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La sociedad no binaria

«Les autores te guían en un viaje a través y más allá del género, utilizando un riguroso rango de textos académicos y testimonios personales para ampliar nuestros horizontes… Enriquecedor para casi cualquier persona».

Dr. Vincent, profesor asociado en Sociología, Universidad de York.

 

Hoy recomendamos La sociedad no binaria. Vivir en ambos géneros, más allá y en el medio, un ensayo de Alex Iantaffi y Meg-John Barker, publicado por Egales.

Gran parte del pensamiento de la sociedad opera de una manera muy rígida y binaria: algo es bueno o malo, correcto o incorrecto, un éxito o un fracaso, etc. Desafiando esta limitada forma de pensar, este innovador libro analiza cómo los métodos de pensamiento no binarios pueden aplicarse a todos los aspectos de la vida y ofrecer nuevas y mejores formas de entendernos a nosotres mismes y de relacionarnos con les demás.

Utilizando experiencias de género bisexuales y no binarias como punto de partida, este título aborda las cuestiones clave del pensamiento binario acerca de nuestras relaciones, cuerpos, emociones, bienestar y nuestro sentido de la identidad, y establece una selección de prácticas que pueden ayudarnos a pensar de forma no binaria.

Esta original y reveladora guía fomenta la reflexión sobre cómo vemos y entendemos el mundo en el que vivimos y cómo doblamos, desdibujamos o rompemos los códigos binarios de la sociedad.

 

Tú a Soria yo a Barcelona

 

Hoy recomendamos Tú a Soria yo a Barcelona, un ensayo de Ignacio Elpidio publicado por Egales.

Un libro sobre el sexilio. El abandono de las personas LGTBI de su lugar de residencia por sufrir rechazo, discriminación o violencia, especialmente en las zonas rurales.

Hay un conjunto de expectativas sobre las grandes ciudades como espacios en esencia mejores para las personas LGBTI.

Tú a Soria, yo a Barcelona busca ser divulgativo, para transmitir ideas teóricas y empíricas sobre cómo la vivencia del espacio cambia en función de nuestra orientación sexual o de nuestra identidad y expresión de género.

Primer libro sobre el sexilio, sobre las dificultades de la población LGTBI en el mundo rural frente a las grandes ciudades. Este autor ha publicado con Egales «Más que visibles», «Bifobia», «Se vende diversidad» y «Cuando muera Chueca». Ignacio Elpidio es un autor con mucha relevancia en el mundo académico.

Afroqueeridades

 

Hoy recomendamos Afroqueeridades, de Yolanda Arroyo Pizarro publicado por EGALES.

A través de sus páginas, nos sumerge en la vida de personajes que resisten al cistema y al patriarcado como mejor pueden: con sus propias armas. La poderosa historia de la resistencia en Puerto Rico se redescubre entre relatos inspiradores que demuestran un colectivo de «todes» que desafía adversidades y lucha por la justicia y la igualdad en una sociedad marcada por la opresión y la discriminación. Cada cuento es una ventana hacia el pasado-presente, hacia lo afroqueer, hacia el no binarismo para tejer el hilo de la venganza, la esperanza y la determinación. El libro celebra los atinos y defectos de la rica cultura y la indomable esencia de un pueblo que se niega a ser silenciado.

Afroqueeridades rinde homenaje a les héroes anónimes que forjan un camino de libertad y empoderamiento desde sus intimidades de amor, desamor, derrotas y pérdidas, que trascienden fronteras y que dan voz a una nueva épica merecedora de ser contada y recordada.

Sobre la autora

Yolanda Arroyo Pizarro  es escritora y se considera lesboterrorista. Ha publicado libros que denuncian y visibilizan las relaciones entre personajes antihegemónicos, sexodiversos e interraciales. Entre sus apasionados enfoques literarios también promueve la discusión de la afroidentidad, la poliamoría, y la confrontación al opresor. Ha ganado el Premio Nacional de Cuento PEN Club 2013 y el Premio del Instituto de Cultura de Puerto Rico 2012, además del Premio Nacional del Instituto de Literatura Puertorriqueña 2008. Fue seleccionada en 2007 como una de las escritoras latinoamericanas más importantes por el Hay Festival en el Bogotá 39 de Colombia. Ha sido traducida al inglés, italiano, francés, alemán y húngaro. En el año 2013 participó en el congreso literario OWWA, Organization of Women Writers of África en Accra, Ghana. La Editorial Egales ha publicado también «Caparazones» (2010) y «Lesbianas en clave caribeña» (2012).

