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«¿Puedo renunciar a los 15 días de permiso por casarme?» El armario en tiempos de crisis

Foto de madstreetz

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Por Nayra Marrero Jaén

No puedo evitar ponerme roja cada vez que mi jefa nos recuerda, en alto y con tonito, que no admitirá relaciones entre sus empleados. Supongo que es la rabia porque qué coño habrá cambiado en el trabajo porque de ser amigas hayamos pasado a ser novias, y qué cambiará cuando formemos una familia juntas, que es lo que tenemos en mente hacer.

Como ha sufrido una operación en el útero, mi chica ha conseguido una cita en la pública con la unidad de infertilidad, que su doctora de familia es muy maja y ha intentado colarla para ver si la inseminan. Sabemos que está la cosa difícil, pero es que hemos estado mirando en clínicas privadas y lo que nos gustaría de verdad, que es el método ROPA, que inseminen mi óvulo y se lo pongan a ella para que biológicamente sea de las dos, es muy caro. Lo vamos a intentar por la Seguridad Social y ya nos han dicho que es lo mismo que ella se presente como futura madre sola que que vayamos las dos como pareja: sin un tipo que aporte el semen (o sea infértil), nos lo van a poner muy difícil.

Tenemos un amigo que se ha ofrecido pero ya le hemos dicho que no. Yo tengo claro que quiero estar en todos los papeles desde el principio, que no quiero líos con el registro y para eso sé que tenemos que casarnos y decir que el embarazo tiene que ser por inseminación artificial con donante anónimo. Además, no me hacía mucha gracia que este fuera el donante, que se lo agradezco un montón, pero me da rollito.

El tema está en que tenemos que casarnos. Que yo lo hago encantada, pasaré el resto de mi vida con ella lo diga un papel o no, pero a ver cómo se lo toma mi jefa.

En el curro sólo tres compañeras saben que estamos juntas, y me pongo roja de rabia hasta cuando lo pienso ¿Qué le molestará a ella que seamos pareja?

Hemos preguntado si nos pueden despedir por casarnos y nos han dicho que no, pero que tengamos cuidado porque se pueden agarrar a otras razones o pueden hacernos la vida imposible en el curro, y que además si nos despiden luego nos toca a nosotras demostrar que lo han hecho por algo ilegal, y no nos viene bien todo este lío y la pérdida de pasta si queremos ser madres.

Y queremos. Claro que queremos.

Al parecer podemos no decir que nos hemos casado y perder los 15 días de vacaciones, que ya me jodería. Puedo renunciar también a la baja cuando nazca el bebé, aunque lleve mi apellido. Puedo estar en el armario como lesbiana, como casada y como madre, ¡ahí es nada!

Crisis de mierda, que si no fuera por ella igual una de las dos habría encontrado curro en otra parte, que no será porque no lo estemos buscando. Crisis de mierda, que  ha sido la excusa perfecta para cargarse los cuatro derechos laborales que teníamos. Crisis de mierda, que el trabajo que estoy haciendo podría hacerlo como funcionaria si es que convocaran otra vez oposiciones.

País de mierda que en vez de estar disfrutando del proyecto que tenemos juntas ando haciendo cuentas con mis dineros, mis derechos y mi maldita rabia contenida.

Lo que os traemos hoy es una historia casi real, pero casi. Desde diciembre la reproducción asistida a las parejas de mujeres y mujeres solas no está cubierta en la mayoría de las comunidades autónomas (excepción de Andalucía, Asturias, Canarias, Cataluña, Euskadi y Extremadura) y aún es necesario casarse para que dos mujeres sean reconocidas como madres. También es cierto que mucha gente pregunta al Servicio de Información de la FELGTB si es obligatorio contar en el trabajo que te casas o que vas a tener hijos. El armario pesa y con la crisis, más.