Laura Ramirez Martín (@laura1decada10) regresa al blog como cada mes… sorprendiendo.
Hoy he decidido entrarle a la identidad de género. Y el cortejo va a ser largo y de primeras, torpe, marca de la casa. Como profana en materia y terminología que soy solo se me ocurren preguntas.
El DRAE en este caso no sirve ni para empezar, necesitaremos un diccionario técnico porque hay aquí un baile de términos y conceptualizaciones de lo más entretenido y es fácil confundirse y mezclar las cosas mal. Lo primero que te dicen en la Wiki sobre la identidad de género: No debe confundirse con orientación sexual o identidad sexual.
Así que está el sexo, que no es lo mismo que el género y también está la identificación con cada uno, de cada cual. Uno tiene que ver con los genitales que te tocaron y el otro con el sentir. Si en ese sentido todo parece correcto es que eres cisexual. Pero puede ser que las cosas no te cuadren. Si ves que te cuelga algo que no terminas de ver… en este punto puedes querer operarte y te llamarán transexual.
Luego está la orientación, la sexual, la de las ganas, que tiene que ver con todo pero no necesariamente, vamos que tú puedes ser un hombre cisexual y gustarte las mujeres, no pasa nada. Incluso pueden apetecerte los dos, los dos géneros quiero decir, entonces serás bisexual ya seas hombre o mujer o transgénero y el campo será todo orégano, ole por ti. El grado aquí se llama pansexualidad. Ya para nota.
Para entenderlo todo mucho mejor Violeta Assiego a la que doy mil gracias por ser la imagen del post de hoy, hace una intervención a este respecto en TED Madrid apta para todos los públicos.
Pero no olvidemos que ya está escrito que el género es una construcción política, Beatriz Preciado dixit y que no todo el mundo ve tan claro lo de intervenirse el cuerpo. A pesar de las colas en la puerta de las clínicas de estética lo de operarse hay que pensarlo, esto sí que es una acción de Photoshop sin posibilidad de CTRL+Z.
Siempre me ha parecido un estrés la vida entre esto o lo otro: mar o montaña, carne o pescado, PP o PSOE, Barça o Madrid… conmigo o contra mí. Para arrojar luz y espacio aquí, está el término transgénero... y la Wikipedia. Busquen, que encontrarán un gran glosario en el que se da cabida a otros sentires, otros lugares para estar y relacionarse, otras maneras de existir queincluyen polisexualidad, androginia, travestismo, gender-queer, flower boy! … donde se mezcla la apariencia, la imagen externa, la interna, la proyectada, la escondida, la buscada, la máscara… el gusto, el tacto, la vista, los deseos, los roles, las represiones, los condicionamientos, las conquistas, lo íntimo, lo expuesto… la vida misma, Jacinta.
Como ven es una fiesta de términos y más términos. Nombrarse y salir en la foto son las claves para existir en la vida moderna y yo con estos pelos. Entonces… ¿qué nos ponemos para esa foto?
Sabemos que el hábito no hace al monje pero ¿y la monja qué? De las monjas se habla poco. Yo en este caso tampoco lo voy a hacer pero sí que traigo la indumentaria a colación.
¿Hace el hábito a la monja? ¿O es ella quien se lo cose después de mirar modelos, buscar la tela y fabricar el patrón? ¿Hay patrones sine qua non? ¿Es la franela determinante para la vida de alguien? ¿Se puede ser lesbiana y carecer de camisa de cuadros? ¿Nuestro fondo de armario comprende la minifalda o no? ¿Es nuestro armario de doble fondo, acaso?
A todo esto… ¿el bollo común se cuece o se enriquece?
He hablado con mis alrededores de moda infantil y juvenil ¿Cómo os vestíais de pequeñas? ¿Falda o pantalón?
Ahí va lo común: la comodidad era la clave, la libertad. De movimiento y de movimientos, de acción, de derechos. La falda se enganchaba por todas partes y molestaba para saltar. Eso y que no nos encontrábamos ni buscándonos.
Lo mejor es que algunas queríamos ser niños y otras no. A algunas nos gustan solo las mujeres, a otras también, a otras no. Algunas más ambiguas que otras, aunque dependiendo del día, otras altamente contradictorias… El caso es que no hubo manera de hacer conjuntos de iguales, lo que me lleva a pensar que independientemente de identidades, etiquetas y deseos, la identificación tácita general niña-princesa a muchas nos hizo daño.
Saberse lesbiana en el gran salón del patriarcado te genera como mínimo confusión, entre otras cosas a la hora de identificarte y saber quién eres. Y quién no. Entrar en un garito de ambiente en los 80’s te hacía replantearte tus deseos sexuales con lo que te había costado asumirlos. Aún sigo pensando en los guetos como necesarios, con su vestimenta a juego, pero a día de hoy el abanico lo veo tan grande que para qué coartar. Ha sido un descanso descubrir un lugar insospechado: El camino del medio, la tercera vía, el tercer sexo! Transgénero… ¿Y por qué no?
Abandonen de una vez el pensamiento único porque la vida da para muchísimo más.
Al final resulta que lo que parecía una complicación ha sido camino de libertad. Lo ha hecho todo más sencillo.
Acabamos de comprobar ¡ole por nosotras/os! que otra forma es posible, hay vida más allá delesquema binario, la gente lo está pidiendo a gritos.
¡Viva Manuela, el Atleti y la falda pantalón!
(Nota *: las mariquitinas es el nombre que se le da a los recortales de papel)
La corresponsabilidad (también) es para el verano.
http://wp.me/pVeDc-18i
El título alude a la necesidad de usar y poner en práctica estos dos conceptos en los meses de verano y en los tiempos de vacaciones. Las vacaciones familiares son para todas las personas que integran la unidad familiar, también para las mujeres. A veces es necesario, también en la familia como en las empresas, aplicar un plan de igualdad que pasa por el análisis reflexivo de lo qué ocurre (reparto de tareas, comportamientos, valores); considerar sus consecuencias sobre cada una de las personas que integran la familia (salud, capacidad económica, protección social); e introducir medidas (reparto de tareas, contratación de servicio doméstico,evitar tareas sin valor) para fomentar la igualdad de oportunidades en el grupo familiar.
Más en: http://wp.me/pVeDc-18i
23 junio 2015 | 00:06