140 y más 140 y más

"It's the end of the world as we know it (and I feel fine)" Michael Stipe

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¿Problemas con la narración?

El hashtag hoy es distinto. Es #blockupy. Pero las movilizaciones nos pillan algo lejos (Alemania) y no invaden nuestras calles. Además, estamos de resaca 15-M. Desde el 12 hasta el 16 de mayo miles de personas salieron a la calle en muchas ciudades españolas. El denominado mayo global se contó (se cuenta), una vez más, al segundo en redes sociales y en webs de medios de comunicación. Entre otras, la de @20m. Y en blogs; y en YouTube.

Realizar una cobertura de este tipo (online) de un acontecimiento puntual tiene varias dificultades, tanto técnicas como narrativas. Y me refiero, sobre todo, al momento en el que una está en la calle con un teléfono móvil e intenta (re)transmitir a duras penas aquello que ve y ocurre a su alrededor. Bueno, corrijo. En mi poder yo tenía, a diario, dos teléfonos y tres baterías externas. Concretando, dos iPhones. A menos que se opte también por cargar a cuestas con un ordenador, por pequeño que sea, este es el primero de los desafíos: el del avío endeble.

 

No quiero referirme solo al trabajo periodístico, que también. Porque mucha gente hacía lo mismo que yo a título personal. Desde luego, el obstáculo de la mala conexión nos afectó a todos. Parece mentira. Me acuerdo cuando hace miles de años fui con una amiga a Arriondas (Asturias) a disfrutar del fin de semana del descenso del Sella y quedé impactada porque había tanta gente junta que no podía ni llamar por teléfono. Juraría que yo entonces tenía un modelo variopinto de Alcatel, de un verde terrible. Pues bien, veo que no hemos avanzado mucho.

Pero siguiendo con el reto de contar, me gustaría referirme a dos cuestiones. La primera, los hashtags. Y tampoco quiero circunscribirme a Twitter, aunque los hashtags se usen por encima de todas las cosas en esta red social. Estas etiquetas aglutinan la conversación sobre un mismo tema pero, en casos como el del pasado fin de semana, y aunque se consensuó tácitamente elegir una al día, la multiplicidad de las mismas suele desviar la atención y trocea el flujo de información. Siempre, eso sí, hay un ganador, como vemos en este informe de Pirendo que vi en La Nube.

Hashtags del 12-M

Suele ocurrir también que los medios de comunicación se empeñan a veces en crear e imponer hashtags propios para singularizarse, aunque casi siempre acaban reculando. Y pasa de igual manera que la velocidad a la que circulan comentarios es tal y las aportaciones son tantas que, aunque nos concentremos en seguir un hashtag concreto, probablemente no nos enteremos de casi nada y nos quedemos congelados, contemplando nuestro propio timeline.

¿Cómo escoger entre tanto informador? ¿Es mejor seguir un hashtag, a un medio de comunicación, a una persona o a la cuenta o página de un colectivo? Si uno está en su casa, por ejemplo, hay herramientas, como tweetdeck, para configurar varias columnas y organizar la maraña. Pero si dependemos de un móvil, ¿cómo proceder?

Mi opinión es que la previsión es fundamental. Antes de adentrarse y querer participar en un acontecimiento concreto, informándose y aportando, hay que seleccionar de antemano algunas de las fuentes a las que seguir, aunque en el momento podamos añadir otras gracias a las menciones o referencias que nos vayamos encontrando. Así, nos quedaremos en nuestro timeline (de Twitter, Facebook, Google Plus o lo que sea), pero será una línea de tiempo adaptada y adecuada al tema. En Twitter, por ejemplo, las listas vienen muy bien para eso. Si no podemos llegar a todo, hagamos un filtrado. Es una forma de apañarse con la fast-info.

Me refiero, por último, a la narración. Fuera de las crónicas y los análisis, los mensajes cortos de un minuto a minuto (en un medio), un tuit o un post rápido no son suficientes por sí mismos y requieren de un relato continuado que, en muchas ocasiones, acaba fuera de contexto. Por eso, en primer lugar, hay que dedicar tiempo a esas pequeñas comunicaciones. Y, en segundo lugar, hay que aprovechar las ventajas de lo audiovisual, como ya expliqué en un post anterior. Los vídeos, por supuesto, suelen tener mucho éxito. Aquí varios ejemplos: cacerolada y bofetada.

Pero también tienen éxito las fotografías. Captar momentos y compartirlos. Así que le estoy echando el ojo a una aplicación que está maquinando desde hace un par de meses Ricardo Galli (Menéame). Se llama Spokenpic y tendrá una versión beta para finales de junio. Se trata, simplemente, de que sea un mensaje de audio y no de texto el que acompañe a las imágenes que compartamos en las redes sociales. Esto ahorraría tiempo y permitiría saltarse limitaciones de caracteres. La segunda versión de la herramienta, según el propio Galli, estará lista, previsiblemente, para agosto y facilitará el multipic, es decir, una serie completa de fotos comentada por el autor.