 

Tecnologías de Eros

 

Hoy recomendamos Tecnologías de Erosde León A. Damián. Una contribución para una teoría micropolítica del placer, publicada por Egales.

 

Combinando los textos de Michel Foucault, Sigmund Freud, Paul B. Preciado, Historia de O y Hervé Guibert, León A. Damián traza en Tecnologías de Eros un mapa de enclaves del deseo y una inventiva experimental de epistemologías de Eros con la finalidad de subrayar el devenir de las multitudes queer y la dimensión política de las tecnologías del erotismo. 

León A. Damián (José Andrés Díaz Hernández) es escritor, experimentador e investigador. Es licenciado y maestro en Psicología Clínica por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ, México), miembro de la red de investigadores del Laboratorio Iberoamericano para el Estudio Sociohistórico de las Sexualidades y coordinador y fundador de Opacidades: Grupo de Estudio sobre Erotismo, Sexualidad y Género. Además, escribe en el blog Killed by trend. Cada año imparte seminarios sobre psicoanálisis, sexualidad, filosofía y violencia. Es coordinador y coautor de los libros Escribir el psicoanálisis (2021) y Las gamas de la violencia (2021), así como coautor de los libros Diversidad sexual en Iberoamérica (2020) y La infancia vulnerable (2018).

Actualmente es el encargado del Departamento de Divulgación, Acervos y Publicaciones del Centro de Estudios Interdisciplinarios e Investigaciones de Género, adscrito a la Facultad de Psicología de la UAQ, y brinda consulta psicológica privada. Sus líneas de interés son lo queer, el psicoanálisis, los estudios de género y la historia política del cuerpo. Entiende la experimentación con los placeres como micropolíticas del deseo y la
ternura como el gesto más radical del amor.

Flores para Lola

 

Hoy recomendamos Flores para Lola. Una mirada queer y feminista sobre la faraona, editado por Carlos Barea y publicado por Egales y Dos Bigotes.

Hablar de Lola Flores es hablar de una de las artistas más importantes de la historia de nuestro país. Con su talento natural consiguió teñir de color una España en blanco y negro que agonizaba bajo el yugo de la dictadura franquista y, una vez terminada, supo reconvertirse y desarrollar una fructífera carrera en la música, el cine y la televisión hasta el mismísimo día de su muerte.

Entre sus hazañas como personaje público, se cuentan la de haber vivido una vida absolutamente libre, llegando a mantener una relación con un hombre casado veinte años mayor que ella o haber abortado de forma clandestina en varias ocasiones. Y no solo buscó su libertad, sino también la de los demás: fue una gran defensora del colectivo LGTBIQ+ en un momento en el que no era nada fácil serlo y se convirtió en una abandera (in)voluntaria del feminismo cuando este movimiento era tan solo el germen de lo que ahora es.

Por eso, en el centenario de su nacimiento, esta obra se dispone a hacer una relectura de su figura desde una perspectiva disidente. Gracias a textos de autoras como Lidia García, conductora del pódcast ¡Ay, campaneras!; Nerea Pérez de las Heras, responsable del exitoso monólogo teatral Feminismo para torpes; la periodista Pepa Blanes o el bailarín de flamenco e investigador Fernando López, entre otras, intentaremos desentrañar uno de los mayores misterios que ha dado la cultura popular de este país: el de aquella jovencita de Jerez que llegó a Madrid decidida a comerse el mundo y que, aunque ni cantaba ni bailaba, consiguió dejar su nombre grabado a fuego en el imaginario colectivo de un pueblo que, por mucho que pase el tiempo, se niega a olvidarla.

Con artículos de Carlos Barea, Lidia García, Noelia Cortés, Nerea Pérez de las Heras, Daniel María, Carlos Carvento, Fernando López, Pepa Blanes y Álex Ánder.

