140 y más 140 y más

"It's the end of the world as we know it (and I feel fine)" Michael Stipe

Archivo de mayo, 2013

¿Cómo narices se baila ‘Get Lucky’?

Va tomando forma la idea de que Get Lucky, el sencillo del retorno de Daft Punk, puede ser la canción de este verano después de algunos años de sequía. Se adelantó a los anuncios de cerveza, que algo han funcionado en redes sociales gracias a Love of Lesbian, y ha jugado con ventaja con Eurovisión, porque la canción ganadora tampoco es que sea demasiado pegadiza.

 

 

En este punto y antes de continuar, no he dejado de acordarme estos días de Boris Izaguirre en 2008 loando a Guille Milkyway (La Casa Azul) y su casco ‘en homenaje’ a los franceses tras cantar La revolución Sexual en Salvemos Eurovisión y quedar, por cierto, tercero. Creo que el venezolano, si no me falla la memoria, repitió el nombre de Daft Punk al menos tres veces en directo.

Sí, Get Lucky está hasta en la sopa, pero el caso es que en Spotify ha llegado a las 33 millones de reproducciones en streaming desde su estreno, el 18 de abril, y el disco del que forma parte el sencillo, Random Access Memories, ha alcanzado a Babel, de Mumford & Sons, como el más escuchado en su semana de lanzamiento en Estados Unidos. Allí, cada uno de los temas del álbum se escuchó al menos 500,000 veces en esos días.

El vídeo oficial -más bien audio- en Vevo de Get Lucky pasa ya de las 42 millones de reproducciones. Solo otro vídeo, buscando por «Daft Punk» en el buscador de YouTube, le supera con más de 56 millones: una coreografía de manos con la canción Harder, Better, Faster, Stronger. Y en este punto he de decir que no dejo de pensar en este tema cada vez que suena #thatPOWER, de will.i.am y Justin Bieber.

 

No dejan de aparecer parodias de Get Lucky y, cómo no, mashups, por ejemplo, con Michael Jacksonun clásico-, Bee Gees o Rick Astley. Incluso, a lo autocita, hay mashups con Around The World, otro tema de Daft Punk de los años 90. Pero algunos de los vídeos con más éxito en la plataforma y que se están compartiendo más en la Red -a mi ya me han llegado un par de veces a través de Facebook- tienen que ver con una pregunta muy, muy relevante: ¿Cómo se baila esto? Pues a lo Soul Train.

Es el nombre de un famoso programa estadounidense que estuvo más de 35 años en antena a nivel nacional y que acogió actuaciones de famosos grupos de música disco, soul, R&B, hip hop, etc,; desde Stevie Wonder hasta Justin Timberlake pasando por Marvin Gaye, James Brown o Earth Wind & Fire. Ha tenido cameos en series como Los Simpsons o El Príncipe de Bel Air y ahora se ha convertido en un divertido viral con paseíllo.

Así era Soul Train y así se baila Get Lucky:

 

Así se ‘ve’ la música de Facebook

¿Cómo pueden verse las ondas generadas por canciones como Scream & Shout de Will.i.am y Britney Spears o Ho Hey de The Lumineers?

Facebook Stories acaba de publicar un curioso vídeo en el que muestra cómo suenan varios de los éxitos actuales plasmando el número de reproducciones de las canciones en distintos lugares de Estados Unidos con líneas de colores que suben y bajan. Los beats por minuto (BPM) y la popularidad diaria cruzada de los temas en cuestión -y su lucha por ganar- son los que le dan esa «textura» particular al gráfico.

Para realizar el vídeo, Facebook se ha aliado con el estudio Stamen, especializado en visualizaciones, que ha denominado el proyecto Beatquake. Tratan de enseñar a lo 3D cómo es la actividad de reproducción y escucha de canciones a través de apps integradas con el Open Graph de Facebook -Spotify, Pandora, Deezer- durante 90 días y siempre teniendo como referencia las tres canciones más populares de cada jornada.

El resultado es una sucesión de ondas de las que puede extraerse cómo fluctúa una canción en distintos lugares, cuándo se escucha más en una ciudad concreta, etc. Por ejemplo, Scream & Shout se puso de moda en Nueva York -siempre en Facebook- el 9 de febrero y solo unos días después alcanzó los estados del sur del país.

Mapping Music on Facebook from Facebook Stories on Vimeo.

