140 y más 140 y más

"It's the end of the world as we know it (and I feel fine)" Michael Stipe

Archivo de julio, 2013

¿Y si los superhéroes tuvieran Instagram?

Superman sube una foto de la Tierra con la etiqueta #nofilter (sin filtros); Thor, por su parte, cuelga un collage de imágenes de Asgard y se geolocaliza.

Esto es lo que ocurriría si algunos de los más famosos superhéroes tuvieran un móvil siempre a mano con la aplicación Instagram instalada. Así se lo imagina la web Comediva.

Todas las cuentas que aparecen en el post, por cierto, existen en la realidad, aunque evidentemente no son de ningún superhéroe. Tony Stark es un chico real que dejó en 2010 de subir fotos de sí mismo, «Superman» es el nick de otro joven que lleva poco tiempo usando la red social y el perfil de Spiderman está lleno de memes.

Casi me gustan más los inventados

 

Aquí, el resto.

Una Twitter experiencia en tu hotel

Había un restaurante en Madrid hace años que tenía en cada mesa un teléfono para que los comensales interactuaran y jugaran a conocerse. He comprobado que aún existe –es el Pêle Mêle– y que mantiene esta manera vintage de establecer contacto con otros en tiempos de Twitter, Facebook y smartphones.

Hoy la cosa ha avanzado y el reto está en comunicarse entre camas balinesas en un hotel de playa u organizar fiestas en la piscina en las que personas alojadas en un mismo lugar coincidan y formen un grupo de intereses (o lo que caiga). Es la nueva socialización de interiores.

Es lo que propone la cadena Meliá en su hotel Sol Wave House, en la zona de Magaluf de Mallorca. Ofrecen una experiencia ligada a Twitter con hashtags por doquier, habitaciones especiales para grupos y extras y una comunidad llamada #SocialWave, a la que los clientes acceden a través de la red wifi del hotel y mediante sus perfiles de Twitter.

Desde colgar una foto a mensajearse con el tipo del bañador a rayas, pasando por pedir algo a una suerte de recepción virtual. Todo vía Twitter y todo intramuros. La iniciativa va dirigida a un público joven y, entiendo yo por la zona de la que se trata y por el vídeo promocional, a clientes extranjeros.

 

Preguntemos todos a Rajoy vía SMS

Lleva online un par de días. En las 12 primeras horas consiguió más de 5.000 visitas y unas 500 personas lo compartieron en redes sociales. Hoy las cifras ya han crecido un poco más y los mensajes aportados por los usuarios a la causa pasan la cifra de 1.200. En Facebook está teniendo mucho éxito.

Me explican los chicos de Squembri que querían aportar su «granito de arena» y dar voz a las protestas que estaban viendo en su «entorno, redes sociales y algunos medios» a raíz del caso Bárcenas. La portada pantallazo del diario El Mundo del pasado 14 de julio, con los SMS entre Rajoy y su extesorero, les inspiró.

«Nos dimos cuenta de que podíamos darle visibilidad a las protestas de la gente de a pie», me cuentan, porque tenían «las herramientas» para hacerlo. Se referían al diseño. Así, se pusieron manos a la obra para crear Tu mensaje a Rajoy, una web que recoge comentarios -a lo mensaje de texto o whatsapp- de los usuarios con una interfaz que simula un smartphone.

«No tenemos interés en ligar nuestro trabajo como estudio a esta iniciativa, sino que es más una forma de dar voz a la opinión pública», aseguran sus promotores. Se trata de agrupar opiniones en un mismo sitio, un muro, aunque siempre en un tono adecuado: la herramienta incluye un filtro que sustituye por asteriscos las palabras malsonantes.

Yo propongo otra vuelta de tuerca al asunto. Además de para dejar opiniones, esto podría servir para realizar una especie de Tengo una pregunta para usted, teniendo en cuenta la demanda ciudadana, mediática y política de respuestas en relación al caso Bárcenas. ¿Qué tal un interrogatorio ciudadano vía SMS?

Tu mensaje a Rajoy

 

Un bebé ‘real’, muy ‘social’… y sin nombre

Sea uno republicano o monárquico, le guste la información rosa o azul, no podrá evitar durante toda esta semana toparse con comentarios y noticias sobre el alumbramiento real en Reino Unido.

A menos, claro, que tenga a mano un botón a lo The Guardian para ocultar de forma elegante todo lo relativo al heredero. O se busque trucos como una extensión del navegador chrome que reemplaza fotos de bebés por gatitos o lo que uno quiera en las webs de Twitter y Facebook.

Las redes sociales, por supuesto, han recogido hasta el momento toda la expectación y la fiebre por saber qué ocurría dentro (y fuera, que el ambiente era más que curioso) del hospital londinense St Mary. Y Twitter ha sido el rey.

