Entradas etiquetadas como ‘temperatura’

Mis remedios contra resfriados y gripes

Es época de resfriados y gripes y yo no iba a ser menos. Tras días con bronquitis y 39 de fiebre ya veo la luz al final del túnel, aun cuando en la parte álgida del delirio que dan las altas temperaturas corporales tuviese el detalle de escribirle un mensaje a mi madre confirmándole que me moría.

Y como estoy feliz de haber completado rigurosamente mi semana de amoxicilina -prescrita en Urgencias y lo más parecido a matar moscas a cañonazos-, voy a daros unas pautas que a mí me han ido muy bien. Consultadlas con un facultativo antes de ponerlas en práctica.

  • Ventilar toda la casa

Diez minutos es tiempo suficiente para airear la casa, ahuyentar los virus y que entre oxígeno en el hogar. Las corrientes de aire no son beneficiosas cuando estamos convalecientes.

  • La fiebre no es tan mala

Hay una tendencia a querer bajar la fiebre a toda costa, por rutina, con paracetamol e ibuprofeno, pero lo cierto es que pese al miedo que suscita se trata de un mecanismo de defensa natural del cuerpo que dificulta el crecimiento de virus y bacterias y que mejora la respuesta inmunológica. De todas formas, si me encuentro muy débil, procuro destaparme o intento arrastrarme hasta el baño para darme una ducha con agua templada. Sólo hay 3 casos en los que puede ser una señal de alarma: cuando la fiebre es superior a los 40º en niños y adultos, cuando en niños dura más de 4 días o en bebés menores de 3 meses con fiebre.

  • Infusiones de jengibre y limón

Cuando hay mocos y flemas, esta infusión es casi milagrosa. El limón es un poderoso antioxidante y bactericida, además de su aporte vitamínico. El jengibre es un gran expectorante, evita las nauseas

  • Miel de tomillo pura

La miel tiene propiedades antisépticas y en España tenemos la maldita costumbre de tomarla en infusiones o dentro de la leche caliente. Mal, así sólo conseguiremos que pierda sus bondades. La miel debe ser pura (las de los supermercados no suelen serlo), comprobaréis si lo es porque si la ponéis en agua, hará grumos y caerá al fondo del vaso, en cambio la falsa miel se derretirá. Tiene el poder de suavizar la garganta para calmar la irritación y atenuar la tos. A mí la que más me gusta es la de tomillo, indicada para las afecciones respiratorias de tipo inflamatorio, tos convulsiva y asma.

  • Dieta y abundante agua

Beber agua es importantísimo para mantenerse hidratado y mover mucosidades. Una dieta sana y equilibrada nos proveerá de todas las vitaminas y nutrientes que necesitamos.

  • Nada de lácteos

Los lácteos son inflamatorios y generan mucosidades. Cuando estoy así de malita, prohibidos.

  • Cuidado con sonarse fuerte

NO hagáis como yo, que de tanto sonarme y tan fuerte, me rompí un capilar y comenzó a sangrarme la nariz. Con tacto siempre es mejor. Y si la naricilla la tenéis pelada y roja, a mí me va muy bien aplicarme en cantidades generosas aceite de almendras y un poco de vaselina encima.

  • Humedad ambiental

Las mucosas respiratorias se resecan por culpa de la calefacción y para ello los humidificadores vienen muy bien. El mío es de agua fría y es un complemento también muy útil para tener las cuerdas vocales saludables.

  • No fumar

Fumar es asqueroso, pero hacerlo en estas condiciones es de yonki sin talento.

  • Infusiones de eucalipto

Beber una infusión de eucalipto es como respirar aire de las montañas. Un buen remedio que utilizo cuando estoy congestionada y con tos productiva.

  • Cebolla para la tos

Desde niña, cuando toso como un perro por las noches, me abrazo a media cebolla o la dejo en la mesilla para que me acompañe durante horas. Lo cierto es que esta práctica, aparte de hacer que la habitación huela terrible, consigue calmar mis deseos de echar la vida por la garganta.

