Dios, la Iglesia, las clases de religión y un profesor gay, un puzzle imposible para un Estado con complejos

Por Nayra Marrero Jaén

Hay quienes tienen ganas de creer y pueden hacerlo, miran al cielo, se nutren de esperanzas, sonríen. Hay otras personas que pierden esa posibilidad o jamás la tuvieron, les salen raíces terrenales que les apegan y pierden el interés por ir más allá. Hay quienes creen en la estructura de la Iglesia y hay otros que la viven como un castillo de naipes que se cae con rascar un poquito, pero con las cartas sobre la mesa ven más clara una verdad superior.

Luis Alberto González es creyente y durante más de 15 años ha estado vinculado a la Iglesia gracias a la missio canonica con que ésta le reconocía como apto para dar clase de religión en el sistema público de educación. Luis Alberto es gay pero en teoría la Iglesia con quienes sienten atracción por personas de su mismo sexo no tiene mayor problema. Según el Papa Francisco si buscan a Dios ¿quién es él para juzgarles? Pero Luis Alberto además de a Dios en el cielo buscó el amor en la tierra, y tras encontrarlo decidió formalizar su unión a través del matrimonio en igualdad.

Luis Alberto González. Foto de EFE

Luis Alberto González. Foto de EFE

Tras pasar por el Juzgado, y al término del curso escolar 2012/2013, el profesor de religión decidió informar del cambio de su estado civil al Obispado de Canarias y poner su puesto a disposición del mismo, según él “por transparencia”. Su carta recibió la callada por respuesta y Luis Alberto se reincoporó a su puesto el septiembre siguiente y al finalizar el curso celebró el silencio visibilizándolo en una carta al director de El País.

Saberse señalado, aunque fuera para loar su actitud, no parece que fuera plato del gusto del Obispado que en septiembre informa a la Consejería de Educación de que ya no confía en Luis Alberto para enseñar religión, que no debe ser renovado. Como todo en este mundo tiene sus plazos y el de la Iglesia para notificar cambios ya había pasado, Luis Alberto vuelve a incorporarse en su puesto en Lanzarote para el que ya había sido nombrado.  Tras meses de tira y afloja institucionales, el 1 de diciembre de 2014 el profesor recibe la notificación del Gobierno de Canarias que le informa de que su contrato era extinguido por razones objetivas y recibiría más de 30.000 euros de indemnización. Aquí paz y en el cielo gloria.

Independientemente de que Luis Alberto esperara esta resolución, porque no quería tener que ver con una Iglesia/estructura que no lo respete, su despido ha puesto a la Administración canaria en un brete: hacer valer un convenio de colaboración con la Iglesia o poner por encima del derecho fundamental a la igualdad y la no discriminación por orientación sexual.  El resultado no puede ser más lamentable porque muestra una vez más las vergüenzas de un Estado que no responde a los Derechos Humanos sino a las deudas contraídas con quienes cree más poderosos que él. Pero la soberanía, no lo olvidemos, nos corresponde a nosotros.

10 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Pepito

    Yo creo que el problema es que la iglesia PROHIBE EL MATRIMONIO a sus clérigos, da igual que sea entre hombre y mujer o entre personas del mismo sexo. Quiero pensar que esa el la razón, y no otra

    19 diciembre 2014 | 09:26

  2. Dice ser Diana Orión

    género1. Esta palabra tiene en español los sentidos generales de ‘conjunto de seres u objetos establecido en función de características comunes’ y ‘clase o estilo’: «El citado autor […] ha clasificado los anuncios por géneros» (Díaz Radio [Esp. 1992]); «Ese género de vida puede incluso agredir a su salud mental» (Grande Fábula [Esp. 1991]). En gramática significa ‘propiedad de los sustantivos y de algunos pronombres por la cual se clasifican en masculinos, femeninos y, en algunas lenguas, también en neutros’: «El pronombre él, por ejemplo, indica género masculino» (Casares Lexicografía [Esp. 1950]). Para designar la condición orgánica, biológica, por la cual los seres vivos son masculinos o femeninos, debe emplearse el término sexo: «En el mismo estudio, las personas de sexo femenino adoptaban una conducta diferente» (Barrera/Kerdel Adolescente [Ven. 1976]). Por tanto, las palabras tienen género (y no sexo), mientras que los seres vivos tienen sexo (y no género). No obstante, en los años setenta del siglo xx, con el auge de los estudios feministas, se comenzó a utilizar en el mundo anglosajón el término género (ingl. gender) con un sentido técnico específico, que se ha extendido a otras lenguas, entre ellas el español. Así pues, en la teoría feminista, mientras con la voz sexo se designa una categoría meramente orgánica, biológica, con el término género se alude a una categoría sociocultural que implica diferencias o desigualdades de índole social, económica, política, laboral, etc. Es en este sentido en el que cabe interpretar expresiones como estudios de género, discriminación de género, violencia de género, etc. Dentro del ámbito específico de los estudios sociológicos, esta distinción puede resultar útil e, incluso, necesaria. Es inadmisible, sin embargo, el empleo de la palabra género sin este sentido técnico preciso, como mero sinónimo de sexo, según se ve en los ejemplos siguientes: «El sistema justo sería aquel que no asigna premios ni castigos en razón de criterios moralmente irrelevantes (la raza, la clase social, el género de cada persona)» (País@[Esp.] 28.11.02); «Los mandos medios de las compañías suelen ver como sus propios ingresos dependen en gran medida de la diversidad étnica y de género que se da en su plantilla» (Mundo [Esp.] 15.1.95); en ambos casos debió decirse sexo, y no género. Para las expresiones discriminación de género y violencia de género existen alternativas como discriminación o violencia por razón de sexo, discriminación o violencia contra las mujeres, violencia doméstica, violencia de pareja o similares.

