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Zidane está asustado por el dominio actual del Barça

Zidane, en un partido contra el Barça. (EFE)

Zidane, en un partido contra el Barça. (EFE)

Sí. Zinedine Zidane está asustado. Y no por el mal rendimiento de su equipo en este final de temporada, sino por que el eterno rival haya ganado (dando por hecho que esta también la logrará) ocho de once títulos ligueros en la última década. OCHO, que se dice pronto. Y el Real Madrid, dos. Para el técnico galo ahora el título más importante es el nacional. Porque de la Champions ya se ha cansado… y porque ve que, a este paso y con este ritmo, el Barça le superará en número de trofeos de Liga en sus vitrinas.

Los culés llevan 26 (con esta) y los blancos, 33. Solo siete de diferencia, por lo que para 2030 ya podríamos hablar de empate ténico si se sigue la misma rutina. Pero… la culpa de ello solamente la tendrá el Real Madrid. Es verdad que actualmente la Liga es cosa de dos (o de tres si el Atleti se mete en la lucha). Y cuando uno de los dos está más centrado en otras competiciones que en esa, lo normal es que la pierda. Es lo que le ha pasado a los blancos esta última década: se han centrado más en ganar Champions tras Champions (cuatro en los últimos cinco años, sin contar este) y han dajado la Liga de lado.

El campeonato nacional hay que jugarlo con intensidad y ganas desde el primer al último partido. Es el que evalúa el rendimiento de un equipo durante todo el año, con partidos casi todos los fines de semana (e incluso entre semana) que obligan a estar al 100% si se quiere tener opciones al título. Es el más sacrificado, y por tanto, el que más se agradece ganar al final de temporada. Pero claro, no tiene el mismo reconocimiento a nivel mundial como ganar una Champions. Y eso, el copar todas las portadas de Europa, es lo que le mola a Florentino.

Zidane está asustado. No solo por la Liga, también porque ve que este año el Barça puede ganarlo todo: un triplete. Va por el buen camino: la liga decidida, la Copa a punto de caramelo con una final asequible ante el Valencia y la Champions encarrilada, ya en semis y tras haber pasado la fase maldita con solvencia. Un triplete que podrían conseguir los azulgrana, que sería su tercer triplete de la historia, por los… CERO que llevan los blancos. Y eso escuece.

Zidane ya sabía que la debacle del Real Madrid iba a pasar… y Florentino prefirió no verlo

Florentino Pérez y Zidane

Florentino Pérez y Zidane el día de la dimisión del galo (EFE).

Lo más indignante de la peor semana de la historia reciente del Real Madrid no me parece lo ocurrido, sino que no se haya hecho algo para evitarlo. Que se haya mirado a otro lado. Había pistas sobre que una debacle así podía ocurrir, pero se prefirió ignorarlas.

La dimisión de Zidane fue un punto clave, pero no la causa. Lo que ha sucedido en el club blanco no ha sido por la marcha del galo, ni tampoco (o no todo) por la posterior de Cristiano, pero el bueno de Zizou lo supo ver a tiempo.

Cuando le preguntaban si prefería ganar Liga o Champions, sorprendía el francés con que era la Liga lo que quería, algo contrario a la tradición del club… y a su propio palmarés. Y es que Zidane pensaba en el día a día, en lo largas que se le hacían las semanas después de derrotas bochornosas por la falta de hambre y por el evidente desgaste de la plantilla.

Señaló la eliminación copera ante el Leganés como su peor momento por ello, y ese día tuvo claro que el equipo no daba para más, que podía hacer un esfuerzo corto, un esprint como el que le llevó a ganar de nuevo la Liga de Campeones, pero que la plantilla exigía una renovación para la que él no se veía con fuerzas. O que simplemente prefería no hacer por el lazo afectivo de quienes tanto habían dado al Real Madrid.