  • Prebióticos, probióticos y kéfir de cabra

En lugar de comprar prebióticos y probióticos para reponer la flora intestinal, yo prefiero tomar a diario kéfir de cabra para regenerar el caos que siembran los antibióticos en el cuerpo. Me va muy bien.

  • Higiene

Cambiar las toallas, las sábanas, darnos baños tibios y lavarnos las manos es ley. Además, evitaremos toser o estornudar al aire y procuraremos hacerlo en pañuelos de papel para no propagar gérmenes y contagiar a los de alrededor. A los cerdos que te tosen en la cara por la calle les regalaría un año de malestar.

Por lo demás, el tiempo todo lo cura.

¡¡Poneos buenos muy pronto!!

Ojalá os sirvan mis consejos, aunque lo primero es acudir al médico.

Avec tout mon amour,

AA

  • Fotos: GTRES

La mala costumbre de acostumbrarse a lo bueno

adriana2

Acostumbrarse a lo bueno es peligroso, hace que valoremos menos las cosas y éstas pasen a ser corrientes.

Este fin de semana volaba por trabajo a Mallorca y el domingo, mi día libre, moría de ganas por bañarme en el mar. En mitad de un noviembre cargado de nubes, el agua estaba más cristalina que nunca y no había un alma de las que contemplan la isla todo el año. Moviéndonos de calle en calle y de historia en historia, unos amigos que viven allí me llevaron en coche hasta la Playa del Mago, una preciosa cala virgen nudista acuñada así porque en ella se rodó la película The Magician, con Anthony Quinn, Michael Caine y Candice Bergen como protagonistas.

Me sentí como una niña en una cama grande.

Ante la atónita mirada de mis amigos, calientes dentro de su anorak, dirigí mis pies descalzos hasta el agua turquesa -menos fría de lo que cabría esperar en estas fechas-, y con una sonrisa de oreja a oreja me sumergí entera en un mar solo mío en el que dejé atrás mi rímel y el cansancio acumulado de una frenética semana sobre unos tacones que siempre me han parecido excesivos. Una vez dentro, me di cuenta de que lejos de la orilla el mundo desaparece y no importa que llueva a cántaros o no sientas la piel. Me dejé sostener por el mar mirando al cielo, con los brazos en cruz, mientras mi vestido negro se hacía pesado y se pegaba a mi cuerpo, sin contacto con el suelo ni la realidad, más allá del paisaje. Fue entonces cuando cerré los ojos muy fuerte para grabar ese momento en mi mente y recuperarlo cuando tal vez lo necesite, como cuando todavía no sabía pelar una naranja sin ayuda de mis dedos y buscaba encontrar algún juguete perdido bajo el sofá, incapaz de dormir.

Y así me dejé arrastrar varios minutos, como una estatua de mármol, atrapada en la superficie, mojada, fría y atrapándole las manos al tiempo.

De regreso a la orilla, caminando muy lentamente en un desesperado intento por no dejar escapar la sal que me cubría y un adiós silencioso hasta no sé cuándo, pensé en que nos acostumbramos demasiado rápido a lo bello: al mar, a los besos de una misma persona, a la ciudad en la que vivimos y a la que deberíamos descubrir con los ojos de un turista…

A tantas y tantas sensaciones…

Entendí el motivo por el que no hay cuerpos flotando en el mar de otoño y envidié las ganas de esos viejecitos que se agarran a la vida sumergiéndose cada mañana en baños invernales, como si cada minuto fuera el último.

Nos cansamos de lo bueno y es una pena que no aprendamos a valorar lo que tenemos, antes de echarlo de menos… aun cuando cada amanecer disfrutemos de ello. Y aunque no hay nada como hacer las cosas por primera vez, cansarse oxida la vida, una en la que los deseos deberían madrugar más que los lamentos.

adriana

Avec tour mon amour,

AA