Poderosas razones para celebrar el Orgullo LGTB

Un día como hoy, 28 de junio, un grupo de homosexuales y transexuales ​​se rebeló contra la policía defendiendo su derecho a ser libres. Recibieron palos y pedradas, pero gracias a ellos hoy celebramos el Orgullo Gay. 

Por Curro Cañete, escritor y periodista, y Coach Certificado por la Universidad Autómoma de Madrid.

Foto: EFE


Mucha gente, tal vez por ignorancia, pregunta cada año que qué necesidad hay de celebrar el orgullo gay. Antes me molestaban mucho ciertos comentarios que ahora me provocan indiferencia. O la compasión que me provoca la ceguera. No pocas veces he escuchado: «Es que yo no voy diciendo por ahí que soy heterosexual, ¿por qué entonces tiene que haber un día del orgullo gay?». Algunos llegan a decir incluso con cierta sorna: «Para eso vamos a poner un día del orgullo heterosexual, no te jode«. Un chico muy guapo y muy valiente al que aún conozco poco pero ya aprecio me escribió ayer un WhatsApp diciéndome que se sentía impotente. Adjuntaba un pantallazo con el comentario pelín homófobo que había puesto en Facebook un miembro de su propia familia. Eso es tal vez lo más triste, que personas que tienen en su familia a un gay o lesbiana no tengan la sensibilidad suficiente para posicionarse al favor del colectivo de su hermano, de su hijo o de su sobrino o primo. Por increíble que parezca hay personas que prefieren hacer caso a sus limitaciones mentales que amar con todas las consecuencias. Le respondí al chico guapo un WhatsApp en el que le decía que le entendía muy bien, pero que recordara que el problema lo tienen ellos, no él. “Su visión es más limitada que la tuya, y una visión limitada siempre aleja a uno de la felicidad. Aprendamos a que nada ni nadie nos robe nuestra felicidad”, le dije. 

Pero realmente ahora quiero decir aquí, para todas aquellas personas que no entienden por qué se celebra estos días el World Pride, que el Orgullo LGTB tiene un significado más profundo: nació no para festejar que uno es gay, sino para reinvidicar el derecho a vivir sin ser perseguido, sin ser insultado, sin ser ridiculizado o denostado por la condición sexual con la que uno vino al mundo. 

El día del Orgullo LGTB festeja que cada vez menos personas se vean rechazadas o despreciadas, a veces incluso por sus propios padres o familiares o amigos, por haber cometido el “pecado” de permitirse ser tal y como son. En este sentido, las personas heterosexuales podrían estar contentas de no haber tenido que impulsar una causa como la del Orgullo gay: significa que no han sido perseguidos o insultados por su condición sexual. Porque el rechazo a veces es evidente (insultos, broncas, bromas, risas, palabras malsonantes, sarcasmo y en algunos países aún la tortura o la muerte) y otras es muy sutil (cambiar de tema, un denso silencio, no hablar jamás sobre determinados asuntos, mirar para otro lado). Las dos formas de rechazo son dolorosas y existen. ¿El pecado cometido? Repetimos: Ser exactamente como uno es. 

Hay ahora alguna homofobia encubierta. Yo, que para eso soy muy avispado y observador, cazo a los homófobos a la primera de cambio. Algunos ni siquiera saben que lo son. No han hecho su homofobia consciente, no se han preguntado por qué les molesta y les hierve la sangre cuando ven que los demás hacen su vida. Las personas homófobas de nuestros días saben que no pueden decir según qué cosas públicamente (por ejemplo, no está bien visto decir “los gays son unos viciosos o unos depravados por hacer su vida, no deberían existir”), así que se agarran a un clavo ardiendo para lanzar sus dardos contra lo que no soportan: atacan a un gay excesivamente extravagante por el hecho de ir cómo va, por supuesto no por ser gay, sino por hacer el ridículo según ellos; o atacan el hecho de que alguien lleve a un niño a lo que ellos consideran un espectáculo inadmisible. Estás personas homófobas suelen decir: «Si a mí me da igual que sean gays o lesbianas, por mí que sean lo que quieran, pero que no le llamen matrimonio porque eso no es un matrimonio», o dicen «a mí me da igual que seas gay, pero a ver para qué tienes que estar orgulloso de nada. ¿Acaso yo declaro estar orgulloso de ser heterosexual?” O a veces se agarran al clavo ardiendo de que entre los millones de personas haya dos que se han vestido de curas o algo así y entonces dicen que los gays atacan a la religión. Bah, son todo cortinas de humo. La realidad es que no soportan que haya personas del mismo sexo que estén orgullosas de serlo: eso les llena de ira.

Pero os diré una cosa. Los heterosexuales que no comprenden esto deberían saber que aprender a ponerte en los zapatos del otro constituye uno de los pilares más importantes de la inteligencia emocional. Y el éxito vital tiene más que ver con la inteligencia emocional que con nuestros logros y todas las cosas que acumulamos en nuestra vida. En mi consulta de coaching acompaño con frecuencia a personas que atraviesan dificultades de aceptación. No se aceptan a sí mismos, y tienen miedo de que si son como son su familia o algunos amigos les rechacen. Casi todos los seres humanos pasamos en algún momento por las mismas dificultades. Por eso me encanta poder ayudar a personas a vivir con todas las consecuencias, sean cuáles sean sus limitaciones actuales. No sé si sabéis que para sanar a veces es necesario un cambio de percepción. Si uno no se acepta es porque piensa que hace algo malo. Solo cuando uno se acepta puede vivir su vida tranquilamente. De ahí que el cambio sea pasar de una mentalidad en la que «ocultas» a los demás un aspecto de ti mismo a incluso, por qué no, estar orgulloso de cómo eres, de cómo viniste al mundo, de tu individualidad. 

En ese sentido el Orgullo Gay cobra todo su significado, no porque sea una opción mejor que otra, sino porque todo el mundo tiene derecho a aceptarse tal y como es. Todos los seres humanos podemos querernos a nosotros mismos, valorarnos, celebrarnos por ser tal y como somos. Y celebrar y manifestarse a favor de la libertad, como hicieron aquellos valientes en un pub neoyorquino llamado Stonewall el 28 de junio 1969, es algo grandioso. Aquellos valientes de Stonewall plantaron cara a la policía y arriesgaron su vida por la libertad, y hoy los recordamos porque hicieron algo grande. Ahora somos muchos, muchos más de lo que nunca concibió mi propia mente. Estos días llegan a Madrid millones de personas imparables. Quieren vivir su vida cueste lo que cueste y digan lo que digan los demás. Se celebra el World Pride. El sábado me uniré a la manifestación y a la celebración, por supuesto. Quiero dar visibilidad para así aportar mi grano de arena y poder ayudar a los que tengan miedo, y quiero celebrar el haberme liberado para siempre, tras muchos años de dolor, miedos y secretos, de la vida miserable que supone vivir encerrado en un armario, en una telaraña de silencios y de mentiras. Porque, como dijo Gandhi, «quiero la libertad para la plena expresión de mi personalidad». 

3 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Deliranta

    Mira, eso sí que es algo a los que la gente estrecha de mente nunca se para a pensar. ¿Con qué cara quedarían si su familia les diese de lado, ignorase, insultase o agrediese por ser heterosexuales? Ni se lo plantean… y los que lo hacen abren los ojos horrorizados pues el entorno que, en teoría, se considera seguro y fiable que es la familia se puede transformar en un monstruo de 7 cabezas al conocer la orientación sexual de la persona.

    28 junio 2017 | 11:41

  2. Dice ser El soberano

    La verdad es que ya ralla el lloriqueo y la buambulancia en España. Cierto hay que sigue habiendo energúmenos que agreden, pero en este país te juegas una paliza por cualquier cosa.
    Por ser blanco y entrar en una disco latina,por ser hay, por llevar una pulsera de la bandera,por vestir de un equipo de fútbol, por ser religioso, por ser ateo, por ser gordo, porque sí…

    Bombardear al personal durante semanas con el tema cansa.

    28 junio 2017 | 16:32

  3. Dice ser cristina

    La verdad es que hay temas mucho más graves en este país que deberían preocuparnos más que el orgullo gay. La sexualidad es algo privado. A mí me preocupa mucho más el progresivo empobrecimiento de la población. Nadie sale a la calle por ésto, sin embargo con el tema de la ley de género y todo esto nos tienen bien entretenidos…

    28 junio 2017 | 19:07

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