Por CompiBloggui (@CompiBloggui)
Un año mas el Orgullo llega a a Madrid y me pilla desprevenido. Es cierto que los disturbios de Stonewall fueron en estas fechas y sin programar pero a mí me hubiera venido mejor el Orgullo después del verano que ya tengo otro tono de piel y la ropa adecuada. Son días de salir mucho y poner a prueba el fondo de armario de pantaloncitos y camisetas (en Madrid no hay quien camine estos días con otro modelaje que el playero).
Este año no tendremos pregón. Ya sé yo que los empresarios no son ONG y que solo invierten donde obtiene beneficios, pero no sé qué iban a sacar cuando, para iniciar las fiestas del orgullo LGTB, elegieron a los presentadores de un concurso de cocina; los seguidores de dicho concurso no son precisamente los que llenan los locales de Chueca y dan dinerito a sus empresas. Han sido tantas las protestas que la respuesta de AEGAL, muy madura y adulta, ha sido suspender el pregón en lugar de cambiar su elección.
Al margen de pregones yo esta tarde ya tenía pensado cortarme el pelo y ponerme mono, no para ligar -algo que nunca he hecho en el Orgullo- sino porque en estos días puedes cruzarte con miles de personas y claro, hay que estar visible, que siempre te llevas alguna sorpresa y te encuentras con alguien conocido.
El momento multitud por excelencia es la manifestación del sábado. Yo nunca he ido a cabalgatas, menos aún a desfiles, y creo que nunca he ido a mingún Pride, digo que creo porque no sé muy bien que es un Pride. Yo voy a manifestaciones.
La manifestación de este año tiene dos lemas: ‘Leyes por la igualdad real ¡YA!’ y ‘2016 Año de la Visibilidad Bisexual en la Diversidad’. No creo que hay que añadir nada mas para explicarlos.
Es evidente que cada uno protesta y se manifiesta como quiere, con camiseta, sin ella, con música, bailando, gritando… Todo es lícito para alguien que vive la libertad de expresión como algo tan necesario como respirar. Ser divertido no es ser frívolo, al igual que ser serio no significa ser aburrido. El colectivo LGTB ha decidido protestar y reivindicar con alegría lo cual no le quita ni un ápice de seriedad e importancia a sus peticiones.
Yo que soy un moñas, siempre me emociono cuando pienso en todas y todos aquellos que no pueden manifestarse en nuestro país por miedo a visibilizarse y en otros lugares del mundo por no poner en peligro su integridad física, su libertad y a veces, su propia vida. Les tengo muy muy presentes todo el recorrido, desde Atocha a Colón, pasando por Cibeles.
Hay quien dice lo de nos vemos en los bares, yo hoy deseo que esta semana nos veamos en las calles. ¡Os espero!