En las horas posteriores al anuncio oficial de Clarence House -que ha aprovechado la coyuntura hasta para hacer un Storify con aportaciones de sus seguidores en Twitter-, el lunes por la noche, se produjeron más de dos millones de menciones de la buena nueva, según ha confirmado la red social.

Si hablamos solo de los primeros minutos, se contabilizaron 25.300 tuits cada 60 segundos.

 

 

Los hashtags más utilizados fueron desde el principio #RoyalBaby, #RoyalBabyBoy y #RoyalBabyWatch. Desde que Catalina de Cambridge ingresara en el hospital y en las horas siguientes, explicaba Twitter, #RoyalBaby fue utilizado más de 900.000 veces. Y subiendo.

El anuncio del nacimiento se produjo, sin embargo y a todos los efectos, en papel, que para eso hablamos de una anciana monarquía europea:

 

 

Personalidades de todo el mundo comenzaron entonces a plasmar sus felicitaciones en sus perfiles sociales, aunque también lo hicieron otras cuentas, por ejemplo, las de algunas conocidas marcas -subiéndose al torrente-, como una de galletas y otra de helados:

 

 

 

La expectación era muy grande y los periodistas y fotógrafos que han estado durante horas apostados frente a la clínica se hacían fotos los unos a los otros para matar el tiempo, como podemos ver en este tuit de Paul Harrison, de SkyNews:

 

La mayoría de portadas de diarios en Reino Unido han recogido este martes la noticia, a la que han otorgado mucho, mucho espacio. Quizá, The Sun transformado por un día en The Son sea la más llamativa:

 

A la contra nos encontramos, por ejemplo, al satírico Private Eye:

 

Tras conocer que  el recién nacido era un niño, la web de los diccionarios de Oxford ofrecía en Twitter su generador de nombres de bebés para que los usuarios compartieran en las redes algunas propuestas; mientras otros optaban por aclarar en qué puesto sucesorio se encuentra la criatura.

 

 

Y, por fin, la imagen más buscada. Esta la ha colgado en Twitter Georgina Brewer, de ITV News:

 

 

Lo único que falta es el nombre. «Aún lo estamos pensando», han dicho los padres antes de abandonar el hospital.

Pixelist, de Instagram a la pared de tu casa

Les queda solo una semana para terminar su campaña de crowdfunding en la plataforma Indiegogo. Del total de 20.000 dólares que necesitan ya han recaudado más de 14.000. Lo que pretenden hacer Will Freeman y Conor Colwell con Pixelist, empresa con base en Hong Kong, es vender pinturas al óleo por encargo a partir de fotografías de Instagram (y otras) de usuarios de todo el mundo.

Han formado un equipo en el que cuentan con varios artistas chinos de la ciudad de Xiamen (China) y su idea va más allá de convertir una imagen en una postal o un imán, como ya puede hacerse en Internet con las fotos que publicamos en Instagram. Con algunas limitaciones en cuanto al contenido -por ejemplo, que no haya muchas personas o animales en un espacio muy reducido-, los cuadros pueden ser de varios tamaños y precios.

 

Freeman explica que los óleos mantienen los colores y la composición de la foto original, así como la visión del autor de la imagen; ellos solo se limitan a reproducirla. Dice que, más que crear otra empresa de pinturas por encargo, querían conectar de alguna manera a los instagramers con el talento de los artistas que él mismo ha descubierto en el gigante asiático, país en el que reside desde hace ya unos años.

Los precios no son desorbitados y, además, al participar en la campaña de crowdfunding -hay aportaciones desde un dólar hasta 1.000- puedes obtener descuentos. El proceso es: abona la cantidad en función del cuadro que quieras y, cuando acabe la campaña, te escribirán para que les mandes la foto que quieras convertir en un cuadro. Por lo que veo, la fecha que manejan de entrega para estos primeros es el mes de octubre.

Podéis ver una muestra de lo que Pixelist vende en su perfil de Instagram:

Y también comparar el resultado con la fotografía original repasando la galería que enseñan en la página de Indiegogo:

 

(Vía @mediotic)

Si Facebook fuera un juego de mesa

Entre una idea original y una provocación. Así es Facebook: The Board Game, un proyecto de juego de mesa inspirado en la famosa red social y creado por el diseñador gráfico Pat C. Klein.

Explica el autor que Internet afecta considerablemente a las relaciones entre las personas y que las redes sociales fomentan la soledad y la inseguridad; por eso, este tablero intenta llevar al terreno de la realidad una interacción que habitualmente queda limitada a un ámbito muy reducido, el de un usuario y un ordenador.

