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Debates en torno de la ley de matrimonio igualitaria griega: ¿Es Grecia el paraíso homosexual que pensamos que es?

Por Konstantinos Argyriou

Vengo de un país que, por más que se suela idealizar por ser el origen de la filosofía, la democracia y la homosexualidad, sorprende por su actual mentalidad retrógrada en muchos temas sociales. Y esto tiene todo el sentido del mundo: ¿cómo sostener una historia que pese tanto?

Grecia ha votado este jueves 16 de febrero el matrimonio igualitario. Solo unos diecinueve años después de que lo hiciera el Estado español; solo unos veintitrés después de los Países Bajos. Para sorpresa de mucha gente, fue el partido de centro-derecha que está en el gobierno desde 2019, Nueva Democracia, el que creó esta propuesta de ley.

Y desde noviembre del año pasado, no se ha parado de hablar del tema en los medios de comunicación, en redes sociales, y también en la calle: muchas encuestas que han circulado señalan una gran división social, así como una percepción más positiva de la aprobación del matrimonio que de la adopción –la nueva ley no estipula temas de reproducción asistida.

A nivel de debate público, aparte de la típica polarización que hemos evidenciado también en otros países occidentales a la hora de aprobar leyes equivalentes, existe el agravante de una cultura LGTBIfóbica particularmente “griega” que está muy extendida. “La sociedad griega no está preparada”, “los niños necesitan influencias parentales tanto masculinas como femeninas”, o “estas cosas que vienen de fuera no pueden aplicarse aquí” son frases que se han esparcido masivamente en estos últimos meses.

En 2018, la sociedad griega evidenció el asesinato, en plena luz de día, del activista y drag queen Zak Kostopoulos/Zackie Oh!, por dos empresarios. Las personas que evidenciaron la escena, que no fueron pocas, no intervinieron para salvar a Zak de las palizas mortales, sino que incluso cuestionaron los sucesos, que si no se hubieran quedado grabados, habrían conducido a la impunidad directa de los agresores (el juicio sigue aún).

Igualmente, existen muchas parejas y familias diversas que en los últimos años han recibido tanto más visibilidad, como más sentimientos de repugnancia en la esfera pública por su mera existencia. La labor de organizaciones como Políjromo Sjolío (Escuela de Colores) o Iperífani Gonís (Orgullo Parental) ha sido fundamental, puesto que han trabajado codo con codo con las legisladoras responsables, y han personificado las luchas por un tratamiento equitativo por parte de la ley y la transformación de las actitudes sociales al respecto.

Mucha gente ve en esta ley una apuesta personal del Primer Ministro, Kyriakos Mitsotakis. En su afán e intento deliberado de mover el partido gobernante más hacia el centro y el progreso social, Mitsotakis ha plantado cara, según esas voces, a la iglesia ortodoxa. Los clérigos representan gran parte del voto de Nueva Democracia, pero en este movimiento hacia un partido más laico (y por ende, más secular), se sienten apartados. Recuerdo que Grecia no es todavía un Estado propiamente secular, como la grandísima mayoría de los países europeos. Con la nueva ley, se convierte en el decimosexto país de la Unión Europea (antes que Italia) y el primer país cristiano ortodoxo en conseguir dicho avance legislativo.

Hay curas que incluso han señalizado a aquellos miembros del partido que votarían a favor, para tacharlos de traidores y dejar de darles apoyo político. Incluso se han redirigido a los tres partidos minoritarios de extrema derecha como respuesta. Esos tres partidos, Elinikí Lysi, Niki y Spartiates, con gran influencia en las periferias de Macedonia y Tracia, se han aprovechado de la situación para reforzar la inseguridad de cierta ciudadanía heteronormativa al odio y la intolerancia y ganar más votos.

El Partido Comunista, KKE, decidió seguir por la misma línea, puesto que le pareció que la igualdad en el matrimonio daría paso a la explotación de cuerpos femeninos al servicio de la reproducción asistida –aunque se ha explicitado en varias ocasiones que éste no es el caso. Recibió, por ello, el repudio de aquellos grupos LGTBIQ que lo habían apoyado en el pasado.

