Por Carmen López (@lacarmenlolo)
«El niño es muy bueno. Es competitivo, le encanta ser el primero, pero ayuda a sus amigos y les espera. Se alegra cuando los demás son los primeros en acabar. Si hace algo mal y le corriges, no lo lleva mal, no se frustra. Es muy sensible, se pone en la piel de los demás. Y se pone triste si alguno de sus amigos sufre. No es conflictivo, no se pelea, es obediente. Nosotras lo hemos comentado muchas veces: el niño es así porque tiene dos mamás«.
«El niño es inquieto, no escucha, no muestra interés. Intenta llamar la atención continuamente, O no deja de hablar o molesta a sus compañeros. Se enfada si le corriges, no está acostumbrado a aceptar la autoridad. Creemos que tiene problemas de adaptación y está permanentemente a la defensiva. Incluso cuando le estás intentando explicar algo, lo vive como un ataque. Se aísla con mucha frecuencia. Nosotras lo hemos hablado muchas veces: el niño es así porque tiene dos madres».
¿Verdadero o falso?
Cualquiera de estas dos situaciones se puede haber dado, o se ha dado, en una tutoría con la profesora o el profesor de tu hijo o hija. En cualquiera de los dos escenarios se me ponen los pelos de punta. En cualquiera de los casos la base pedagógica y científica, desde mi punto de vista, es la misma. Una base simplista y preocupante. Puestos a elegir, prefiero encontrarme en la primera escena. Pero el regusto a discriminación, aunque sea positiva, no me lo quita nadie.
Tengo clarísimo que la familia es la base de la educación de los pequeños, y también tengo claro que tipos de familia hay más de uno. Ni mejores ni peores, distintos y no homogéneos. Padres y madres que hacen lo mejor que pueden, o lo mejor que saben, ese camino que es el de educar a los más pequeños.
Conozco a madres solas que tienen a los hijos o hijas mejor educados del mundo, pero también conozco a algunas que tienen que escuchar en tutorías que no tienen autoridad ante sus hijos porque les falta referente masculino. Conozco a padres y madres que hacen todos los esfuerzos del mundo por educar con respeto mutuo a su prole, con límites, con coherencia, con imaginación y con refuerzo positivo. Pero también conozco a padres y madres de los que «marcan los cánones» que te llevan a un grito interior de: ¿¿¿¿DÓNDE ESTÁN LOS SERVICIOS SOCIALES?????
No quiero dejar pasar por alto que nuestros hijos e hijas también reciben referencias de su colegio, del profesorado que van encontrando a lo largo de su vida, de sus amistades, de las personas adultas que les rodean, además de la televisión y de las nuevas tecnologías. Como dice un proverbio africano, «para educar hace falta la tribu entera».
Por eso, en el mundo ideal, me gustaría encontrarme en una tutoría en la que se valoren los aspectos positivos de la personalidad de mi hijo, se compartan puntos de vista sobre dichos aspectos, se establezcan pautas para reforzar su comportamiento y su conocimiento. Colaborar entre todos, profes y familias, en la educación de los pequeños. Y que la responsabilidad de lo bueno y de lo malo no recaiga únicamente en el tipo de familia a la que pertenece el niño y la niña.
Yo personalmente, me encontraría más tranquila, más contenta y un poco menos en el punto de mira. Ains, ¿no sé qué piensan ustedes, pero yo creo que para la normalización todavía queda un poquito?
Cada niño es como es. No se trata de que sus padres sean madre y padre, madre y madre, padre y padre, madre sola… Cada niño es diferente y algunos cuesta más meterlos por vereda. Siempre a sido así y siempre lo será.
26 octubre 2015 | 14:39
El problema no es el sexo de los padres. El problema es nuestra cultura de crianza, que está basada en prejuicios y no tiene en cuenta las verdaderas necesidades biológicas de los menores, y necesariamente ha de dejar secuelas. Quienes mejor educan no son las familias de dos madres o de dos padres o de padres heterosexuales o de una sola madre o de un solo padre. Quienes mejor educan son los adultos que mejor salud mental tienen. Y ese es un bien escaso.
26 octubre 2015 | 15:39
Por desgracia en el tema de la educación no solo tienen que ver los padres y/o madres de la criatura, también existe el factor ambiente que es que tu hijo/a se encuentre con criaturas cuyos progenitores son unos energúmenos y por desgracia tienen enseñado a su descendencia a no tratar bien a los niños cuya familia no sea una «familia ideal» (padre y madre). Esto muchas veces puede confundir a tu hijo/a y provocar un mal comportamiento
27 octubre 2015 | 08:40
A mí los debates educacionales de andar por casa me recuerdan a los debates sobre perros peligrosos.
La teoría siempre es muy bonita, pero no coincide con la realidad.
La realidad es que los niños cada vez están peor educados y peor culturizados. Muchos toman medicamentos psiquiátricos para supuestos transtornos que antes ni existían.
Aún así, me sigue gustando el periodismo de utopías, en el que se cuentan unas cosas y se callan otras.
¿Que en el mundo de las piruletas y los arcoiris dos lesbianas, una judía blanca y otra musulmana negra pueden criar al próximo Obama nobel da la paz? Pues vale. ¿Que en el mundo de las piruletas es igual de seguro comprarle a mis hijos un caniche que un presa canario? Pues vale.
El mejor consejo es que me simplifiques pensando que soy un misógino antes que afrontar que esta sociedad no lleva rumbo.
27 octubre 2015 | 11:13
Ahora con Internet los niños se educan solos!
27 octubre 2015 | 12:14