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Las terceras equipaciones, la pesadilla de todo aficionado al fútbol

No se qué es lo que les pasa por la cabeza a los diseñadores de las equipaciones de los equipos de fútbol a la hora de elegir los modelos, pero nunca aciertan con las terceras equipaciones. Hay veces que el primer o segundo conjunto también resulta dañino para los ojos, pero suelen ser más parecidos de un año para otro. Pueden variar sus rayas (verticales, horizontales, con más o menos grosor, más cantidad o menos…) pero los colores tienden a ser siempre los mismos: los del escudo (primera equipación) y algún otro que lo identifique como el de la bandera de la ciudad (segunda). Sin embargo, el tercer conjunto nunca sigue unos valores predeterminados. Los colores y estampados pueden ser variopintos, y suelen causar horror en los aficionados.

Terceras equipaciones de Barça, Atlético y Real Madrid.

Terceras equipaciones de Barça, Atlético y Real Madrid.

El último caso llegó ayer, cuando se filtró la tercera equipación que usará el FC Barcelona esta misma temporada, que será presentada el próximo miércoles, 12 de septiembre, según RAC1. Ha sido fabricada, como las otras dos, por Nike. El pantalón y la camiseta comparten el mismo color rosa (o salmón que en otras ocasiones ya ha usado el club) y la parte de arriba la combina con una franja más oscura. En el fondo de los colores, además, se puede apreciar la imagen aérea del distrito del Eixample, una de las principales arterias de la Ciudad Condal.

¿Para qué? Para dos cosas: vender camisetas de fútbol y promocionar la ciudad de Barcelona. Sin embargo, este diseño no ha tardado en generar críticas. Algunos dicen que parece un «pijama» o un «mantel manchado», otros que se parece a la del Real Madrid (al menos en el color), e incluso hay gente que la ha tildado de «esperpéntica» y «espantosa». Y no es la primera vez que una equipación (sobre todo las terceras) recibe críticas de este estilo. Le pasó al Atlético de Madrid también esta semana y, si echamos la vista años atrás, seguro que recordaremos alguna camiseta de nuestro equipo de fútbol (o de cualquier otro) que nos causaba pesadillas.

Claros ejemplos son las ‘camisetas ketchup’ del Athletic de Bilbao de la temporada 2004/05, el esmoquin de la Cultural Leonesa (2014) o el más reciente (2015) homenaje del Celta de Vigo a la gastronomía gallega.

Lo que es cierto es que las terceras equipaciones, pese a que son las que menos usan, sí que la lucen los jugadores en determinadas ocasiones. La primera se usa de local, y la segunda y tercera de visitante cuando hay «confusión», aunque se han dado y se seguirán dando casos esporádicos en los que un equipo viste con otra equipación en su propio campo.

¿Por qué? En la Liga son los árbitros quienes deciden qué equipación llevan ambos equipos. Pero fuera de la competición nacional, normalmente la elección la hace la marca que las fabrica. Y el objetivo solo es uno: vender más. Por ejemplo, si el Madrid siempre juega con la camiseta blanca, las otras no se van a vender al mismo nivel que la blanca. Es de cajón. No obstante, las marcas quizá deberían plantearse que si no venden tanto estas equipaciones quizá no es porque los jugadores apenas las usan, sino porque el diseño es, sencillamente, horroroso.

 

Rakitic y Modric no tendrían que haber jugado el Mundial de Rusia (o eso piensan ahora sus equipos)

Ninguno de los dos clubes lo pensaron antes. Es más, deseaban lo mejor a sus internacionales antes de emprender la competición mundialista. Sin embargo, el Mundial de Rusia está siendo ahora, más de un mes después, el calvario del Barça y del Real Madrid. Dos de sus grandes estrellas destacaron sobre el resto con Croacia: Rakitic y Modric. Y ambos están en la lista para optar a uno (o a varios) de los trofeos individuales de la temporada.

Los dos centrocampistas son dos piezas clave en sus respectivos equipos, pero también en su selección, y después de su actuación en Rusia 2018 se han revalorizado. Y no poco: el PSG estaría dispuesto a pagar 100 millones de euros por el culé (125 millones de cláusula) y el Inter (entre otros) acechó hace unas semanas al madridista, cuya cláusula asciende a 750 millones de euros. Muy bien por ellos, pero ahora sus equipos estarán pensando que no tenían que haber jugado el torneo o, al menos, no haber brillado tanto si no quieren desprenderse de ellos.

