140 y más 140 y más

"It's the end of the world as we know it (and I feel fine)" Michael Stipe

Archivo de febrero, 2014

¿Quieres pisar la alfombra roja de los Oscar?

Se ha puesto de moda eso de jugar con las redes sociales, los vídeos y las fotos en las alfombras rojas. La siguiente cita, además, es perfecta para ello. Hablo de los premios Oscar, que se entregarán el próximo domingo en el Teatro Dolby de Los Ángeles.

La Academia de Hollywood ha lanzado ya su iniciativa. Los usuarios que quieran participar –previo registro– tienen que tuitear una foto suya con look ad hoc -de postureo en alfombra, vaya- con el hashtag #MyOscarPhoto; al tiempo, tienen que seguir en Twitter a la cuenta @TheAcademy.

Antes de la ceremonia, durante el paseíllo de estrellas, los candidatos a obtener una estatuilla, los presentadores y otros tantos famosos tendrán la opción de pararse unos segundos ante un video wall en el que se proyectarán las fotos enviadas en tuits. Una cámara hará el resto.

De ahí saldrán montajes entre famosos y usuarios anónimos y @MyOscarPhoto los irá tuiteando de vuelta para regocijo de los fans. También habrá una cámara de selfies -Twitter Mirror-, al estilo de las que pudimos ver en los Goya, para el backstage.

¿Os animáis? Estas son las instrucciones:

My Oscar Photo

Foto: ©A.M.P.A.S.

‘Operación Palace’, el experimento

El experimento ayer habría sido ver Operación Palace sin tener el móvil o el ordenador delante. Pero claro, las hordas de caras conocidas del grupo mediático animando durante días al visionado del programa, el hashtag por delante y la costumbre bien hallada de comentar en grupo la jugada lo hacían prácticamente imposible. Salvo, claro, para una parte del público, el de cierta edad.

Se buscó, creo yo, el doble juego. El de la audiencia –tener mucha, se entiende– y el de la pretendida seriedad en fecha caliente, que escondía crítica pero que al final era, como lo es Jordi Évole, purita televisión. Y la verdadera reacción a la ficción, me parece, se produjo off line. Porque, en este caso, creo que las redes sociales, imprescindibles, mataron el factor sorpresa.

No se puede tener todo, que diría aquel. Pero al final, ayer el relato tomó los dos caminos de siempre aunque de una manera extrema. Hoy se sigue hablando del tema en foros públicos (Facebook, Twitter) y privados (doy fe). Eso no puede ser del todo malo, sobre todo porque deviene de un riesgo enfrentado. El debate posterior también enganchó, que conste en acta; no todo fue Garci.

Imaginemos otros escenarios y otras consecuencias en forma de tuits: un programa en La 2, una fecha como el 28 de diciembre, otro nombre propio al frente, otro director de cine implicado, ningún espacio con el que competir, un hashtag improvisado, etc. Ya puestos, los what if a veces son entretenidos. Ahora, una cosa os digo: hacía varios domingos que no optaba por la cadena verde.

* Foto: La Sexta.

Tuits convertidos en dibujos

No tiene ni un mes de vida y ya acumula más de 23.000 followers. La cuenta de Twitter -que no sigue a nadie y apenas ha lanzado una treintena de mensajes- Drawn your tweet, cuyo responsable es, de momento, anónimo, da vida a los tuits ajenos convirtiéndolos en dibujos.

El artista no trabaja a demanda, así que solo hay que tener suerte para acabar recibiendo una mención en la que uno de nuestros tuits haya sido el elegido para la transformación. Él o ella se conforma con ver la reacción del desconocido al regalo. Echad un ojo.

 

 

 

 

Nos hemos olvidado de Marwan

El otro día, en pleno ajuste de brackets, mi ortodoncista y yo comentábamos la actualidad. No faltaron la infanta Cristina y su vídeo, pero tampoco la coyuntura internacional. «Están pasando cosas en los cinco continentes, todo a la vez», me dijo, queriendo señalar la convulsión general. Bueno, le contesté, es posible que ahora te enteres de más cosas que antes.

Siguió la tertulia. No solo Internet y las redes sociales contribuyen desde hace tiempo a multiplicar fuentes, informaciones y sus procedencias; además, la anécdota es elevada a la categoría de noticia como una rutina adquirida. «Y todo se olvida mucho más rápido». Me miró, asintiendo y pensando al mismo tiempo, mientras manejaba su instrumental. Yo ya no podía cerrar la boca.

Olvidar. Nos hemos olvidado de Marwan y no ha pasado ni una semana. Hablo del niño sirio de cuatro años que cruzó el otro día en grupo la frontera hasta llegar a un campo de refugiados jordano con la ayuda de Acnur. Su historia, o lo que creíamos que era su historia, se viralizó sin querer (queriendo) y terminó en todos los telediarios y medios de buen ver. Algunos sortearon el error, los menos.