Flores para Lola está publicado por Egales y Dos Bigotes.

Se vende diversidad

 

Hoy recomendamos Se vende diversidad. Orgullo, promoción y negocio en el World Pride, un ensayo de Ignacio Elpidio.

 

En 2017 tuvo lugar en Madrid el WorldPride, un Orgullo LGTBI más masivo, visible e institucional de lo habitual. La diversidad, cada vez más de moda, se utilizó para vender y para convencer. La competencia por obtener más inversiones, turistas y posicionamiento ha hecho que eventos LGTBI como este —desde Orgullos LGTBI multitudinarios hasta campañas promocionales más modestas— ganen más protagonismo como atractivos.
Sin embargo, esta visibilidad turística de la diversidad sexual y de género no está libre de críticas: diferentes movimientos sociales y análisis académicos han destacado las implicaciones de ciertos posicionamientos y formas de marketing. La variedad de cuerpos e intereses representados; los vínculos entre poderes empresariales, política y activismo LGTBI reformista; la gentrificación de los barrios turísticos, o el papel de los patrocinios son solo algunos de los temas centrales de estudio y crítica.
A través de una investigación etnográfica, este libro analiza la celebración de un evento de gran magnitud para estudiar cómo se interrelacionan la promoción turística pública de una gran ciudad, el activismo LGTBI reformista y las imágenes y discursos de la diversidad sexual y de género.

Se vende diversidad. Orgullo, promoción y negocio en el World Pride, de Ignacio Elpidio . está publicado por Egales.

Lo nuestro sí que es mundial

Redacción 1 de cada 10

 

Hoy recomendamos Lo nuestro sí que es mundial. Una introducción a la historia del movimiento LGTB en España, que ya va por su segunda edición. En este texto Ramón Martínez realiza un recorrido por la historia del movimiento LGTBIQ+.

En apenas cuatro décadas el «Movimiento LGTB» ha transformado España. Un país que en 1975 se declaraba mayoritariamente favorable a la eliminación de la homosexualidad a través de leyes represivas es hoy, gracias a la reivindicación política de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales, uno de los Estados que más derechos y libertades garantiza a las personas no heterosexuales, y que en 2013 defendía en un 88% que la diversidad sexual y de género debe ser reconocida e integrada en la sociedad.

¿Cómo ha sido posible esta transformación radical? Los partidos políticos de todas las ideologías no siempre se interesaron tanto por los derechos LGTB como ahora lo hacen –o fingen hacerlo–, y durante muchos años lesbianas, gais, transexuales y bisexuales tuvieron que organizarse para conseguir, primero, la eliminación de la legislación represiva y, después, el paulatino reconocimiento de derechos que llevó hasta la consecución del Matrimonio Igualitario. Pero queda mucho trabajo por hacer hasta la erradicación de la homofobia, transfobia y bifobia, y la mejor forma de comprender el presente y elaborar una reivindicación adecuada con vistas al futuro es conocer nuestro pasado: responder a la pregunta ¿de dónde venimos? puede ofrecer las claves necesarias para afrontar otras cuestiones como quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos.

Este libro ofrece un análisis del desarrollo histórico del «Movimiento LGTB» en el Estado español a través de numerosa documentación y bibliografía y de los testimonios de sus protagonistas; y recupera la genealogía de la lucha social de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en defensa de sus derechos como herramienta para seguir elaborando un discurso reivindicativo que, más allá de un WorldPride, pueda seguir diciendo con la voz bien alta que lo nuestro sí que es mundial.

«El trabajo de Ramón Martínez traza con encomiable precisión una genealogía compleja de lo que es el movimiento. […] El inmenso valor de Lo nuestro sí que es mundial es entrar en los callejones sin salida, en los atajos y en los terrenos pedregosos, en los errores y en los triunfos, contar cómo se ha llegado hasta aquí y rescatar una historia casi olvidada, dando nombres, resucitando voces.» Alberto Mira

 

Literatura lésbica con Gloria Fortún y Elena Flores

Por Tamara Gámez Ramos, de @AltramuzEditorial

 

«Puede que ni siquiera sea digna de que Cat entre en mi casa. Pero una palabra suya bastará para sanarme». Así finalizaba el primer libro “lésbico” que me leí. Curiosamente, el único final literal que recuerdo de todos los libros que he podido leer antes y después de este. Puede ser que el mantra eclesiástico me hiciera mella (que seguro), pero también lo hizo aquel libro en el que por primera vez me zambullía en un relato superior a tres párrafos, con la clandestinidad de una portada y un título que anunciaban un texto que pudiera ir de cualquier cosa, pero que iba de mí: una pringada enamorada de su amiga hetero (¡Aleluya!).

