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"It's the end of the world as we know it (and I feel fine)" Michael Stipe

Twitter no es la calle (y sí)

«No os marchéis, Twitter somos todos«. Frase de Esteban González Pons (PP). «Merece la pena salvar Twitter». Frase de Elena Valenciano (PSOE). «Las reacciones en Twitter a los grandes acontecimientos políticos y a las decisiones políticas difiere bastante de la opinión pública que después recogen las encuestas». Informe de Pew Research Center. «¿Todos?».

Ayer pasé unas tres horas intentando hacer un post decente sobre la salida de Valenciano de Twitter, altamente publicitada, por una «persecución» constante a sus hijos. Me salió un tratado con decenas de datos y circunloquios varios que no llegó a ver la luz, pero resultó que la cosa era mucho más fácil de explicar. Twitter es minoritario, sus usuarios tienen perfiles muy concretos, tiene poca repercusión entre la población.

Es decir: que un político entre o salga de una red social no es ni más ni menos relevante y a la mayoría de gente no le importa.

Otra cosa es que los políticos usen las redes para hacer política y eso les sirva para acercarse a la ciudadanía, quizá y sobre todo a la de edad más temprana. No pueden obviarlas. Pero, ¿les sirve? Sí, en algunos y contados casos. No, en la mayoría, en tanto en cuanto son (unos) vendedores (más) de su mensaje. Mucho feed, bastante back y nada de change.

Twitter, en cualquier caso, es solo un elemento, una herramienta con la que trabajar, además de la empresa privada de un señor estadounidense con inversores de todo tipo y condición. ¿Trabajar? En efecto, la mayoría de la gente, esa que se está sumando a esta red social día a día, no trabaja con ella. Solo intenta aprender, disfrutar, leer y participar.

(Según La Sociedad de la Información en España, informe de la Fundación Telefónica, Twitter es la red social que tuvo la mayor tasa de crecimiento del último año: un 175% a nivel global y un 240% entre los más jóvenes).

Si el comportamiento de las personas que no saben hacerlo nos echara de los sitios, no podríamos quedarnos en ninguno. El problema de aquellos que amenazan y persiguen es propio, no del medio que utilizan. No cabe titular con las redes sociales y sí con las amenazas que, por cierto, son delito. Es el uso que le damos a la Red lo que la define.

 

1 comentario

  1. Dice ser Juan

    Lo que ha hecho Elena Valenciano es, sencillamente, una estupidez.

    Primero, porque cerrar la cuenta supone eliminar las pruebas del acoso a su familia. Dado que se trata de un delito, lo primero que debía haber hecho es presentarse en la comisaría con una copia impresa de estas junto con los nombres de usuario, poner una denuncia a cada uno y dejar que la ley actúe pidiendo la identificación de esas personas.

    Segundo, si las amenazas, fueran reales, ¿cree realmente que no verlas escritas mitigan su peligrosidad?¿es inteligente dejar que prosiga en la sombra alguien que te ha amenazado?

    En cuanto a la relevancia o no de Twitter, tiene la que cada uno quiera darle, ni más ni menos. Es una herramienta de comunicación dirigida a quienes estén predispuestos a escuchar según qué mensajes y según a qué personas, pero desde luego no puede ser tomada como una muestra suficientemente representativa de la población. No todo el mundo tiene el tiempo, los medios o los conocimientos necesarios para estar presente cuando se produce el mensaje que debería haber leído o al que querría haber contestado, lo que hace que Twitter (al igual que el resto de redes sociales) sólo represente a una pequeña y desproporcionada parte de la población en cada momento: la que esté disponible para conectarse durante la breve franja de tiempo en que están disponibles cierto número de mensajes.

    06 marzo 2013 | 01:51

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