Cuando la gente decide quién puede casarse y quién no

Interesante y necesaria reflexión sobre si los derechos fundamentales pueden aprobarse por referéndum, por Nayra Marrero (@nayramar)

Una mujer deposita su voto en el referéndum sobre la prohibición del matrimonio y la adopción para parejas del mismo sexo en Eslovaquia (EFE)

Una mujer deposita su voto en el referéndum sobre la prohibición del matrimonio y la adopción para parejas del mismo sexo en Eslovaquia (EFE)

Kristin y Sandra pasaron un casting que cambió la vida de muchas personas en California. La Fundación Americana por la Igualdad de Derechos (AFER) las eligió, junto a Paul y Jeff, después de haber investigado su pasado y su presente, para encarnar la discriminación contra las parejas del mismo sexo que se estaba produciendo en California después de que más de siete millones de personas votaran en ese Estado a favor de la tristemente famosa Proposición 8.

¿Qué es la Proposición 8?

La llamaron la «Ley de Protección del Matrimonio en California» y su aprobación por referéndum en noviembre de 2008, con apenas un 5% de votos más que la postura contraria, supuso la disolución de los miles de matrimonios que habían podido celebrarse en los pocos meses en los que fue posible; supuso la anulación legal de sus derechos y su señalamiento como parejas de segunda clase.

Así que Kris y Sandra, Paul y Jeff, representaron esa discriminación ante el Tribunal Supremo de Justicia de Estados Unidos demandando su derecho fundamental a contraer matrimonio en igualdad de condiciones.

Pedían la invalidez de la voz popular porque los derechos fundamentales no dependen de la opinión de las personas, no dependen de su voluntad volátil, deben ser protegidos por encima de cualquier otra disposición.

Eso entendía la AFER, eso entendían los abogados David Boie y Ted Olson,  y eso entendió también el juez federal Vaughn Walker que sentenció que la Proposición 8 era inconstitucional sobre el derecho fundamental al matrimonio y crea una clasificación irracional sobre la base de la orientación sexual«.
Así que no, no se puede opinar sobre todo.

En febrero, Eslovaquia votó sobre la definición del matrimonio como unión exclusiva entre hombre y mujer, la adopción por parte de homosexuales y la posibilidad de que los niños no reciban educación sexual si los padres no están de acuerdo, y la alta abstención invalidó el resultado.

Hace sólo unos días Irlanda aprobaba por referéndum el matrimonio igualitario cambiando su constitución con el apoyo del 62% de quienes votaron. La sociedad irlandesa daba sin duda un espaldarazo asombroso a la igualdad en un país donde las relaciones con personas del mismo sexo habían sido castigadas con penas de cárcel hasta 1993. La alegría de los colectivos LGBT es inmensa y sin duda su trabajo merecía el sí, pero a mí se me queda el sabor agridulce de la pregunta. Consultar sobre los derechos fundamentales de una persona me sabe a jugar a ser dioses ¿tiene derecho estas chicas a casarse? ¿y estos negros a votar? ¿y aquellas mujeres a decidir sobres sus cuerpos? ¿y esos musulmanes a abrir un establecimiento en nuestras calles?

Pero debemos celebrar que Irlanda apruebe el matrimonio (que no matrimonio homosexual) aunque no me sepa a reconocimiento del derecho a la igualdad sino a regalo, por habernos portado bien.

Porque ser ejemplares es lo que se esperaba de Kristin y Sandra (y sus cuatro hijos rubios, dos aportados a la pareja por cada una), de Jeff y Paul. Por eso se les investigó, se removió en sus historias, para que no hubiera ningún hecho que pudiera justificar la discriminación, la minusvalía de sus relaciones.

Supongo que en la lucha por la igualdad hay diferentes etapas y simplemente seguimos subiendo escalones que nos permitan salir del agujero de la discriminación, mientras yo me desespero. Sin embargo, creo que las generaciones que crezcan con la igualdad como punto de partida no entenderán otra cosa y estoy deseando ver la condescendencia en sus ojos.

 

3 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser El_Soberano

    Lo siento, pero te equivocas. SI que se puede opinar sobre todo.

    La democracia solamente te asegura dos cosas: que todos podemos votar a cierta edad y que lo haremos con el mismo valor de voto (Qué curioso, según la ley de D’hont en España no es así), y que se puede decidir todo lo demás.

    Esto implica lo siguiente.
    -Puedes decidir que un segmento de la población tiene más derechos que otro (actualmente es así, mira la ley de violencia de género que de facto, nos discrimina a los hombres heteros y discrimina a todas las parejas homosexuales al haber menos pena para nuestros agresores)
    -Puedes decidir que existe o no el matrimonio (en cualquiera de sus formas)
    -Puedes decidir que todos tenemos derecho al matrimonio (en efecto, pero los tipos de matrimonio también pueden votarse. Tú, siendo gay, puedes tener el mismo derecho a casarte con una mujer que cualquier hetero, aunque eso vaya contra tu orientación sexual).
    -Pueden decidirse los derechos fundamentales en una constitución. Si la propia constitución dijera que solo los homosexuales pueden casarse, los heteros estaríamos jodidos.

    Con esto no ataco a tu colectivo, para nada. Solamente te hago ver que en un estado democrático las reglas de juego «irrompibles» son muy básicas. Si se decide votar que todos llevemos el pelo verde y que el que no, a la cárcel, pues a pintarnos de verde todos como los lemmings.

    No confundas tus derechos fundamentales con los derechos de USA, quien ya per se incumple la Declaración Universal de Derechos humanos con campos de tortura y ejecuciones.

    Eso de allí puede ser una democracia, pero no tiene por qué ser la misma democracia que tenemos aquí, si así ellos lo deciden.

    En resumen SI SE PUEDE VOTAR CUALQUIER COSA, pero hay que TENER DOS DEDOS DE FRENTE A LA HORA DE CONVOCAR VOTACIONES.

    El poder emana del pueblo, y si el pueblo es subnormal, entonces nada puede hacerse en democracia, salvo educarlo de acuerdo a lo que tú consideres justo.

    Termino diciendo que tengo varios amigos homosexuales y jamás me ha supuesto un problema. Que hagan lo que quieran con su vida. Lo mismo que los yankees. Si votan estupideces, pues serán estúpidos, pero es su problema. Convéncelos de lo contrario.

    03 junio 2015 | 10:25

  2. Dice ser Ruben

    Quiza es jugar a ser dios pero mejor que lo haga un pueblo entero a que lo haga un gobierno. Recuerda que aquí el matrimonio homosexual lo decidió un gobierno…..no hubiera sido mejor un referendum???

    Porque aquí no se pregunta nada a la gente? no se cumplen los programas y no se pregunta a la gente con lo cual me parece que el ejemplo de Irlanda preguntando esta a años luz de lo que ocurre aquí siempre en mi humilde opinión, claro.

    03 junio 2015 | 13:46

  3. Dice ser joseluis

    también hay gente que decide que tengo que pagar impuestos y cual debe ser su cuantia sin que mi opinión o mi decisión cuente para nada, como hay gente que decide que hay que dar subvenciones a asociaciones y onegetas gays y sin embargo deciden no darme esas subvenciones a mi .

    05 junio 2015 | 18:50

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