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De aquellos polvos, estos lodos. O de cómo el odio a las personas LGBTIQ+ se ha convertido en abanderamiento político del gobierno ruso

Por Tamara Gámez Ramos, de @AltramuzEditorial y Daria Kornilova*

 

Es de dominio público que el gobierno liderado por Vladimir Putin no bebe los vientos por lo que a las mariquitas se refiere, pero no siempre fue así en la madre patria rusia. El porqué de los giros de los acontecimientos históricos, o los polvos de este lodo, son el kit de la cuestión para entender qué se cuece en Rusia y cómo afecta a las personas LGBTIQ+ el caldo de esa olla.

Las primeras sanciones a la homosexualidad que se registran en el país son en el siglo XVII. Los zares buscaron diferentes formas de reprimir y vetar la disidencia sexo-genérica a partir de esta fecha. El primero de ellos, Alejo I de Rusia, quemaba en la hoguera a las mujeres que tenían relaciones con mujeres y ejecutaba a los hombres que hacían lo mismo entre ellos, no quedaban exentas las mujeres que simplemente aparentaban ser “masculinas”. Esta represión parece estar conectada con los intentos de “modernizar” el estado, puesto que anteriormente existía cierta aceptación de la homosexualidad, sobre todo entre algunos sectores de la población.

En el siglo XIX, durante el gobierno del zar Nicolás I fue aprobado el artículo 995 por el que se sancionaba la sodomía con la expulsión a Siberia entre 4 a 5 años. Las relaciones homosexuales fueron relegadas a la clandestinidad, marcadas por la visión de la Iglesia Ortodoxa que las consideraba como algo inmoral y pecaminoso.

Con el derrocamiento del zarismo por la Revolución Rusa, la República Socialista Federativa Soviética de Rusia eliminó en 1917 la legislación que sancionaba las relaciones entre personas del mismo sexo y la disidencia de género.

Lo anterior, sin embargo, no vendría acompañado de una mayor aceptación social sino de cierta ambivalencia en todos los ámbitos. A finales de la década de los 20 la homosexualidad fue mayoritariamente entendida como una enfermedad mental y, pocos años después, en 1934, el gobierno de la Unión Soviética reinstauraría la legislación punitiva de la sodomía bajo el mandato de Stalin. Las sanciones consistirían en hasta 5 años de trabajos forzados (artículo 121).

Hay historiadoras que indican que el artículo 121 fue usado políticamente para sancionar a opositores al régimen y que, del mismo modo, en este período se inició cierta propaganda por parte del gobierno para asociar la homosexualidad con el fascismo y la pederastia.

Según el estudio de Dan Healey (Homosexual Desire in Revolutionary Russia, 2001) existieron en torno a 25.688 condenas a hombres por el artículo 121 entre 1934 y 1993, aunque las entidades LGBTIQ+ indican que el número pudo llegar hasta las 60.000.

La agencia de noticias Reuters indicaba en 1993 los datos de una encuesta realizada en 1989. Según esta, las personas homosexuales eran el grupo más odiado en la sociedad rusa y el 30% de las personas encuestadas consideraban que las personas homosexuales debían ser liquidadas.

 

El gobierno de Putin.

En 1993, periodo postcomunista bajo el mandato de Boris Yeltsin, la homosexualidad fue legalizada y en 1999 eliminada como enfermedad de la lista de “desórdenes mentales”. A partir de entonces surgieron algunas publicaciones y organizaciones LGBTIQ+ como Triángulo, sin embargo, muchas de ellas desaparecieron por falta de financiación ante un contexto que no dejó de ser represivo.

Vladimir Putin, actual presidente, alcanzó el poder en 1999. En los años 2000, en una sociedad que rechazaba la disidencia sexogenérica, siguieron surgiendo resistencias activistas por parte del colectivo. El proyecto gayrussia.ru fue fundado en 2005 por Nikolai Alekseev. Desde esta iniciativa se propuso la marcha del Orgullo de 2006 en Moscú. Las personas activistas decidieron realizar la misma a pesar de no contar con autorización. Esta finalizó con unas 70 personas detenidas después de que grupos ortodoxos y nacionalistas rusos radicales se opusieran a la marcha con golpes y amenazas.