Ninguno de los dos se ha pronunciado al respecto, pero ¡ojo! que todavía queda tiempo para negociaciones de última hora que destrozarían las plantillas de ambos equipos.

Rakitic y Modric celebran con Croacia.

Rakitic y Modric celebran una victoria con Croacia.

Por un lado, en Barcelona tiran de Messi para convencer a Rakitic de que se quede en el club. Aunque otros piensan que es el momento de venderlo: tiene 30 años y llegó de Sevilla por 20 millones. La pasada fue una de sus mejores temporadas y está en un muy buen momento de su carrera, pero quizá haya que repetir la acción: fichar a alguien joven y con proyección de futuro; además de ingresar en sus cuentas una suculente cantidad de dinero.

Por otro, en Madrid esperan que el de siempre (Florentino) ponga un cheque sobre la mesa para mejorar la oferta de los clubes interesados y blinde a su crack. Con la marcha de Cristiano, en Chamartín no quieren más sorpresas. A no ser que sea una de ellas la llegada de Neymar o Mbappé.

Junto a ellos, ambos clubes tienen entre sus filas deportistas franceses como Umtiti, Dembélé o Varane que destacaron a su manera con una campeona del Mundo como Francia y que podrían ser el objetivo de otros clubes europeos.

Umtiti es un pilar fundamental en la defensa culé, y Dembélé compite con Coutinho (y de momento le gana la batalla) por una titularidad que pone de los nervios a Valverde. Algo que no pasa con Varane, que hizo un buen mundial y pese a que Lopetegui optó por él para encuadrar el once inicial en el partido de Supercopa de Europa ante el Atlético de Madrid, sus repetidos fallos reabren el debate entre ponerlo a él o optar por Nacho. ¿El cansancio y poco descanso pasan factura?

Siete motivos por los que la Premier es mejor competición que LaLiga

Harry Kane celebra un gol la pasada temporada con el Tottenham (EFE).

Este viernes ha empezado la Premier League y de nuevo este año queda la sensación de que la competición inglesa está muy por delante de nuestra Liga española. Es un tema siempre debatible porque del otro lado, son nuestros equipos los que una y otra vez triunfan en Europa. Voy a aportar mi particular visión en este debate con algunos motivos por los que creo que la Premier es mejor competición que LaLiga.

  1. Está mejor organizada. Hay decenas de ejemplos. El que más me llama la atención es que ya se conocen todos los horarios de todos los partidos, hasta la última jornada, el próximo verano. Esto es utilísimo para el aficionado, que puede programar viajes con mucha antelación. De LaLiga se conoce sólo el horario de los cuatro primeras jornadas.
  2. Derivado del anterior: es una competición que piensa en el aficionado. Pero en el aficionado que va al campo. Es su prioridad. No dudan en retrasar inicios de partidos si hay problemas de tráfico o meteorológicos que impidan al público llegar a tiempo a sus localidades.
  3. Tienen más dinero. Esto no es una virtud en sí misma, sino que es una consecuencia de la venta de un producto bien organizado, promocionado y atractivo. Los recién ascendidos gastan en Inglaterra tanto como los punteros en España. Bien es cierto que despilfarran recursos y pagan precios inflados por jugadores, pero se lo pueden permitir. En cada equipo Premier hay al menos una estrella contrastada.
  4. Otra derivación del anterior punto: es una competición muy igualitaria. Las diferencias entre el que más cobra del dinero de la televisión y el que menos no son tan abismales como en España, donde Real Madrid y Barcelona están a años luz del resto. Esto provoca que la diferencia deportiva entre ellos (quizá deberíamos añadir ahí al Atlético de Madrid) y los demás siga acrecentándose. En la Premier hay cuatro o cinco equipos que pueden ganar el título.
  5. Uno de los motivos que explican los dos puntos anteriores es que la Premier tiene mucha más proyección internacional que LaLiga. Algunos aducen la influencia británica en el sudeste asiático (donde hay auténtica fiebre por la liga inglesa), fruto del colonialismo, pero tanta influencia tiene España en muchos lugares del mundo, como Iberoamérica, y sigue estando por detrás de la Premier en cuanto a interés internacional.
  6. Respeto por las tradiciones. En pocos lugares como en Inglaterra se ve el respeto por las tradiciones y por la historia de cada club. Homenajes a exjugadores, el boxing day, los Football programmes, las estatuas de las leyendas en las puertas de los estadios…
  7. La Premier es casi tan importante como las competiciones europeas. Para los equipos ingleses, es vital asegurarse un buen puesto en la competición local. Por supuesto que la Champions es importante, pero para un Tottenham (por ejemplo), obtener un buen puesto en la liga es vital, mientras que caer en cuartos o en semis de Champions no le afecta tanto. En La Media Inglesa lo explican muy bien en este artículo. Este hecho dice mucho a favor de la competición y lo que significa.