Por aquel entonces en muchas casas existía la colección de libros del periódico El Mundo. Una mezcla curiosa entre clásicos y contemporáneos, ya que era una selección de las mejores novelas del siglo XX, con un formato tal que así: mitad de la portada de una paleta que definía perfectamente la época y otros menesteres (imagina los colores menos llamativos del universo), y una imagen jeroglífica con la misión de describir las palabras del título.

No sé cuánto tiempo llevaría la compilación en mi casa antes de que yo la descubriera, ya que su función era meramente la de decoración de unos estantes lacados en tono marrón oscuro (con los que iban fantásticos los tonos de los libros, por cierto). Por ese entonces yo empezaba a devorar todo lo lectoramente comestible a mi paso, así fue cómo les encontré otra utilidad y me topé accidentalmente con mi primera historia lésbica. Aún no había salido del armario, pero tenía claro el llamado, y Beatriz y los cuerpos celestes me vino a confirmar algo que no necesitaba confirmación.

El tiempo no ha pasado desapercibido ni por mí ni por el manuscrito. Casi 20 años después, soy más Cat que Beatriz (a Dios gracias-que ya que nos ponemos echamos el rezo entero-) y la autora se ha convertido en la evidencia perfecta del debate «¿se puede separar a la obra de la artista?»

Pero hay algo que sigue perenne en el tiempo: mi definición de este libro lésbico entrecomillado. Y es que he aquí un kit de la cuestión con muchos interrogantes: ¿Qué es la literatura lésbica? ¿Puede una persona no lesbiana escribir literatura lésbica? ¿La literatura lésbica es, por definición, feminista? Y, para rizar el rizo: ¿Por qué es necesaria esta “etiqueta”?

Como una extraña humana de hoy en día a la que no le gusta ni concibe opinar de todo, me fui a la fuente para contestar todas esas y más cuestiones. Y no había duda de que un buen lugar de emanación literaria y lésbica eran las obras de Elena Flores y Gloria Fortún.

Gloria Fortún es escritora, poeta, traductora y activista feminista. Creadora de la comunidad y taller literario Las Peligrosas, donde comparte toda su pasión por la escritura con otras mujeres. Autora del poemario Todas mis palabras son azores salvajes (Dos Bigotes, 2021). La escritura de Gloria es un impacto directo en todo lo que palpita en el cuerpo, porque «amor a medias, nunca» pero literatura a medias tampoco. Trascendidos los géneros literarios y las normas, bucea en la libertad total con las letras que ordena para nuestro placer y su antojo en Roja Catedral, su primera novela o «poema largo con partes narrativas y partes en verso». Ha participado en compilaciones como Barbarismos queer y otras esdrújulas (Bellaterra, 2017), y es traductora de obras feministas imprescindibles como Cómo acabar con la escritura de las mujeres de Joanna Russ (Dos Bigotes, 2018) o «Amigas». Relatos de amor entre mujeres, del siglo XVIII al XX (Dos Bigotes, 2020), en la que selecciona y traduce los textos junto con Eva Gallud.

Elena Flores es filóloga, poeta y activista LGBT. Autora de Redes (La Calle, 2018), Tránsito (Flores Raras, 2019) y Cábala: Amor (La Calle, 2016), uno de los pocos poemarios que, inyectados en valentía y verso libre, ponen en diálogo la religión y el homoerotismo. Su participación en Locas y Perversas (Egales, 2020) la confirman como una de las voces jóvenes más estimulantes de la narrativa lésbica en Castellano. Aunando sus dos pasiones confesables, Elena es parte de la creación y organización de la II Feria del libro LGBT de Málaga (como integrante de Andalucía Diversidad), a partir de la que surge esta entrevista en la que ambas autoras participan.