En 2007 la marcha del orgullo en Moscú fue, del mismo modo, prohibida por el alcalde de la ciudad quien la definió como un “acto satánico”. A pesar de no contar con la autorización, al igual que el año anterior, el grupo de activistas marchó en la ciudad y de nuevo se enfrentaron a la violencia de grupos opositores y a una nula protección por parte de la policía, inclusive varios de los activistas fueron detenidos.

Las marchas del orgullo en Moscú fueron igualmente prohibidas en 2008, 2009, 2010 y 2011.

Desde 2010, la disidencia sexo-genérica se identifica con la inmoralidad occidental e ideologías políticas opuestas al gobierno ruso. La LGBTIQ+fobia se ha construído como una estrategia de diferenciación y de oposición a occidente, para reafirmar los “valores tradicionales”. El gobierno ruso lo expresa sin tapujos en sus declaraciones y posiciones políticas. Así, en 2014 se opuso a una resolución de la Organización de Naciones Unidas en contra de la LGBTIQ+fobia. El mismo año, Rusia celebraba el Congreso Mundial de las Familias, donde reunieron a grupos explícitamente LGBTIQ+fóbicos de múltiples nacionalidades.

Previamente, en 2002 se presentó una propuesta de ley en la Duma para criminalizar la homosexualidad, alentada por la Iglesia Ortodoxa Rusa, quien en varias ocasiones ha pedido que se realice un referéndum para prohibir la homosexualidad en el país. Por suerte, esta propuesta no alcanzó la mayoría necesaria para hacerse efectiva.

Hay cierta dificultad para determinar la opinión de la ciudadanía acerca de las personas LGBTIQ+ en Rusia, puesto que existe un fuerte desconocimiento debido a la utilización política de la disidencia sexo-genérica y la tabuización de todo lo relacionado. Así lo demuestra el experimento que hicieron varios jóvenes en las calles de Moscú con el que entrevistaban a personas en la vía pública preguntándoles sobre su opinión acerca de la heterosexualidad. La mayoría tuvo reacciones de repulsa y rechazo ante la concepción errónea de que este concepto se trataba de personas que mantenían relaciones con personas del mismo sexo.

A pesar del desconocimiento y la desinformación, hay estudios que apuntan a que puede encontrarse entre las más hostiles del mundo. La encuesta de 2007, reflejada en Cross-national Differences in Attitudes towards Homosexuality, mostraba que el 68% de la ciudadanía rusa consideraba que la homosexualidad era algo malo. En la encuesta The global divide on homosexuality reflejaba en 2013 que el 74 % de la ciudadanía rusa consideraba que las personas homosexuales no debían ser aceptadas por la sociedad, lo que indica un aumento en la visión negativa que podría venir dado por las legislaciones anti LGBTIQ+ y el auge de los discursos LGBTIQ+fóbicos que trajeron consigo.

 

La situación del colectivo LGBTIQ+ después de las “leyes contra la propaganda y la pedofilia”.

Estas legislaciones comenzaron a aprobarse en algunos estados desde 2006. En total, diez regiones ya habían prohibido la «propaganda de la homosexualidad» (algunas de ellas también incluían la «propaganda de la bisexualidad y transexualidad») antes de que en 2013 se incluyera una medida en toda la Federación rusa.

La ley federal conocida como contra la propaganda homosexual y pedofilia recibe el nombre oficial de ley «para el propósito de proteger a los niños de la información que aboga por la negación de los valores familiares tradicionales» y fue aprobada por unanimidad por la Duma el 11 de junio de 2013, con la abstención de un único miembro.

Esta ley modifica la ley de protección de la infancia del país y el Código de Infracciones Administrativas de la Federación Rusa, prohibiendo lo que denomina como distribución de «propaganda de relaciones sexuales no tradicionales» entre menores. Esto incluye los materiales que «suscitan el interés», «formen predisposiciones sexuales no tradicionales» con «ideas distorsionadas sobre el mismo valor social de las relaciones sexuales tradicionales y no tradicionales». Prohíbe, del mismo modo, la adopción por parejas del mismo sexo, hecho que se acabó trasladando también a la adopción internacional.