 

Rapear las noticias, lo último en Senegal

Primero lo hicieron para «divertirse«, aunque el verdadero motivo fue romper barreras y abrir camino en Senegal a la libre expresión y opinión, entre otros, de los artistas. También, dicen, trataban de dar su versión sobre la actualidad, al margen de la de los medios convencionales y de forma irreverente.

Así lo cuentan en Global Voices Xuman and Keyti, dos hiphoperos que con su repaso semanal de cuatro minutos a las noticias más importantes de la política nacional e internacional -y también de carácter social- se han ganado el favor de miles de personas en Internet.

El particular telediario se llama Journal Rappé y se narra en dos idiomas, francés y wolof, lengua que se habla en varios países africanos. La primera edición se colgó en YouTube hace un mes: primero se emite en el canal de televisión 2STV, los viernes, y al día siguiente ya está online.

Los dos raperos forman parte del colectivo Y’En a Marre (algo así como Estamos hartos), un movimiento social y ciudadano fundado por periodistas y raperos que realizó una oposición muy fuerte contra Abdoulaye Wade, el anterior presidente del país. Llegaron a ser considerados como los indignados de Senegal.

 

Kim Dotcom pide dinero a Twitter y Facebook porque usan una patente ‘suya’: ¿farol?

Kim Dotcom, el creador de Megaupload, ha pedido a empresas como Google, Facebook y Twitter que le ayuden a costear su defensa en el proceso por el que se le podría extraditar a Estados Unidos en agosto y acusarle allí de violación de derechos de autor (aunque en realidad no sabe aún los cargos que se le imputan)..

Y lo ha hecho recordándoles sutilmente que están usando el sistema de identificación en dos pasos y que la patente «es suya» desde 1998.

 

 

Este sistema sirve, por ejemplo, para evitar que se suplanten identidades en redes sociales y se roben contrañenas con facilidad. Cuando uno entra en una cuenta de correo, por ejemplo, se le pide un dato adicional, como un número de móvil, para verificar que la cuenta es suya.

No solo lo usan Twitter o Facebook, sino multitud de empresas tecnológicas y hasta bancos. Dice Dotcom que necesita 50 millones de dólares y ha enseñado este documento para probar que es dueño de la patente en Estados Unidos.

El tipo ha ido soltando unas cuantas perlas en su cuenta de Twitter. Nada es casual, porque lo ha hecho el mismo día en el que esta red social ha puesto en marcha el sistema de marras, de modo que un usuario puede vincular su móvil, al que se le envía un código que tendrá que teclear cada vez que entra en su cuenta de Twitter. Todo en aras de proteger la cuenta de posibles ladrones.

 

 

Entre insinuaciones de demanda, Dotcom anima a las empresas a que paguen por una licencia mundial para usar el sistema. «Soy un innovador, no un criminal», dice, «vivo en el futuro».

El caso es que según The Guardian, otras empresas como Ericsson, Nokia o ATT tendrían registrados sistemas similares y, efectivamente, en el caso de Europa, la patente de Dotcom fue revocada.

No está claro, por tanto, de quién es la patente mundial. Podría ser que esto fuera un farol enorme para conseguir fondos o solo una llamada de atención de Dotcom para que su caso no quede olvidado; aunque no es descartable que el creador de Megaupload tenga un as en la manga porque haya registrado algo muy concreto que otros no hayan tenido en cuenta.

El caso es que no deja de ser curioso que una persona inmersa en un proceso relacionado con los derechos de autor -sea culpable o no, que eso ya lo dirán los jueces- invoque la propiedad intelectual…

*Imagen: GTRES ONLINE.

Mentirosillos en redes sociales

¿Decimos siempre la verdad en las redes sociales? ¿O engordamos un poquito nuestras vidas de cara a la galería? Un estudio reciente de Barclaycard bespoke offers concluye que somos un poco mentirosillos, aunque su muestra se ciñe a Reino Unido.

Según la encuesta, unos seis millones de personas adorna regularmente sus comentarios en redes como Facebook y Twitter. Algunos de los motivos pasan por parecer que uno está contento, que se lo está pasando bien o, simplemente, deriva de tener una «vida aburrida» (eso lo dice el 29%).

No dejemos de mencionar, en cualquier caso, «la envidia», que aparece cuando leemos lo maravillosa que es la existencia de otros. El estudio en cuestión también dice que los hombres prefieren Twitter para contar trolas y que lo hacen, principalmente, para fardar, por ejemplo ante los compañeros de trabajo. Los que lo hacen son el 22%, frente a un 8% de mujeres.