Y vosotros, ¿pensáis como yo o estáis en desacuerdo?

Cristiano Ronaldo: desagradecido, egoísta, altivo y calculador

Hay madridistas descepcionados porque Cristiano Ronaldo se ha olvidado muy rápido de ellos. Ni una palabra bonita, ni una lágrima, ni un gesto de cariño… Una fría carta de despedida y nada más. Incluso ha dicho que irse del Real Madrid (o lo que es lo mismo: fichar por la Juventus) ha sido «fácil». Y ¿dónde quedaron los reconocimientos a un club que le ha posicionado entre los mejores jugadores del mundo, que le ha llevado a ganar cuatro Champions, que le ha hecho ser cuatro veces Balón de Oro?

Ronaldo, antes del reconocimiento médico con la Juve. (EFE)

Ronaldo, antes del reconocimiento médico con la Juve. (EFE)

En su presentación de este lunes como nuevo jugador del equipo turinés, solamente supo dar las gracias, y con la boca pequeña, a una afición blanca que siempre lo ha idolatrado, pero que ahora lo critica por «desagradecido». Y razones no le faltan. Cristiano llegó del Manchester como una promesa no del todo consolidada y se hizo realmente estrella en Madrid. Su talento, pero también la publicidad y el palmarés que le dio fichar por el club blanco (unido a que en La Liga está su eterno rival en lo individual: Leo Messi), lo alzaron a lo más alto del fútbol mundial. Sin embargo, el crack portugués se olvida rápido de lo que debe. Pero ¿a quién le sorprende?

Echemos la vista atrás. ¿Qué es lo que Cristiano más ansía? Ser el mejor, estar por encima de los demás, le pese a quien le pese y caiga quien caiga. Los goles, el dinero y ganar son las mayores ambiciones del luso. Su ego se ha visto reflejado sobre el terreno de juego, pero también en sus palabras. Recordemos sus polémicas frases: «Mi futbolista favorito soy yo», «soy el primer, segundo y tercer mejor jugador del mundo» o «soy rico, guapo y buen jugador. Me tienen envidia». Eso es lo que quiere, causar envidia. Es su obsesión. Pero también es su marca. La marca Cristiano requiere eso: chulería, egoísmo y todos los adjetivos contrarios a la humildad. Con eso se ha hecho grande y es algo que nunca va a cambiar.

Y en Turín volvió a demostrarlo. «He hecho una historia brillante en el Real Madrid», afirmó el luso en la rueda de prensa. Solo él ha hecho historia, nada de compañeros, nada de club. Él, él, él y siempre él. Cristiano quiere desafíos, dijo, pero también quiere dinero, digo. Y es que lo que el portugués realmente ansiaba era que el Real Madrid le subiera el sueldo porque ganaba poco, claro, en comparación con Messi. Chantaje tras chantaje no consiguió que Florentino cediera y pidió que lo dejaran irse para cobrar más. Para salir en todos los titulares y para decepcionar (aunque no se sabe si queriendo) a una afición que lo tenía posicionado en un altar.

Cristiano es un polémico jugador, siempre criticado por algunos sectores, pero muy querido por otros. Algo que no ha valorado. Pero, tranquilos, tampoco lo hará con los bianconeros. No vale la pena lamentarse por esto, era la crónica de una despedida anunciada. Y… casi mejor que se vaya a defraudar a otro país.

Griezmann es el encargado de destronar a Messi y Cristiano del Balón de Oro

Cristiano y Messi levantan un Balón de Oro.