Desde su aprobación son numerosos los casos en los que se han reportado detenciones por inclumplimiento de esta ley, sobre todo en aquellas acciones de activistas LGBTIQ+ que han producido arrestos y multas que se han conocido de manera más mediática y que han ido entre los 4.000 y 100.000 rublos. Las personas extranjeras pueden ser retenidas en calabozo hasta 15 días para luego ser deportadas, o bien, multadas con hasta 5.000 rublos y luego deportadas.

El informe License to Harm. Violence and Harassment against LGBT People and Activists in Russia (2014) de Human Rights Watch da cuenta de las amenazas, el control, espionaje, secuestros, humillación y violencia que vive el colectivo, además de las detenciones. Las denuncias de los organismos internacionales, sin embargo, no están consiguiendo un cambio en la política y sociedad del país, a pesar de que una de ellas se trata de una resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos respecto a la violación por parte de Rusia del Convenio Europeo de Derechos Humanos al no reconocer de manera legal a las parejas del mismo sexo.

También la infancia está sufriendo graves consecuencias, no pudiendo contar con información acerca de la diversidad y siendo parte de una imposición ideológica de odio desde la más temprana edad. El documental Dyeti 404 (Niños 404), pone de relieve el impacto que esta Ley ha tenido en la infancia LGBTIQ+, siguiendo la vida de un grupo de adolescentes del colectivo después de la aprobación de esta legislación.

Uno de los aspectos más relevantes de esta ley es el impacto que ha generado en la opinión pública en contra de la disidencia sexo-genérica, combinando deliberadamente los conceptos de orientación sexual y pedofilia. Según un estudio de opinión pública realizado el mismo año de la aprobación legislativa, el 90% de la ciudadanía rusa apoyaba esta ley. Así, desde su aprobación se han organizado grupos contra la comunidad LGBTIQ+, destacando Okupai – Pedofilyai que se dedica a la “caza” de homosexuales (que nombran como pedófilos), a partir de perfiles falsos en internet. Este grupo de ideas abiertamente fascistas ha sido ampliamente denunciado por activistas, quedando sin ningún tipo de investigación policial ni judicial.

La LGBTIQ+fobia se observa del mismo modo en las instituciones y en los espacios de atención a la ciudadanía. Un estudio de 2014 reflejado en The State of Psychiatry in Russia, indicaba que el 62,5 % de 450 psiquiatras entrevistados en Rostov consideraban la homosexualidad como una enfermedad y el 75% estaba de acuerdo en que era un comportamiento inmoral.

 

Más lodo que nunca.

El 1 de abril de 2017 el periodico Novaya Gazeta publicó el artículo sobre el secuestro de alrededor de 100 hombres en la República de Chechenia (parte de Rusia) por motivos de su orientacion sexual. Un hombre llamado Maksim Lapunov fue liberado debido a que no pertenecía a la etnia chechena, y se comunicó con el periódico para contar lo que le había sucedido en el territorio de la República de Chechenia.

Resultó que desde febrero de 2017 se estaban produciendo redadas periódicas en Chechenia, durante las cuales las autoridades detenían a hombres “sospechosos” de tener relaciones homosexuales. Posteriormente, los detenidos eran internados en prisiones clandestinas, donde eran torturados, privados de alimentos y agua, con el fin de obtener información sobre las personas LGBTIQ+ que viven en la república. Luego, algunos de los detenidos fueron entregados a familiares con la recomendación de realizar un «asesinato por honor», mientras que el resto fueron ejecutados en los alrededores de la prisión.
Basada en la historia de Maxim Lapin, la BBC filmó el documental «Bienvenido a Chechenia», en el que por primera vez se utilizó la tecnología de cambio de caras para proteger a los participantes del proyecto. El propio Maxim, junto con su familia, se vieron obligados a huir a del país después de que las autoridades rusas se negaran a investigar lo sucedido. Pero incluso mientras está fuera de Rusia, Maxim continúa recibiendo amenazas y no puede sentirse seguro.

A pesar de esta situación en el territorio checheno, en 2019 se registró en Rusia la tasa de aceptación más alta hacia la comunidad LGBTIQ+ en los últimos 14 años. Este estudio elaborado por el Centro Levada mostraba que el 47% de la ciudadanía rusa estaba a favor de que las personas LGBTIQ+ disfrutaran de los mismos derechos. Una de las explicaciones a este resultado, fue la menor exposición mediática de discursos de odio hacia el colectivo en los medios de comunicación en los años previos a la encuesta.