El sector femenino, por contra, opta por Facebook cuando cuenta cosas poco veraces y lo hace, principalmente, por miedo a las críticas de conocidos (un 20% frente al 9% de hombres); también, dice la encuesta, son más proclives a manipular o retocar fotos con ciertas herramientas o aplicaciones como Instagram.

Decir que estamos en un sitio cuando ni hemos cruzado la puerta, colgar una foto con un famoso cuando ni hemos cruzado una palabra con él, pretender formar parte de ciertos círculos de influencia, contar que estamos en un local de moda como si fuera nuestra segunda casa, etc. Podrían ser algunos ejemplos.

Yo añadiría la ansiedad. Tener que alimentar constantemente nuestros perfiles en redes sociales para que nuestros seguidores no se olviden de nosotros o para que nuestra identidad en Internet no se vea dañada es costoso, por eso muchas veces escribimos cosas por el mero hecho de denotar presencia.

El estudio es anecdótico, claro, aunque es divertido pensar también en todas esas investigaciones que se realizan en función de lo que la gente escribe en las redes sociales. ¿Cómo saber si se trata de postureo -tenía que decir ya la palabra- o no? Me recuerda a la eterna polémica con las encuestas y su efectividad real.

Nuestra rutina social es variopinta y, por encima de todo, lo que transmita se corresponderá siempre con nuestra visión de la realidad, estemos hablando de compartir un simple enlace con una historia o de expresar una opinión. Me inclino por pensar que, por encima de pequeños deslices o sobreactuaciones, la credibilidad de los usuarios de redes sociales se mide individualmente.

La comunidad es lo suficientemente inteligente como para saber quién aparenta qué. Y eso, a la larga, puede repercutir de forma negativa en aquellos que llevan las burbujas sobre sus vidas, personales o profesionales, al extremo. La gente se da cuenta y, además, usa las redes para decirlo. La exigencia en la Red, pese a lo que pueda parecer, es alta.

 

Social Networking: Ninjacam

 

* Imagen: Social Networking: Ninjacam de DaveFayram.

Google Plus se renueva: fotos y hashtags

Imagen y hashtags. Son las novedades principales -y hangouts, pero yo me centraré en estas dos- y los pilares sobre los que descansa Google Plus a partir de hoy con su nuevo rediseño. Después de echar un vistazo a los cambios, me queda claro que esta red social, que según Emarketer ya tiene 343 millones de usuarios activos en todo el mundo y habría pasado a Twitter de largo, quiere abarcar cualidades que ahora mismo dominan Facebook o Pinterest. Pero también Instagram, aunque la presentación, la forma de compartir y las pretensiones de hacer comunidad sean diferentes.

La influencia de Instagram y el uso de aplicaciones móviles para smartphone de todo tipo ha hecho que en los últimos años nos apasione retocar fotos, hacer montajes, publicar panorámicas de lo que sea y experimentar con imagen dinámica. Google se ha puesto manos a la obra aprovechando el tirón y nos facilita unas cuantas herramientas para ello.

Si subes una foto a Google Plus, además de guardarse una «copia de seguridad» -si te bajas la aplicación al móvil te hace una copia de todas tus fotos almacenadas en él, por si lo pierdes-, puedes cambiarle el brillo, enfocar, rotarla, etc. con un editor primo-hermano de Picnik.

 

Esto ya se podía hacer, pero ahora la red social va más allá. Permite un ajuste automático o mejora -reversible- de las propiedades de la fotografía, permite optimizar una imagen a partir de varias fotos similares para que todas las personas que aparecen salgan «favorecidas», permite componer panorámicas, usar marcos divididos -seguro que ya habéis usado esta opción para publicar en Instagram a través de alguna app- e imágenes en movimiento, como los gifs, a partir de un grupo de fotos. También destaca las que considera mejores fotos y propone el «Alto Rango Dinámico».

¿Qué es esto último? Pues precisamente lo que ha generado una fuerte polémica con la instantánea ganadora de la última edición del World Press Photo, aunque finalmente se ha descartado la manipulación. Se trata de obtener una sola imagen a partir de diferentes exposiciones de la misma, con distinta luz; el resultado recoge un espectro lumínico amplísimo. No sé si mucha gente se atreverá con este tipo de recursos tan específicos, pero solo el hecho de tener, precisamente en Google, un archivo ilimitado de fotos online en alta calidad y tamaño… creo que es una muy buena apuesta.

