Hoy, Día de las Amércas, Andrea Puggelli (@aikkomad) activista italiano LGBTQI nos habla de uno de una realidad muy olvidada
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su “preocupación” ante los actos de violencia y discriminación que sufren las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) encarcelados en las Américas. Según su informe ‘Violencia contra personas LGBTI’, los presos LGTB “enfrentan un riesgo mayor de violencia sexual y otros actos de violencia y discriminación a manos de otras personas privadas de libertad o del personal de seguridad”. Para redactar este informe, se ha contado con las denuncias de algunas víctimas e información oficial y de organizaciones sociales de 25 países. En los últimos meses, la CIDH dijo haber recibido «informaciones preocupantes» sobre casos de violencia y trato inhumano y denigrante contra lesbianas, gay, bisexuales y transexuales en cárceles, estaciones de policía y centros de detención de migrantes.
Los hombres gais y las mujeres transexuales son víctimas de servidumbre forzada, incluidos servicios sexuales. En México, las mujeres transexuales se recluyen en pabellones para hombres. Esto también ocurre con las lesbianas, hecho que desemboca en violaciones por parte de compañeros de celda, acoso, abuso físico y “feminización forzada” de quienes tienen “apariencia masculina”. Pero los abusos no solamente ocurren entre los internos sino que la autoridad también es perpetradora o permite las agresiones. Según el informe, agentes de la policía incitan a otras personas a abusar sexualmente de las personas LGBTI e incluso han repartido condones para facilitar el abuso. En otros casos, ubican a las personas homosexuales en celdas con convictos acusados de violencia sexual.
Según el Relator Especial sobre Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Juan Méndez, las personas LGTB se encuentran en el último escalafón de la jerarquía informal que se genera en los centros de detención, lo que deriva en “una discriminación doble o triple porque están sometidas de manera desproporcionada a actos de torturas y otras formas de malos tratos”.
La Comisión también asegura haber recibido unas informaciones sobre el uso del “aislamiento solitario” como una medida habitual para “proteger” a lesbianas, gays, bisexuales y transexuales recluidos en prisiones. La CIDH subrayó que “el aislamiento solitario debe utilizarse solamente en circunstancias excepcionales, por el tiempo más breve posible y solo como medida de último recurso. El aislamiento solitario, y otras formas similares de privación del contacto humano durante períodos de tiempo prolongados -agregó la CIDH- pueden producir daños mentales y físicos irreversibles y constituyen tratos inhumanos y degradantes”. A su juicio, la orientación sexual y la identidad de género no deben utilizarse como criterios para someter a las personas a aislamiento solitario durante períodos “indebidamente prolongados”.
Por ejemplo, entre las medidas para prevenir los abusos, la organización Almas Cautivas junto con ACNUR, formó a más de 300 funcionarios y oficiales de centros de detención migratoria del Instituto Nacional de Migración en México sobre identidad de género.
En Estados Unidos, el 12% de las personas LGBTI privadas de libertad fueron sometidas a violencia sexual por parte de otros reclusos y que el 5% por parte del personal de custodia. En Guatemala, organizaciones denunciaron el caso de un hombre joven gay que fue sometido a violencia sexual por 17 hombres y el caso de una mujer transexual que fue violada más de 80 veces mientras se encontraba detenida. En Paraguay, las personas transexuales sufren desde agresiones físicas y verbales hasta violaciones múltiples.
La Comisión Interamericana llamó a los gobiernos de la región a, entre otras, siguientes recomendaciones:
- Adoptar urgentes y eficaces medidas a favor de los LGTBI detenidos en prisiones ante la violencia y discriminación en su contra, para que adopten medidas urgentes y eficaces que garanticen la vida, seguridad, integridad personal y dignidad de las personas LGBTI;
- Asegurar que las medidas dirigidas a proteger a las personas LGBTI que se encuentran privadas de libertad no den lugar a una sanción, la negación del acceso a beneficios o impongan restricciones indebidas a las personas LGBTI;
- Llevar a cabo entrenamientos para policías y personal de custodia en prisiones, destacamentos policiales, centros de detención migratoria, y otros lugares de detención, para asegurar que dichos agentes protejan de manera adecuada la vida e integridad personal de las personas LGBTI –adolescentes y adultas- que se encuentran privadas de libertad.
- Adoptar las medidas necesarias para asegurar que la decisión sobre dónde alojar a las personas trans (que se encuentran en centros de detención, incluyendo prisiones, destacamentos policiales, y centros de detención migratoria) se tome caso por caso, con el debido respeto a su dignidad personal, y siempre que sea posible, previa consulta de la persona trans involucrada.
Pero esta es solo una parte de la violencia tan brutal que sufren las personas LGBTI en los países de las Américas, violencia y discriminación que reflejan crudamente las 300 páginas de este imprescindible informe.