Aparte de los alrededor de 106 miembros parlamentarios de Nueva Democracia (de los 158 que tiene actualmente), los partidos que han apoyado la iniciativa han sido Syriza, un grupo parlamentario separado de él llamado Nueva Izquierda, el Partido Socialista (PASOK, aunque fue también el más dividido, con un 33% de los miembros absteniéndose), y Plefsi Eleftherías.

Fuera de la discusión parlamentaria, sorprende la necesidad de la Asociación Helénica de Psiquiatría, entre otros grupos profesionales de salud, de sacar una comunicación, hace unas semanas, declarando que la homosexualidad ya no figura como enfermedad mental. Y sorprende, porque por un lado, la Asociación Americana de Psiquiatría sacó la homosexualidad del DSM en 1973; y por otro, porque la propuesta de ley no estaba relacionada con la autodeterminación de la orientación sexual, sino con el derecho a casarse.

Mucha gente en Twitter subió imágenes exóticas de Santorini y representaciones de ánforas, con comentarios como “el país del Mamma mía por fin es abierto”, o “Grecia vuelve a ser consistente con su historia”. Esta caricaturización de lo votado es interesante, como lo ha sido un comentario que recibí en mi Instagram de un contacto, que fue así: “¡Qué bien, ahora ya podrás volver a tu país y casarte!”. Que lo progresista no te quite lo xenófobo.

Y ahí reside el problema: que sostenga aquí que Grecia es un país profundamente homófobo, por no ofrecer justicia para la muerte de Zak, no ignora el asesinato de Samuel a gritos de maricón en 2021, ni lo intenta competir en brutalidad (¿quién da las mejores palizas mortales en medio de la calle, un griego homófobo o un español?). Que pensemos que un partido conservador nos haya hecho el favor de ir en contra de sus principios para abrirse hacia el colectivo, no quita que el matrimonio sea una institución conservadora. Igualmente, que nos hagan el favor de recordarnos que la homosexualidad no es una enfermedad mental no borra del mapa que se sigan promoviendo políticas y actitudes profesionales impertinentes.

Queda por ver cuánto va a tardar la reacción violenta de aquellos sectores de la sociedad que no solo se han sentido incómodos con esta nueva medida legal, sino que querrán manifestar su odio de forma abierta.

by User kokkinoi antireporters (κόκκινοι αντι-ρεπόρτερ) of Athens Indymedia. (creative commons)

 

¿Estará dispuesto Casado a derogar el matrimonio igualitario para ser presidente con el apoyo de Vox?

Pablo Morterero (@pabloMorterero)

 

En España, centenares de miles de personas LGTBI estamos expectantes a la reacción de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ante la anunciada presentación de una propuesta de Ley en la Asamblea de Madrid, por parte de Vox, para derogar las leyes autonómicas LGTBI y trans.

Vox nunca ha ocultado que una parte fundamental de su proyecto radical es acabar con algunos derechos humanos que hemos conseguido en los últimos años, no solo en el campo de la orientación y la identidad sino también en el campo del género. Por eso, no ha sido una sorpresa el anuncio de la formación radical de ultraderecha, pero sí ha generado preocupación el momento y el lugar anunciado para presentar la propuesta de Ley.

La presidenta de la Comunidad de Madrid nunca ha ocultado sentirse cómoda con muchos de los postulados de la formación radical, y ha hecho continuos guiños a su electorado para conseguir una mayoría suficiente para gobernar. Escorarse tanto a la ultraderecha, ha hecho que la única opción parlamentaria del gobierno de Díaz Ayuso para sacar adelante las leyes en la Asamblea de Madrid sea el concurso de la formación radical de ultraderecha. Hace unos días se formalizó el pacto para los Presupuestos de la Comunidad para 2022, y justamente después, Vox anunció la presentación de la propuesta de Ley.

