocupes, no me molesta. Yo también he pensado muchas veces que lo mejor sería quedar con ella y hablarlo. Al principio pensaba que para intentarlo de nuevo, ahora que ha pasado un tiempo y no lo he hecho me digo que no, que si tuviera la necesidad de que siguiéramos juntos ya la habría llamado antes, pero que podríamos intentar volver al punto de partida en el que éramos buenos amigos. Le doy vueltas sin llegar a ninguna conclusión. Y creo que esa conversación lleva camino de quedarse para siempre en el limbo –

– Mientras la que se quede en el limbo sea la conversación con Manu y no tú… – dijo ella, animada y animándole – tienes diecisiete años, no puedes pasar el verano como un monje. Tienes que salir y descasar un poco. Lo insano es sano a tu edad. Un tiempo de rascarse la barriga cuando la vida te cambia de cajón los calcetines no está mal, pero no es cuestión de prolongarlo, Esta noche he quedado con algunos amigos. Nada del otro mundo, alguna cerveza y a casa. No estaremos lejos de dónde vives. ¿Por qué no te vienes? Tal vez así rompamos el fuego y te animes luego a salir más con tus colegas –

Cuando Martín volvía mas tarde pedaleando a casa se sentía feliz y ligero. Algo había cambiando. Mal le había dicho aquello de «creo que eso es lo que más me gusta de ti» con una sonrisa que iluminaba el día, le había invitado a salir aquella noche y se había despedido apoyando la mano en su brazo. Podía parecer poca cosa; unas pocas palabras amables para un chaval algo alicaído, un plan con mas amigos de ella y un roce casual, pero a veces poca cosa es suficiente para lograr que el espíritu vuele.

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Esta pequeñaja se llama Mota. Con apenas 14 meses esta pequeña yorkshire ya ha pasado por tres casas, y ahora está en busca de un verdadero y definitivo hogar.

Su primera familia puso un anuncio en Internet para regalarla (problemas personales supongo). Luego, un chico contactó para regalársela a su madre de 78 años por el día de la madre (segunda familia).

Se veía venir lo evidente, esta mujer por su avanzada edad y problemas de salud no puede hacerse cargo de Mota, menos aún siendo una perra tan joven que necesita actividad, paseos largos, etc.

En su desesperación de encontrarle una nueva familia, la señora le dio la perra a un chico que conoció en el parque y se interesó por ella. A las dos semanas de esto Mota apareció atada en la puerta de la casa de esta señora, deshidratada, delgada y asustada.
No sabemos por lo que habrá pasado Mota.

La historia de Mota es un claro ejemplo de lo que no se debe hacer al momento de ceder o dar en adopción a un animal… Dar al perro sin entrevistas previas. Un animal no es un regalo. Adopción responsable es buscar un animal adecuado para cada persona. Falta de sensibilidad hacia el animal.

Aquí la única víctima es Mota, y es por ella por quién difundimos su caso. Queremos encontrar una familia que la quiera de verdad. A pesar de todo Mota es una perra cariñosa, sociable, un poco tímida al principio pero luego se acerca y quiere jugar.

Adopción responsable por favor.

Contacto: 618 77 62 95

Bruma se ha quedado a las puertas de saber lo que es tener un hogar

imageBruma llevaba más de cuatro años esperando un hogar en la protectora, entró en la jaula siendo cachorra y no habaia encontrado un hogar en todo este tiempo.

Hasta que pareció que su suerte había cambiado y la adoptaron. El problema es que Bruma ha tenido problemas con los dos gatos que había en la casa, pese a que en la protectora no hacía caso a los gatos.

Ahora Bruma ha vuelto a la protectora, a un futuro sin familia, porque es una de esas perritas invisibles en las que nadie parece fijarse pese a ser una perra ideal, cariñosa, buena, inteligente, simpática y con un tamaño estupendo: pesa 17 kilos.

Además, es joven, tiene unos cuatro años y medio. Está esterilizada. En las fotos podéis verla en plena sesión de peluquería.

Bruma se ha quedado a las puertas de saber lo que es tener un hogar. ¿Nos ayudáis difundiendo su caso a forzar su buena suerte?