Cristiano y Messi levantan un Balón de Oro.

Si el Balón de Oro se diera al mejor jugador del mundo y no al mejor jugador de la temporada, siempre se lo llevaría Leo Messi. Es una realidad como una catedral de grande. Pero, claro, no sería ni justo ni atractivo. Su talento es indiscutible (le preguntes a quien le preguntes) y su aportación al Barça totalmente necesaria. Es verdad que con la Albiceleste tiene un gafe que no ha podido quitarse y no triunfa como un jugador de su calaña debería. Y, en año de Mundial, esto juega una mala pasada a la hora de elegir al ganador de trofeo. Esto, previsiblemente es lo que pasará este año.

Messi no se lo llevará, pero tampoco Cristiano Ronaldo, quien los últimos años ha seguido su estela e incluso ha logrado igualarlo con cinco balones dorados sobre su vitrina. Si es verdad que el luso ha ganado una Champions y comenzó la cita mundialista enchufado, pero ni siquiera logró llegar a los cuartos con Portugal. Se acabó la competición entre Messi y Cristiano, tanto en la Liga como en la lucha por el Balón de Oro. Tampoco Neymar —el que se creía que podía ser sucesor de los dos craks— será el que impida que alguno de ellos gane el sexto premio debido a su ‘no descacada’ presencia en Rusia.

Y es que estamos ante una nueva era, siempre que los periodistas que votan lo permitan. Y ojalá que así sea. El Balón de Oro «está considerado como el mayor honor individual a nivel futbolístico del mundo», afirman desde France Football, la revista especializada que lo otorga. Para obtenerlo, no vale con ganar una Liga o una Champions, tienes que haber ganado algo más difícil, como lo es un Mundial.

En nuestra memoria siempre quedará aquel Balón de Oro que debería haber ganado Andrés Iniesta (2010, cuando España ganó el Mundial de Sudáfrica). Antes, en año mundialista, se lo llevaron Fabio Cannavaro, después de que Italia se alzara como Campeona del Mundo; Ronaldo Nazàrio cuando la ganadora fue Brasil o Zinedine Zidane, con Francia en lo más alto.

Y es que (exceptuando el año 2014 y 2010, que se lo llevó Messi), en años de Mundial, lo habitual es que lo gane algún integrante de la selección campeona. Este año estaba merodeando entre croatas y franceses, y no era desmesurado meter en la quiniela a estrellas del estilo de Mbappé (Francia), Modric o Rakitic (ambos de Croacia). Sin embargo, tras la gran final, el firme candidato que arrasa todas las apuestas es Antoine Griezzman, actual campeón del Mundo con los galos y autor de uno de los cuatro goles que dieron la victoria a su selección. También fue el que provocó el autogol de Mandzukic y el que lanzó el córner que provocó el penalti que marcó. No podía hacer más en 90 minutos y eso podría llevarlo a lo más alto.

De esta manera, por fin, Cristiano y Messi dejan de ser los claros favoritos para ganar el Balón de Oro y…. Griezmann (que también ganó la Europa League este año con el Atlético de Madrid) es un gran sustituto. Lo veremos a final de año, para lo que todavía queda mucho, casi un mundo.

Ni Cristiano es tan bueno, ni Messi es tan malo

El Mundial de Rusia empezó muy diferente para los que seguramente sean los dos mejores jugadores del mundo en este momento. Cristiano puso su objetivo en la portería y en el primer partido (precisamente ante España) se marcó un hat-trick que lo pone como uno de los máximos goleadores y de los mejores de la fase de grupos.

Messi celebra su gol ante Nigeria. EFE

Messi celebra su gol ante Nigeria. EFE

Messi, por su parte, falló un penalti en el primer encuentro en el que su país terminó empatando 1-1 ante Islandia y no pudo solventar la derrota ante Croacia (0-3), lo que avivó los ánimos de sus haters, que ya presagiaban la eliminación de Argentina en la primera ronda. Un desastre que probablemente haría que Leo renunciase (ahora sí que sí) a vestir la camiseta de su selección debido a la presión que recae sobre él; y para Ronaldo un empujón más hacia el Balón de Oro 2018, al que muchos ya lo ven como favorito.

