El programa Cámbiame es uno de los peores formatos que se han hecho en España en los últimos años. Y lo es porque no tiene fondo, sino sólo superficie. Una superficie absurda y acomplejante.
Personas que necesitan de todo menos que les cambies de atuendo acuden allí con desesperación, para que tres personas tan superficiales como su pretenciosa ropa decidan si les conceden la gracia del disfraz, de la fama efímera, del vestido de seda que no oculta a la mona.
¿Eres un zombie devorador de modas cuyo único foco está en buscar la aceptación de los demás por lo que llevas puesto? Eres válido.
¿Llevas la vestimenta que te da la gana? Necesitas ser cambiado.
Pero no cambian a nadie, sólo uniforman, enrasan, incluyen brevemente en la banalidad.
Ellos necesitan el cambio, no tú.