Otro acierto es la posibilidad de mostrar el timeline en una columna o en tres, a gusto del consumidor. Es un diseño que permite distintas vistas en distintos dispositivos y, sobre todo, que el usuario pueda acceder a más contenido en un solo pantallazo. Y, por supuesto, están los hashtags. Antes ya se podían hacer búsquedas manuales por etiquetas, pero ahora la inclusión en cualquier entrada de un hashtag permite pinchar sobre él -quedan resaltados en color azul- y Google Plus nos muestra de forma bonita todas las publicaciones que lo mencionan, por «lo mejor» o «lo más reciente».

 

Al margen de lo que introduzcamos en el texto, Google añade en la parte superior derecha de cada entrada una serie de hashtags en gris, suma de los nuestros y los que él considera adecuados a partir de nuestro contenido: si pinchamos en cualquiera de ellos la publicación se da la vuelta -solo esa caja, quedando el resto de la pantalla igual- y permite navegar ahí mismo por el contenido relacionado. Muy chulo, aunque si no nos apetece que Google Plus añada hashtags a nuestras publicaciones, podemos deshabilitar esta opción.

Las posibilidades de navegación, por tanto, crecen para Google Plus (no me queda claro si las de compartir también). Ahora bien, supongo que toda la gente -me incluyo- que dedicamos menos tiempo a esta red social que al resto tendremos que esmerarnos y mantenerla al día, tanto a la hora de subir contenido como de recibirlo. ¿Por qué? Pues porque Google está acaparando todas las funciones y herramientas que puede, incluyendo mail, vídeo, edición de documentos, tendencias, fotos, red social, etc, y si bien en el pasado –wave, buzz– no le fue bien, ahora parece que ha arrancado.

No soy partidaria de centralizar, aunque entiendo que es cómodo. Y yo, por mi parte, seguiré usando otras redes sociales. No creo que Google Plus, a pesar de los hashtags, compita realmente con Twitter y la última hora, aunque lo suyo sí será una manera de mostrar un esquema informativo más amplio y explorable. Sí opino que intenta pisar a Facebook, aunque en muchos casos no creo que los usuarios vean claro que el componente personal que tienen en sus perfiles de Facebook sea trasladable a Google Plus. Suena a más abierto, a más público -aunque eso se puede delimitar, como sabéis-.

¿Cambiarán los usuarios el chat de Facebook por el de Google? ¿Moverán sus fotos o empezarán de cero? ¿Es esto un Pinterest con chat, como ya he leído a algún usuario en Twitter? ¿Tenemos a la misma gente en los contactos de Google y Facebook? (Apostaría a que no). ¿El boom de las fotos dará para tanto? Me gustaría saber qué opináis.

Los problemas de las autoridades de Arabia Saudí y Bahrein con Twitter

A las autoridades religiosas saudíes no les gusta que sus ciudadanos usen las redes sociales, especialmente Twitter. Lo ha dicho el jeque Abdul Latif Abdul Aziz al-Sheikh, explicando que aquellos que se expresan en Internet en torno a diversas cuestiones pueden dar por perdido «este mundo» y también el «más allá», según cuenta la BBC.

Durante las últimas semanas, los mensajes en este sentido se han multiplicado por parte de algunos líderes sauditas, que han llamado «tontos» a los usuarios de Twitter y les han acusado de poner en peligro la unidad del país. Todo formaría parte de una campaña para contrarrestar el activismo de algunos ciudadanos, que luchan contra la opacidad de su Gobierno colgando fotos de juicios y contando lo que ocurre en algunas protestas.

Según Global Web Index, Arabia Saudí es el país en el que más está creciendo Twitter en número de usuarios activos, con una penetración del 51% entre los usuarios de Internet, algo que se achaca principalmente a su uso desde el móvil.

En Bahrein, por otro lado, seis personas han sido condenadas a un año de cárcel por «insultar» en Twitter al rey Hamad bin Isa al-Jalifa, según la agencia oficial de noticias. No se sabe quiénes son y si han participado activamente en las protestas que desde hace un par de años luchan por la democracia en el país, aunque se les ha acusado -diciendo, sin embargo, que la constitución protege la libertad de expresión- de «socavar» los valores de la sociedad y sus tradiciones.

No es la primera vez que ocurre. El pasado mes de noviembre le pasó lo mismo a otro activista, condenado a seis meses de prisión por difamar al monarca; en aquella ocasión sí trascendió que le habían confiscado su portátil y su teléfono móvil.