Con diversas motivaciones, entre ellas reavivar las posturas de odio, en 2022 la ley contra la propaganda homosexual se vio ampliada de manera unánime para incluir toda «la negación de los valores familiares» y la promoción de «orientaciones sexuales no tradicionales» a cualquier grupo de edad, incluyendo por primera vez aspectos tránsfobos como la prohibición de acercar materiales que a los menores les genere un “deseo de cambiar su sexo”.

También prohíbe la “demostración” del comportamiento LGBTIQ+ y su apoyo en público como si se considerase un estilo de vida “normal”. Del mismo modo, veta expresamente toda publicidad, libros, materiales y películas que se considere que promueven esta “propaganda”. Las sanciones supondrían multas que oscilan entre 100.000 y 2.000.000 de rublos, es decir, entre 1.350 euros y 26.600 euros.

Hay quienes consideran que este endurecimiento legislativo está vinculado a la ocupación de Ucrania, con la intención de reafirmar los valores tradicionales rusos y oponerse de manera ideológica a todo lo que señalan como “occidental” o “europeo”.

 

El discurso de odio hacia el colectivo LGBTIQ+, un arma más de la invasión de Ucrania.

El 24 de febrero de 2022 se hizo pública la invasión de Rusia a Ucrania después de 8 años ocupando y reclamando por la fuerza parte de su territorio. Desde entonces, los ataques y el despliegue militar comenzaron a ser mayores tanto en crudeza como en extensión en el territorio ucraniano.

Algunos medios como gayru.info denuncian el aumento de la persecución de las personas LGBTIQ+ en las zonas controladas por los separatistas en Donbás desde el inicio de la ocupación. Ya en 2014 fue atacado el club gay Babilon de Donetsk por 10 personas armadas que dispararon cartuchos de fogueo al aire, robaron a quienes estaban dentro y gritaron amenazas e insultos LGBTIQ+fóbicos. En 2015, según el informe Violation of LGBTI Rights in Crimea and Donbass: The Problem of Homophobia in Territories Beyond Ukraine’s Control (2016), el viceministro de Asuntos Políticos de la República Popular de Donetsk había declarado que: «Se está extendiendo una cultura de la homosexualidad… Por eso debemos matar a todo aquel que esté implicado en esto». Este discurso también se ha observado en parte de la ciudadanía del territorio, con la negativa de una buena parte para acoger a personas LGBTIQ+ desplazadas por el conflicto.

Como vemos, las consecuencias de la guerra tienen un impacto diferenciado en las personas LGBTIQ+. En concreto, hay personas LGBTIQ+ que no están pudiendo salir de Ucrania, especialmente las mujeres trans que no han podido cambiar su documentación ante las exigencias del proceso y que ahora se ven atrapadas ante un posible reclutamiento.
En marzo de 2022, Naciones Unidas estimaba que más de 2.000.000 de personas habían tenido que huir de Ucrania. La mayoría de ellas lo han hecho hacia los países fronterizos de Polonia y Hungría, lugares en los que la población LGBTIQ+ se enfrentan a situaciones de discriminación.

Es importante destacar el papel de las entidades LGBTIQ+ y las personas activistas que se están articulando en estos países de acogida para garantizar la seguridad y protección de las personas refugiadas LGBTIQ+ ante gobiernos vulneradores de derechos.

El activismo LGBTIQ+ en Rusia también se enfrenta a una enorme hostilidad, motivo por el que muchas personas han tenido que huir del país y solicitar protección internacional. La Red Rusa LGBT trabaja para garantizar la protección de los derechos de la comunidad LGBTIQ+ en el país, siendo la mayor organización LGBTIQ+ de Rusia y la primera de carácter internacional. Estas y otras entidades hacen frente a las vulneraciones que se están viviendo en Rusia, donde los derechos de la comunidad LGBTIQ+ están siendo utilizados como un arma más de la guerra.

 

* Daria Kornilova es activista por los derechos LGBTIQ, refugiada de origen ruso. Co-fundadora del colectivo de personas LGBTIQ+ refugiadas Valores Multicolor, y mediadora intercultural en CEAR. Puedes encontrar más información sobre Daria en Linkedin.

