La cultura de la transexualidad y la identidad de género, como un simple hecho de la vida, por Ángela Flórez-Flordeloto (@anguieflo), una de las protagonistas de la exposición que en la Casa de Vacas (El Retiro) que se puede ver hasta el próximo 27 de Julio y en horario de lunes a domingo, de 10:00h. a 21:00h. (Entrada libre)
– Eres tú la de la foto? (Me preguntó un niño subido a hombros de su padre, mientras me miraba una y otra vez comparando la imagen colgada en aquella pared… conmigo).
– Sí, lo soy.
– Eres más guapa en persona (me sonrió con cara de golfo).
Su madre advirtió mi presencia sin malestar -incluso con agrado- cuando me disponía a hacerme un selfie para ilustrar gráficamente esta columna que ahora estoy redactando. La hermana del niño, a su vez, disparó una instantánea desde su dispositivo móvil. Es muy gratificante ver con qué sencilla naturalidad se puede ser espontáneamente curioso. Te sientes alguien. Sin más.
Ayer por la tarde me acerqué al Parque del Buen Retiro. Me llamaba la atención comprobar el resultado de un photoshoot que me había realizado unos días antes el fotógrafo Jesús G. Reyes, para un proyecto de Pablo Peinado y Jesús Gironés, acerca del “universo trans”.
No hace mucho tiempo, incluso el título de esta exposición hubiera sido una razón de exclusión para un museo o centro cultural, mucho más, que ese mismo «conservadurismo de la provocación» que proviene de las familias famosas que acaparan la prensa amarilla y la televisión sin escrúpulos.
Aún así, los tiempos cambian. Con los temas LGBT de primer plano en la agenda popular durante los últimos años, es hora de que nuestra sociedad occidental «puritana» tenga en cuenta lo que equivale a una verdad muy simple: que históricamente, la nuestra, es la única sociedad que posee arraigadas verdaderas obsesiones sobre la androginia, la identidad de género y el sexo en general.
El Centro Cultural Casa de Vacas acoge como una pantalla tenue y durante todo este mes de Julio, la forma en que se tratan las historias sobre personas trans o la identidad de género, como cambio social innegable, sosteniendo un tipo de conversación donde nuestras instituciones pueden y deben ser anfitrionas en cada oportunidad que se presente para ser partícipes de ello porque, si no, entonces para qué podrían servir?.
Una presencia constante que transmite un punto de referencia de pseudo-tranquilidad de un cambio social, a través de una exposición de 100 artistas provenientes de las artes plásticas, la pintura y la fotografía. Obras en su mayor parte delicadas, pero también decadentes, confusas en ocasiones -como los mismos comisarios afirman- plenos de conceptos estéticos y de hasta anhelos románticos.
Diversas culturas a lo largo de la historia han mantenido el estatus social por encima de los que no encajan en los roles de género prescritos. Reflexiones sobre la naturaleza del género y la sexualidad humana (sexualidad como género, no como sexo). Esta exposición se compone de una serie de trabajos que resalta las personas transgénero y genderqueer.
A través de títulos escritos por los participantes y una estrecha colaboración entre el sujeto y el autor, las obras de la exposición permiten a las personas trans expresar lo que significa su género desde dentro, a veces desde fuera, como parte de un movimiento incipiente a partir del cual cuentan sus propias historias en contraste con las historias sesgadas y excesivamente simples, que a menudo se acercan a lo estereotipado en los medios convencionales.
En todo este universo trans de historias visibles se pueden palpar y hasta escuchar conversaciones matizadas sobre el género y sobre las cuestión intrínsecamente trans, y esto, es exactamente lo que se pretende lograr con este proyecto, en ocasiones limpio y sincero, en otras, conflictivo y defectuoso, hasta tal punto que podrían carecer de significado para muchas de las personas que lo contemplen.
Hombre y mujer -y no- al mismo tiempo. ¿Confuso? Pues no se trata de una fantasía. Esta es ahora una idea de lo que se siente aceptando la incongruencia con el binario de género, aunque todo, un poco más complicado. A pesar de que el mundo no suele reconocer a una persona trans por lo que es, no cambia la resolución de vivir la vida como uno mismo quiere.
El temor a la transexualidad (o su desconocimiento) está retrasando un proceso histórico, cultural, político, económico y social en pleno siglo XXI. Como defensores de los derechos sexuales y de género, se aboga por el reconocimiento de su propio gobierno físico, psicológico y profesional.
(Recomendable que al acceder al espacio os leáis la leyenda con la sinopsis de la exposición, para poder comprender mejor el significado de algunas de las obras.)
¡¡¡Que pena, no me he enterado hasta hoy¡¡. Lo siento. Espero poder verla en otro espacio . Estaré más al tanto.
01 agosto 2016 | 01:05