La deriva de la gran formación política de centro-derecha española hacia una posición radical de ultraderechas es preocupante. Porque cada vez más, se verá condicionada por la formación radical ultraconservadora, que además necesita diferenciar su discurso político respecto a un PP escorado hacia la ultraderecha, radicalizándolo.

Si la señora Diaz Ayuso acepta el envite, y acepta derogar o modificar las leyes trans y LGTBI, no solo salen perjudicadas las personas LGTBI madrileñas y sus familias, sino las de todo el país. Porque fortalecidos por el éxito, el siguiente objetivo serán las leyes del resto de Comunidades Autónomas, y el premio “gordo”: el matrimonio igualitario.

No podemos olvidar que el PP no solo se opuso al matrimonio igualitario en las Cortes Generales si no que también presentó un recurso de inconstitucionalidad, finalmente rechazado por el Alto Tribunal. Y es que la derecha española nunca se ha sentido cómoda con extender la institución matrimonial a las parejas de dos personas del mismo sexo. Porque enfrenta el espíritu liberal existente en la formación de centro derecha, con el neoconservador que ido ganando posiciones en las últimas décadas.

Cada pacto que firma el PP con Vox, es un eslabón más de la cadena que ata a la formación de centro-derecha al programa radical ultraconservador. Tras gobernar comunidades autónomas como Andalucía, Castilla-León, Madrid o Murcia, y decenas de ayuntamiento, en las próximas elecciones generales, donde presumiblemente el candidato “popular” sería Pablo Casado, cualquier posibilidad para gobernar en minoría pasará inevitablemente por un pacto con el partido de Santiago Abascal.

Y ya sabemos cual será una de las “piezas” que querrá cobrarse el lobby político ultraconservador radical: el matrimonio igualitario. ¿Será capaz Casado de renunciar a gobernar y facilitar un gobierno de centro-izquierda, por no “sacrificar” el matrimonio igualitario?

Por eso es tan importante el éxito de la movilización del próximo 15 de diciembre en diferentes partes de España contra la anunciada petición de derogación de las leyes madrileñas trans y LGTBI. Solo si el PP asume que ceder y sacrificar derechos de las personas LGTBI y sus familias en el altar de la gobernabilidad con Vox supone la pérdida de una parte importante de su electorado más liberal, podemos asegurar que una posible mayoría de centro-derecha en las próximas Cortes Generales no suponga el fin del matrimonio igualitario.

Porque si no, lo que nos queda es rezar. Para aquellos que tengan fe, naturalmente.

 

Reivindicar a las familias

Juan Andrés Teno (@jateno_)

Hoy es 15 de mayo y en muchos espacios se multiplica desde hace unos años la conmemoración del Día Internacional de las Familias. En torno al concepto de familia se ha divagado mucho desde el inicio de la humanidad y en su nombre se han cometido algunas de las bellaquerías más indignas de la Historia. Debería haber quedado ya atrás la época en la que familia era utilizada como arma ideológica, y ser asumida como un bien común.

La sociedad española ha protagonizado importantes cambios sociales en las últimas décadas, pero sin duda unos de los más destacados son los que han tenido a la familia como actriz principal. Han cambiado los miembros que la integran, los roles que desempeñan, las dinámicas de las relaciones, pero sobre todo, ha variado su estructura.

Y a ello han ayudado los cambios legislativos que se han sucedido desde la década de los 80 del siglo pasado con las leyes de divorcio, reproducción asistida o adopción y que, por ahora, tienen su último capítulo en la reforma del Código Civil en materia de matrimonio, que posibilitó la unión entre personas del mismo sexo.

En junio del año 2015 altos cargos del Partido Popular y obispos encabezaron en Madrid una multitudinaria manifestación en contra del matrimonio igualitario con tres pancartas en las que se afirmaba “La familia sí importa”, “Por el derecho a una madre y un padre” y “Por la libertad”.