Contacto: pmolinalopez@gmail.com

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Capítulo 30 de #Mastín: una cuestión de confianza

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Nuevo capítulo de mi folletín animalista. Quiero hacer una buena novela juvenil, que guste a adultos y con el marco de la protección animal de fondo para dar a conocer la problemática existente.

CAPÍTULO 30:

– ¿Por qué no vamos al cine antes de cenar? Podemos ver la de Jurassic World si quieres. También está la de Inside Out

A Martín le apetecía más ver la de Pixar que la de los dinosaurios, pero no tenía el más mínimo interés de que su primer encuentro con el novio de su madre, aplazado por uno u otro motivo semana tras semana, fuera viendo una película de dibujos animados. Tampoco le apetecía especialmente verse a oscuras en una butaca junto a ambos.

– No me apetece mucho ir al cine, con la cena será suficiente mamá. Además, en el cine no podríamos apenas hablar –

– Precisamente por eso lo proponía. Imaginaba que sería más fácil. Y la película puede dar para un buen rato de tema de conversación durante la cena, sobre todo si es mala. Por eso precisamente muchas primeras citas son de cine y cena –

– Hablar de primeras citas suena muy viejuno mamá, como de peli de Meg Ryan – bromeó Martín.

– Es que yo soy una viejuna – dijo su madre lanzándole un cojín a la cabeza.

Aquella noche estaban todos atrincherados en el pequeño salón, la única habitación de la casa con aire acondicionado. Todos eran su madre y él, Logan completamente despatarrado justo frente al chorro del aire y los gatitos, que estaban hechos unos bichos de cuidado y no dejaban de incordiar al pobre pitbull y practicar dolorosas cacerías de pies. Ya habían dejado atrás los biberones y no paraban de jugar, parecía mentira que hubieran logrado salir adelante y convertirse en aquellos diminutos personajes peludos en unas pocas semanas.

Martín cogió a Aristóteles e Hipatia con una sola mano y los depositó sobre el sofá, a su lado. Inmediatamente uno de ellos se lanzó alegremente contra su mano, la abrazó con sus patas delanteras y comenzó a arañar con las traseras.

– No, no es buena idea que juguéis con las manos. Laura me lo ha dejado bien clarito –

– Van camino de convertirse en demonios de Tasmania – dijo riendo su madre. Ambos tenían las manos marcadas por los juegos de los gatitos.

– No les durará mucho. En poco tiempo se dedicarán casi todo el día a dormir, igual que Logan – replicó Martín señalando con la barbilla al viejo perro.

– Es una pena que no vayamos a verlos en esa fase – apuntó su madre. No tenía que decir nada más para que el chico supiera a qué se refería. El trato era que acogerían a los gatos hasta que encontrasen un hogar o pudiesen entrar en la protectora. Apenas quedaban un par de semanas para que llegase la fecha límite, la de su viaje a la playa que a Martín cada vez le apetecía menos.

Observó a su madre acariciando a uno de los gatitos al tiempo que volvía a concentrarse en la televisión. Parecía de buen humor. Era un momento tan bueno como cualquier otro para intentarlo.

– La protectora está hasta los topes mamá, ahora la gente no está pensando en adoptar sino en irse de vacaciones. Y los perros no están del todo mal, pero lo de los gatos es un drama. Llegan avisos de camadas sin parar, y como en realidad se trata de una perrera municipal está obliga a recogerlos a todos. Hay demasiados gatos en poco espacio. Intentamos que estén lo mejor posible, pero se producen peleas, los gatos no están a gusto. Y no hay adopciones, ni una. Los cachorros van creciendo sin que nadie los quiera, los adultos siguen ahí muriéndose del asco. No es buena idea meterlos allí, si fueras conmigo un día te darías cuenta de que… –

– Martín, ya lo habíamos hablado – le interrumpió su madre – el trato es que fuera una acogida temporal, no una adopción definitiva –

– No te digo que lo sea, pero sigamos teniéndoles aquí cuando nos vayamos. Podemos dejarles con agua y comida en casa. Mal se puede pasar a echarles un ojo. Estarán mejor que en la perrera –

Su madre se giró para dedicarle toda su atención, de repente estaba muy seria.