¿Apple puede convertirte en gay? En Rusia, podría

Por Nayra Marrero (@nayramar)

Un hombre ruso denuncia a Apple por hacerlo gay. Visto desde nuestro momento histórico y nuestra situación cultural, la noticia puede parecer absurda: recibió unos gaycoins que usó en una aplicación de ligue y se acabó enamorando de un hombre. Según su versión, si no hubiera recibido dicha publicidad, no se le habría ocurrido probar (antes de juzgar) a relacionarse con personas de su mismo sexo.

Una chorrada, ¿no? Pues si una sentencia judicial lo dijera de forma tan meridiana, igual tenemos que tirar abajo toda la legislación ·anti – propaganda” LGTB que limita los derechos del colectivo en Rusia. Cuidado, que estamos hablando de que dos hombres o dos mujeres no pueden ir de la mano por la calle porque están promocionando la diversidad sexual entre la infancia y la juventud, metiéndoles ideas en la cabeza que pueden acabar llevándoles por el camino de la homosexualidad o de la bisexualidad. Estamos hablando de que en Rusia no se puede hablar de forma positiva del matrimonio igualitario en televisión ni para informar de los países en los que se está aprobando no vayan a naturalizar su existencia y piensen los niños y niñas rusos que eso es normal y olviden su heterosexualidad primigenia. Lee el resto de la entrada »

La mujer que lidera el movimiento LGBTI en Samara, Rusia

La organización AVERS trabaja para promover los derechos del colectivo LGBTI, la tolerancia y la no discriminación. En Rusia las personas LGBTI son objeto de persecución y hostigamiento por parte del Estado, sobre todo desde la aprobación de la conocida como “Ley de Propaganda Homosexual”. Esta ley que prohíbe la “promoción de relaciones sexuales no tradicionales entre menores” fue aprobada en junio de 2013. La ley, que ha tenido una repercusión especialmente negativa sobre el trabajo de las organizaciones y los activistas LGBTI, introdujo en el Código de Infracciones Administrativas ruso el artículo 6.21, que prevé la imposición de fuertes multas a quienes “promuevan relaciones sexuales no tradicionales” según el criterio de las autoridades. Amnistía Internacional considera que la ley vulnera el derecho a la libertad de expresión y pide su derogación. La representante legal de Avers, Oksana Berezovskaya, relata en primera persona su experiencia para Amnistía Internacional

Samara es mi ciudad natal, la quiero mucho. Tiene de todo tanto dentro como en sus alrededores: pendientes con vistas maravillosas al río Volga, las calles antiguas y la ribera del río, el parque natural Samarskaya Luka, las montañas Zhigulyovskie llenas de leyendas. Como persona que trabaja con la gente me siento muy cómoda en la naturaleza. Me gusta pasar tiempo sola, caminar por las montañas, pensar y también desconectar del trabajo. Pero lo que más me inspira no son los sitios sino las personas, que son muchas –defensores de derechos humanos de Rusia y mis compañeros de la organizaciones internacionales, personas LGBT y personas heterosexuales.

A pesar de todas las leyes y de la propaganda en televisión, mis allegados y amigos me tratan con respeto. Yo no tengo miedo a pasear por Samara ni a hablar con la gente. De lo que tengo miedo es de la política homófoba del Estado, estoy bajo presión de las estructuras estatales. Hoy en día el Estado te puede encarcelar sólo porque estás luchando por los derechos humanos, porque ayudas a la gente. Sin embargo nosotros hacemos un trabajo muy importante para el mismo Estado. Estoy soñando con el día en que la palabra “defensor de derechos” no sea utilizado como un insulto por el Estado. Lee el resto de la entrada »

Por qué la protesta contra la represión homófoba funciona

Por Laura Carter, investigadora de Amnistía Internacional sobre cuestiones LGBTI

Ha pasado casi un año desde que salió a la luz una campaña cuidadosamente orquestada por la policía chechena en la que más de un centenar de hombres fueron secuestrados y detenidos en el espacio de unas pocas semanas. Caracterizada por su extrema brutalidad, la represión en la región causó la muerte de al menos tres hombres y muchos otros fueron torturados bajo custodia.

El único “delito” de estos hombres era sospecharse de ellos que eran gays. Las víctimas informaron de que las habían torturado para obligarlas a “descubrir” a otros.