Los secretos de la foto de Rajoy

Se armó cierto revuelo ayer por un cambio de foto. Mariano Rajoy -o más bien quien se ocupa de eso- decidió cambiar la imagen de cabecera de sus perfiles en Facebook y Twitter. Al más puro estilo ‘Obama y sus cosas de Internet’.

En la nueva instantánea se le puede ver en su despacho, trabajando, ofreciendo una apariencia de sobriedad y seriedad. Los detalles, escrutados -hasta de forma divertida e interactiva– en varios medios y muy comentados por los usuarios, desvelan un lápiz, un ejemplar de The Economist o un ordenador apagado.

 

 

Pero el presidente del Gobierno -o más bien quien se ocupa de eso-, en realidad, ha hecho lo que muchos hacemos cuando nos hemos cansado de vernos en las redes sociales de una manera y no tenemos fotos a mano: tirar de archivo.

La foto se hizo el 17 de septiembre de 2012 y forma parte de una serie de imágenes tomadas a Mariano Rajoy por el fotógrafo Diego Crespo. Así consta en el perfil de Pinterest del jefe del Ejecutivo (sí, tiene uno), en un álbum titulado «En Moncloa», y también en su cuenta de Flickr.

Ese día era lunes y Esperanza Aguirre anunció que dejaba «la primera línea política». Además, fue a contárselo a Rajoy en persona. El presidente se cambió de corbata para la sesión de fotos; o para recibir a la expresidenta madrileña, tanto da.

Toda la serie de imágenes de Rajoy en su despacho se subió a Pinterest hace 13 días -aunque en Flickr están colgadas desde el 21 de septiembre de 2012– y ofrece otras perspectivas del lugar de trabajo de Rajoy.

Por supuesto, hay imágenes posteriores, algunas de las cuales revelan secretos no atisbados antes. Yo soy fan de los lápices con nombre y apellidos y la estanteria de Ikea (hechas en marzo de este año) y también de la soledad del pasillo (hecha el 28 de noviembre).

 

 

No se han hecho esperar los montajes sobre la foto. De hecho, en Facebook hay un usuario que ha puesto en marcha un «concurso gráfico» abierto con unas cuantas variantes que usan la ventana como espejo de realidades paralelas, llámense Bárcenas o The walking dead.

 

 

Fotos: las dos primeras, via Mariano Rajoy on Pinterest; la última, del «Concurso gráfico el despacho de Rajoy» en el perfil de Facebook de Archipiélago Machango.

¿Spoilers en Twitter? Una chica de EE UU desarrolla una herramienta que los elimina

Jennie Lamere es de New Hampshire (EE UU), tiene 17 años y ha inventado una herramienta que elimina -a demanda- de Twitter los spoilers sobre series y programas de televisión. Su padre también es desarrollador.

En tiempos de audiencia social, segunda pantalla y enriquecimiento de contenido, hay quien se pierde un día el capítulo de su serie favorita y le gustaría poder acceder a su timeline de Twitter sin toparse con las menciones y comentarios de los demás sobre lo que ocurre. Lo mismo pasa con los partidos de fútbol, a veces es imposible no enterarse.

Esto está concebido para emisiones en directo, que es cuando una mayoría de gente se ‘reúne’ en redes sociales para hablar sobre lo que está sucediendo en la pantalla. Véanse un Pesadilla en la Cocina o un episodio de Homeland cualquiera (aunque a estas alturas el tema de las series importadas y exitosas no aplique aquí, ya me entendéis).

Los spoilers fuera de este fenómeno es más complicado evitarlos, aunque no me parece que se practiquen mucho: a veces un artículo o un post te desvelan mucho más al destripar a posteriori un capítulo para criticarlo, pero suelen avisar y, sobre todo, no nos enteramos de lo que dicen con solo una mirada rápida, lo que sí ocurre con un tuit.

Jennie presentó su creación hace unos días en un hackathon -una competición intensiva de programación- llamado TVnext Hack event y ganó en dos categorías, siendo además la única mujer que concursaba con un proyecto terminado –aunque por ahora está en fase de prueba y pretende sacar una segunda versión- e imponiéndose a desarrolladores profesionales.

 

 

Tuvo la idea, leo, el día antes y le costó sacarla adelante unas diez horas. Estaba harta de que le contaran qué ocurría en dos de sus programas preferidos, Dance Moms y Pretty Little Liars.