Allí teníamos a la derecha de este país y a la jerarquía de la Iglesia reivindicando como válida su parcial y lastimera visión de lo que es una familia. Con los años hemos conseguido arrebatarles la autoridad moral y hacerles comprender (al Partido Popular, la jerarquía católica mantiene impoluta su visión LGTBIfóbica de la sociedad) que la familia no era un bien privativo y que hay tantos modelos de familia como formas de amar y maneras de incorporar a los menores de edad en ellas.

Aún hoy persiste en este país un 20% de personas que no comulgan con el matrimonio igualitario, porcentaje se incrementa casi hasta un 40% si se trata de validar el hecho de pueda haber hijas, hijos o hijes. Y no  solamente siguen estando ahí, si no que han ocupado un importante espacio en la representación parlamentaria y han llegado a influir en los gobiernos autonómicos a través de la marca política de Vox.

Con la intransigencia de la extrema derecha ya contábamos, aunque la batalla social de la diversidad familiar hace años que la hemos ganado. Pero, aunque parezca paradójico, tampoco ha sido fácil hacer un activismo a favor del hecho familiar dentro del colectivo LGTBI. 

Muchas y muchos activistas se creyeron el discurso discapacitante ultraconservador y negaron (y siguen haciéndolo) el concepto de familia en  las personas LGTBI. Por un lado están aquellos activistas que consideran que las familias homoparentales hemos reproducido los “males” que siempre han arrastrado las familias, acusándonos de perpetuar comportamientos tradicionales o neoliberales. Siguen sin comprender que la familia no tiene ideología, que, en todo caso, la podrán tener madres o padres (y están en todo su derecho) pero que no la tienen hijas, hijos e hijes. Nos siguen pidiendo un cambio de paradigma y no se dan cuenta que ya lo hemos resuelto. Al demostrar año tras año, día tras día, que el ejercicio de crianza en nuestras casas ha supuesto un avance social imparable, que estamos desmontando la LGTBIfobia que aún anida en las calles. Estudios como los dirigidos por Mar González demuestran científicamente que nuestras hijas e hijos han conseguido romper los estereotipos de género y que se han convertido, ellos, la infancia, en motor de cambio social. Entendedlo: motor de cambio social, que desde que llegan a nuestras familias se convierten en células activas que naturalizan el hecho LGTBI allí por donde pasan, y lo hacen de manera permanente.

 

 

Luego están, dentro del activismo, quienes dejan su vida y su alma por conseguir una sociedad menos machista y LGTBIfóbica y no se percatan de que están perpetuando el tercer gran colmillo que nos desangra socialmente: la adultocracia. Son quienes siguen considerando a las personas menores de edad como incapaces y olvidan que la infancia y al adolescencia también son parte de la ciudadanía, que tienen derechos y que el principal de ellos es el de ser escuchados.

Por último, están los que confunden familia de origen, castrante y reductora de derechos ante la realidades LGTBI en algunos casos, y la capacidad que tenemos todas, todos y todes de crear familias y espacios heterogéneos donde la diversidad marque la convivencia. Que para ser familia no hace falta compartir genes, ni parentesco, ni obligaciones legales; para ser familia solo hay que querer, pero no como hecho volitivo, sino como ejercicio de amor.

Y con este panorama, con hostilidades externas e internas, las personas LGTBI tenemos que seguir celebrando y reivindicando a las familias. Pero para ello es necesario que seamos capaces de comprender la importancia del lenguaje, de nombrar a cada realidad con la palabra más adecuada. 