Y mientras Zidane se iba y después lo hacía Cristiano a cambio de 100 millones, una cantidad con la que hoy en día no puedes fichar ni a Coutinhos o Dembélés, en las altas esferas blancas se pensó que todo iba bien, que el equipo era tricampeón de Europa, que si los goles no los metía CR, los haría Bale, y que Isco sería por fin indiscutible para ser el líder de ese nuevo proyecto.Y que Asensio tendría más minutos para explotar definitivamente.

El que más conocía al equipo dejó claro en rueda de prensa lo que le pasaba a este Real Madrid envejecido y cebado de éxito. Se vendió el Ferrari pensando que en breve se podría estropear y que bien estaba sacar una buena suma por él. Y a cambio, la nada. Del deportivo a coger el autobús, de golpe. Un entrenador con la vitrina vacía de títulos y escaso carisma, un par de fichajes de relleno, un proyecto de futura estrella… y de nuevo al ruedo.

A Florentino es justo reconocerle los éxitos logrados todos estos años, pero lo que está claro es que no ha sabido ver venir lo que iba a pasar pese a los numerosos indicios que había. Y también es evidente que ya no es aquel que revolucionó el mundo del fútbol en 2009 fichando a cracks sin medida, hasta él se ha acomodado. De Cristianos y Kakás a Odriozolas y Marianos. Lo que necesita ahora el Madrid es ese Florentino desbocado de hace diez años. Veremos si sigue con fuerzas para ello o a los blancos les espera una larga y dura travesía del desierto.

Florentino es el que debería dimitir: sentenció al Real Madrid tras permitir la marcha de Zidane y forzar la de Cristiano

El cabeza de turco de la crisis del Real Madrid ha sido Julen Lopetegui. Hay quien culpa también a los jugadores e incluso a Florentino Pérez. Pero siempre es más fácil echar al entrenador pese a que la plantilla no haya estado a la altura y el presidente sea el verdadero culpable. Porque esa es la dura realidad. Y si no cambia, ni Conte ni Solari (si uno de ellos sustituye a Julen) podrán hacer mucho por este equipo.

Florentino dejó que Zidane se marchara pese a la opinión contraria de los jugadores y forzó la salida de un Cristiano Ronaldo harto de las malas caras y palabras de su presidente. Dos salidas del club que ni él ha sabido gestionar bien. La de Zidane intentó mitigarla quitándole su entrenador a la selección tan solo dos días antes de comenzar el Mundial de Rusia. Una jugarreta que, ahora, se ha revertido en su contra.

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid.

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid.

De la de Cristiano casi mejor ni hablar. El crack del club se fue por la puerta de atrás, sin despedida ni halagos pese a haberle dado al Real Madrid grandes momentos. Su mala relación se hizo en ese momento evidente y la influencia del presidente en la marcha del delantero luso también. Es más, ahora Cristiano ha querido dejarlo claro: «Lo que me decía nunca lo hizo desde el corazón», declaró en una entrevista concedida a France Football. Y añadió que Florentino, al final de su etapa en el Real Madrid, lo miraba «como si ya no fuera indispensable», lo que le hizo tomar la decisión de marcharse.

En ese momento, Florentino no permitió al club traer refuerzos a la delantera y creyó que apostando por la juventud la marcha de CR no se iba a notar…  No obstante, la humillación del Barça el domingo en el Camp Nou (5-1), precedida de otros cuatro partidos sin ganar en Liga, ha hecho evidente que esa decisión no fue la adecuada. El club necesita a un líder que no tiene (aparte de Sergio Ramos) y deberá encontrarlo en el próximo mercado de invierno.

Pero esto solo lo ve la opinión pública. Porque Florentino sigue creyéndose el amo y señor del club. Él siempre ha salido indemne de sus malas decisiones y esta vez no iba a ser de otro modo. Es Florentino quien se encarga de señalar al culpable y cargar las escopetas de la prensa para que lo señalen y lo conviertan en cabeza de turco. ¿Con qué fin? Siempre para librarse él. Esto se demostró cuando empezaron los rumores de que Lopetegui iba a ser destituido (hace unas semanas). La decisión de su cese estaba ya tomada y quería que la prensa aportara las razones cuando se fuera a hacer efectiva. Que señalaran a Lopetegui como el verdadero culpable. Porque los entrenadores son los que siempre cargan con esa responsabilidad… aunque el verdadero culpable esté sentado en el palco y no en el banquillo.