La ONG rusa Red LGBT expuso con escalofriantes detalles la terrible deshumanización a la que tuvieron que enfrentarse estos hombres. Fueron sometidos a brutales palizas, electrocución y privación del sueño; los obligaron a dormir en suelos de cemento y los humillaron sistemáticamente. Lee el resto de la entrada »

La historia de la foto de las dos mujeres bailando un tango

Hoy, Día Mundial de la Fotografía, Violeta Assiego (@vissiblesnos cuenta una historia que seguramente no conocíais.

Ultima foto de Ekatherina Khomenko en su red social

Ekaterina Khomenko tenía 29 años cuando la mataron.

Un trabajador de la limpieza la encontró en su vehículo la madrugada del 7 de setiembre de 2014. El motor estaba todavía en marcha. La habían degollado; un corte de cuatro pulgadas atravesaba su garganta. Ekaterina era abiertamente lesbiana y daba clases de tango a parejas del mismo sexo. En un primer momento, la policía rusa barajó, extrañamente, la hipótesis del suicido. Su interés principal, tal y como denunció su padre, era saber si Katya (como la llamaba) consumía drogas, tenía problemas financieros o tendencias auto lesivas. En absoluto barajaron la posibilidad de que hubiera sido asesinada por su orientación sexual. Como tantas veces sucede en los crímenes de odio por género, y muy habitualmente en la Federación Rusa, se sembraron las dudas antes sobre su personalidad, culpabilizándola, que sobre otros posibles motivos, más pausibles, relacionados con terceros.
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Una Primavera Rosa para Brasil

São Paulo LGBT Pride Parade 2014 / Foto: Ben Tavener

São Paulo LGBT Pride Parade 2014 / Foto: Ben Tavener

Acaba de lograr el Premio a la Mejor Producción en la 18ª Semana del Cortometraje de la Comunidad de Madrid. Pero no es el primero que recibe. En el Festival Internacional de Cine Invisible 2015, se llevó el Premio a Mejor película de Derechos Humanos y en el LesGaiCineMadrid (2015), al Mejor corto documental.

Tampoco es este el único cortometraje de La Primavera Rosatítulo de una serie de serie cortos que realizan una radiografía en formato documental que tienen un objetivo en común: la lucha por los Derechos Humanos y un grito a favor de la libertad sexual. La Primavera Rosa es un proyecto nació de lo acontecido en el mundo a raíz de la revolución democrática árabe de 2011. Los sucesos inspiraron y activaron ‘La Primavera Rosa’ en Mario de la Torre Espinosa: «los mensajes triunfalistas de cambio que poblaban los medios de comunicación, no se correspondían con las voces de la calle que llegaban a través de personas conocidas de la comunidad LGTBI. Había algo que se nos quedaba oculto». Lee el resto de la entrada »

HoMoscow, historias rusas que deben ser contadas

Por Tejiendo Mapas (@revistahomoscow)

tejiendo mapasEl interior de la habitación guardaba nuestros más íntimos recuerdos: charlas de confianza, muestras de cariño y ambiente familiar. Nuestro hogar era el testigo presencial. El mismo que lamentablemente enmudecía tan solo al traspasar el portal.

Era temeroso salir a la calle. Las tardes rusas se volvían extrañas. Guardábamos distancia para pasar desapercibidas. Éramos tan solo un par de chicas más. Caminábamos con discreción para esquivar miradas de sentencia y, por supuesto, evitábamos siquiera tomarnos de la mano.

A pesar de esto, los perjuicios no tardaron en llegar. Ser bonitas y lesbianas era un desperdicio social. Una enfermedad que habría de erradicar. Una desviación maldita, desaprobada por la iglesia. La sociedad nos ponía etiquetas como si fuésemos un par de bichos raros. Jamás habíamos conocido adjetivos tan despectivos. Nuestros círculos de amistad ponían barreras de conciencia y cada minuto laborando venía acompañado de acoso. Lee el resto de la entrada »

Grecia cumple con Europa y con sus ciudadanos

Por Violeta Assiego (@vissibles)

Fotografía de Renewal
Fotografía de Renewal

 

En el país del que todo el mundo habla -y de la mano del Gobierno que salió democráticamente en las urnas el pasado 25 de enero- parece que va a ampliarse el reconocimiento de la uniones civiles a las parejas del mismo sexo. De hacerlo, se estará dando cumplimiento a una sentencia histórica de noviembre de 2013 -en el ámbito europeo- para el reconocimiento de derechos a las personas LGBTI.