– Mira, yo también les tengo cariño, también les he estado dando el biberón y viendo crecer. Vale, les dejamos aquí todo agosto. ¿Van a cambiar las cosas en septiembre? ¿En octubre? Pero no es eso lo que más me preocupa, ni mucho menos. Me preocupas tú –

Martín supo que los gatitos se quedarían, al menos todo el verano, pero no dijo nada ni se permitió alegrarse. En cambio, se preparó para escuchar a su madre.

– Ya sé que fui yo la que te animó a ayudar en la protectora, y creo que es genial que seas voluntario allí. Sé que volver a la protectora a echar una mano te ayudó a salir del bache cuando lo dejaste con Manu, te peleaste y estuviste un tiempo sin ganas de nada. Pero me da miedo que te estés involucrando demasiado. Estás yendo a diario muchas horas, sales muy poco con tus amigos y en cambio te relacionas todo el rato con la gente que va allí, que no son de tu edad, ni tienen tus intereses –

– Sí tienen mis intereses mamá, al menos el interés de ayudar. Si salgo poco es porque la mayoría están ya desperdigados en distintos sitios de playa – objetó Martín.

– Estás en un momento muy importante de tu vida. Vas a empezar la universidad y a dar los primeros pasos para labrarte de verdad el futuro de tu elección, pero no pareces interesado en todo eso pese a la importancia que tiene –

– ¡Sí estoy interesado! Me presenté a la Selectividad, aprobé y he solicitado varias carreras, pronto sabré cuál me han dado. Sigo el condenado camino correcto –

– ¡Por el amor de dios! ¡Has pedido en primer lugar Arquitectura, cuando ni siquiera te gusta! ¿Qué vas a hacer si te la dan? –

– ¿Cómo sabes eso? – preguntó Martín echando chispas. Era cierto que había puesto tres carreras en primer lugar que no le interesaban lo más mínimo. Las otras dos eran medicina e ingeniería aeronáutica. Una especie de broma contra el universo a la que aparentemente solo él veía la gracia, pero se suponía que ella no tenía que saberlo. Suponía que no iba a entenderlo y, según lo visto, había acertado.

– Oí que se lo contabas a Andrés cuando vino a casa a jugar a la consola contigo – dijo su madre, teniendo la decencia al menos de mostrarse algo azorada.

– Tranquila, que no tienes que preocuparte. Con mis notas mediocres no van a dármela, ni mucho menos –

– ¿Querrás al menos decirme de una vez qué es lo que has pedido con visos de que te toque? –

– ¡No! Cuándo yo lo sepa, lo sabrás. Ya te lo dije. Es un sistema absurdo mamá, me toca mucho los huevos cómo nos aceptan y nos descartan en función de una nota media. Es un sistema ridículo, nada objetivo. No funciona y es injusto. ¿Y si yo de verdad tuviera la vocación de ser arquitecto? ¿Y si tuviera el talento para ser un arquitecto cojonudo? ¡A la mierda por unas décimas, a estudiar cualquier otra cosa! – los gatitos al suelo, asustados por los gritos y por el golpe que el chico acababa de dar contra el respaldo del sofá.

– Lo que es absurdo es que no me puedas decir qué has pedido, que no tengas confianza conmigo –

– No es una cuestión de confianza mamá, no lo entiendes. No me entiendes –

– Claro que es una cuestión de confianza. ¿De qué si no? Y de qué te sirve pedir carreras que no deseas. ¿Crees que gestos así cambian el mundo? –

Martín calló. No, así no se cambiaba el mundo, pero tal vez sí cambiase un poco cómo era él. Y si él cambiaba, también el mundo lo había un poco. ¿No?. A él mismo le sonaba tan vago, tan intangible, que ni se atrevió a decirlo en alto.

– No quiero recordarte que la carrera que estudies la voy a pagar yo, pero es así – dijo ella incongruentemente – Creo que esto no te lo he contado nunca, pero en alguna ocasión discutí con tu padre, antes incluso de que nacieras, porque él decía que no estaba dispuesto a pagar unos estudios que no fueran útiles, prácticos a la hora de conseguir luego un trabajo. Que si un hijo suyo quería estudiar algo sin posibilidades no iba a salir de su bolsillo. Yo le decía que había que respetar su decisión, lo que él quisiera y confiar en que no lo lamentase, que no se podía elegir un camino solo por las posibles salidas. Y ahora que tengo aquí a mi hijo solicitando una carrera, no sé cuál es porque no me lo quiere decir – dijo exasperada.

– No te preocupes, que ya me buscaré un curro de lo que sea en cuanto volvamos de las vacaciones para que no te cueste tanto –

– No es eso Martín, no lo digo por eso – sonaba cansada y conciliadora, pero Martín estaba cabreado, incapaz de callarse.

– Ya te queda poco para que sea una carga, me buscaré la vida para que sea así no te preocupes. Y, cambiando de tema, no es que me apetezca demasiado ir este año de vacaciones al piso de la abuela. Puedes ir tú a la playa, que yo me quedaré aquí y así empiezo antes a buscar algo y te ocasiono menos gastos –

Su madre se acercó a él en el sofá y le acarició la mano. El contacto físico pareció destensar la cuerda que Martín sentía tirante en su interior.

– Si quieres trabajar, trabajarás. Estudiarás lo que quieras. O lo que te den entre lo que sea que hayas solicitado. No eres una carga para mí. Y me gustaría que este verano vinieras con nosotras a la playa. soy muy consciente de que tal vez será el último año que pasemos juntos como cuando eras un niño – la voz era dulce, pero seguía sonando preocupada

Martín suspiró para serenarse antes de hablar – Claro que me preocupa mi futuro, probablemente demasiado. Más que a muchos de mi edad que se lanzan a lo primero que les salta sin reflexionar. Creo que mi problema es precisamente ese, que quiero elegir bien hacia dónde seguir. Iré contigo y con la abuela a la playa, aunque es cierto que este año me apetece menos. Y seguir yendo a la protectora me viene bien, créeme –

– Entiende que me importe lo que te pase, lo que decidas, que me preocupe verte tan volcado en esa perrera y tan poco en todo lo demás. No pienses ya en la universidad, es que ni siquiera te veo detrás de las chicas de tu edad que es lo suyo con diecisiete años. Me asusta que te vuelques demasiado en el lugar y las personas equivocadas, pero confío en ti. Con la edad que tienes no me queda más remedio –

Cuando Martín se fue a dormir y a sudar a su cuarto poco después, iba pensando en lo equivocada que estaba su madre, sí que había una chica que le quitaba el sueño, aunque no precisamente de su edad.

Al menos los pequeños filósofos peludos seguirían de momento en casa.

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Esta gatita, de un color mágico, tiene unos tres meses y urge sacarla de la calle. Necesita con urgencia adoptantes o casa de acogida. Es miedosa, pero afable y juega mucho. Parece a simple vista que está bien, aunque aún no tiene resultados de las analíticas.

Contacto: Azur.ares@gmail.com

Free, uno de los perros damnificados por los incendios de Sierra de Gata

Me escriben de Animal Rescue España para contarme que han desplazado hasta la zona afectada por los incendios en Sierra de Gata un equipo especial con el fin de rescatar y dar ayuda a los animales afectados por el desastre natural.

Terrible a todos los niveles. Un incendio forestal que ha arrasado ya 8.000 hectáreas de la provincia de Cáceres, un paraje natural único. Para llorar. Pero no solo para llorar, tambien para ayudar.

Hay muchas asociaciones recibiendo animales del incendio: en esta web trataban de centralizar la información. Os recomiendo visitarla si queréis echar una mano, aunque sea difundiendo.

Me cuentan que en estos momentos no se cuenta con una cifra exacta de los animales que han sufrido daños en la catástrofe, pero que se está trabajando duro por lograr salvar el mayor número de vidas.

Muchos de los animales que conviven en el lugar han quedado encerrados, atrapados, con heridas de gravedad y muchos otros han muerto entre las llamas. Ante tal terrible situación Animal Rescue España, junto con otras organizaciones, ha decidido trasladar un equipo especial con el fin de salvar las vidas que han logrado salvarse del desastre.

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Y os voy a traer un caso concreto, ejemplo de muchos otros. Free es una perrita afectada por el fuego, que necesita con urgencia casa de acogida para recuperarse en Madrid.

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La encontraron en muy malas condiciones ya de antes del incendio. Se ve que está acostumbrada a vivir atada todo el día y tiene las orejas cortadas de mala manera, una chapuza para que parezca más agresiva, una perra de guarda pese a que es muy buena, un pedazo de pan.