Pero… ni Cristiano es tan bueno, ni Messi es tan malo. El luso falló ayer un penalti ante Irán que puso a Portugal en la cuerda floja y al límite de la eliminación (y apenas se le criticó). Y el mejor Messi apareció hoy ante Nigeria para elevar a Argentina al segundo puesto de su grupo y clasificarla para unos octavos de final que veían muy lejos antes de que el crack marcara el primer gol del partido.

Uno empezó bien y acabó mal, al otro le pasó al revés. Pero los dos están en la misma situación: unos octavos de final que sin ellos no tendrían la misma emoción. En esa ronda eliminatoria se enfrentarán a dos selecciones difíciles y con muchos hombres (y nombres) peligrosos. Portugal se las verá ante la Uruguay de Luis Suárez y Cavani; y Argentina ante la Francia de Griezmann y Mbappé. Dos enfrentamientos que dejarán el Mundial cojo, sin dos de las grandes selecciones candidatas al título, pero que serán la mar de interesantes.

¡A disfrutarlos y que gane el mejor!

Guardiola y «el árbitro español»: una historia de obsesión y excusas

Tras la goleada recibida en Liverpool, Guardiola salió a dar explicaciones. Un gol en el que Salah partió en fuera de juego era el motivo, pero el técnico sorprendió a todos recordando una jugada de la temporada pasada, cuando el Mónaco eliminó al City. Hasta en dos ocasiones recordó la actuación del «árbitro español». Que nadie piense que es casualidad que recuerde la nacionalidad.

Pep Guardiola

Pep Guardiola (EFE).

Pep es un entrenador gigante, de eso no tengo duda. Lo demostró en el Barça, también en el Bayern (sobre el debate de si triunfó en Alemania o no ya me pronuncié) y lleva un buen camino en la siempre difícil Inglaterra. Pero esto es fútbol, y perder es lo más habitual. Y eso parece que el entrenador catalán (no sé por qué me da que le llamen español no le acaba de gustar) no lo lleva nada bien.

Cuando el Real Madrid le metió un contundente 0-4 al Bayern en el Allianz, Guardiola habló de que eran «atletas», una forma sibilina de menospreciar al rival. Es la tónica habitual de Pep en las derrotas, que ayer también dejó caer la actitud demasiado defensiva de su rival.

Pero aquí lo único cierto, lo único irrebatible, es que lleva ya tres dolorosísimas, por las formas, derrotas en la Champions, y va camino de la cuarta eliminación. Además de esa goleada de 2014 por los atletas, también fue aplastado un año después por el Barça. Y la pasada campaña, el bisoño Mónaco se exhibió ante los de Pep.

Para Guardiola, solo existe un modo de jugar al fútbol, el suyo. Sus ideas son las buenas, y de la misma forma que le parece que España es un estado «autoritario», a la vez defiende las bonanzas de Qatar, del que llegó a decir que «es sin duda el país del mundo islámico más abierto, más occidental. Si no, no le hubieran dado el Mundial».

Esa forma de ver el mundo que tienes es la que explica que ayer recordara que fue «un español» (persiguiendo a un oprimido catalán) el que hizo que eliminaran de la Champions y que no entienda que otras formas de jugar son tan válidas como la suya. Quizás le fuera mejor con un poco de autocrítica para plantearse el porqué de tantos repasos recibidos en Europa.

Los árbitros ayudan a Barça y Atlético y se equivocan con el Real Madrid: VAR, ven ya

Hoy que hemos descubierto que hasta en el rugby se protesta por el arbitraje y se persigue a colegiados al final de los partidos, en la Liga hemos vuelto a tener una jornada plagada de errores. El otro día decía Infantino que el VAR reducirá drásticamente los errores («sin el VAR hay un error grave cada 3 partidos. Con el VAR, uno cada 19»), y una semana más queda claro que su llegada es ya urgente.

Villarreal - Atlético

Fernándes Borbalán enseña una amarilla en el Villarreal – Atlético (EFE).

En el partido del Barça, el primer gol azulgrana fue en fuera de juego de Jordi Alba. Fue un partido tremendamente desequilibrado, pero el error es importante, dado que fue el que abrió el marcador. Después, en El Madrigal, penalti que no era a Griezmann y que sí decidió el trencilla que era, a instancias al parecer del linier.