Se ha generalizado el uso de familias LGTBI para designar a aquellas que tienen progenitores LGTBI o en las que hay criaturas LGTBI, olvidándose que no es del todo correcto designar al todo por una parte. En nuestras familias hay también personas heterosexuales, nunca lo olvidemos. Como sigue siendo muy necesario visibilizar las distintas realidades, sería necesario delimitar términos:

  • Familias homoparentales: aquellas en las que los progenitores son lesbianas, gays o bisexuales, independientemente de su género. Parental procede etimológicamente del término latín parens (pariente) y este, a su vez, del verbo pariré (parir). Es de las pocas palabras en castellano que no tiene un sesgo de género. Por tanto, es incorrecto lingüística y socialmente hablar de familias homparentales y homomarentales, distinguiendo en la segunda de ellas a las conformadas por una o dos madres. “Marental” no significa nada, sencillamente no existe. Aun así, si queremos distinguir, ya que en muchas ocasiones es necesario, si hay madres o padres en estas familias deberían utilizarse los términos homomaternal y homopaternal.
  • Familias diversas. Existe la creencia errónea de denominar como familias diversas a las homoparentales o monoparentales y a todas a aquellas que no sean la familia tradicional. No es cierto, todas las familias son diversas. Familia lleva implícito el adjetivo diversa.
  • Familias con progenitores LGTBI: aquellas en las que los progenitores son personas LGTBI.
  • Familias con menores LGTBI: aquellas en las que las hijas, hijos o hijes son personas LGTBI.
  • Familias con progenitores trans.
  • Familias con menores tras.

Estas dos últimas definiciones son necesarias actualmente debido al clima de transfobia que está atravesando la sociedad española, tanto por parte de posiciones ultraconservadoras, como por otras supuestamente feministas y que niegan las realidades trans y su derecho de autodeterminación.

Por todo ello, conmemoremos, celebremos y reivindiquemos el Día Internacional de las Familias y hagámoslo desde los criterios de la diversidad familiar. Para poder hacerlo debemos partir de una definición de familia que huya de todo sesgo ideológico y que de cabida a los múltiples modelos de convivencia que existen en este país. Asumamos definitivamente que una familia es un hogar y que todo hogar es una familia.

JUAN ANDRÉS TENO

Periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Blog: https://familiasdecolores.wordpress.com/

 

 

¿Quién teme a lo queer? – Escándalo.

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)

 

El conformismo es la certeza obstinada de aquellos que son inseguros

Pasolini

Este río desbordado no se puede controlar

Willy Chirino/Raphael

 

En 1965, Pier Paolo Pasolini realizó el documental Comizi dAmore (traducido como Encuesta sobre el amor), con el que recorrió Italia haciendo preguntas a todo tipo de gente sobre las relaciones, el amor, el género, el sexo y los derechos civiles. Cientos de personas opinan en este film sobre, entre otras cosas, el matrimonio y una posible ley del divorcio. La cuestión flotante es el problema sexual, tesis que sobrevuela la película y que todo el mundo parece sobreentender sin más indagaciones. ¿El matrimonio/divorcio soluciona el problema sexual? Nunca se plantea cuál es, efectivamente, este problema, sin embargo la pregunta hace saltar como resortes de la misma maquinaria toda otra serie de amenazas adheridas. Parece que el problema sexual es un todo en el imaginario común que afecta a las cuestiones más íntimas y, por supuesto, a su deriva pública.

Pero, ¿cuál es el (o son los) problema(s) sexual(es)? En Comizi d’Amore se habla sobre la pareja y sus normas, la infidelidad, la prostitución y sus condiciones, las invertidas, la moral, la identidad, la perversión y sus implicaciones, los derechos, la crianza, el afecto, la segregación de espacios y, en suma, qué significa ser hombre o ser mujer. Todo el mundo entonces, como tú y yo ahora, como cualquiera, tenía una opinión sobre estos engranajes, sobre el problema sexual y sobre cómo debería estructurarse el mundo en función de esa opinión. Testimonios diversos por generación, clase social, orientación, identidad, procedencia, herencias e historias de vida producían, como resultado, un mapa heterogéneo de cuerpos y relatos que, de forma desigual, habitaban el problema sexual.