Zidane: el entrenador que fue menospreciado y ahora todos echan de menos en el Real Madrid

Florentino Pérez y Zidane

La mirada de Florentino Pérez a Zidane representó a la perfección al madridismo (EFE).

Nada mejor para darte cuenta de lo que quieres a tu novia que darte, una mañana que te dice que tenéis que hablar, que te va a dejar. Y eso fue lo que le pasó al madridismo, en su gran mayoría, con Zidane: tanta crítica, tanto «es un alineador», tanto desprecio a cómo ha llevado al equipo para darse cuenta de lo importante que es, de la HISTORIA, con mayúsculas, que ha hecho en el Real Madrid. Leyenda absoluta como jugador y como entrenador.

Es este un país poco acostumbrado a las dimisiones, también en el mundo del deporte. Y nadie se da cuenta de lo importante que es irse a tiempo, más aún en los mejores momentos. Pasó con Iniesta, con el que muchos no entienden que se vaya del Barça cuando aún está a un gran nivel, y pasa con Zidane, que hace lo mismo que como jugador, irse en lo más alto.

Pero la decisión no puede tener más lógica, analizada en frío. Él ha vivido desde dentro lo que ha pasado en el vestuario, como el grupo no ha sido capaz de ser competitivo en el día a día, los constantes tropiezos en Liga, la dolorosa eliminación copera. Intuía que el año que viene, si seguía, iba a ser más de lo mismo, todo a una carta, fiar la temporada a ganar de nuevo la Champions.

El club blanco afronta ahora el verano más difícil en muchísimo tiempo, con la misión de encontrar un sustituto a la altura de su antecesor y con temas sobre la mesa tan candentes como el de Cristiano Ronaldo o el de Gareth Bale. Mientras, de momento, honor para Zinedine Zidane, el entrenador que mejor ha comprendido qué es el Real Madrid. Hablar de su flor para explicar sus éxitos queda para los que no entienden nada de lo que es el fútbol y lo que es el banquillo más difícil del mundo.

«Zidane no tiene ni puta idea de fútbol»

Zidane

Zidane en Turín (EFE).

Estoy seguro de que usted ha oído o leído esa frase en alguna ocasión. Ha podido ser en una reunión familiar, en una cena de amigos, viendo un partido en el bar o en ese sitio en donde todo el mundo sabe más que nadie, Twitter.

El mantra de que Zidane no tiene ni idea de fútbol es algo extendido. Se le considera un alineador, un tipo que triunfa porque se lleva bien con los jugadores, por su mano izquierda, porque consigue que en el vestuario haya buen rollo. Es muy, muy raro que alguien alabe una decisión táctica suya.

En París, tomó una que cambió la eliminatoria, un variante llena de valentía. Cambió el esquema a un claro 4-4-2 con dos hombres en las bandas, Lucas y Asensio, y el Madrid le dio un meneo al equipo más caro del mundo. Si lo hacen otros, se hablaría de genialidad, de gran estratega. A Zidane eso no se lo conceden.

El galo lleva todo el tramo final de la temporada haciendo cambios (tanto tácticos como de nombres) que le están dando resultado. Lo hizo en la eliminatoria ante la Juventus, y ante el Bayern de nuevo. Ha ganado de manera consecutiva en París, Turín y Múnich, algo utópico hasta hace nada, y se sigue hablando de flor, de suerte, de carambolas. Nunca del entrenador. Por no hablar de cómo ha gestionado que la BBC no juegue prácticamente nunca a la vez.