Este mismo fin de semana, el autor de la foto y el texto originales, Andrew Harper, representante de Acnur en Amman, continuaba su relato sobre el terreno señalando que casi 100.000 de los refugiados  sirios que Naciones Unidas ha podido registrar en Jordania tienen menos de cuatro años. Merece la pena volver a su cuenta otra vez y no quedarnos en el tuit aislado y perdido. El foco no era ese.

 

 

¿Es usted el titular de la línea?

Escena 1. Toma 1. Interior. Salón de casa.

(Ring, ring)

– ¿Sí?

– Buenos días, mi nombre es Fulatino de Tal, ¿es usted el titular de la línea?

– ¿Por qué llama?

– ¿Es usted Menganito de Cual, de 32 años, de Madrid?

– Eh… sí. Pero, ¿cuál es el motivo de su llamada? ¿De dónde llama?

– Le llamo de cierta red social. Según nuestros datos, el próximo jueves va a celebrar su cumpleaños en cierto bar de copas, a las 22 horas, con unas 25 personas confirmadas hasta hace una hora. Parece incluso que su hermana, que vive en Valencia, podría acudir, aunque aún no lo ha decidido. ¿Es así?

– (…).

– Verá, le llamo para ofrecerle un descuento a través de una acción promocional con geolocalización y likes implicados con los que su grupo de amigos podría verse beneficiado. Además, para futuras ocasiones, podría usted…

– Disculpe, no entiendo, ¿de dónde ha sacado mi móvil si yo siempre digo que no se lo quiero dar cuando me preguntan?

Emoji

– Si me habla con emojis no le entiendo.

– Perdón, es una función que hemos empezado a implementar. Verá, es que desde la compra de cierta aplicación de mensajería hemos procedido a la integración de…

– Mire, lo siento, no me interesa.

– También tenemos, por si no lo sabe, un plan con el que solo por unos 30 euros…

– En serio, no me interesa. Le agradecería que no me volvieran a llamar.

– Sí, claro, gracias.

– Gracias, adiós.

Escena 2. Toma 1. Interior. Salón de casa.

(Tirorí) (Pantalla del móvil, mensaje)

– Cierta red social, ‘en linea’: «Menganito de Cual, le damos la bienvenida desde cierta red social a través de cierta herramienta de mensajería. Valore del 1 al 10 la comunicación recibida. ¿En qué estás pensando?».

– Publicidad.

Emoji

___________

Al menos no podrán llamar en fin de semana.

Los Goya más ‘trending’ y más ‘topic’

La noche del domingo leí a unos cuantos usuarios en Twitter decir que de no haber existido una versión comentada en la red social, la gala de los Goya habría resultado infumable. Personalmente, estoy de acuerdo, aunque me consta que, desde el mismo auditorio, hubo quien no tuvo esa percepción.

No suelo participar activamente -aunque sí observo desde la distancia- en este tipo de análisis tróspidos grupales sobre espacios televisivos, hashtag y acidez mediante, pero reconozco que el buen rato se agradece.

La audiencia este año de la ceremonia fue de 3.567.000 espectadores con un 19,8% de share, el peor dato desde 2009 (20,8% y 3,37 millones). Un año después, cuando Andreu Buenafuente la presentó por primera vez, hubo máximo histórico (26,4% y 4,65 millones). Aquel fue el año del pródigo Almodóvar (y yo cubrí la gala, además).

Los datos en Twitter, sin embargo, indican un entusiasmo totalmente diferente. Dentro y fuera. Los chicos de Pirendo ha elaborado un informe muy completo con la repercusión en Twitter de los Goya 2014 y estos son algunos de los datos que ofrecen:

504.755 tuits, 209.525 de ellos con la palabra «Goya» (118.116 usuarios únicos utilizaron esta palabra).
– El hashtag #premiosgoya fue utilizado en 179.683 tuits y por 69.499 usuarios únicos.
– Esta etiqueta llegó hasta 14.835.496 usuarios únicos (alcance); la palabra «Goya», hasta los 43.535.551 usuarios.
– Entre los tuits más influyentes, los de @ristomejide, @_josecoronado_, @nicolasmaduro o @premiosgoyaes, entre otros.
– Los usuarios más citados fueron @premiosgoyaes (25754) y @azulynotanrosa (15731).
– Este último, de la película venezolana premiada, contó con la mayor difusión: 107.031.397 impresiones.
– El total de impresiones de la palabra «Goya» durante la noche fue de 876.619.741.

El informe destaca que, pasada la medianoche, la palabra «Goya» destacó sobre todas las demas por los tuits procedentes de Venezuela tras el premio a Azul y no tan rosa. Fue TT nacional, aunque la difusión por parte de medios locales tuvo mucho que ver.