Este paso dado por el Gobirno de Tsipras no deja de ser un avance (y un gesto) importante para la comunidad arcoirís del país heleno, máxime cuando el anterior Gobierno había dado largas al cumplimiento de esta resolución, preocupado sobretodo por la reacción de la iglesia ortodoxa. Sin embargo, es necesario subrayar que esta declaración hecha por el Ministro de Justicia ante el Parlamento griego también puede ser un movimiento más de ficha dentro de la intensa partida que Grecia mantiene con la Unión Europea, y que el compromiso firme del actual gobierno griego con los derechos de las personas homosexuales, bisexuales y transexuales está todavía por ver.

Hasta que el Parlamento griego apruebe la ley y dé cumplimiento a la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la actual ley vigente sigue siendo discriminatoria con las parejas del mismo sexo al excluirlas de la posibilidad de legalizar su relación bajo esta fórmula.

Syriza tiene un largo camino que recorrer en una sociedad donde algo más de la mitad de la población rechaza a las personas LGBTI. Su compromiso con los derechos LGBTI, al igual que pasa en otros lugares del mundo, puede terminar siendo parte de las concesiones que decida hacer a los aliados políticos del ala derecha de su país. En un momento en que Europa presiona contra las cuerdas al 100% masculino gobierno de Alexis Tsipras (ni una mujer en el mismo), Rusia – el país homofobo por excelencia- está deseando aparecer en escena para rescatar a la maltrecha economía griega. Y es que Europa vive dividida entre sus políticas de austeridad, claramente vulneradoras de derechos, y sus declaraciones de derechos donde se prima el principio de igualdad.

Cuando los derechos humanos se despiezan en contra de la esencia de su universalidad, los colectivos vulnerables salen perdiendo siempre. Mujeres, homosexuales, inmigrantes… ciudadanos en todo caso que pasan a ser peones de una partida de ajedrez indecente que no va con ellos pero de la cuál depende su vida, su integridad y su dignidad.

El compromiso de Syriza con todas y todos sus ciudadanos no se puede despiezar, esto sí y esto no. Tampoco las exigencias de Europa se pueden priorizar en función de quien sea más fuerte o demuestre más autoritarismo a la hora de no-negociar. La seguridad jurídica y real de la comunidad LGBT en Grecia es algo que no se consigue de golpe con una ley pero sí ayuda a un cambio de actitud. Sin embargo, todo está por ver en el país del que más se habla en las últimas semanas, incluso ese cambio de actitud hacia las minorías desde un enfoque de derechos integral. Lo que está claro, es que esto no acaba más que de empezar.

Hacer atractivas las relaciones sexuales no tradicionales

Fotograma oficial del vídeo del grupo  Kazaky
Fotograma oficial del vídeo del grupo Kazaky

 

En el país de los casi 150 millones de habitantes no todo es ‘antigay’ ni tampoco todo homofobia. Sin embargo, todo aquel que no quiera tener problemas en Rusia, o desee tener una posición de poder, mantendrá -en el mejor de los casos- un discurso ‘antigay’ en el que todo lo que se aleje del modelo tradicional de ‘relación hombre-mujer’ será tachado de perversión e inmoral.

La principal causa de esta homofobia pública, que se materializa cada vez más una mayor violencia hacia el colectivo LGBTI, está en una serie de leyes aprobadas a partir de 2009 que tuvieron su broche final con la que se aprobó a nivel federal en junio de 2013. La conocida como «ley de prohibición de la propaganda homosexual» dice , bajo amenaza de cuantiosas multas, querer proteger a los menores de edad. ¿De qué?, pues de toda aquella información -sea en el formato que sea (cine, música, literatura, etc.)- que muestre que existen otras orientaciones sexuales ‘no tradicionales’ y que pueda llegar a hacer atractivas las relaciones entre estas.