Ambas habéis formado parte de una mesa redonda titulada Literatura y activismo: una mirada lesbofeminista del arte de crear. ¿Qué es para vosotras el lesbofeminismo?

EF: Para mí lesbofeminismo es la lucha necesaria que ejercemos las mujeres lesbianas dentro del feminismo que a todas nos acoge. Creo, asimismo, que el lesbofeminismo es parte del inicio de todo, ya que la necesidad de liberarse del yugo masculino era imprescindible para aquellas que, por cuestiones de orientación sexual, no querían tener que mantener relaciones con hombres en ningún caso.

GF: El lesbofeminismo es un movimiento activista y cultural y un modo de vida mediante el cual las mujeres centran sus energías, su deseo y su atención en otras mujeres, sin compararse ni medirse con los hombres.

¿Por qué es importante incluir una mirada lesbofeminista en la comprensión y creación artística?

EF: Creo que nos merecemos que haya contenido cultural que nos represente porque el arte es la forma de expresión más libre, donde nadie te juzga y todas las personas del mundo tienen su propio espacio. ¿Por qué nosotras no íbamos a tenerlo? Y, sobre todo, ¿por qué no íbamos a utilizarlo para reivindicar? Al fin y al cabo, el hecho de que el feminismo lesbiano se transforme en arte solo es un proceso natural para luchar contra la doble invisibilidad que sufrimos las mujeres sáficas.

GF: Porque el canon supuestamente universal del arte y la literatura no es sino un registro de opciones que hicieron quienes tuvieron el privilegio de elegir, que fueron los hombres blancos y heterosexuales. Por tanto, a las mujeres lesbianas nos han robado nuestra historia, nuestro arte, nuestra literatura. Esa mirada es un intento por recuperar los silencios del canon.

¿Cuál es la representación de las mujeres lesbianas que se ha venido realizando en la literatura?

EF: La literatura lésbica es, quizás, una de las más abundantes. Si es cierto que las primeras representaciones de mujeres lesbianas en los libros fueron escritas por hombres. Yo siempre digo que hay que evidenciar cómo en La Celestina ya hay una escena lésbica que se incluye con una normalidad anodina para la época, de ahí en adelante, solo hace falta indagar, porque hay toda una serie de personajes que nos dejan claro que la homosexualidad femenina es más común de lo que nos habían hecho creer.

GF: En la literatura siempre ha habido representación lesbiana, aunque a veces no se ha leído como tal. Leemos bajo determinados parámetros, como el heterosexual. Junto con Eva Gallud, traduje un libro titulado “Amigas” en el que rescatamos relatos animando a leerlos, por primera vez, desde parámetros lésbicos. Es una experiencia extraordinaria.
¿Hay algún cambio respecto a lo anterior en la actualidad?

EF: Por supuesto, ahora no hay que ir mirando con lupa las interpretaciones posibles. Las estanterías de las librerías acogen la literatura lésbica con cierta normalidad. Es verdad que no deja de ocurrir que es más fácil encontrar literatura gay que literatura lésbica, pero ambos ya hemos superado el que se escondan nuestros libros en el fondo del depósito de las bibliotecas y librerías dentro de la sección prohibida.

GF: Afortunadamente, hay muchas más escritoras lesbianas visibles y más personajes de mujeres abiertamente lesbianas.

¿Cuál crees que es la visibilidad de las mujeres escritoras en la actualidad? ¿y de las escritoras lesbianas?

E.F: Aunque sé que la cosa ha mejorado enormemente, sigo pensando que nos queda mucho por conseguir. Quiero creer que esta evolución hacia la visibilidad plena seguirá el camino que está teniendo y que, cada vez más, el arte feminista y el arte lésbico irán más allá de nuestros propios circuitos.

GF: Todavía tenemos mucho camino que recorrer porque sigue vigente ese canon «universal» del que te hablaba antes. Para ser realmente visibles necesitamos desmantelar ese canon y crear otro diferente cuyas pautas no hayan sido marcadas por los mismos de siempre.