Como aquí, ya que RTVE, medio oficial, hizo un gran despliegue en redes (muy chulo su radar social y muy divertidas las maquinitas de los selfies en la alfombra y el backstage) y su trabajo tuvo una gran repercusión.

No quiero dejar de cruzar estos datos con los de otra plataforma. Según reveló en directo Tuitele, que mide a diario la audiencia social de la televisión, la emisión Goya obtuvo 422.229 comentarios, «un 6% más que el año pasado (398.551 com)» y generó 82 trending topics.

 

*Imagen: Jorge París.

Lo que nos gusta un vídeo (o deja de dar la brasa con tu película de Facebook)

¿Os acordáis? Twitter ya hizo esto con Vizify. Un vídeo con los hitos más importantes de la cuenta (tuits, fotos, vines). ¿Qué ocurre? Pues que en Facebook hay mucha más gente y por eso sus Look Back han saturado las redes.

Por eso y porque creo que el trasvase de contenidos de Twitter a Facebook es menor que al contrario, por no contar el enorme papel de los memes en esta red social y, en este caso, de YouTube. Además, Facebook tiene diez años, sus contenidos lucen más -por el espacio y los contenidos en sí- y nuestros muros nos dan la sensación de tener un diario personal, con todo lo que eso conlleva.

Es como si todos hubiéramos muerto en vida, subido al cielo y visto pasar nuestra vida delante de nuestros ojos, solo que Facebook se ha hecho cargo en este punto. Leo, de hecho, que está estudiando hacer algo con el material de personas ya fallecidas

Lo último, no obstante, es que desde hoy mismo la película que podemos elaborar sobre nuestro tiempo en Facebook ya puede editarse. Eso quiere decir que empezaremos a ver ‘versiones del director’ en breve, aparte de las parodias varias que ya circulan. Miedo.

Será (es) como enseñar el vídeo de la boda a tus amigos. El de la luna del miel. El del bautizo, la comunión. Quién sabe, quizá salgan de esto películas tan dirigidas que se conviertan en… sí, estoy pensando en cierta fecha del terror que se acerca -una semana y bajando- y que es perfecta para este tipo de cosas. Algunos ya han ido adelantado el temor.

 

Otros, simplemente, han optado por mostrar hastío. Son aquellos que no han visto su película; o sí, pero no la compartirán. Omitiré las peinetas porque, además, las estrellas han sido Batman y Robin, claro:

 

Los usuarios proactivos, que los hay, han sabido poner el foco directamente en los problemas con los que cualquiera puede llegar a encontrarse a la hora de elaborar su vídeo de la vida. Recojo dos. Uno ha quedado solventado, a mi juicio, con el botón para editar incluido con retraso; el otro, me temo, no puede arreglarlo ni el más fake de los contactos.

 

 

 

Un apunte para aquellos que han hecho los diez años con Facebook o son capaces de postear tanto que el spam ha vuelto a relacionarse en sus cabezas con el jamón, cerrando así un círculo histórico en Internet digno de Wikipedia:

 

 

 

Sé que ha habéis visto cantidad de vídeos, así que selecciono dos para terminar. El primero es el de Walter White (ojo, spoilers) y el segundo es una parodia que incide en el tema de la privacidad y en todo lo que, como un elemento más, ha supuesto en nuestras vidas; en Facebook, pero en todo.

 

 

 

 

 

Un radar social para la vida real

Hace unos días hizo su aparición una nueva app. Y no, no hablo de Telegram. Hablo de SocialRadar. De momento solo se puede usar en iPhone (y en EE UU), pero tendrán una versión para Android y, aseguran, para Google Glass.

La cosa funciona así: uno entra en un bar, tienda, piso, sarao profesional o lo que sea y la aplicación le cuenta de forma inmediata quiénes son las personas que tiene alrededor, si tienen alguna relación con él, en qué redes sociales están, etc.

 

 

¿Cómo? Mezclando la localización de los móviles con la actividad de las redes sociales en las que el usuario está presente: Twitter, Facebook, LinkedIn, Foursquare, Instagram y Google+.

Sí, un radar similar al de algunas de esas aplicaciones para ligotear (eh, lo sé por un amigo), pero con una integración social total y no limitado a un club cerrado.

La web de SocialRadar asegura que el usuario controla la privacidad como quiere y que puede incluso tener la opción de permanecer «invisible» pero activo (qué gran opción, casi siempre).

 

Si Instagram hubiera nacido en los 80…

Os dejo otra de esas fábulas simpáticas en vídeo sobre herramientas de hoy que podrían haber tenido una versión en otra década. O no. De Squirrel Monkey, claro.