Tiene leishmania, aunque eso no es ya ningún inconveniente para tener una vida sana y larga. Mi perra la tiene desde que la adopté hace mas de una década y ya tiene 16 años.

Está muy débil de momento, se encuentra descansando y comiendo para recuperarse.

Contacto: adopta@animalrescuespain.es

Para colaborar en los gastos veterinarios:
Paypal –> donacionesveterinario@hotmail.com
Cuenta Bancaria –> ES62 2038 1741 8430 0157 3259

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Sandra Barneda inicia una campaña para que Renfe no discrimine a los perros por tamaño #perrosaltren

Es muy probable que conozcáis a Sandra Barneda, popular presentadora de televisión y muy activa en Twitter. Sandra es periodista, tenemos la misma edad, escribe novelas y ama a los animales. Cuatro aspectos en los que coincidimos. Y no son los únicos, porque Sandra además es de las que alza la voz cuando cree que toca.

En estos momentos hay una recogida de firmas que ha sido iniciada por ella pidiendo a Renfe que no discrimine a los perros por tamaño. Hoy día es cierto que resulta mucho más fácil viajar con perros pequeño, y no tiene sentido. Lo que importa es la educación del animal, o de sus propietarios, que viene a ser lo mismo y es igual de importante aunque no haya perros por medio.

En media y larga distancia en Renfe es imposible viajar con animales cuyo peso exceda los diez kilos, la norma es vaga y sujeta a interpretación y a la buena voluntad del resto de viajeros. ¿10 kilos incluyendo el transportín? (por lo que sé, nunca los pesan) ¿Y si he pagado mi billete y el del perro y un viajero se opone sin motivo justificado? ¿Qué pasa con los perros guía? En Cercanías sí se especifica, pero en media y larga distancia no (en esto ya os digo yo que no hay problema).

Se permite su transporte siempre que no se opongan el resto de los clientes. El viajero que los lleve a su cargo se hace responsable de las molestias y daños que pueda ocasionar el animal. Deben ir con la documentación y en las condiciones higiénico-sanitarias y de seguridad previstas en la legislación vigente. El transporte se limitará a pequeños animales de compañía, entendiendo como tales, perros, gatos, hurones y aves (no de corral), cuyo peso máximo no exceda de 10 Kg. Se admitirá como máximo un sólo animal por viajero, siempre dentro de una jaula, o elemento transportín u otro tipo de contenedor cerrado, cuyas dimensiones máximas no superen 60 x 35 x 35 cm., y que dispongan de algún dispositivo que permita contener y retirar los residuos. En plazas acostadas sólo será posible el transporte en departamentos/cabinas completas (modalidad familiar). El transporte es gratuito cuando el viajero que los lleve a su cargo tenga un billete en clases Preferente sentada, Club, cama Preferente, cama Gran Clase y Butaca Gran Confort. Para el resto de clases se establece un precio correspondiente al 25% del asiento de clase Turista según el trayecto y tipo de tren correspondientes.

Si se quiere hay muchas posibles soluciones para que los viajeros que no quieran ver perros no tengan que hacerlo, como emplear vagones concretos o trenes predeterminados. De hecho, en Cercanías viajan hace tiempo con mayor facilidad, sin restricciones por tamaño y sin contratiempos, que es la mejor prueba de que es posible.

Se admitirá para su transporte pequeños animales domésticos, siempre bajo la custodia del viajero que los lleve, si no se oponen los otros viajeros o se producen molestias a los mismos.

Precauciones con el animal:
– No es necesario llevar al animal dentro de una jaula.
– Siempre deberán ir sujetos con correa.
– En el caso de perros, provistos de bozal.
– El propietario o acompañante del animal es el responsable de los daños que este pueda ocasionar.
– No se emitirá billete ni se abonará cantidad alguna por su transporte.

De acuerdo a la legislación vigente, los perros lazarillos podrán viajar en todos los trenes de forma gratuita.

Cercanías podrá limitar su transporte a los trenes, horarios y estaciones que se autoricen en cada Núcleo. Estos tramos horarios pueden consultarse en la página correspondiente a cada núcleo.