¿Cuáles han sido tus referentes lésbicos en tu proceso creativo?

EF: Sé que es muy típico, pero para la poesía, Safo de Lesbos y Gloria Fuertes. Aun así, siempre reconozco que para mí ha sido muy importante el círculo de autoras con las que me he ido relacionando a lo largo de estos años. Son compañeras y amigas, las leo y me emocionan y, en cierta manera, configuro muchas de mis ideas en base a las suyas. Por eso siempre que me preguntan me gusta hablar de Prado G. Velázquez, Mila Martínez, Martha Lovera o Eva Baltasar, que están publicando en estos momentos, pero ya pueden ser consideradas grandes escritoras lesbianas que cumplen el papel de referentes en nuestros días.

GF: Te digo unas cuantas escritoras, aunque hay tantas… Gloria Fuertes, Elena Fortún, Jeanette Winterson, Audre Lorde, Adrienne Rich, Esther Tusquets…

¿Cómo influye tu identidad en tu proceso creativo?

EF: Mi identidad en el proceso creativo lo es todo. La poesía es la escritura del yo, por lo tanto, todo lo que viva, sienta y padezca va a estar reflejado en los versos. Más aún si estoy hablando de amor o activismo, que es lo que más trato en mis libros. Muestro siempre lo que soy, porque no puedo mostrarme de otra manera y el proceso creativo se hace de acuerdo con mi identidad como persona LGBT.

GF: La falta de referentes, pues nos los han usurpado, hace tortuosos el camino creativo de las mujeres, aún más si somos lesbianas. Pero qué delicia al mismo tiempo resulta tener todavía todo por contar.

¿En qué momento comenzaste a ser activista lesbofeminista dentro del mundo de la cultura?

EF: Desde el primer momento. Cuando saqué mi primer libro sobre homoerotismo y Biblia fue toda una declaración de intenciones, ya que no había otra opción que ser activista. Para mí es algo esencial, ya que escribo sobre mis preocupaciones y mis sentimientos, de modo que, aunque son subjetivos, creo que representan bastante bien la agenda que se está llevando a cabo desde los diferentes movimientos sociales en los que actúo, no solo como escritora, sino como activista a pie de calle.

GF: Desde que me comprometí con mi escritura y me presenté siempre ante la página en blanco para poner en el mundo lo que solo yo puedo poner.

¿Por qué comenzó este activismo?

EF: Para mí fue un proceso natural. Siempre he tenido un espíritu muy crítico con lo que me rodeaba y nunca he sabido callarme. Me gusta la idea de poder cambiar el mundo granito a granito, y el activismo es la forma en la que las personas que no tenemos poder podemos generar los cambios que esperamos. Por eso empezó y por eso aún sigo hoy aquí. Me gusta la idea de que la Cultura puede cambiar el mundo.

GF: Porque una vez encuentras a las tuyas, y te unes, e imaginas en comunidad nuevas formas de vivir, ya no hay vuelta atrás. 

Oh feliz culpa!, de Iván León en CTXT

Agenda @1decada10

 

Presentación de Oh, feliz culpa! de Iván León, publicado por Egales, el próximo sábado 7 de mayo en El taller de CTXT, le acompañará el escritor y prologuista del libro Víctor Mora.

«Si no se habla de ello, no existe».

Y así, en el silencio, viven infinitud de historias que esperan una oportunidad para ser contadas. Como ocurre con las terapias de conversión hacia las personas LGTBIQ+. Pero ¿existen en nuestro país? Y, sobre todo, ¿qué es lo que sucede en esas sesiones? ¿Es un mero acompañamiento, como sostiene la Iglesia Católica, o se trata de algo más? ¿Cómo se afronta una vida después de tanto tormento emocional?

Esta historia, sincera y cercana, recoge un testimonio de lo sucedido en aquellas supuestas sesiones de acompañamiento, presentando las experiencias y el desarrollo vital de uno de sus participantes, y, lo más importante, su posterior adaptación a un mundo nuevo, diferente a todo lo que había conocido antes.