El otro día, viendo a Salah, recordé que en su momento pensaba que me recordaba a Theo Walcott. También creía que era absolutamente imposible que la Roma eliminara al Barça. O que el Madrid no hubiera hecho mal vendiendo a Cristiano hace un par de años. He leído artículos que decían que Xavi era una gran mentira, allá por 2008. Y los de la Juve eran unos viejos decadentes después del 0-3 ante el Madrid. Hay millones de ejemplos. ¿No les ha pasado a ustedes cosas parecidas, casos similares? A ver si los que no tenemos ni puta idea de fútbol somos aficionados y periodistas, y no el actual bicampeón de Europa y uno de los 10 mejores futbolistas de la historia.

Derbi madrileño: Zidane pensó en la Champions en un derbi con (al menos) dos penaltis no pitados al Real Madrid

No valía de mucho el derbi madrileño, y eso se notó en la planificación de Zidane, que pensó más en el partido de la Juventus del miércoles, en particular, y en lo que queda de temporada, en general.

Así, no jugaron de inicio Casemiro, Modric, Isco y Benzema, mientras que Cristiano fue sustituido a la hora de partido sin poner ni una mala cara ni un gesto de extrañeza. El plan de Zizou estaba bien claro.

Ahora, una cosa es que en el partido haya poco más que la honrilla en juego y otra que guste que se dejen de pitar tres penaltis a favor. El primero de ellos, a Kroos, fue muy, muy claro, y la explicación del comentarista madridista de Bein, Jorge Valdano, fue que «El árbitro deja seguir porque ve que hay continuidad en la jugada».

También en la primera mitad, Lucas Vázquez reclamó la pena máxima en una dura entrada en el área por parte de Lucas Hernández, y el propio extremo recibió tras el descanso un codazo en el área por parte de Godín que Xavier Estrada Fernández o bien no vió o bien consideró que dar un golpe con el codo en la cara no es suficiente para señalar los 11 metros.

Un poco de polémica para animar un derbi anodino por la escasa emoción que tenía, pero interesante por el juego. En Europa les esperan las verdaderas batallas a ambos.

 Los jugadores del Real Madrid protestan al árbitro

Los jugadores del Real Madrid protestan al árbitro Estrada Fernández en el derbi ante el Atlético (EFE).

A Zidane se le acaba el crédito: la crisis del Real Madrid le señala

Cuando un entrenador lo ha ganado todo con un equipo, cuando ha llenado la vitrina de su club de títulos, cuando ha logrado incluso lo que ningún otro habia conseguido antes (esas dos Champions seguidas…), es difícil señalarle como culpable de los malos resultados. Duele. Pero el fútbol es como una relación amorosa, la felicidad anterior no significa nada, los buenos recuerdos no implican que haya que continuar hasta el final. La idílica relación entre Zidane y el club blanco vive una crisis de la que es muy difícil que se salga, y el galo tiene mucha culpa de ello. No hay que tener miedo a señalarlo por los grandes momentos del pasado.

Zinedine Zidane (EFE).

Zidane superó, y con creces, las expectativas que había a su llegada. Cogió a un equipo roto, hundido, que tenía la lucha casi perdida y venía de ser aplastado por el Barça con un 0-4 humillante en el Bernabéu. ¿Les suena, verdad? La situación actual es exactamente la misma a la que le costó el puesto a Rafa Benítez. Solo que con el equipo a 16 puntos del líder, mientras que el madrileño lo tenía a solo cuatro.

Sin embargo, en esos dos años casi exactos que lleva el francés en el banquillo, se han levantado dos Champions. Y una Liga. Y un Mundialito y dos Supercopas. Ello es la razón de que el puesto de Zizou no corra peligro, pero no quiere decir que no haya que señalar sus (graves) errores y su cabezonería en la toma de decisiones en esta campaña.

Negación de la realidad

Ya se sabe que para poner solución a un problema, lo más importante es reconocer la existencia del mismo. Pues bien, para Zidane, todo marcha bien y la cosa se arreglará sola, haciendo las mismas cosas, con los mismos jugadores, sin hacer apenas cambios y no hace ninguna falta fichar.