Veo un inconveniente. Una vez que muchos han/hemos aprendido a medir las palabras y saber qué escribimos en las redes sociales y cómo, el audio puede devolvernos esa sensación de soltura exacerbada. Y pienso, sobre todo, en que nos dejemos llevar por la emoción si es que estamos asistiendo a un espectáculo o a un hecho singular. Hablar (literalmente) antes de pensar.

Pero supongo que estoy pensando en los periodistas, más que en anónimos usuarios. En cualquier caso, me parece una buena idea y una posibilidad más. Porque no sé, y esto es una opinión personal, si nos hemos quedado un poco estancados contando las cosas en las redes. Os dejo con esta reflexión y con el vídeo explicativo de Spokenpic:

Premio al periodismo (en Twitter)

«La importancia de estar en el lugar donde pasan las cosas, con una línea y una foto se cuenta todo. Es un trabajo que se sale de lo habitual”.

Estas palabras hablan de Twitter. Pero también de un trabajo periodístico de calidad y de un «modelo fantástico para las nuevas generaciones de periodistas». Hablan de Carmela Ríos, que trabaja en los informativos de Cuatro, y de su cobertura «minuto a minuto de los primeros pasos del 15-M en Madrid». Hoy se ha llevado el premio Ortega y Gasset 2011 al mejor trabajo en la categoría de periodismo digital. Y se lo merece.

«¡Que te voy a contar a ti!», me dice por teléfono, «flipando» todavía por la concesión. Me acuerdo perfectamente: me atrevería a decir -corregidme si me equivoco, por favor- que Carmela, Pepa González -que después pondría en marcha Sol TV-, Juan Luis Sánchez y yo estábamos entre los pocos periodistas que tuiteamos la asamblea general número 1 de #Acampadasol en Madrid, la del 16 de mayo de 2011 por la tarde.

Allí estábamos, intentando trasladar de qué hablaba aquella gente reunida y sentada en el suelo pasándose los turnos de palabra. No había más que un pequeño chiringuito en la plaza, con una o dos mesas, y el avituallamiento que habían podido llevar a cabo para pasar la noche los que estaban dispuestos a quedarse. Era el germen de algo que crecería muchísimo en pocos días y también el símbolo de un movimiento, el 15-M.

«Era una historia que merecía la pena ser contada», dice Carmela. Ella hizo lo que mejor sabía, «un directo», algo que practicó hasta la saciedad cuando trabajaba en CNN Plus, televisión que con su desaparición creó «un vacío horrible» en ella y en otros muchos colegas. Twitter le sirvió para llenarlo y para demostrar que «no hay soportes enfrentados», ese es «el mensaje» más importante para esta profesional.

«Yo no era el 15-M, yo lo contaba», dice. Fue toda «una revolución» esa conjunción de factores, el movimiento social por descubrir y la manera en la que los periodistas -que no los medios de comunicación-, la afrontaron. «El periodismo siempre es el mismo, Twitter es una herramienta más a la que aplicar los criterios del periodista, hay que confirmalo todo, donde sea y cuando sea; ya está», explica Carmela.

Aquellos que pasamos días y noches eternos en #Acampadasol, a ratos por obligación y a ratos por amor al arte, hemos estado los minutos siguientes al anuncio del premio guiñándonos el ojo a través de Twitter, con nostalgia e ilusión. Hablo de Juan Luis Sánchez, Rubén Regalado, Manuel Cuellar, Virginia Pérez, Ander Oliden y Stéphane M. Grueso, entre otros.

Porque hubo más (me acuerdo de Elena Herrera, Javier Sánchez, Héctor Juanatey, Javier Ramos…), y sobre todo gente anónima que aportó lo suyo.

Creo que el premio Ortega y Gasset a El #15M en directo en Twitter es una sorpresa, pero también un signo de que todo ha cambiado y de que el periodismo supone, para jóvenes y mayores, algo nuevo todos los días. Y tenemos que saber aprovechar lo que la teconología nos ofrece para hacer nuestro ese relato. Quien siguiera durante esos 28 días -y ahora también- a cualquiera de las personas que he nombrado lo entenderá.

Por último, quiero compartir con vosotros una cosa. He creado en el perfil de Pinterest de 20minutos.es un tablón especial con una selección de las imágenes que tomamos durante la cobertura en vivo los cuatro redactores que cubrimos #Acampadasol: @nubespasajeras1, @mbac20, @jtravieso y @MirenM. Es un repaso mínimo a lo que ocurrió en la Puerta del Sol hecho rescatando enlaces del limbo tuitero y haciéndome muy amiga del scroll. Espero que os guste.

* Actualización: me recuerda, con buen criterio, Juanlu Sánchez que la primera, primerísima asamblea que hubo en Sol fue aquella de ‘los primeros 40’, que se celebró en la madrugada del domingo al lunes, a eso de las 3 h. La del 16 fue la primera general, la primera multitudinaria.