Os dejo con el texto que Sandra ha elaborado para llevar a cabo esta petición y con una foto en la que sale acompañada del precioso Bruno, hoy día vetado en media y larga distancia en Renfe. El hashtag es #PerrosalTren

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¿Sabías que los perros de más de 10 KG no pueden viajar en el AVE y en ningún otro tren de Renfe?

Este verano, muchas familias en España no podrán disfrutar de unas vacaciones junto a sus mejores amigos: sus perros. Nosotros, como amantes y amigos de los perros, tenemos la obligación de defender sus derechos y de darles voz. Y poder viajar con ellos en estas vacaciones es algo que debería estar al alcance de todos.

Una compañía como Renfe, que ya ha demostrado sensibilidad para atender a los ciudadanos y para ofrecer soluciones, tiene la oportunidad de seguir siendo referente.

Por eso, pido a Renfe que permita viajar en sus trenes a los perros de más de 10Kg >>

Unas semanas atrás, en twitter, creamos un movimiento a favor de que en los trenes puedan viajar nuestros mejores amigos. Cientos de personas mostraron su apoyo a una medida que resulta tan lógica. Ahora, con vuestras firmas, estoy segura de que Renfe encontrará una solución: desde reservar plazas especiales hasta habilitar un vagón como autorizado para viajar con perros.

¡Firma esta petición y entre todos conseguiremos que muchas familias puedan disfrutar juntos de estas vacaciones!

30 perros sentenciados para el 20 de agosto

Estos animales están en la perrera municipal de Badajoz, un lugar obligado a recoger a todos los animales de su zona limítrofe y que se ven obligados a sacrificar, como en miles de perreras de toda España.

En esa perrera, como también sucede en muchas por suerte, hay un grupo de personas que hacen lo que pueden por salvar el mayor número de vidas posibles, logrando adopciones y acogidas.

Justo ahora están pidiendo ayuda a gritos porque hay treinta perros que tienen próxima la fecha de sacrificio.

Se necesita ayuda en forma de adopciones, acogidas temporales y difusión.

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Aquí os dejo algunos de sus rostros en primer plano, rostros que no han hecho nada para pagar con su vida la sinrazón humana.

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A Pepa la atropelló un tractor, le falta una pata y le sobra amor a entregar

La asociación Animal Rescue España me pide ayuda para difundir a Pepa, una preciosa galguita que parece de porcelana y que únicamente tiene tres patas.
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La galga Pepa con tan solo tres meses de edad ya sufrió la dejadez y la falta de empatía.

Vivía abandonada, como cientos de galgos en nuestro país y fue atropellada por un tractor que la dejó tirada.

Una familia la recogió y fue operada de urgencia, pero poco pudimos hacer para salvar una de sus patas delanteras.

Ahora con solo tres patas, pero con todo un futuro esperanzador por delante comienza sus primeros pasos.

Pepa es una galga especial y necesita una familia especial que quiera dar y recibir cariño. Bien cuidada podrá vivir perfectamente solo con tres patas e incluso podrá correr.

La perra se encuentra en Madrid. Necesita una buena familia cuanto antes.

Contacto: adopta@animalrescuespain.es

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Lupe y Nuka dejarán pronto de ser cachorras sin haber conocido una familia

imageMaría es una de esas personas incapaz de mirar a otro lado, incapaz de no prestar su ayuda aunque implique complicarse la vida y también costes emocionales y económicos. Por eso María, cuando supo de una camada de cachorros de apenas dos meses abandonada en el campo, acudió allí dispuesta a rescatarlos.

Logró salvar a siete, que se llevó a su casa. Los desparasitó y comenzó a difundirlos. Al principio todo parecía ir bien, cinco encontraron familias en apenas un mes, pero Lupe y Nuka parecen haberse vuelto invisibles, ya tienen mas de cuatro meses y no son capaces de encontrar un buen hogar para ellas pese a haberlas difundido por todos los medios que se les han ocurrido.

Son cachorras sanas y bien socializadas, criadas en casa en compañía de otro perro. Serán de tamaño mediano o grande, son cruce de caza. Urge que alguna familia se fije en ellas.

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Si no podéis ayudar mas que en la difusión de su caso. Vuestras redes sociales, será bien recibido. Nunca se sabe dónde puede estar un posible adoptante.

Están en Valencia, pero se entregan en otras provincias con contrato de adopción.

Contacto: 606514138 mcogollos86@icloud.com

 

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