Twivo (Twitter for Tivo), que así se llama la herramienta, funciona como una extensión del navegador Google Chrome. Bloquea las menciones del programa en cuestión –según las palabras clave que le digamos, entre las que puede haber también nombres de actores, por ejemplo- durante un tiempo concreto.

Cuando se termina el bloqueo, el texto de los tuits vuelve a ser visible, aunque en nuestro timeline esos tuits ya se habrán quedado viejos por el refresco y la actualización de nuestro feed. Lo próximo, según ha insinuado la propia Jennie, que este viernes cumple 18 años y ya ha recibido alguna que otra oferta de trabajo, es una versión para Facebook.

 

*Imagen tomada de Mother Jones.

**Actualización: me he puesto en contacto con Jennie y me ha explicado que le parece «increíble» la reacción que han suscitado tanto su premio como la herramienta que ha desarrollado y lo que está obteniendo ella misma de feedback. «Espero que esto anime a otras chicas a involucrarse» en el mundo de la informática y la tecnología, dice, añadiendo que cuanto antes empiecen antes podrán encauzar una posible carrera en el sector, algo que ella tiene muy claro. Ha manifestado en alguna ocasión que le gustaría trabajar en Google.

Bowie desaparece de YouTube… por «error»

Una suerte de prostíbulo, un mesías llamado David Bowie, una sensual Marion Cotillard, Gary Oldman con sotana, erotismo y sangre… Todo esto forma parte del nuevo videoclip del creador de Ziggy Stardust, llamado The Next Day, que a estas alturas todos habréis visto porque os han pasado un enlace o habéis entrado, no sé, en Pitchfork.

A las sensaciones de su publicación esta misma mañana se ha unido pronto otra: de repente, el vídeo era retirado de YouTube. A nadie le pareció raro que ocurriera, y lo digo por la avalancha de críticas y comentarios en redes sociales que durante todo el día se han sucedido sin parar. Las palabras «prohibido» y «censura» han sido tendencia.

Vídeo de Bowie retirado

Las «normas de la comunidad» de YouTube dicen que cuando un vídeo «se marca como inadecuado» por los usuarios, lo revisan «para determinar si infringe» los términos de uso de la plataforma. Podría ser que algunos usuarios hayan considerado impropio u ofensivo algo de lo que se ve en el videoclip, bien la parte más gore, bien la parte más religiosa. Tenía una advertencia al lado de su título: «Explícito».

Normalmente la retirada de un vídeo en YouTube puede responder a una cuestión de copyright o a que el contenido muestra desde pornografía hasta violencia gratuita. YouTube dice que fomenta la libertad de expresión, pero que no tolera, por ejemplo, «discursos que fomenten el odio» y que supongan un ataque a un colectivo por temas de religión, etnia, edad, sexo, etc.

El caso es que era raro que el vídeo no se viera en YouTube y sí en Vevo, que comparte unas cuantas cosas con YouTube. Muy raro. Así que he llamado a Google y me han dicho, literalmente, que ha sido «un error». La retirada del vídeo, me dicen fuentes de la compañía, ha sido solo por unas horas, «temporal», y se ha debido, todo indica, a un malentendido, siempre según la versión oficial.

«En YouTube tenemos un proceso de reclamación para los usuarios, y cuando nos enteramos de que un vídeo ha sido retirado por error, actuamos lo más rápido posible para restablecerlo«. La compañía ha admitido así que se ha equivocado, que lo ha retirado por error, aunque probablemente haya sido porque el vídeo ha recibido alguna que otra denuncia (y no les han debido de llegar pocas).

 

 

«YouTube se reserva el derecho a decidir si el Contenido cumple con los requisitos de contenido estipulados en los presentes Términos y Condiciones, y podrá eliminar dicho Contenido y/o cancelar el acceso de cualquier Usuario para cargar Contenido que infrinja los presentes Términos y Condiciones en cualquier momento, sin necesidad de preaviso y a su elección exclusiva».

Eso dice el texto de Términos y Condiciones de YouTube. En Google me han explicado por teléfono: «Nosotros ni quitamos ni ponemos vídeos». Que no censuran, vamos. Si la comunidad «flaguea» un vídeo -es decir, marca o notifica a través del icono de la banderita que tiene contenido inadecuado-, YouTube «se pone en contacto» con el responsable del vídeo, que «es el que lo retira», insisten.

El video ya se puede ver de nuevo en YouTube, aunque se le ha «aplicado una restricción de edad». Arreglado. Eso sí, la publicidad derivada de todo este lío no tiene precio. Bowie tenía que volver así.