Y después, más errores en el Bernabéu, empezando con un gol anulado (mal) por fuera de juego a Lucas Vázquez que ponía el 2-0 y que no subió al marcador. Poco después, llegó el empate del Girona. Tampoco influyó en el resultado, pero no me salen las cuentas de Infantino de que se equivocan en uno de cada tres partidos.

Fallos en líneas generales intrascendentes, esta vez, pero que dejan en evidencia que es urgente cambiar algo en esta autodenominada mejor liga del mundo. El VAR no está mal para empezar.

La importancia del ADN en la Champions League

Higuaín celebra su gol en Wembley este miércoles (EFE).

Esta semana se han cerrado las primeras eliminatorias de octavos de final de Champions y hemos comprobado una cosa que los que llevamos muchos años viendo fútbol ya sospechamos: con sólo el nombre no ganas, pero, ¡ay!, cuánto hace. Algunos clubes, esto es así, llevan la victoria en el ADN.

Vaya por delante que creo que en concreto el Real Madrid fue justísimo cuartofinalista, eso nadie lo duda. Pero al día siguiente, la victoria de la Juventus en Wembley reafirmó esta sensación. En la máxima competición continental hay un selectísimo grupo de gigantes y sentarse a la mesa con ellos es dificilísimo.

Estamos hablando del Paris Saint-Germain, un club que con dinero a paladas y jugadores de la categoría de Neymar, Mbappé, Cavani, Pastore, Lo Celso, Di María y un montón más, ha parecido un pelele ante un (insisto) muy serio Real Madrid. El Tottenham, por otro lado, es uno de los equipos que mejor fútbol hace en Inglaterra, y de hecho jugó mejor que la Juventus en los dos partidos. Tenían talento (Kane, Alli, Dier, Son…), tenían un entrenador puntero (Pochettino), un proyecto ilusionante… pero llega la vieja Juve y en dos zarpazos, evapora el sueño de los ‘Spurs’.

La Juventus, el Madrid, el Bayern, el Barça. Leía esta semana en Twitter (siento no recordar quién era el autor) que Bayern, Juventus, Real Madrid y Barça sólo se eliminan entre ellos en los últimos años. Bueno, hay un quinto invitado, que este año se ha quedado fuera de la mesa: el Atlético de Madrid del Cholo. Cada vez queda más claro que lo que consigue el argentino es un milagro.

Como decía antes, cuesta un mundo hacerse hueco entre esos transatlánticos. El Manchester City parece decidido a meterse este año, a base de dinero petrolífero, claro, por mucho que Pep Guardiola se disfrace de pobre. El Manchester United de Mourinho corre el riesgo de perder plaza en esa mesa presidencial (se lo está ganando a pulso). Y los demás, meras comparsas de los de siempre, que han hecho de la Champions su coto de caza particular.

Otra de las causas, claro está, es el formato Champions. ¿Recordáis qué saludable era el formato KO anterior? Te podía llegar muy lejos un PSV, un Anderlecht, un Steaua, un Nottingham Forest, un Malmö, un Hamburgo… Atrás han quedado esos años. Ahora sólo es un banquete de gigantes.

¿A qué hora es la Champions?

El fútbol moderno está acabando con todo, absolutamente con todo. El último de los placeres que nos arrebata vendrá la temporada que viene, con el cambio en los horarios de la Champions.

Gol de Cristiano al Bayern

Gol de Cristiano al Bayern (EFE).

Ese momento en el que alguien pregunta «¿A qué hora es la Champions?» es uno de los favoritos en redacciones y grupos de amigos. Al principio era algo que molestaba un poco, la verdad, pero con el paso de los años se ha convertido en una situación de lo más graciosa. «Joder, a las nueve menos cuarto, como desde hace 20 años», suelta siempre alguien entre las risas generalizadas por todos, incluso los que pasan del deporte rey.

Ahora, con los nuevos cambios, nos han quitado eso. El «¿A qué hora es la Champions?» cobra sentido, habrá partidos a las 18.55 (¿¿??) y a las 21.00 horas. Se acabó mofarse de la persona en cuestión, ese tiempo ahora hay que dedicarlo, los que somos periodistas, a hacer noticias de «Horario del partido de hoy de la Champions».