Como tú y yo, como entonces, ahora. Resulta sorprendente (o quizá no tanto) escuchar argumentos que casi 60 años después se reproducen en nuestro presente, y otros que, si bien han cambiado de contenido, utilizan la misma estrategia de enunciación: el escándalo. Y es que el problema sexual, convengamos, emerge cada tanto en el mapa social y siempre se encuentra con resistencias similares. Hoy por hoy, estamos de acuerdo en que cuestiones como el divorcio o incluso el matrimonio igualitario no suponen (salvo en los reductos más conservadores) ningún escándalo. Sin embargo hay que reconocer, como nos recordó Gayle Rubin, que si bien la sexualidad siempre es política, hay periodos en los que la vida erótica es ampliamente politizada, y esos periodos (los de renegociación) se engarzan entre argumentos progresistas y resistencias conservadoras. Lee el resto de la entrada »

15 años de matrimonio igualitario, 15 años de desigualdad

Por Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Fotos de Marina Liotta para FELGTB y COGAM

Hoy se cumplen 15 de años de la aprobación del matrimonio igualitario en España en el Congreso de los Diputados (las diputadas también estaban presentes, aunque ese masculino genérico las invisibilice), un país que despertaba a los derechos de las personas LGTBI apartando a golpe de BOE las cenizas carpetovetónicas y los escombros de un tardofranquismo que aún nadaba a su gusto en las instituciones y en los hogares.

Este primer gran éxito de los derechos humanos LGTBI en el país no nació de la nada y supuso un premio y una victoria para tantas y tantos activistas que desde el inicio de la democracia tuvieron que batallar para que la izquierda política de este país dejara atrás sus postulados heteronormativos. A la derecha era imposible intentar acercarse como se demostró unos meses mas tarde, no se la esperaba y nunca llegó.

Pero aquel no fue un logro del gobierno y del partido que lo sustentaba, aquel fue un triunfo del activismo LGTBI que consiguió convencer al entonces secretario general del PSOE y líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, en el sótano de la calle Ferraz. Cabe una más que razonable duda de que si otra persona hubiera estado al frente de los socialistas esta demanda se hubiera introducido en el programa electoral del partido de los socialistas. Lee el resto de la entrada »

El PIN Parental como objeción de conciencia a la Constitución

Por Jesús Generelo (@JesusGenerelo) ex-presidente de la FELGTB

Foto: Fotografías Emergentes

Después de perseguir por las calles a las y los menores trans con un autobús en el que los acusaban de mentir, de no saber cuál es su identidad sexual, de ser unos fraudes, la última ocurrencia de la organización HazteOír.org (un lobby ultra con un presupuesto de cerca de dos millones de euros destinado a atacar derechos de la mujer y LGTBI) ha sido enviar una carta a las AMPAs y a los centros educativos de toda España para reclamarles lo que llaman un “pin parental” según el cual las familias podrán solicitar a la dirección del centro educativo información sobre cualquier actividad que afecte directamente a los “valores familiares”, a “materia afectivo-sexual”, “identidad y orientación sexual”, “diversidad sexual y afectiva” o “diferentes modelos de familia”.

Lo que en principio califico de una ocurrencia sería solo un motivo de broma si no fuera porque ya la Consejería de Educación de Murcia se ha posicionado a favor de esta medida y, con toda probabilidad, a algunos centros les servirá de excusa para paralizar iniciativas educativas a favor de la diversidad y del respeto a las minorías sexuales, de identidad de género y familiares. Por lo tanto, conviene clarificar lo que esta demanda del lobby ideológico significa: ni más ni menos que una petición a centros educativos y a familias para que desobedezcan la Constitución española, la ley educativa y, en 12 comunidades autónomas, las leyes de Igualdad LGTBI y de atención a la población Trans. Lee el resto de la entrada »

Familias homoparentales: Mi familia es igual al resto

#FamiliaHayMasQueUna,  y Ana Calderero Suárez (@AnaSsuarez101), activista LGTBI miembro de Galehi nos comparte esta reflexión en esta semana tan especial para celebrar la diversidad familiar.

