Por Pedro
Hace tiempo que el fútbol ha trascendido la idea de fútbol, para convertirse en un elemento cultural profundamente arraigado en la vida de los españoles. Más allá del deporte o el negocio, lo que tenemos delante de nosotros es un almacén de identidades de todo tipo. Este es el espacio en el que se depositan los sustratos que en ocasiones anulan la esencia del fútbol. Y es que en su núcleo mismo se debe hallar el amor por el deporte, la felicidad que une a los humanos en torno a una relación personal no verbal con una fuerza de conexión que no entiende ni de orientaciones sexuales ni de construcciones de género. Y si en virtud de estas distinciones pretendemos juzgar a la persona, será porque estamos prostituyendo el verdadero significado del fútbol.
Este sucedáneo del fútbol no es gay-friendly. Los valores tradicionales conectan sus virtudes —palabra nada inocente del latín vir, viris, que significa varón— con la gallardía, el señorío, el coraje y un largo etcétera de atributos comúnmente vinculados a la figura del hombre heterosexual. En cambio, la presencia de la mujer y la homosexualidad en el fútbol plantea una revolución de las relaciones psíquicas intersubjetivas que no todos han sabido aceptar porque implica remover las entrañas de una determinada representación de la masculinidad en la que ni lo femenino ni lo homosexual tienen cabida. Es más, los homosexuales se encuentran en un laberinto de espejos, ubicados en un limbo enloquecedor entre el hombre y la mujer, sin llegar a ser considerados ni una cosa ni la otra. Este tejido imaginativo se da en el fútbol a través de una red colectiva de melodías políticas donde la construcción de la homosexualidad representa una amenaza para lo que muchos consideran la primera misión de un hombre futbolista: no ser ni parecer una mujer.
Expresiones cotidianas del tipo “el fútbol no es para maricones ni nenazas” conforman un imaginario homófobo que se desarrolla desde las categorías inferiores de muchos equipos españoles hasta las conversaciones de taberna en los domingos de partido. Muestran precisamente cómo la homosexualidad aparece como un síntoma de feminidad. No en vano, el fútbol es un deporte donde las referencias sexuales a la virilidad cobran un significado más profundo del que cabe intuir en los típicos comentarios sobre la necesidad de “echarle huevos” a la hora de jugar. Así, el miedo a perder la identidad a través del supuesto intrusismo gay en el fútbol quiebra certezas aprehendidas socialmente, repercutiendo también en el mundo empresarial en cuestiones de merchandising, imagen o venta de camisetas.
Mientras tanto, desde la Asociación Internacional de Fútbol de Gays y Lesbianas y la Asociación de Fútbol de Inglaterra se lamenta la falta de representación de las voces homosexuales en este deporte. Pero cierto es que el clima social resulta hostil y violento para aquellos que decidan dar el paso. Esto ha llegado hasta el punto de que Justin Fashanau, único futbolista en Inglaterra que se había declarado abiertamente gay en una entrevista a la revista The Sun, decidió quitarse la vida ahorcándose en un garaje en 1998. Muchos todavía prefieren aplicar el tradicional “don’t ask, don’t tell” —ni preguntes, ni digas nada— de las fuerzas armadas estadounidenses para evitar que su trayectoria profesional pudiera verse afectada.
Se habla de salir del armario como si se tuviese que nacer dentro de uno con motivo de la orientación sexual. Nunca se es homosexual, siempre se confiesa serlo. Este razonamiento cristiano sigue condicionando el lenguaje y hace pensar que para hablar de las preferencias sexuales del individuo este se debe redimir de un pecado. Como reflexiona el catedrático Javier Roiz, resulta fundamental que la tolerancia se construya sobre la identificación del prójimo, del reconocimiento de que este es como nosotros mismos. Sin embargo, para que esto pudiera orientarse al problema del mundo del fútbol con la homosexualidad se necesita algo más que un respaldo de palabra. Pero ello no se alcanzará mientras se obvie institucionalmente el problema, como ocurrió en 2014 en el Congreso de los Diputados, cuando el Pp rechazó una propuesta de Izquierda Plural para elaborar un documento como el que ya existe en otros países con el fin de proteger a deportistas homosexuales.
Es por ello que levar el ancla del despotismo homófobo en el mundo del fútbol requerirá mucho más que declaraciones de buena voluntad: exigirá cerrar filas en torno a los elementos esenciales del fútbol y del ser humano para, de esta manera, construir también un compromiso con la propia identidad.
¿Habéis dicho penalti?: http://goo.gl/zC2Lsy
24 junio 2015 | 10:35
Empiezan hablando de fútbol y acaban metiéndose con los cristianos. Siempre lo mismo.
24 junio 2015 | 11:42
La palabra fútbol aparece unas 5000 veces en el texto
24 junio 2015 | 19:28
pipas con sal
24 junio 2015 | 23:29
Jefe!
24 junio 2015 | 23:33
Vaya turra!
24 junio 2015 | 23:33
te felicitamos por tu lucha contra las religiones de estado, es politcamente correcto y revolucionariamente esta perfecto, pero creemos que tus alusiones respecto de los homosexuales son contraproducentes. si alguien realiza una actividad se lo respeta en esa actividad por su desarrollo en ella, no por otra cosa ajena. en el caso de discriminacion, nuestro amado lider natural, el presidente zapatero, nos dio las leyes necesarias para combatir a ese flagelo. no hace falta promocionar la condicion de ningun tipo. es una falta de respeto a quienes tienen la condicion que sea y un hartazgo para quienes no, con lo cual lo unico que lograras sera la repulsion de la poblacion y envalentomaniento de las fuerzas facistas al respecto, que como ya hemos visto en el pasado, se cobraran las vidas de homosexuales inocentes que seran justificadas por la mayoria. lo que lograras sera llevar al pasado los derechos ganados por esta comunidad a traves de largas luchas. la pimienta es buena en la comida cuando entra por el sabor de la boca, mala cuando se aspira por la nariz. no trates de meter mas a la gente esta condicion por la nariz porque lograras rechazo, y de ahi al odio hay un paso. si hay discriminacion, para eso estan las leyes. quien lo haga, banquillo.
zapatero es el guia,
lenin el salvador.
25 junio 2015 | 17:22