«El miedo obliga al ocultamiento, persuade de guardar la historia en un cajón, a modificar la voz, la persona y el texto. […] Oh, ¡feliz culpa! es una
reflexión honesta sobre la relación con los fantasmas, sobre cuánto puede llegar a determinar el daño y qué podemos hacer con él». Del prólogo de Víctor Mora.

 

Hablamos con Iván León, autor de ‘Oh, feliz culpa!’

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)

 

Oh, feliz culpa! es la primera novela de Iván León, y es también el primer testimonio sobre las llamadas “terapias de conversión” que, dentro de la Iglesia Católica, se realizan a personas del colectivo LGTBI+. Este libro es una experiencia novelada, un relato del presente que expone hechos, situaciones y consecuencias que, erróneamente, muchos creen que forman parte únicamente del pasado. Hablamos con su autor.

 

– ¿Qué nos vamos a encontrar los lectores en ¡Oh, feliz culpa!?

Creo que una de las notas principales de este relato sería su normalidad. Y ese, precisamente, es su punto fuerte. Me explico. Cuando se habla de estos temas (terapias de conversión y cosas por el estilo) solemos pensar en cosas terriblemente obscenas: campamentos al estilo norteamericano, terapias de aversión de los años cincuenta y cosas así. Y es un error. A día de hoy estas cosas suceden entre bambalinas, discretamente. Son, en la mayoría de casos, machaques constantes, discursos funestos y una fuerte presión social. Por eso, creo que cualquiera que se acerque a este relato podrá comprobar como, sin apenas darse cuenta, ha ido introduciéndose en un bucle del que es difícil salir. Otra característica es que, partiendo de esa misma normalidad, genera una gran intimidad. ¿Quién no ha experimentado la incertidumbre en sus propias carnes? ¿O quién no se ha enfrentado a un cierto cuestionamiento? En ese sentido, creo que es fácil que haya una cierta empatía entre narrador y lector, lo que facilita mucho la tarea de inmersión. Y, por supuesto, eso mismo permite definir imágenes mucho más vivas para que también sea posible disfrutar del relato.

 

– ¿Qué te llevó a decidirte a escribir tu historia?

Supongo que el independizarme, en sentido amplio. El salir de casa me exponía a grandes preguntas. Ya no era un yo metido en una estructura, sino que me enfrentaba en soledad a un montón de experiencias nuevas. Necesitaba construir un relato que respondiese a quién era. Un relato que me permitiese tomar posesión de mí mismo y presentarme ante el mundo. Un relato sobre el cual poder edificar. Y eso pasaba por integrar algunas experiencias complejas. El escribir sobre esta etapa fue, por decirlo así, algo providencial. Durante una visita a la UCM, donde me formé, estuve charlando con un profesor y le comenté lo que me rondaba por la cabeza, las dudas sobre ese proceso de construcción de la identidad. Y su respuesta fue sencilla: “Escribe. Somos filólogos, ¿no? La formación que os proporcionamos no es únicamente académica, sino que podéis aprovecharla para vuestra vida.” Y realmente aquella conversación fue lo que, durante el confinamiento, me animó a escribir toda esta historia.

 

– ¿Cómo fue el proceso de escritura?

Terrible. Algo más en serio, diría que ha sido un proceso complejo, lleno de baches. Uno de los primeros problemas fue encontrar el tono adecuado. ¿Desafiante? ¿Lastimero? ¿Algo más neutro? Sin embargo, una tarde, durante una charla, se me ocurrió una idea sencilla: presentar mi experiencia subjetiva como una suerte monólogo interno. Algo así como permitir al lector acceder a mis vivencias, aunque con la distancia que proporciona la retórica. En términos algo más mundanos, hubo días y días. Algunos días fueron una auténtica catarsis y otros, simplemente, rellenar el espacio literario. Supongo que, para entendernos, debe ser similar al proceso de creación de una pintura: hay días que das vida a la figura principal y otros, te limitas a iluminar el fondo. En resumen, ha sido un proceso largo, aunque he contado siempre con ayuda y referentes.

 

– Hablas en varias ocasiones de la tentación de ceder al olvido, ¿crees que eso es posible? Creo que en tu novela hay un enlace muy bonito entre la historia personal y la memoria colectiva, sobre todo para quienes entendemos que la memoria es algo vivo, es decir, que afronta problemas y situaciones que aún están lejos de haber quedado atrás. ¿Qué piensas sobre este tema?