Algunas de las casillas dicen cosas como «Tu cuenta ha sido suspendida, pierdes el turno»; «Refresca la página»; «Comparte un vídeo que hayas visto hace poco»; o «Si tienes una relación con alguno de los jugadores, rompe».

 

Juego de mesa

 

* Imagen de Facebook: The Board Game publicada en Cargo Collective.

La película de Jobs tiene tráiler en Instagram

Hace unos días se estrenó el primer tráiler del biopic de Steve Jobs, fundador de Apple, película protagonizada por Ashton Kutcher. El segundo no ha tardado en llegar, aunque en una versión algo más corta: los 15 segundos que permiten los vídeos de Instagram.

La cuenta oficial Jobs the Film en esta red social ha publicado el corto y ha generado algunas preguntas y dudas entre los usuarios, que se reflejan en los comentarios de Facebook y de Instagram y que no tienen desperdicio.

El último plano del trailer, utilizado como imagen de inicio del vídeo y también para compartirlo en Facebook, muestra al personaje de Jobs mirando un móvil, que «no es de (el sistema operativo) IOS», dice uno. Otro hace una pregunta lógica, «¿cómo habéis subido el vídeo (a Instagram)?».

Y es que los usuarios mortales de Instagram solo podemos grabar vídeos con la aplicación y subirlos en el momento a nuestras cuentas, pero no podemos subir vídeos grabados con anterioridad, algo que está reservado, al parecer, al tema publicitario.

Hay quien sabe cómo hacerlo, aunque sea un poco trabajoso. Es lo mismo que ocurrió con el código para incrustar las fotos y los vídeos de Instagram en una web: los usuarios ya sabían cómo saltarse los cauces normales antes de que la red social decidiera permitirlo oficialmente.

Pero en este caso, dudo mucho que Instagram permita en algún momento subir vídeos almacenados en nuestro teléfono a la aplicación. Y no digamos en web, con unas utilidades, por ahora, mucho menos desarrolladas.

Le quitaría frescura y acabaría con las imperfecciones y, en cualquier caso, así evitan que nos lancemos a subir archivos con pesos enormes y duraciones incorrectas (recordad a Rick Astley). Si dejaran hacerlo, la gente ‘tunearía’ sus vídeos fuera de la aplicación y los subiría sin usar, por ejemplo, los filtros que ofrece Instagram o acabaría editándolos a su manera…

Antes de que digáis nada: sí, esto sí se puede hacer con las fotos (subir imágenes hechas con anterioridad o retocarlas fuera de la app con otra app). Pero creo que con los vídeos las incomodidades serían poco llevaderas para Instagram. ¿Qué os parece?

(La película se estrena el 16 de agosto en Estados Unidos).

Divorcios y redes sociales

Os traigo una infografía que he visto en el blog Tics y Formación sobre los procesos de divorcio y el papel que tienen en ellos las redes sociales.

Los autores, un bufete de abogados de Indiana (EE UU) especialistas en la materia, aconsejan alejarse de estas plataformas cuando uno está en plena separación, ya que, explican, cualquier cosa que se diga en las redes puede llegar a utilizarse en contra de las partes.

Así, recomiendan no hablar de temas sentimentales en redes durante el divorcio, tener  cuidado con las geolocalizaciones y hasta, si es necesario, cerrar las cuentas en redes hasta que todo termine para volver a abrirlas después. Por si acaso.

 

 

Anatomía de un poni (que no es del PP)

Empezaré por decir que, a esta hora, continúan algunos comentarios sobre el dichoso poni en Twitter. Aunque con mucho menos entusiasmo que el pasado lunes. Ese poni que planeó sobre las cabezas de los miembros del Partido Popular y su supuesta contabilidad filtrada, supuestamente, por Anonymous. Ese poni que nunca existió, pero a cuya compra, no se sabe por quién exactamente, se le dio total credibilidad durante unas horas. Hasta que se desveló que había sido una bromita.

Como sabéis, todo salió del blog de Moe de Triana -y de su post Detalles de las cuentas del PP-, que ya ha dado una explicación sobre este asunto. Siguiendo su timeline, tardó menos de un par de horas, aproximadamente, en localizar el animal en unas cuentas que abarcan desde 1990 hasta 2011 y que, por cada año, tienen una decena de tomos, más o menos. El poni, supuestamente, estaba apuntado en el año 1995, aunque el tomo no fue desvelado nunca, solo una aislada captura de pantalla.

 

 

Bastaba con haberse descargado el material y mirado los tomos del año 1995. Algo que supondría mucho tiempo y, sobre todo, no estaba al alcance de todos, ya que supongo que muchos estarían siguiendo el asunto a través de sus móviles. Yo lo hice el martes por la mañana, confieso. Y resultó que, en cualquier caso, era casi seguro que lo del poni tenía que ser un montaje, porque la disposición del concepto y la cantidad, así como la tipografía e incluso el tipo de concepto no cuadraban en absoluto.