El club,  ante los malos resultados, está dispuesto a hacer un esfuerzo en este mercado invernal, pero en cada intervención ante la prensa, Zidane reitera que no quiere que se haga ningún fichaje. Se opone a que llegue un delantero que dote de gol al desacertado ataque del Real Madrid, y tampoco quiere un guardameta (con Kepa ya prácticamente cerrado) que aporte competitividad a la portería blanca. Quizás, el único entrenador del mundo que se niega a que su equipo le traiga jugadores.

Los mismos ‘11 cabrones’

La mítica frase de John Benjamin Toshack sobre que el lunes piensa en cambiar a todo el equipo y el domingo juegan «los mismos 11 cabrones de siempre» se hace realidad con Zidane. Su alineación es casi inamovible, eso hace que el equipo tenga a demasiados intocables y la consecuencia es el aburguesamiento de los jugadores. No hay competitividad. Para colmo, el día que decidió hacer un cambio, quitó a Isco ante el Barça, con el consiguiente desastre que supuso.

El caso más sangrante es el de Benzema, al que defiende contra viento y marea pese a su evidente bajo estado de forma y a su nulo acierto de cara al gol. Se niega, además, a que nadie le haga competencia.

Todo empezó en verano

Se fueron grandes jugadores, y llegaron otros en los que Zidane no confía. Cada partido de Marcelo es un drama defensivo, y Theo lo ve desde el banquillo. Se fue Morata (y Mariano) y a cambio llegó un Mayoral que no juega ni aunque Benzema no le marque un gol ni al arco iris. James se marchó a Múnich, y su sustituto Ceballos no va ni convocado la mayoría de los partidos. Se soñó con Mbappé, y no se le hizo hueco porque era demasiado dinero para un jugador que tenía difícil jugar porque por delante tenía a la BBC.

Los cambios

Consecuencia de esos intocables de los que hablábamos antes, probablemente. Pero lo cierto es que por muy mal que esté el Madrid en el partido, Zidane no hace cambios antes del minuto 75. Demasiado jugador que no puede ser sustituido, escasa confianza en los que tiene en el banquillo.

 

 

El desastre de Zidane: humillado por el Barça más mediocre

El clásico no solo deja muy tocada la Liga, aparece un claro señalado: Zidane. Sus decisiones y la omisión de las mismas en la parte decisiva del choque fueron nefastas para el Real Madrid, que se despide prácticamente de la Liga cuando aún no ha acabado el año 2017. Y con un 0-3 en casa, nada menos.

Zidane y Valverde

Zidane y Valverde (EFE).

El planteamiento del galo fue conservador, dejando a Isco en el banquillo y apostando por Kovacic. No le salió mal al inicio, pero el croata fue clave, por su dejación de funciones en defensa, del primer gol de los azulgrana.

Era el momento de tomar decisiones rápidas, con el Madrid muy, muy tocado y el Barça muy superior. Tardó tantísimo en tomar una decisión, con Bale y Asensio esperando para entrar, que los culés sentenciaron el partido con el penalti y expulsión de Carvajal.

Curiosamente, cuando entraron Bale y Asensio, el Madrid creó las mejores ocasiones. ¿Curiosamente? No, no es una coincidencia. La obstinación de Zidane en mantener como titular indiscutible a Benzema empieza a ser desesperante, un delantero que ni marca goles, ni se asocia con sus compañeros (por favor, basta ya de mitos). La culpa no es ya de Karim, lo es del entrenador, el que apuesta por él ciegamente cuando hay compañeros mucho más capacitados, pues si Bale no está para 90 minutos, están Asensio e Isco.

El Barça más mediocre de los últimos años, un equipo con bastante menos talento, le ha metido un 0-3 a domicilio al Real Madrid. Quizás la respuesta está en qué entrenadores tienen los dos equipos en el banquillo. Felicidades, Ernesto.

Los misterios de la crisis del Real Madrid y la hora de mirar a Zidane

Anda el madridismo desconcertado, y no es para menos. Y hay una gran pregunta, cuya respuesta no es nada sencilla de con testar: ¿Qué ha pasado para que el equipo que ganó hace apenas unos meses la Liga y la Champions haya empeorado tantísimo en tan poco tiempo?