En este contexto es en el que el grupo musical Kazaky (originarios de Kiev) acaban de estrenar el vídeo  que os proponemos hoy y que ha desatado la ira, entre otros, del Ministro de Cultura ruso que ha calificado al grupo de inmoral y contrario a los valores humanos fundamentales. De este modo, los medios de comunicación y representantes de la vida pública rusa han emprendido en muy pocos días una campaña  homófoba feroz contra Kazaky ridiculizándoles y despreciándoles. Algo que sirve de justificación suficiente para que grupos violentos ya estén irrumpiendo en sus shows y Kazaky empiece a cancelar conciertos como por ejemplo, el que iban a dar el próximo 5 de febrero en Blagoveshchensk.

Os dejamos con su vídeo «What you gonna do», para que lo disfrutéis y de paso para que lo virilicéis en apoyo a Kazaky. Al tacharlo de inmoral, en un contexto como el de la Federación Rusa, se pone en riesgo de agresión real, no solo a los componentes del grupo Kazaky, sino a toda la comunidad LGBTI rusa.

 

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Si no callas quién eres lo haremos nosotros

Por Violeta Assiego

No puedo más que dar la razón a Paco Tomás cuando el otro día me comentaba lo ridículo, cómico y también preocupante de la escena de unos hombres en Rusia retirando un iphone gigante del patio de una universidad de San Petersburgo al entender que su presencia era una ilegalidad. El iPhone gigante, monumento a Steve Jobs, fundador de Apple, era tachado de propaganda homosexual por parte del grupo empresarial que financió el proyecto (ZEFS) a raíz de las declaraciones de Tim Cook en las que reconocía abiertamente su homosexualidad. La imagen, lejos de ser inocente, subraya el mensaje que desde 2010 la autoridades rusas lanzan a sus ciudadanos con la aprobación de leyes que prohíben la propaganda homosexual: la homosexualidad es mala y hay que proteger a los menores de edad de esa ‘libertad sexual’ que amenaza los valores tradicionales de la familia y de la cultura rusa. Es decir, nada de hablar de ella en público, ni en las escuelas ni en la calle, ni en los medios de comunicaciones ni en las webs, ni en la universidad, ni que haya asociaciones LGBTI; nada de hacer cultura ni de facilitar información objetiva que pueda servir a los chicos y chicas a identificarse y no sufrir y a los adultos a no rechazarles ni acosarles. Y por supuesto, nada de celebrar el Orgullo o una Pride.

Retirada del Iphone en Rusia (ATLAS)

De hecho si el programa del propio Paco Tomás, Wisteria Lane en Radio 5, se emitiera en Rusia en vez de en España hubiera sido sancionado con cuantiosas multas económicas por hablar como periodista de diversidad sexual, al igual que nos pasaría a Nayra y a mi por publicar este blog.

La ley que prohíbe la propaganda homosexual en Rusia, además de rozar lo irracional, viola derechos humanos tan importantes para la buena salud de la convivencia social como el derecho a libertad de expresión, de asociación y de reunión. Pero a su vez viola derechos individuales clave como el de recibir información objetiva y el derecho a la intimidad. Y lo más alarmante de todo es que el propio Estado ruso es el que debiera proteger, garantizar y desde luego respetar esos derechos humanos en vez de violarlos.

Retirar un iphone gigante del patio de una universidad parece cómico pero resulta preocupante, y no sólo por la simbología que esconde ese acto de ensalzamiento de ‘los valores tradicionales rusos’ desde un plano geopolítico, sino por las consecuencias directas que tiene en las personas homosexuales, bisexuales y transexuales rusas que desde la aprobación de la ley sufren el acoso y violencia lgbtfóbico sin amparo institucional ninguno. Y por supuesto alarmante al ver la situación de vulnerabilidad en la que quedan los chicos y chicas LGBTI, menores de edad, que no pueden acceder a información objetiva que nombre lo que les pasa y lo que sienten (información objetiva como la que hasta hace unos meses en nuestro país se recogía en la asignatura de Educación para la Ciudadanía y ahora no se incluye en ningún contenido curricular, pero esa es otra historia).

Niños y niñas como los de Children 404, sobre cuya situación se hizo una película cuyo trailer encontráis a continuación y que fue presentando en festivales tan imprescindibles como el @LesGaiMadrid y que a través de la sección de documentales dan a a conocer situaciones como esta: