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Google Plus se renueva: fotos y hashtags

Imagen y hashtags. Son las novedades principales -y hangouts, pero yo me centraré en estas dos- y los pilares sobre los que descansa Google Plus a partir de hoy con su nuevo rediseño. Después de echar un vistazo a los cambios, me queda claro que esta red social, que según Emarketer ya tiene 343 millones de usuarios activos en todo el mundo y habría pasado a Twitter de largo, quiere abarcar cualidades que ahora mismo dominan Facebook o Pinterest. Pero también Instagram, aunque la presentación, la forma de compartir y las pretensiones de hacer comunidad sean diferentes.

La influencia de Instagram y el uso de aplicaciones móviles para smartphone de todo tipo ha hecho que en los últimos años nos apasione retocar fotos, hacer montajes, publicar panorámicas de lo que sea y experimentar con imagen dinámica. Google se ha puesto manos a la obra aprovechando el tirón y nos facilita unas cuantas herramientas para ello.

Si subes una foto a Google Plus, además de guardarse una «copia de seguridad» -si te bajas la aplicación al móvil te hace una copia de todas tus fotos almacenadas en él, por si lo pierdes-, puedes cambiarle el brillo, enfocar, rotarla, etc. con un editor primo-hermano de Picnik.

 

Esto ya se podía hacer, pero ahora la red social va más allá. Permite un ajuste automático o mejora -reversible- de las propiedades de la fotografía, permite optimizar una imagen a partir de varias fotos similares para que todas las personas que aparecen salgan «favorecidas», permite componer panorámicas, usar marcos divididos -seguro que ya habéis usado esta opción para publicar en Instagram a través de alguna app- e imágenes en movimiento, como los gifs, a partir de un grupo de fotos. También destaca las que considera mejores fotos y propone el «Alto Rango Dinámico».

¿Qué es esto último? Pues precisamente lo que ha generado una fuerte polémica con la instantánea ganadora de la última edición del World Press Photo, aunque finalmente se ha descartado la manipulación. Se trata de obtener una sola imagen a partir de diferentes exposiciones de la misma, con distinta luz; el resultado recoge un espectro lumínico amplísimo. No sé si mucha gente se atreverá con este tipo de recursos tan específicos, pero solo el hecho de tener, precisamente en Google, un archivo ilimitado de fotos online en alta calidad y tamaño… creo que es una muy buena apuesta.

Otro acierto es la posibilidad de mostrar el timeline en una columna o en tres, a gusto del consumidor. Es un diseño que permite distintas vistas en distintos dispositivos y, sobre todo, que el usuario pueda acceder a más contenido en un solo pantallazo. Y, por supuesto, están los hashtags. Antes ya se podían hacer búsquedas manuales por etiquetas, pero ahora la inclusión en cualquier entrada de un hashtag permite pinchar sobre él -quedan resaltados en color azul- y Google Plus nos muestra de forma bonita todas las publicaciones que lo mencionan, por «lo mejor» o «lo más reciente».

 

Al margen de lo que introduzcamos en el texto, Google añade en la parte superior derecha de cada entrada una serie de hashtags en gris, suma de los nuestros y los que él considera adecuados a partir de nuestro contenido: si pinchamos en cualquiera de ellos la publicación se da la vuelta -solo esa caja, quedando el resto de la pantalla igual- y permite navegar ahí mismo por el contenido relacionado. Muy chulo, aunque si no nos apetece que Google Plus añada hashtags a nuestras publicaciones, podemos deshabilitar esta opción.

Las posibilidades de navegación, por tanto, crecen para Google Plus (no me queda claro si las de compartir también). Ahora bien, supongo que toda la gente -me incluyo- que dedicamos menos tiempo a esta red social que al resto tendremos que esmerarnos y mantenerla al día, tanto a la hora de subir contenido como de recibirlo. ¿Por qué? Pues porque Google está acaparando todas las funciones y herramientas que puede, incluyendo mail, vídeo, edición de documentos, tendencias, fotos, red social, etc, y si bien en el pasado –wave, buzz– no le fue bien, ahora parece que ha arrancado.

No soy partidaria de centralizar, aunque entiendo que es cómodo. Y yo, por mi parte, seguiré usando otras redes sociales. No creo que Google Plus, a pesar de los hashtags, compita realmente con Twitter y la última hora, aunque lo suyo sí será una manera de mostrar un esquema informativo más amplio y explorable. Sí opino que intenta pisar a Facebook, aunque en muchos casos no creo que los usuarios vean claro que el componente personal que tienen en sus perfiles de Facebook sea trasladable a Google Plus. Suena a más abierto, a más público -aunque eso se puede delimitar, como sabéis-.

¿Cambiarán los usuarios el chat de Facebook por el de Google? ¿Moverán sus fotos o empezarán de cero? ¿Es esto un Pinterest con chat, como ya he leído a algún usuario en Twitter? ¿Tenemos a la misma gente en los contactos de Google y Facebook? (Apostaría a que no). ¿El boom de las fotos dará para tanto? Me gustaría saber qué opináis.

De Google Plus, la música y PlayGround

Registrarse en una web sin rellenar formularios y usando nuestra identidad ya creada en una red social se llama «social login». La empresa Janrain hace un estudio trimestral que analiza cómo usan este método los usuarios, ya que para ellos decantarse por una red social u otra implica confianza en ella. Facebook, de momento, lidera el ranking con un porcentaje del 46%.

Pero tienen muchas esperanzas puestas en Google Plus. La red social de Google está, para algunos, jugando una buena estrategia para ganar usuarios, aunque para otros no sea más que una imitación con ínfulas de la herramienta de Zuckerberg. Poco a poco, la integración de varias utilidades está engrosando las cualidades de Google Plus; las últimas, relacionadas con la imagen y la geolocalización.

Según los datos de diciembre de 2012 de GlobalWebIndex, Google Plus había crecido un 27% y es ya la segunda red social en usuarios activos, con 343 millones. No es casual tampoco la irrupción de Google Communities. Creo que la especialización de contenidos va a jugar un papel importante en Google Plus y su crecimiento, más allá de que una u otra marca decida que le va bien usar esta red para vender sus bondades.

La música, por ejemplo, es uno de esos sectores con gran potencial al que Google está cediendo mucho terreno, Eurovisión incluido. Hace tres semanas nacía también una colaboración entre Google Plus y la revista PlayGround: la +AgendaPlayGround. Me cuentan que intentan darle otra dimensión a su presencia en la red social, lejos de replicar o repetir el contenido posteado en Facebook.

¿Cómo? Sí, tirando de actualidad musical -indie, más o menos mainstream-, recomendaciones y anuncios de conciertos -sobre todo de Madrid y Barcelona-, pero en plan selectivo, escogiendo (curando), destacando lo que creen «que merece la pena». No solo incluyen contenido propio, también de otros y atendiendo a lo último en aparecer en redes: un videoclip recién sacado del horno, un viral interesante, etc.

La respuesta ha sido buena: ya van por los 94.000 seguidores. Este mes, además, tienen previsto comenzar con los hangouts con grupos, periodistas musicales y otra gente conocida del sector. Por otro lado, cruzan el mundo online y offline, organizando fiestas y concursos -este mes en la sala Ocho y Medio de Madrid-, pinchando playlists de usuarios, divirtiéndose con photocalls, etc.

Una apuesta muy concreta que intenta alejarse de la de la competencia -que no es demasiado variada- y aprovechar una red social poco explorada. Ah, y además han fichado a Joaquín Reyes para que les haga la ‘promo’.

 

Qué bien se vende Lady Gaga

Lady Gaga, durante los premios Bambi 2011 en Alemania (EFE)

Se ausenta una dos días por gripe y Lady Gaga se apunta otro récord. La relación entre la descendiente cultural (y conceptual) de Madonna y Twitter viene de lejos y se ajusta al patrón Isinbayeva, a saber: yo soy la reina y supero mi marca cuando quiero.

La cantante suma ya más de 20 millones de followers y el contador se mueve muy rápido. Considerando que en España Twitter cuenta solo (o ya, según se mire) con 4,4 millones de usuarios únicos y que en el mundo hay 516 millones de cuentas registradas (y subiendo), la masa de monstruitos -como ella los llama- que acompaña a Gaga no es desdeñable.

Gaga ya apuntaba maneras en 2010 cuando dejó atrás a Britney Spears. Un año después había aumentado en 9,9 millones el número de seguidores y hoy continua arrasando con algunos trucos: mantiene con su comunidad una relación estable y cuidada a pesar de que, por ejemplo, el segundo de la lista, el inefable Justin Bieber, escribe con más asiduidad.

Aunque su media es de 1,7 tuits diarios, según Twopcharts, Lady Gaga se encarga de contextualizar –poner enlaces, hashtags, fotos-, provocar y compartir reflexiones con sus fans, mientras Bieber se limita, con una precariedad verbal patente, a dejar caer estados de ánimo como si fueran sacos de arena. Probablemente tenga que ver mucho con la edad del susodicho.

Eso sí, Bieber es el campeón del retuit con mensajes como este:

Tuit de Justin Bieber

Germanotta, por su parte, ha hecho otras cosas bien, como diversificar y poner el foco en Facebook (tiene 48 millones de fans y es madrina de FarmVille) y Google Plus (está en 870.000 círculos), además de crear su propia red social, Littlemonsters, aún en beta y para la que hay que pedir invitación (yo ya lo he hecho, por si acaso).

Es una marca en sí misma, una multinacional, y se vende bien en las redes sociales, al menos de una manera más sutil que otros de su misma especie.

Si a nivel mundial los cinco primeros puestos en Twitter -en seguidores- corresponden a cantantes (completan Katy Perry, Shakira y Rihanna), en nuestro país el fútbol manda. Aunque David Bisbal está en segundo lugar, con 2,8 millones, el Real Madrid le supera con 3,7. Los otros puestos son para Iniesta, Piqué y Ramos. La lista está hecha teniendo en cuenta la localización, por eso Alejandro Sanz, que vive fuera de España y sería el primero (4,9), no aparece en ella.

En cuanto a Facebook, la propia red social lidera el ranking de fans (63 millones), seguida de la página de Texas Holdem Poker, la de YouTube, la de Eminem y la de Rihanna. Pero –y ya os hablé de esto-, ¿quién creéis que lidera la conversación y recibe más ‘me gusta’?: sí, Jesús.

Nos queda Google Plus. Aplicando la lógica podemos deducir de quién es el perfil más seguido. Pensad en que es una red social relativamente nueva y también en qué persona ha ido abriendo camino en otras redes sociales. Os la he citado ya, es Britney, que cuenta con la friolera de 2,2 millones de seguidores y una gráfica muy sugerente.

Perfil de Britney Spears en Google Plus

Esto es como hablar de miles de millones de euros. Si uno no los pasa a pesetas -es así- no alcanza a comprender la magnitud del asunto.

Hoy por hoy, las páginas web de cantantes como Gaga o Spears podrían desaparecer perfectamente si no fuera porque aglutinan contenidos y sirven de agenda eventual de conciertos; y porque son el escaparate de las discográficas, claro.

Lo sean o no, los perfiles en redes sociales parecen algo más personales y pueden funcionar de manera autónoma y centrar el tiro, aunque en algunos casos estén fuera de control, en otros sean blanco del phising y en otros tantos, atención, puedan en el futuro costar la eliminación total del intermediario o, al menos, su minimización. ¿Volveremos al modelo MySpace?: Yo hago música, os la enseño, os la explico, vosotros me dáis vuestra opinión y hablamos. Y ya.

El dato: Lady Gaga y Justin Bieber son de la misma discográfica, Universal Music Group.

¿Para qué y cómo uso las redes?

Resulta que cada vez que aparece una nueva red social tenemos esa sensación de que hemos de estar en ella, por lo que pueda pasar.

(Por si acaso) creamos una cuenta y confiamos en que de algo nos valdrá o, por lo menos, nos aseguramos de que nadie va a apropiarse de nuestro usuario, ese que ya tenemos muy bien posicionado en los escaparates mainstream. Por el que nos conoce todo el mundo.

#yoconfieso que lo he hecho alguna vez, por ejemplo, con (Go)Miso -para compartir qué serie o película estás viendo en la televisión-, Eskup -la red social de El País– o Quora -no sé, ¿dónde queda entonces Yahoo answers?-, a las que después no he dedicado prácticamente nada de mi tiempo. También es cierto que me pica la curiosidad y opto por investigar de primera mano cuál puede ser la utilidad de la red en cuestión, cómo es su diseño, etc. (Por si acaso).

Me quedé sin profundizar en Yumit -¿se lo habrá comido Instagram?- o en los check-in de Foursquare; aunque creo que tendré que recuperar el tiempo y ponerme las pilas con la geolocalización si atiendo a los buenos consejos de Ana Ramírez (@petitsetmaman): ojo, que en los próximos diez años se lanzarán al espacio 230 nuevos satélites comerciales. Recomiendo que echéis un vistazo a esta presentación que hizo en el último CafeyTwitts.

Con todo esto me estoy refiriendo a redes sociales que todos conocemos, las mayoritarias.

Después hay muchas más, específicas, temáticas, de las que un día de estos os hablaré. Pero es que The Wall Street Journal ya nos ha explicado esta semana, citando datos de ComScore, que Facebook se lleva una media de 6,7 horas al mes por usuario de redes sociales. Además, Facebook acaba de anunciar novedades importantes. Igual que Twitter.

Mi uso de las redes sociales se limita a un número de ellas concreto, aunque ya le he echado el ojo a Path, que por cierto utiliza nuestro meteorólogo Emilio Rey (@digitalmeteo); le preguntaré. Aunque hay muchas más cosas que investigar por ahí.

En mi caso, no recuerdo si fue antes Facebook o Twitter, pero con ellas hago cosas muy diferentes. La primera sigue siendo bastante más personal y mantengo incluso el perfil cerrado, aunque tengo intención de cambiar esto. Creo que usamos muy poco esta red social para cuestiones profesionales, porque LinkedIn se ha adelantado por la izquierda y porque a mi, que soy periodista, Twitter me hace un buen favor con el tema de la inmediatez.

Me he propuesto subsanar el error y, poco a poco, nutrir mi perfil de Facebook con otras cosas orientadas a mi profesión, aunque sin desechar el entorno más cercano. Eso sí, puede que quite algunas fotos… De momento, es Twitter quien acapara mis minutos en las redes sociales: a través de ella he hecho más contactos e incluso amigos, por qué no decirlo. Y también es la red que ha dado visibilidad a mi trabajo. En este sentido, Google Plus comienza a recorrer también ese camino, pero de una forma mucho más lenta y difusa.

A veces publico mis tuits de forma automática en Facebook, pero intento que mis contenidos en cada una de las redes sociales sean distintos o, por lo menos, no publicarlos al mismo tiempo para no spamear. No obstante, cuando he escrito algún reportaje o un post que creo que me ha quedado bien, lo hago sin pudor y me pongo en modo autobombo. Qué remedio.

Foto de @MirenM

Instagram me gusta mucho. También tengo el perfil cerrado -aunque el otro día Berto (Romero) me recomendó que lo abriera- y la uso para fotografiar casi cualquier cosa que me parece atractiva y que no requiere una cámara más grande. Sé que puede pervertir la fotografía como concepto por el hecho de tener filtros, pero es un divertimento. A veces comparto mis fotos en Twitter y Facebook.

En Pinterest soy nueva. De momento estoy explorando y he prometido un post con mis progresos, aunque hay a quien le parece, con cariño, que abusa de los gatitos y la moda. También estoy en Flickr y YouTube, claro, aunque es verdad que no les saco el partido que merecen. En Tumblr hago mis pinitos y a Tuenti, como podréis suponer, llegué un poco tarde (y casi a MySpace).

Este es mi balance personal, pero me parece que cada vez va siendo más profesional. ¿Es este el verdadero valor de las redes sociales? ¿O creéis, por el contrario, que se están banalizando por momentos? Me gustaría recibir vuestros consejos y también opiniones. Y no, no tengo LinkedIn.

* El vídeo es de The Wall Street Journal. La imagen es una de mis fotos favoritas tomada con mi móvil para Instagram. Se titula Tintin way of life.

Seudónimos: truco o trato

Imagen de Thomas R. Stegelmann

No solo Facebook ha decidido introducir las cuentas verificadas, sino que ahora admitirá los seudónimos. Pero no es una cuestión de permisividad con el anonimato, sino de luchar contra perfiles falsos de celebrities. El resto de los mortales no podremos pedirlo. Así es. De todas formas, la red social nos permite, al menos, incluir «un nombre alternativo» que se muestra al lado del nuestro real y ayuda a que nos encuentren mejor en buscadores.

Es lo mismo que introdujo hace bien poco Google Plus tras su política inicial prohibitiva. Parece que las redes están cediendo algunos milímetros en sus posiciones enrocadas sobre apodos. Twitter es el elemento de fuerza en esta lucha: la popularidad de algunos de sus usuarios, que escriben bajo nombre inventado, supone una gran publicidad y una difusión de la red que no se paga con dinero. No hablamos solo de gente famosa al uso, sino de gente que contribuye con valiosas aportaciones a la comunidad y que es líder de opinión.

Pero hay otro punto de vista, el del usuario. Es importante que nuestra identidad digital se vaya construyendo poco a poco -si es que nos interesa, por profesión o influencia- en Internet, y para eso unificar es crucial. Una persona debería poder usar su seudónimo a voluntad en las distintas redes sociales. Probablemente, esto causaría también un debate sobre los límites. Me explico. ¿Dejamos a todo el que quiera que lo haga? ¿Oficializamos el concepto seudónimo y lo ligamos, por ejemplo, a un certificado digital? (estoy imaginando).

La parte fea la encontramos en quien, bajo un nombre falso, traspasa la linea del insulto, del delito o se dedica a entorpecer el flujo digital. Ojo, que aquí también hay versiones. Por ejemplo, ¿qué pasa con aquellos que, bajo un apodo y desde un país en conflicto armado, denuncian lo que ocurre con sus regímenes? Pienso en Siria, en Bahrein y, por qué no, en Congo. Allí serían delincuentes; en el resto del mundo, probablemente unos valientes.

En este aspecto, la nula capacidad de verificación en la distancia -por parte de quienes leemos- también se vuelve un problema. Y no solo estoy hablando de periodistas que buscan fuentes, sino del usuario general. La convivencia entre las distintas identidades supone para algunos una distorsión, «entramos en la era de la suplantación», dice Miquel Molina, aludiendo a perfiles en redes sociales de personalidades ya fallecidas, como el de Marilyn.

Una última cosa: pienso también en colectivos que no quieren significarse en Internet con una persona en concreto y que dicen tirar de horizontalidad, como el 15-M o Anonymous. ¿Acabarán siendo, dentro del universo léxico de las redes sociales, marcas comerciales o meros gabinetes de prensa? ¿Cómo hemos de atenernos a sus mensajes los receptores?

A lo mejor tenemos todos que tomar el camino del medio y, o bien buscar subterfugios, o bien e intentar armar una Red creíble atendiendo al mensaje que Google Plus nos pone en sus formularios: «Cuenta algo sobre tí para demostrar que eres…».

* Imagen de Thomas R. Stegelmann.

‘Ser o no ser’ en Google (Plus)

La importancia de Google Plus, su integración anunciada en el buscador y los resultados basados en criterios sociales van a suponer un reto y también una oportunidad para muchas empresas y marcas.

Si no estás en esta no red socialeso dicen ellos– y además tus contenidos no son compartidos en Internet, puede que nadie pueda encontrarte, porque Google considerará que no ofreces calidad y no te dará relevancia, no te sugerirá.

Desde el minuto cero hubo severas críticas, aunque los competidores no han perdido el tiempo y hay quien cree que Google Plus debería moverse más rápido, por ejemplo, «comprando Twitter». Todo esto viene a colación de este interesante vídeo que The Cocktail acaba de publicar sobre cómo funciona Google Plus y que aquí os dejo:

‘Quedada’ con Obama

Hace solo cuatro días la Casa Blanca anunció que ya tenía cuenta en Google Plus. Más de 21.000 seguidores después, va colgando imágenes de making ofbehind the scenes– sobre el día a día (laboral) del presidente Obama, que ya tenía su propio perfil desde hace unos cuantos meses. Su apuesta por las redes sociales es muy fuerte, y el uso que hace de ellas, un acierto con el que va ganando adeptos.

Fuera de las paredes del despacho oval, además, la campaña para las elecciones generales de este año es un motivo más que suficiente para darle un impulso a herramientas últiles como Instagram y Tumblr. Y siempre apelando directamente a la participación de la gente, sea con un hashtag, sea mandando preguntas para un hangout -encuentro, por cierto, con gran potencial periodístico para la BBC– que se producirá el próximo día 30 de enero.

«No necesitas un teléfono rojo ni un pase de prensa«, dice el vídeo promocional. Hay cuatro días para dejar preguntas, por ejemplo en el canal de YouTube de la Casa Blanca. No es la primera vez que Obama, que hoy pronuncia su discurso sobre el Estado de la Unión -y sobre el que pide comentarios-, se somete a un interrogatorio virtual. También lo hizo Zapatero, aunque muy al final de su mandato.

La Administración estadounidense asegura que las ‘quedadas’ en Google Plus con algunos de sus miembros para conversar sobre temas concretos van a ser continuas. ¿Creéis que aquí podría hacerse lo mismo? Por el momento, la rueda de prensa de los viernes tras el Consejo de Ministros es el único lugar para la respuesta bajo demanda, al margen de ocasiones (y perfiles) puntuales en Twitter.

¿Se le podría sacar más partido al canal de YouTube de La Moncloa?