Zidane y Cristiano

Zidane y Cristiano Ronaldo (EFE).

La plantilla se ha debilitado, vale, ahora ya pocos dudan sobre eso. Sin Morata, especialmente, ni James, se ha perdido mucho gol, precisamente la gran carencia de este Real Madrid de principio de temporada. Pero la Champions se ganó sin ellos, poco tuvieron que ver en el éxito de la Duodécima.

Hay dos grandes señalados, cuyos casos son muy distintos. Por un lado tenemos a Benzema, que desespera a los aficionados blancos con su falta de gol. Pero que nadie se olvide que empezó el 2017 igual, y los títulos llegaron igualmente. Su mágica jugada en el Wanda fue un oasis dentro de un final de campaña francamente mediocre. Y por el otro está Cristiano. ¿Cómo ha pasado de hacerle cinco al Bayern, tres al Atlético y dos en la final a la Juve a meter solo dos goles (y uno en el rechace de su penalti errado) en 14 jornadas? Otro misterio inexplicable.

Ayer, en San Mamés, el equipo fue el mismo que aplastó a la Juventus en Cardiff. El 11 de gala que estuvo 60 partidos seguidos marcando un gol. Cualquier parecido con esa época, es mera casualidad.

Con este panorama, toca mirar a Zidane, a su inmovilismo. Ante el Athletic, no hizo ningún cambio hasta el minuto 82, se le ve bloqueado, sin ser capaz de aportar ninguna innovación táctica. Sin Bale, ahora el 4-4-2 es incuestionable, da igual que el equipo necesite gol como el comer. El francés se ha ganado mucho, mucho crédito, pero es el momento de exigirle más. A otros entrenadores, se les destituyó con resultados similares a los de este Madrid.

Otro año una grave crisis del Real Madrid… ¿otra Champions que ganarán los blancos?

Kroos y Cristiano se lamentan en el partido del miércoles en Wembley (EFE).

Lo peor y a la vez lo más raro de lo que me pasa viendo al Real Madrid es que no sé qué está pasando con este equipo. Me niego a pensar que sea solo una cuestión de actitud, como señalaron varios futbolistas tras el partido ante el Girona. En Wembley, los jugadores blancos salieron mentalizados y concentrados, y el mejor ejemplo fue Sergio Ramos, el perfecto baremo cuando de actitud se habla.

Quizás la explicación más lógica sea una suma de muchas, muchísimas cosas. Jugadores en pésimo estado de forma (hola, Marcelo), otros que son una sombra de pasadas temporadas (Kroos y Modric, por ahí se cae el equipo) y jugadores con los que es mejor resignarse, no pedirles más de lo que pueden dar. Con esto me refiero a Benzema, delantero titularísimo del doble campeón de Europa que el miércoles recibió un clínic de cómo debe jugar un ‘9’, cortesía de Harry Kane.

No se libra, ni mucho menos, Zinedine Zidane. Cada cambio táctico del galo es un desastre, ni una vez en toda la temporada un cambio ha resultado efectivo. En los últimos partidos, se ha empeñado en cambiar el dibujo del equipo para intentar remontadas, y todas las veces ha convertido al Madrid en un caos táctico que ha empeorado la situación.

Para acabar, una pequeña mención a lo sucedido este verano, que deberá ser analizado con calma más adelante. En el partido más importante de la temporada, tuvo que jugar un canterano sin apenas experiencia (un voluntarioso pero bisoño Achraf) y el banquillo tenía una media de menos de 21 años. Cuando vienes de tener el año pasado a Morata, James y Pepe, este es un dato duro, muy duro. El banquillo ya no cambia partidos, solo Asensio parece una garantía, y no deja de ser aún muy joven.

Mala pinta tiene este proyecto, muy mala. Y por lo visto en las últimas temporadas, esto solo puede acabar de una forma: con otra victoria en la Champions.