 

Ayer escuchábamos hablar del Día Internacional de la Familia, no he podido evitar buscar en el diccionario la definición de “Familia” y resulta que se define como un grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas, entendiendo  “emparentar” como contraer parentesco por vía casamiento.

Está claro que no necesito formar parte de una familia homoparental para no sentirme identificada con esa definición. Las familias formadas por un matrimonio y que viven juntas sólo representan un porcentaje que ni mucho menos ronda el 100%, que ni ven esta cifra de lejos.

La familia va mucho más allá de un parentesco y de un casamiento. La familia son vínculos afectivos, respeto, cuidados, protección, educación, amor, entre otras muchas cosas. La familia es donde nuestros hijos, hijas e hijes adquieren un modelo de vida y unos patrones que probablemente repitan con los suyos (si deciden tenerlos), igual que el resto de familias. Lee el resto de la entrada »

Ser marido, padre y gay en los tiempos de Vox

Otra entrega de #FamiliahayMasQueUna con Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Desde el 16 de agosto de 1996 comparto mi vida con un hombre a quien amo.

Frente a quienes reducen las relaciones homosexuales al sexo y esgrimen la promiscuidad como un arma arrojadiza sólo les propongo una sencilla resta (si es que aún recuerdan cómo se ejecuta la segunda operación matemática que nos enseñan en el colegio).

Desde los primeros momentos de la relación fantaseamos con la idea de ser padres. Una ilusión que se fue forjando minuto a minuto y que pasó a ser una constante en las conversaciones con nuestros amigos y familiares. Aquel anhelo se transformó en ‘la chinita’ (nuestra futura hija) que nos acompañaba allí donde íbamos: a nuestros viajes, a las celebraciones familiares, a las fiestas de nuestros amigos.

Pasados los años, decidimos materializar aquel deseo y comenzamos a indagar las posibilidades de que dos hombres pudiesen ser padres. Solo había dos opciones: la gestación subrogada o la adopción. Lee el resto de la entrada »

Derechos LGBTI en los programas electorales: del negro de Vox al arcoiris de IU

Por Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Foto: Amanda Hinault

Debería ser obligatorio leer los diferentes programas electorales antes de depositar el voto en la urna, no por una imposición no legal, si no como un compromiso  de responsabilidad ciudadana y no elegir por simpatía, herencia familiar o aversión química al candidato.

Más allá de que los 6 partidos que se supone van a obtener más escaños en la próximas elecciones generales hayan colocado como candidato a la presidencia del gobierno a 5 señores heterosexuales (no hay ni mujeres heterosexuales ni personas LGTB formadas o firmadas para dirigir los designios de este país), están las líneas maestras que aventuran cumplir en los 4 próximos años. Es preciso conocer la percepción que tienen los grandes partidos del colectivo LGTBI  y de sus familias y con ello el compromiso con la defensa de los derechos humanos de un colectivo que sigue siendo vulnerable y que está aún lejos de alcanzar tanto la igualdad legal como la real. Lee el resto de la entrada »

3 noticias LGTB+ de esta semana (y de regalo, un videoclip)

Foto: Christian Schnettelker

BUENA!!

1. La novela gráfica ‘Drama’ seguirá en las bibliotecas de Canada

La Junta de Escuelas Católicas de Ottawa había tomado el pasado martes la decisión de retirar la novela gráfica ‘Drama’ (2012) de las bibliotecas de las escuelas primarias por no ser «apropiado para la edad». Las quejas de algunos padres sobre su contenido LGBT+ motivo esa decisión que finalmente ha sido revocada. Han sido otras quejas, las de políticos locales y otras familias sobre la eliminación del libro, la que ha dado pie a la rectificación el mismo día después de tomarse. La novela, ganadora del premio de honor de Stonewall el año de su publicación, también fue censurada en EEUU en 2016 al ser considerada “confusa” por sus personajes claramenteLGBT. La autora Raina Telgemeier se ha alegrado en twitter de este cambio de decisión.

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