Por Enrique Anarte (@enriqueanarte)
Hubo un tiempo en el que las agresiones contra las personas que desafiaban a la norma binaria y heterosexual encabezaban los recuentos de delitos de odio (eso si acaso aparecían). La homofobia y la transfobia, así como el sexismo o el racismo (entre otras formas de opresión, desigualdad y discriminación) no solo formaban parte de forma explícita del discurso oficial de algunos de los partidos más importantes de este país, sino que además se cobraban vidas que, al parecer, valían menos. Hubo un tiempo también en el que algunos besos, algunas caricias, así como la libre y hermosa expresión del género sentido estuvieron prohibidos y fueron perseguidos, censurados y amordazados. Aquí, en este país sin recuerdos. Y no hablo de un tiempo inmemorial, no. Hablo del olvido de los que todavía viven. Lee el resto de la entrada »