Por Andrea Puggelli (@aikkomad) activista italiano LGBTQI que colabora habitualmente en el blog
Un par de comentarios en caliente sobre el referéndum en Eslovenia que derogó el matrimonio para las parejas del mismo sexo. Partimos de los datos numéricos. Es cierto que dos tercios de los electores han optado por el ‘No’, pero también es cierto que a votar fueron solo un tercio de los electores con derecho al voto. No entiendo los que ven en este resultado una victoria democrática plena porque sabemos que la baja participación a las elecciones ha premiado a los peores instintos de un país.
Más allá de las cuestiones técnicas, existen cuestiones políticas y culturales. Todos y todas celebramos el voto irlandés sobre le matrimonio lgtb. En aquel momento fueron a votar dos de cada tres ciudadanos. A pesar de esta alta participación, en aquella ocasión ya estuve en contra de usar la vía del referéndum para decidir sobre cuestiones importantes que están vinculadas a la posibilidad de que las personas disfruten de los derechos humanos. Este tipo de asuntos no se pueden votar por referendum. Y ahora me hago una pregunta: ¿estamos seguros de que la ciudadanía de Eslovenia, debidamente incitados por los agentes homofóbos de siempre (la Iglesia Católica, principalmente) pudieron (de forma tranquila) abordar y debatir sobre este tema?
He leído en los periódicos que, para el referéndum esloveno, el Papa Francisco ha alentado a «todos los ciudadanos eslovenos a preservar la familia como la unidad básica de la sociedad». Esto debería decirnos mucho acerca de cómo el Papa influye en las cosas a la hora de hablar de homosexualidad. Al ponerse a favor de la derogación del matrimonio igualitario, Bergoglio hace que se discrimine a miles de personas en su propio país y por sus propios conciudadanos.
Este referéndum no es una buena noticia y crea un precedente peligroso.
Pero el camino ya está marcado. Después de la lucha de liberación de los negros, el fin de la segregación de la comunidad judía, la lucha por los derechos de las mujeres y las luchas de los trabajadores, ahora es el momento de la lucha de las personas LGBT en Europa y el mundo. Es impensable pensar que este proceso no contemple unos frenos, un paso atrás. Lo que importa es que no perdamos de vista que, a nivel mundial, el movimiento por los derechos LGTB ya esta en marcha, tiene sus éxitos y no va a parar. Eslovenia volverá a ser el país donde se celebren las uniones civiles como antes de que en marzo se aprobará la ley del matrimonio igualitario. No ha dado tiempo a que haya tenido lugar un proceso cultural apropiado que permita, como en España y recientemente como en Irlanda, que el cambio se metabolice dentro de la sociedad.
Este hecho nos recuerda que hay que seguir trabajando. Por eso es necesario recordar que cada resultado negativo en los avances de los derechos LGTB no puede desanimarnos, que no hay que retroceder nunca y que hay que seguir siempre adelante en la lucha. Sabemos que no es fácil pero las conquistas ya son reales en mucho lugares y se integran sin problemas en la sociedad.,
no entiendo como pueden dar legalidad a un refrendo en el que solo participa un tercio de los posibles votantes.
las democracias europeas es lo que tienen, que unas veces si y otras no.
22 diciembre 2015 | 20:44
No «todos y todas celebramos el voto irlandés sobre le [sic] matrimonio lgtb». La iglesia católica seguro que no. Ahora la iglesia celebrará el voto esloveno sobre el matrimonio lgtb y «todos y todas [los demás]» lo lamentarán.
Democracia significa aceptar también las decisiones que a uno no le gustan.
23 diciembre 2015 | 03:42