Pero, es verdad, era una cantidad ingente de datos y unas horas no bastan para examinar cientos de hojas escaneadas y ponerlas en contexto. Por eso, medios y webs como Diagonal y Cuentas claras han puesto en marcha sendos proyectos colaborativos para desgranar la contabilidad. Digamos supuesta, porque lo único que sabemos es que coincide «en parte» con la entregada por el PP al juez, pero el partido no ha llegado nunca a confirmar que lo filtrado les pertenezca; tampoco está por la labor.

Una de las cosas que, sin embargo, preocupó a los usuarios de Twitter desde el principio, tanto a los crédulos como a los escépticos y también a los socarrones fue la forma de escribir la palabra poni. Tanto, que las cuentas en Twitter de la RAE y de la Fundeu recibieron unas cuantas consultas y, diligentes, ofrecieron respuestas inmediatas.

 

 

Aunque no sé si sirvió de mucho, porque si atendemos a las búsquedas de menciones que nos ofrece Topsy, ganó «pony» de largo, con un pico de más de 80.000. He colocado también en el gráfico el hashtag #cuentasdelPP, que es el que se adoptó por todos los tuiteros para comentar el tema.

pantallazo

 

Supongo que, una vez colado el poni en Twitter, ayudó a su difusión como concepto que algunos usuarios relevantes o simplemente muy populares le dieran cobertura, fuera en forma de chiste o de confirmación implícita al compartir lo desvelado. Aunque claro, las chanzas eran lo más divertido y yo soy de la opinión de que la mayoría de la gente se expresó en este sentido porque se lo tomó todo a broma.

 

 

 

Aunque siempre hubo quien se preguntó si aquello era verdad o no porque, entiendo, iba siendo necesario que alguien formulara la cuestión en voz alta, por si acaso. Y hubo, asimismo, quien lamentó la muerte del escepticismo. Amén.

 

«Twitter nos ha hecho muy crédulos», decían algunos. Mientras tanto, las teorías y ocurrencias adquirían cotas altísimas.

 

Y, por su puesto….

 

 

 

En fin. Poco había que hacer con la bola de nieve, salvo memes y composiciones audiovisuales varias entre las que he escogido esta:

 

Por último, las tradicionales cuentas parodia. Que yo viera, se crearon dos. Una, @elponydelPP, fue suspendida. La otra, @pony_pp, sigue activa, aunque dado que el tirón ha bajado mucho no creo que dure demasiado.

 

Algunas de las conclusiones que sacamos de todo esto: que la ansiedad con ciertos temas nos come y nos fiamos mucho de lo que vemos antes de pararnos a pensar; que el asunto del poni fue divertido a ratos, aunque no en lo que se refiere a no contrastar y a que la anécdota eclipsara a otras cosas; que todo llegó por su cauce habitual al papel; que al mezclarse realidad con ficción poner orden es complicado; que al grupo de música Pony Bravo, que por cierto son muy buenos, le tuvo que sonar el móvil corporativo cada dos segundos; y que:

 

 

¿A todos? No, yo creo que a todos no, pero dejarse llevar es fácil. Por cierto, que a pesar de que se tardó en descubrir de forma oficial que lo del poni era un fake, el propio autor casi hace saltar la liebre minutos antes del tuit de @juanlusanchez revelando la trampa y de conversaciones varias que apuntaban a un desenlace inmediato.

Pude hacer un pantallazo de un tuit borrado que después se volvió a repetir, casi en los mismos términos, cuanto todo se aclaró. Otra anécdota para el anecdotario.

Tuit de Moedetriana

 

Instagram ya permite ‘embeber’ sus fotos

Pasito a pasito. Así va la lucha entre Instagram y Vine por captar usuarios y facilitar a los mismos el uso de sus redes. Hoy Instagram ha escuchado una de las demandas que más se han repetido últimamente y ha habilitado la opción del ‘embebido’ de sus fotos y vídeos.

¿Qué es eso? Pues que ahora, en la versión web de Instagram, si accedemos a cualquier perfil, escogemos una foto y clicamos sobre ella para hacerla más grande, nos encontramos con que en la parte derecha hay una flecha. Si pinchamos sobre ella, accedemos al código que nos permitirá incluir esa foto (o ese vídeo) en cualquier web.

No es necesario estar registrado en Instagram para acceder al código y, además, si una persona tiene su cuenta con la opción de privada es evidente que, al no verse sus fotos, tampoco se puede acceder a sus códigos, a menos que las haya compartido de forma individual.

Al incluir o incrustar cualquier foto en una web, queda visible siempre quién es el autor, arriba a la izquierda, como podéis ver aquí: