#Orgullo y satisfacción… a medias (tintas)

Por Violeta Assiego (@vissibles)


Madrid se llena de Orgullo y… satisfacción. Sus calles más céntricas, los principales edificios institucionales, el metro (no solo el de Chueca), las vallas publicitarias de las marcas más friendly, y… hasta las ONG que trabajan con los colectivos en exclusión social. Todos han levantado la bandera (arcoíris) y declaran abiertamente su amigamiento con el colectivo LGBTI. ¡Bravo! Pero, ¿será que los días de fiesta no se trabaja? ¿Será que no este el  momento de aprobar medidas que garanticen ese compromiso como auténtico y real?

Esta hubiera sido una buena ocasión para que, por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid hubiera anunciado la inclusión en sus contratos públicos de cláusulas  que bonifiquen a las empresas que promuevan, respeten y garanticen los derechos de las personas LGBTI; o para que la Comunidad de Madrid exigiera que los centros escolares concertados que integren sin excusas la diversidad familiar que tan sesgada queda por proyectos que priman valores religiosos por encima de derechos. Hubiera sido un gran momento para que las empresas gayfriendly hubieran dado a conocer sus medidas de discriminación positiva a favor de las personas trans que tanto necesitan una alternativa laboral que las aleje de la marginación. Y por supuesto, las ONG podrían haber aprovechado la oportunidad para repensar los itinerarios de intervención e inclusión social, en incorporar la variable de la diversidad sexual sin la sombra alguna de la patología ninguna.

Pero no debe ser este el momento porque esto va de celebrar y de que se note mucho. No es para menos.

Pero yo soy de esas que además de celebrar es consciente de que pertenece a uno de los colectivos más vulnerables de ser insultado, atacado, hostigado, perseguido… violentado. Claro que brinco y grito con el «yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré» pero también observo a los que se unen a nuestra fiesta solo para juerguear y también gritan también aquello de «yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré». Tablas, observo como en algunos avances estamos en tablas.

Sin duda en estos días vivimos algo muy grande en Madrid. Algo inimaginable hasta hoy. Un paso importante hacia la total visibilidad. Conquistar el espacio público, pasear sin miedo y la cabeza levantada, mantener la mirada. Presumimos de igualdad porque tenemos derecho a ello. Festejamos la libertad. Ni un paso atrás.

Son días en los que nos echamos a un lado la vulnerabilidad para creermos las medio mentiras de los que quieren salir en la foto -aunque les demos prácticamente igual (una foto es un voto, pensarán)-. Y pasamos por alto las medio verdades de quienes –como el PP- se abstienen de apoyar esta fiesta como de interés general, a pesar de  que quién calla otorga al sector más conservador, se les ve el plumero (y la pluma).

Por supuesto que España es tolerante con la comunidad LGBTI, y no es cierto que haya una ola de homofobia en nuestras calles (a pesar de las cifras de las agresiones). Pero entre el happy flower y el apocalipsis now hay toda gama de colores (arcoíris) que nos indican que nos falta, todavía, un buen trecho para lograr la igualdad real. Entre otras cosas porque no corren buenos tiempos para los grupos que padecemos y sufrimos de vulnerabilidad.

Las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT) somos parte de esos grupos, con mayor o menor riesgo para nuestra integridad física y estabilidad emocional, pero seguimos siendo vulnerables: en 73 países del mundo las relaciones entre personas del mismo sexo están castigadas con cárcel o castigos físicos; en 13 se nos puede condenar a muerte, y entre ellos están las regiones controladas por el DAESH, cuya propaganda llega obscenamente a cualquier rincón del mundo musulmán. Hace unas semanas Hungría y Polonia se abstuvieron -junto con otros 8 Estados de la Unión Europea- ante un acuerdo que busca reconocer los derechos patrimoniales de las parejas igualitarias en cualquier Estado de los 28 de la Unión; ¿el motivo?, que es contrario a su identidad nacional de familia. Ahí queda ese brindis al nacionalcatolicismo.

¿En España? Estamos bastante bien, gracias… pero no del todo. Algunos ejemplos: dos nuevas casuísticas se han sumado a las tasas de acoso escolar para que estas aumenten y se agraven: la orientación sexual y la identidad de género; en una reforma de la ley del registro civil se ha desaprovechado la oportunidad de igualar a las parejas de mujeres a las heterosexuales, las primeras deben casarse para registrar a su bebe, las segundas basta que lo reconozcan ante el funcionario de turno para que figure la filiación; la diversidad familiar sigue sin estar reconocida en los formularios oficiales que permanecen anclados en el modelo tradicional de familia; los mayores LGBTI, machacados por las leyes aprobadas en la República y agravadas bajo la Dictadura, no solo no existen a ojos de quienes tratan con realidades de exclusión social sino que además no disfrutan del reconocimiento que como víctimas del franquismo les deberíamos brindar… Y mientras, hay quienes siguen defendiendo que la homosexualidad y la transexualidad se pueden tratar y curar, y lo anuncian en su web pero da igual porque se llaman ‘Reig Plá’. Eso sí, cuando hay una agresión por motivo de odio tiene una gran repercusión, ¡bien!; la duda que me queda es si lo es por los titulares de derechos o por los titulares de prensa (que cada uno se lo haga mirar).

No corren buenos tiempos, no. Llámenme aguafiestas pero yo, además de celebrar y festejar al grito de a quién le importa preferiría que todos los nuevos amiguitos que nos han salido esta semana del Orgullo nos ayudarán a afianzar las conquistas logradas con, por ejemplo:

  • más educación en derechos humanos en todas escuelas;
  • medidas reales de integración y normalización en el ámbito laboral;
  • prohibición penal de la terapias que dicen que nos van a curar;
  • sanciones económicas y reeducativas a quienes promuevan públicamente el odio hacia las personas LGBT y otros grupos vulnerables;
  • apoyo integral a los más frágiles del colectivo LGBTI por su identidad, su nacionalidad, su estado de salud, su edad o simplemente no gozar de la libertad de la que se disfruta en una gran ciudad;
  • etc.

Vivimos uno de esos momentos históricos donde, como siempre, la peor parte se la llevan los más vulnerables; pero además, ahora, los más intolerantes sienten el  respaldo de este caos en el que nos ha metido la Unión Europea con el austericidio y el inhumano trato a los refugiados. Los que hasta ahora se abstenían de expresar su opinión porque no era políticamente correcta ahora se crecen en medio de la impotencia, la indiferencia y la ignorancia. Se empoderan clamando solo para sí los derechos que en esencia son universales.

Así que tengan cuidado con los likes estos días no vaya a ser que haya un troll detrás esperando a hacerse viral como, por ejemplo, pasó estos días con los que pedían el día del orgullo heterosexual. Disfruten de la fiesta pero no dejen la lucha para mañana.

¡Feliz Orgullo!

9 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Patriota

    ¿Bonificar a empresas por tratar como se debe a los gays? ¿Pero qué es esto? Lo que se debería de hacer es imponer penas más duras en el terreno laboral al que agreda de cualquier manera a un gay, a alguien gordo, a quien use gafas, al que no cae bien al jefe…es decir, al acoso laboral en general.

    Lo único que se consigue bonificando a empresas por beneficiar a un colectivo es el resentimiento de parte de la sociedad hacia ese colectivo, que en estos tiempos que corren estamos hartos de excepciones y de que haya gente que constantemente recibe bonificaciones, exenciones, ventajas en general por ser diferente, ya sea por pertenecer a la Clase Alta, a la Política, a la Iglesia y ahora al colectivo gay, que cuenta con todos mis respetos, apoyo y consideración.

    El resto de medidas que mencionas me parecen más que correctas, pero como digo, bonificaciones no. Igualdad siempre, educación por supuesto, concienciación no cabe duda, pero dar dinero a una empresa por contratar a una persona que se puede valer por sí misma no me parece lo más correcto.

    02 julio 2016 | 12:25

  2. Dice ser Juan Antonio

    Bonificaciones no, manipulación y adoctrinamiento menos.

    Si algunos han confundido educación por los derechos humanos a convencer a los niños para que tengan relaciones sexuales de una forma o de otra, o para que busquen sentimientos en sus pequeñas y confusas mentes porque así a nosotros nos parece que este será un mundo mejor, creo que tenemos que comenzar a reconsiderar el papel de los colegios.

    Me duele mucho que cada día se abuse de los niños en las casas y que nadie llame a eso «violencia». Que se sustraigan y secuestren a los niños por parte de uno de sus progenitores y que nadie hable de «derechos humanos» en ninguna parte.

    Reconozcamos cuatro cosas:

    1. Que la discriminación positiva es negativa para el resto.
    2. Que todos los recursos que se emplean en una cosa se dejan de emplear en otra.
    3. Que los niños son los más débiles de la sociedad y que nadie les da voz.
    4. que somos el país que mejor acepta a los homosexuales y que menos violencia de género presenta en Europa.

    Con solo cuatro cosas el mundo parece que cambia de repente.

    02 julio 2016 | 21:13

  3. Dice ser ferro59

    que?

    02 julio 2016 | 21:39

  4. Dice ser ciudadanoX

    Discriminacion positiva para gays…lo que faltaba…

    02 julio 2016 | 21:41

  5. Dice ser 1 entre 9'0909 (o 1 entre 5 en el caso de españa)

    Discriminación positiva, no. Lo siento pero no estoy de acuerdo, nadie debería tener ventajas a este respecto salvo que esté en una situación de desventaja a la hora de desempeñar una tarea laboral (p.ej: discapacitados), no considero que sea el caso de las mujeres o el colectivo LGTB. Sólo generaría odio, envidias y una situación de inferioridad para el resto de demandantes de empleo.

    El problema de la visión de la familia y la sexualidad, es de origen religioso (principalmente de las 2 monoteístas mayoritarias). Deberíamos empezar a cargar contra la religión, pero ahí la gente se acobarda.
    Contra las creencias culturales más absurdas y estúpidas la gente no se atreve a levantarse… No tiene sentido que en el año 2016 la gente crea que un ser en el cielo haya ordenado escribir un libro hace más de 2000 años. Todas las pruebas van en contra de ello: las características atribuídas al personaje central se contradicen, leído con detenimiento cualquiera es consciente de su contradicción interna y de la contradicción con la ciencia actual, apoya toda clase de comportamientos que (salvo el más fanático de los habitantes de este planeta) todos consideraríamos horrorosos. Promueve el genocidio, la homofobia, el racismo, el sexismo, etc.

    Para cuando un artículo en contra de todas las religiones (o al menos, contra el cristianismo y el islam)? Espero que eses bastiones no supongan un tabú que no estéis dispuestos a enfrentar.

    03 julio 2016 | 04:06

  6. Dice ser E

    ¿y qué tendria de malo un día del orgullo heterosexual?
    Si Uds.insisten en que es tan importante la orientación sexual para definir las políticas de las grandes ciudades, pues Uds. mismos nos están llamando.

    03 julio 2016 | 04:41

  7. Dice ser Gay con los ojos como platos

    Pero, ¿quién ha escrito esto?. Si colaboras con un diario empieza por organizar tus ideas, aprende a redactar -estudiar la carrera de Periodismo ayuda bastante- y trata de no ser tan demagoga por favor.

    03 julio 2016 | 07:54

  8. Dice ser jana9

    Muy buen artículo. Los comentarios de ciertas bestias demuestran que tienes toda la razón. Con respecto a los concertados: no deberían existir, para empezar. El adoctrinamiento religioso a niños debería ser delito y no algo que se financia con lo público. Me temo que el ideal de que las obras públicas se den sólo a empresas decentes está muy lejos. Prácticamente ninguna pasa la prueba de los derechos humanos básicos, y no solo en asuntos de respeto a la diversidad, pero así debería ser, a eso debemos aspirar.

    03 julio 2016 | 08:38

  9. Dice ser Buba

    Es absurdo que los héteros reivindiquen su día del orgullo. Al comentarista 6: ¿acaso te condenan a muerte o te prohíben contraer matrimonio por ser hétero?

    Es más, aunque España sea tolerante, hay que salir a la calle en solidaridad con aquellos que en sus países siguen siendo perseguidos o condenados por el simple hecho de amar a alguien del mismo sexo.

    Y el próximo año… ¡todos a Madrid para celebrar el Orgullo Mundial 2017!

    16 julio 2016 | 20:17

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