Olvidar. En cierto sentido, olvidar sería algo similar a negar. Negar un hecho o una experiencia concreta. Y negar no es más que una forma, respetable, de gestionar algún aspecto concreto de la realidad. Aquí que cada uno gestione como pueda, que bastante tenemos con lo que tenemos. Aunque creo que, en la medida de lo posible, hay que afrontar las experiencias vitales con cierta osadía. Tratando de hacerlas nuestras para poder sacar algún partido de ellas, si es que fuese posible. Y si no, para, al menos, poder revisitar aquellos lugares sin aquel terrible estrés que provoca el trauma. Por otra parte, creo que la relación entre el individuo y la colectividad es muy estrecha. Uno no puede ser si los demás no le ayudan a ser. Y, por supuesto, la colectividad no puede constituirse si cada uno de los individuos no se integran en ella. Hay que acabar con el mito del self-made-man, porque nos aísla y nos impide establecer vínculos de confianza y apoyo. Y, precisamente, sin estos vínculos, sin esta confianza, creo que nos veríamos abocados al desastre porque una de las principales estrategias de supervivencia siempre ha sido la comunicación de saberes. Algún humano comunicaba a otro tal o cual saber, o amenaza, y así el grupo podía valerse de ese conocimiento para sobrevivir. Creo que aquí ocurre algo similar: la experiencia personal de cada uno puede ayudarnos no sólo a constituirnos como colectividad, como sociedad, sino que además puede ayudarnos a desarrollar estrategias adaptadas a la realidad que se nos presenta.

 

– “Yo tampoco sé ser un hombre, pero ¿a quién le importa?” Cuánto pesan los estándares del género, cuánta violencia pueden crear… algunas ideas presentes en tu novela. ¿Es que lo hacemos mal, es que no lo somos, o es que nadie tiene la potestad de decir quién es qué salvo uno mismo?

Creo que habría que empezar por el principio y preguntarse qué es eso de ser un hombre. Porque dependiendo de quién plantee la pregunta, fijará un estándar u otro. Y, en cualquier caso, creo que ese estándar seguiría sin ser universalmente válido. Porque definir un ideal así resulta extremadamente complejo Algunos podrían apelar a los cánones y cosas así, pero, ¿a qué cánones nos apegamos? Porque hay tantos hombres como momentos históricos y grupos culturales, cada uno de los cuales tiene una pretensión de verdad y universalidad que resultan soeces en conjunto. Así que, ¿con qué hombre nos quedamos? En cualquier caso, creo que muchas veces es una obsesión social más que un problema real. Si uno es funcional y consigue articular un relato que le sirve para encarar la realidad, ¿cuál es el problema? Creo que la verdadera preocupación debería ser el poder construir relatos cercanos y prácticos y que tengan un gran potencial explicativo para la propia persona. Tratar de definir una masculinidad y una feminidad hegemónicas e inmutables me parece un burdo intento de categorizar y cauterizar la realidad para poder etiquetarla y hacerla manejable.

 

“Aquel pasillo parecía no tener fin. Avanzaba penosamente, sin tener aún claro qué sucedería a continuación. Y, sobre todo, seguía sin tener la completa certeza de que aquello fuese a funcionar.” Así comienza “Vorágine”, la primera parte de tu libro, unas líneas que marcan el inicio de aquellos encuentros… desde el ahora, ¿qué te gustaría decirle a tu yo de ese entonces?

Creo que no sabría bien qué decirle. Seguramente lo mirase en silencio con cierta simpatía y lo dejase marchar. Aunque es probable que le viniese bien saber que, en realidad, todo va mucho menos en serio y mucho más en serio de lo que aparenta. Sería, simplemente, una cuestión de afinar la comprensión. Pero claro, eso es algo que te da el tiempo. Así que es normal que cometamos ciertos errores de ese tipo.

Oh, feliz culpa! de Iván León, editada por Egales y con prólogo de Víctor Mora, ya disponible en librerías y en la web de la editorial.