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1º de Mayo Interseccional. Desertar y reivindicar la disidencia

Plataforma 1º de Mayo Interseccional

 

Este 1 de mayo llega con la guerra en la “blanca Europa” como telón de fondo. Las bombas estallan en nuestro territorio; disparando la inflación, aumentando los presupuestos militares y generando miedo. Parece que cuando las vidas que están en peligro son blancas entonces no miramos hacia otro lado. Una vez más, Europa, la “democrática” evidencia su racismo estructural y sistemático y nos confirma que hay vidas que importan más que otras, cuerpos válidos para un sistema capitalista y colonial y cuerpos explotables y desechables.

Nada nuevo bajo el sol para las disidencias, para las vidas precarias, migrantes, negras y marrones, gitanas y asiáticas. Las disidentes sexogenéricas y/o de cuerpo, las discas, las supervivientes de la psiquiatría. Todes las que no entramos dentro de la idea euroblanca de “sujetos políticos”, todes las que no entramos en sus modelos coloniales, capacitistas, cisheteropatriarcales. Para nosotres solo hay una opción: desertar.

Para nosotres, la clase trabajadora, quienes sostenemos la vida en momentos de crisis, es urgente desertar de un sistema capitalista que nos explota hasta la extenuación, depredador, extractivista, que despoja y extermina a poblaciones por recursos materiales. Que hace de nuestras dolencias, nuestras enfermedades y sufrimientos un negocio. Que patologiza nuestros cuerpos al tiempo que nos niega el derecho a registrar nuestra identidad, que nos niega la existencia; la dignidad.

Lejos ha quedado la idea de que el sujeto de la clase trabajadora es el obrero fabril del modelo fordista, hoy día, los marcos de clase están completamente desbordados por una multiplicidad de sujetos. Los mismos marcos de los sindicatos clásicos se han visto rebasados por una clase trabajadora diversa, migrante, que se organiza desde otros lugares y con otras dinámicas; desde la colectividad ancestral que traen de sus países de origen y también desde las formas organizativas de las disidencias sexogenéricas: insurrectas, irreverentes. Todas ellas estrategias de supervivencia y de resistencia a las violencias cisheteropatriarcales, coloniales y racistas. Hemos sobrevivido, aunque muchas se han quedado en el camino, hemos sobrevivido para sacar de la profundidad de nuestras gargantas un grito de rabia por las, los y les que ya no están.

Somos nosotres, la clase trabajadora, diversa, con historias de vida cada una más diferente de la otra, la que, apoyándonos en esas diferencias nos unimos este 1 de mayo para reivindicar nuestro legítimo lugar en la historia. Para salir a las calles y luchar por lo que nos corresponde, porque somos nosotres, nosotras las productoras y reproductoras de la vida.

Llevamos un largo trabajo organizativo detrás. Son ya dos años de apostar por la colectividad, de formar comunidad, de tejer redes y reparar un tejido social desgarrado por la crisis sanitaria, económica y social. Hemos construido red y comunidad, seguimos escuchándonos, caminando juntas, con consensos y disensos. Cada cual desde su realidad. Es así que este 1 de Mayo Interseccional cumple 2 años de andadura, desertando del cisheteropatriarcado racista y colonial, del binarismo que nos encierra en identidades que no reconocemos. Reivindicando el placer, la emoción, la alegría de juntar nuestros cuerpos diversos, disidentes, distintos, deseantes, desertores y, un año más esperando que el siguiente seamos muchas más, porque juntas somos más fuertes.

 

¿Quién teme a lo queer? – Lo que somos: autobiografía, ficciones y dramas

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)

Si quieres mandar preguntas o comentarios a Víctor Mora puedes escribir DM o de forma anónima a: https://curiouscat.me/Victor_Mora_G

 

 

Quizá el objetivo más importante de nuestros días es descubrir lo que somos,

pero para rechazarlo.

Michel Foucault.

 

No me atrevo a hablar en nombre de ninguna otra, lejos de perpetuar la idea de que las mujeres trans somos un bloque homogéneo de prácticas e ideas, defiendo nuestro derecho a la cobardía, a la alienación, a ser completas gilipollas, a equivocarnos, a ser unas bocazas y a dramatizar.

Alana Portero.

 

No cambiaría mi lugar por ningún otro, porque ser Virginie Despentes me parece un asunto más interesante que ningún otro.

Virginie Despentes.

 

¿Qué/quién soy? Cuerpo, nombre, memoria, proyección. Lo que somos. Expresión, performance, significante en mapa, cuerpo-texto, herida abierta, preconsciencia. Lo que somos. Ultraconscientes del autoengaño, exposición, venta y consumo. Titubeo, mentiras, verdades como puños, verdades con patas. Fracasos, errores, esperanzas. Lo que somos.

Soy Víctor Mora, y ahora mismo escribo desde un portátil en el salón de mi casa. Esto va cambiando, a veces escribo en bibliotecas o en bares, en cuadernos y libretas. Escribo todos los días y todos los días soy Víctor Mora, aunque ya he asumido que esa persona son varias personas como, creo, cualquiera. He aprendido a convivir con los fantasmas que me componen, a entender que el yo que escribe ahora no es más que uno de ellos y que no es desde luego más importante que el resto. He vivido en Madrid más de la mitad de mi vida. He trabajado la noche y los clubs. He sido imagen, DJ y cantante de una banda electrorock. Fui teleoperador erótico, camarero en saunas gays y dependiente en tiendas de moda gótica. Me maquillaba, tenía el pelo largo y estaba obsesionada con la delgadez. Performaba la feminidad sin considerarme mujer, es decir, sin serlo. Pero sí sabiendo que tenía que explorar lo femenino y expresarlo. Era mi espacio en el género. Era un lugar de emancipación. Fui por fin el putón que tanto ansiaba ser, el de Ziga, el que añora ser la niña que no se atrevió a pedir que la dejaran ir con boa de plumas y sombra azul al colegio. Quise ser Miss Guy de Toilet Boys. Tacones, medias de rejilla, labios rojos, eyeliner, pelo cardado y maquillaje hasta en el corazón, como cantábamos en nuestro primer single post-Naranjo. Lee el resto de la entrada »

La posibilidad de geografías queer entre idilios rurales y ciudades emancipatorias

Por Abel P. Pazos (elle/a) – IG: @llorarbailando

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Es común en los discursos con respecto a la historia de las relaciones entre la identidad y el espacio encontrarse con la asunción de la ciudad como lugar de emancipación, catalizador y promotor de las capacidades disidentes frente a los espacios tradicionalmente tipificados como rurales, que se instalan en el imaginario colectivo casi como esencialmente topo-(diverso)-fóbicos, es decir, necesariamente hostiles ante las disidencias afectivo-sexuales, corporales y de género.

Esta cuestión, que no es descabellada, encuentra su fundamento en la historia de la conformación y desarrollo de las ciudades, donde con el ojo puesto en las relaciones múltiples que se ejercen entre estos espacios y los cuerpos que los habitan, efectivamente se pueden identificar por un lado, la influencia de los espacios urbanos para la construcción de las identidades colectivas de las disidencias, y por otro, de las resistencias disidentes ante las estructuras cisheteronormativas de regulación moral para la conformación de estos mismos espacios urbanos. Lee el resto de la entrada »

Vivir la transexualidad sin gafas

Nos sumamos con estas entradas a las acciones globales por la despatologización trans

Por Alicia Ramos,  cantautora con estilo cercano al country y al rock; de sus conciertos, a pesar del retrato descarnado que hace de la sociedad, la gente sale esperanzada.

Alicia Ramos
Foto de Sara Matarrubia.

Me llamo Alicia Ramos. Soy una mujer transexual. También tengo 1,75 dioptrías de miopía en el ojo derecho. Ni siquiera uso gafas, no tengo. Pues así es como intento vivir mi transexualidad, sin gafas.

Comencé mi tratamiento hormonal cuando ya tenía cuarenta años cumplidos, de modo que me había dado tiempo a aprender a distinguir la identidad sexual de la orientación y de la expresión de género, no me creaba conflictos ninguna de las tres cosas y tenía la firme determinación de seguir siendo tan feliz como hasta entonces, o más.

Vengo de una cultura en la que el cristianismo se impuso hace sólo cinco siglos y no ha calado demasiado en la idiosincrasia del pueblo, de modo que tampoco tuve que luchar contra ideas reaccionarias, machistas o contra una heteronormatividad extrema, sólo contra mi propia ignorancia, que siempre resulta más sencillo. A mí por lo menos.

Creo que las personas felices son por lo general más útiles a la comunidad que las que están amargadas o a disgusto consigo mismas, aunque no puedo demostrarlo con datos científicos, del mismo modo que creo que la alegría es una forma de disidencia.

Hace muy poco que he empezado una relación de pareja con otra mujer, que a su vez tiene hijos, y me he trasladado a su barrio. Y cuento esto para ilustrar la idea de que la alegría es una forma de disidencia, porque hay demasiadas personas en un entorno preexistente en el que irrumpo yo, y nuestra relación, y nuestra interacción con el entorno escolar, otras madres, la panadería… que han hecho del cotilleo en torno a nosotras una actividad fundamental, yo diría frenética, lo que me hace pensar, no sin pesar, que sus vidas están diseñadas para ser espectadores. Este orden de cosas nos convierte en consumidores, contribuyentes, espectadores… en todo menos en protagonistas de nuestras propias vidas. ¿Te gusta el deporte? Ves como otros juegan al fútbol, sientes los colores, y ganas o pierdes con ellos. ¿Te gusta la música? Ves los programas de televisión que convierten a incautos en estrellas por un ratito. Y así todo. De modo que cuando aparece alguien, o «álguienes», que han decidido vivir sus propias vidas, establecer sus propios criterios, hacérselo a su manera, surge un conflicto. El conflicto se establece entre las ideas «yo me he jodido toda la vida, ¿qué se han creído éstas?» y «la tarde que me pasé de cañas con ellas es lo más divertido que me ha ocurrido en años».

Cartel de Alicia RamosLa alegría es una forma de disidencia porque favorece la confianza de unos en otros, paso previo indispensable para la creación de redes horizontales de solidaridad ciudadana, idea que a la perpetuación del actual orden de cosas le viene más bien mal.

Creo que me he ido un poco del tema. Supongo que resumiendo diría algo así como «hay demasiadas cosas que hacer para perder el tiempo preocupándome por 1,75 dioptrías de miopía en el ojo derecho o por ser transexual, hay que seguir viviendo».

P.D. El próximo concierto de Alicia Ramos será el 16 de octubre en el Dog&Roll Bar Madrid