    Diccionario panhispánico de dudas ©2005
    Real Academia Española © Todos los derechos reservados

    19 diciembre 2014 | 09:38

  3. Dice ser Sevillona

    Dice ser Pepito:

    No es un clérigo, no tiene categoría de religioso, sólo enseña religión.

    19 diciembre 2014 | 10:18

  4. Dice ser antonio

    Es una vergüenza. Seguimos arrastrados por la ola conservadora que no respeta al ser humano sino
    sus creencias – que vienen a ser sus conveniencias – por encima de todo. Aunque el Papa Francisco diga lo contrario. Hay un algo en el alma del conservador que le hace perseverar en un mundo en el que solo caben sus ideas y nada más que sus ideas. El concepto de libertad lo tiene restringido a «su
    libertad», el concepto de derechos humanos a «sus derechos» y el concepto de respeto al prójimo se
    reduce al prójimo que le aplaude y acompaña. Y lo terrible es que está mayormente instalado en las clases más acomodadas, con acceso a «su» cultura y ocupando los cuadros de dirección de muchas empresas públicas y privadas.
    Nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a entrar en la vida privada de nadie, tanto si es gay como si es vegetariano. Y mientras las leyes, todas las leyes, no estén basadas en ese respeto fundamental, seguiremos siendo ciudadanos de primera, de segunda y de tercera.

    19 diciembre 2014 | 16:53

  5. Dice ser No que va, si no dice nada.

    Tú verás, la biblia solo dice cuarenta veces que los homogays no entrarán en el cielo e incluso que hay que apedrearlos solo con verlos, pero que va, si no lo tienen prohibido todavía, solo lo dice mil veces.

    19 diciembre 2014 | 17:00

  6. Dice ser Abraxas

    Pues mira, como no católico que soy, y creyendo firmemente en que la iglesia actual es un anacronismo, no creo que el papa actual vaya a hacer nada mas que algún gesto sin ninguna transcendencia real, veo muy bien que despidan a este señor.
    Si va a explicar unos principios religiosos que son dogma de fe, que nada tienen que ver ni con la lógica, ni con el sentido común ni con los derechos humanos, y no se cree esos principios, que pinta dando clases?
    No es que tengan que echarlo, es que se tendría que haber ido por principios.
    Si todas las personas de bien dejan a la iglesia con sus rigideces ancestrales sola, o cambia la iglesia o desaparece.
    Mientras sigan dorándole la píldora, ellos seguirán igual.

    19 diciembre 2014 | 17:53

  7. Dice ser mari mar

    Es lo que tiene que «missio canoniga», considere quien es apto para dar religión católica. Que cuando quieran, consideren que no lo eres, y además impunemente.

    20 diciembre 2014 | 13:24

  8. Dice ser mari mar

    y de verdad, cómo se puede afirmar que la iglesia en teoría no tiene problemas con las personas que se sienten atraídas por otras del mismo sexo?…………de verdad, es que se me quitan las ganas de comentar este blog.

    20 diciembre 2014 | 13:27

  9. Dice ser mari mar

    La verguenza más grande que muestra el estado, es ése , concretamente, otorgar (o permitir que así sea), aún en el siglo xxl, tantíiiiiiisimo poder a la iglesia.

    20 diciembre 2014 | 13:32

  10. Dice ser Yoopino

    Víctima no, estratega.

    Supongo que su condición de homosexual, la relación con su pareja, el amor y la consolidación de una relación hasta la decisión de unirse en matrimonio no son hechos repentinos, sino que requieren mucho tiempo. Entonces, ¿por qué no expuso su «falta de idoneidad» y puso su puesto a disposición del obispado mucho antes? ¿por qué no sintió la necesidad de ser honesto y transparente durante el noviazgo? Quizás incluso en relaciones anteriores, si las hubo, podría haberse dado cuenta de que sus ideas y las de la Iglesia estaban en conflicto. Pero no lo hizo, su revelación vino al legalizar su situación…
    Creo que le interesaba muchísimo ese despido justo ahora.

    Como prueba, su carta al periódico. Si después de haber expresado al obispado su situación, no fue expulsado de su trabajo, ¿por qué no lo celebró con su marido y se quedó tranquilo en su puesto? En su carta cita el catecismo y recuerda, por si lo habían pasado por alto, la potestad del Obispado para retirar a los profesores de religión.

    Después, el obispado le retira la idoneidad, pero la Consejería no lo despide. Aún así, ya está en los medios, y él mismo reconoce no ser apto, estaba todo bien atado para que, bajo la presión de la Iglesia, el gobierno tenga una razón justificada para despedirlo. ¡Lo estaba pidiendo a gritos! Quería forzar su despido. Eso sí, con indemnización, como marca la ley.

    Legalmente tendrá todas las de ganar, de hecho, lo hizo. Moralmente…no sé…

    Él estará satisfecho, se fue a Alemania con su pareja, con su batalla ganada y con más de 34000 euros en el bolsillo. Opino que eran sus planes de vida, y encontraron una forma muy curiosa de financiarlos.

    Espero, señor profesor, que mis sospechas sobre su estrategia para forzar el despido y conseguir la indemnización sean absolutamente infundadas y que su conciencia esté muy limpia. Lo espero de verdad, porque esa indemnización, así como los sueldos de los profesores de religión que elige el obispado, la pagamos todos, incluidos aquellos que malviven en este país en estos tiempos de crisis.

    Y seguimos dejando que el Estado tenga convenios con la Iglesia…así nos va.

    29 diciembre 2014 | 01:18

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