Al mando de la tele Al mando de la tele

"La televisión es una hija del cine que le ha salido disipada y de malas costumbres". Ramón J. Sender

Caprichosos TV

Narcos, una serie de Netflix.

Narcos, una serie de Netflix.

Lo quiero todo y lo quiero ya. Y si no, me enfado y no respiro. Este comportamiento, que sería corregido (o debería serlo) en un niño, es el hábito actual de consumo de televisión, si se lo quiere llamar así, o de contenidos multimedia para ser más exactos.

Yo he pecado, peco y pecaré. Las plataformas digitales son la panacea de los ansiosos, de los raros de horario o de los de gustos especiales. En mi caso, después de frustrarme con Wuaki y de un paso fugaz por Nubeox, he encontrado en Netflix la plataforma que se adapta a mí, por contenidos y funcionamiento.

Porque no es solo un estante donde colgar series, es un auténtico huerto donde además se producen.

En lo gratis, todas las cadenas generalistas dan a la carta (lo que quieras, cuando lo quieras y donde lo quieras) los contenidos que estrenan en sus canales de televisión convencional. Incluso las hay que van más allá, como Atresmedia con Flooxer y los vídeos cortos.

Pero no se alarmen. Al parecer a la tele de siempre aún le quedan muchos años de vida. Y muchos años aglomerando a la generalidad. A las grandes audiencias. A todos (o casi).

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